Ante la triste noticia del fallecimiento de Guarteche tras una dura enfermedad, volvimos a aquella conversación, de la que publicamos aquí un resumen, que ilumina la visión del inspector general (R) sobre temas de interés nacional, entre ellos la cooperación con sus pares israelíes en áreas que podían aportarle a Uruguay.

 

Uno de los puntos de la visita a Israel fue conocer el sistema carcelario israelí. ¿En qué puede aportar a Uruguay? Lo claro es que las condiciones de encarcelamiento en varias instalaciones en Uruguay son sumamente difíciles y parece claro que no pueden aportar a una rehabilitación futura...

Es verdad. Y para nosotros es muy importante. Hay que respetar los derechos humanos, pero nosotros hablamos también del respeto a la dignidad humana. Eso es importante para los presos y para los policías que los cuidan y hay que hacer un esfuerzo en esa dirección. Espero que podamos mejorar a corto plazo el tema del hacinamiento y los lugares en los que están los presos. En Israel también hay experiencia en eso en las cárceles que maneja. Uno de los puntos que más nos interesó ver y que queremos resolver en Uruguay fue el tratamiento de los menores y el hacinamiento en las cárceles. Hay que garantizar un tratamiento digno, pero firme.

Es que de fondo está a veces el dilema entre los derechos de los presos y el deseo de tratar la problemática por la que llegaron a delinquir y por otro, la necesidad de proteger a la ciudadanía de sus crímenes...

Para mi no hay ningún dilema. Creo que hay que proteger a la sociedad, aunque también tomar medidas para que los presos estén en condiciones que permitan rehabilitación. La gente necesita seguridad y protección y eso es lo central. La experiencia de Israel en eso es bien buena y ha sido muy importante poder conocerla de cerca.

Inspector, en algunas cosas hay similitudes entre Uruguay e Israel y en lo que se refiere a la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico son desafíos con los que deben lidiar ambos países. Pero el tema que parece ser el que más preocupa al ciudadano promedio en Uruguay, el hurto, la rapiña, la inseguridad diaria, se vive en forma muy distinta en Israel. Además, en Israel hay otro tipo de lucha contra la violencia, me refiero al terrorismo, que en Uruguay, afortunadamente, no existe. ¿Qué conclusiones ha sacado usted de lo que vio en Israel como para que pueda ayudar a lidiar con la realidad nacional uruguaya, a pesar de esas diferencias?

Hay realidades diferentes en cada país, sin duda. Nunca quisiera llegar a vivir la situación que vive Israel en cuanto a terrorismo, pero tampoco la que viven otros países en cuanto al crimen organizado en Latinoamérica. La tecnología es aplicable tanto en una cosa como en la otra. Y el conocimiento respecto a cómo lidiar con eso, es similar. En Israel hay gran experiencia en trabajar en ese tema tan delicado. El gran tema es la prevención, poder tomar medidas preventivas que anticipen al problema. Y podemos ver la experiencia de Israel para que se favorezca la gente en Uruguay.

Usted estuvo durante diez años al frente de la Dirección de Drogas de la Policía. ¿Se ha abordado en detalle durante la visita a Israel el tema de la lucha contra el narcotráfico y contra el rol de la droga en el mundo del crimen? Una gran diferencia entre los dos países es que en Israel no hay pasta base, un flagelo con el que lidiar Uruguay, que como bien sabemos, ha incidido muchísimo en la delincuencia, especialmente la juvenil, tornándola además muy violenta. Los adictos que atacan pueden matar para robar 100 pesos...

Sí, hemos tocado el tema. La experiencia de Israel en la lucha contra las drogas es similar a la nuestra. El problema que nosotros tenemos es la pasta base y el hecho de que estamos cerca de los países que la proporcionan. En ese sentido el punto en común que podemos tener con Israel, aunque en una forma diferente, es el efectivo control de la frontera que nosotros estamos reclamando para los organismos encargados de frenar el paso por la frontera. Es allí donde hay que pararlo y es allí donde se produce el daño que afecta al mercado en el área metropolitana. En eso, en Israel, también hemos tomado nota de cosas que podemos aplicar en nuestro país.


ENTRE LA POLICIA Y EL NUEVO GOBIERNO: "UN PROFUNDO RESPETO"

Inspector, usted vino acompañando al Ministro del Interior Eduardo Bonomi. En la medida que uno puede juzgar de afuera, parece notorio ese contacto de coordinación y mutuo respeto entre ustedes dos. Creo que no era algo sobreentendido. Con el trasfondo del ministro y viniendo usted de la Policía, esa relación no es algo que uno podía descartar de antemano que no funcionara, inclusive con lo especial de la idiosincrasia uruguaya. ¿Cómo ve usted este tema?

Yo aprecio muchísimo la fortaleza de los individuos que tienen capacidad para sobreponerse a sentimientos que son naturales. Lo natural es a veces el odio... Es más fácil a veces sentir odio hacia personas o instituciones, que perdonar. Yo creo que eso requiere un esfuerzo considerable, de acuerdo al tamaño de los sentimientos que uno haya tenido. Por eso aprecio muchísimo el respeto y la consideración que las autoridades ministeriales, el ministro en particular y el Dr. Jorge Vázquez a quien conozco hace más tiempo, tienen para con la Policía. Tienen muchísimo respeto. Hay un clima de respeto a esta institución que es muy importante. Por eso me encanta contar a mis colegas y otras personas que conozco, algo que sucedió antes de una ceremonia importante ya tradicional...

Lo que usted me contó hace unos días, del acto en la Guardia Metropolitana...

Así es. Lo cuento porque creo que es algo que marca una forma de actuar distinta a lo que naturalmente se ve a veces en otras partes del mundo. Creo que es bien diferente, bien distintivo, un patrimonio que tenemos los uruguayos, que tenemos que cuidar y confirmar, porque es el camino correcto para sanar heridas. Lo que pasó fue que la Guardia Metropolitana iba a realizar una ceremonia de celebración y yo me sentí en la obligación de contarles a Jorge Vázquez y al ministro de qué se trataba y cómo se desarrollaba. Y uno de los elementos es que se nombra a compañeros muertos durante su servicio y toda la formación grita "¡presente!". Algunas de esas personas nombradas habían sido muertas en enfrentamientos con el MLN. Entonces yo me sentí en la obligación de expresarlo al ministro y también a Jorge Vázquez y de preguntar si iban a estar presentes o no. Ambos me expresaron que ellos no estaban allí por su pasado sino por el presente y que miraban para adelante para que en el futuro podamos tener una verdadera nación, que respetaban las tradiciones y que por lo tanto iban a estar presentes. Y así estuvieron todas las autoridades presentes.

Simbólico, sin duda...

Pero hay algo más. La mayoría de la guardia de los ministros es de la Guardia Metropolitana. Y a esta altura, diría que para los ministros ya son casi parte de la familia. Esto es algo muy distintivo. Me encanta contarlo porque es una expresión de nobleza, me parece a mi, que realza la calidad humana de la gente con la que estoy trabajando.

Pero también la suya, que consideró importante decírselo al ministro antes de la ceremonia...

No, yo sólo cumplí con mi obligación. Correspondía hacerlo. No fue ningún mérito especial.