El tránsito vehicular urbano está reglado por una clara normativa. Pese a ello, a menudo se rige por la ley del más fuerte o de la selva, o simplemente sucumbe al caos puro y duro. Esa hostilidad sobre el asfalto puede alcanzar cotas insalvables en megalópolis superpobladas, como Ciudad de México o Bombay. Sin embargo, ciudades medianas como Montevideo no están a salvo de ese fenómeno.

Buen ejemplo de ello es lo que se aprecia en este registro grabado en la céntrica esquina de Magallanes y Lima, en un momento en el que, a juzgar por las imágenes, el tránsito no estaba especialmente cargado.

La filmación muestra a un repartidor en moto intentando liberar la rueda delantera de su vehículo, atascada en el frontal de un ómnibus de la compañía UCOT. El registro no muestra cómo se produjo dicho atascamiento, pero sin duda se debió a un contacto previo entre ambos vehículos.

Tras el forcejeo —acompañado de un intercambio verbal con el chofer del bus—, el motociclista logra su cometido y destraba la moto. Mientras intenta trabajosamente retirarla de la calzada, el transportista le echa encima el autobús, hecho que aumenta la crispación que ya había entre ambos trabajadores.

Irritado, el motociclista deja su moto sobe la acera, sube al ómnibus y la emprende a golpes con el conductor. Durante la refriega, el bus sin control deriva lentamente hacia la vereda opuesta y embiste un poste de señalética.

El video se hizo viral en redes sociales, espacio donde menudearon las bromas y se debatió acerca del enojo del repartidor, cuya conducta algunos justificaron y otros criticaron. Mientras tanto, otros hicieron notar el escaso talento cinematográfico del autor del video, y no faltaron menciones al cameo de un perro que observa todo en la misma ventana desde la que se hizo la grabación.