Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
A Conrado Ramos (58) lo había elegido el Frente Amplio (FA), cuando él era frenteamplista, para liderar lo que Tabaré Vázquez dio en llamar "la madre de todas las reformas", la reforma del Estado. Pero en junio de 2010, durante los primeros meses del gobierno de Mujica, renunció porque -según dijo en Seré Curioso de Montevideo Portal en agosto de 2014- lo "mataron antes de empezar". Sufrió "muchísimo", pero lo superó. Se fue del FA, fue reclutado por Pablo Mieres para el Partido Independiente, y en este gobierno multicolor fue llamado a ser el director de la Oficina Nacional de Servicio Civil (ONSC), que funciona en Torre Ejecutiva.
Dice Ramos que ahora la situación es muy distinta, entre otras cosas porque lo llamó directamente el presidente Lacalle Pou y su cargo no fue para cumplir con ninguna cuota partidaria. Ramos ahora encabeza algo muy parecido a aquella ambiciosa reforma del Estado: es un proyecto de modernización y profesionalización de la función pública, previsto en el Presupuesto Quinquenal, que el Ejecutivo acaba de enviar al Parlamento.
Cauto pero entusiasmado, el jerarca que dejó la dirección del departamento de Ciencias Políticas de la Udelar para dirigir Servicio Civil tiene muchos planes, resumidos en una idea: devolverle el prestigio al funcionario público y hacer que lo vean como un lugar de desarrollo profesional y no como un refugio de holgazanes. Menuda tarea tiene por delante.
-¿Cómo definiría los cambios en la normativa para los funcionarios públicos previstos en el Presupuesto Quinquenal que envió el Ejecutivo al Parlamento?
-La nueva carrera administrativa es un punto de inflexión, y la modernización. Es un tema que venimos estudiando desde hace tiempo, con un grupo de académicos, yo ya lo venía estudiando con Pedro Narbondo, hace más de 30 años. La carrera en la administración central es el cerebro del Estado, y es el lugar más deprimido, si se quiere junto a algunos servicios descentralizados. Son lugares muy deprimidos con respecto a lo que son las empresas públicas o todo el aparato paraestatal. Ha habido otra atención en la modernización de las empresas públicas a partir de los '80, cuando se invirtió mucho dinero y se hicieron esfuerzos por modernizar las empresas públicas. Esto fue la tumba electoral de los partidos tradicionales, porque elimina los márgenes de clientelismo al modernizar las empresas públicas.
Sin embargo, la administración central siempre fue un ámbito difícil de transformar, donde se invierte poco, y de alguna manera fue cayendo cada vez más... Hay un informe de OPP de 2009, que yo escribí, donde de alguna manera doy cuenta de eso. En pocas palabras: sería fortalecimiento y modernización de un sistema de carrera, que es fundamental. Tenemos gente joven que entró en el último tiempo y gente envejecida, entonces hay un agujero en el medio porque hubo años en que no entró nadie. Y es necesario, además, atraer gente con talento y capacitada a la función pública. Que la función pública no sea -y más en estas áreas ministeriales- un refugio para conseguir un empleo estable, si no que la función pública sea algo sumamente atractivo para desarrollar profesiones nuevas.
-Las cifras de ausentismo laboral son escandalosas: al menos 20.000 empleados públicos faltaron más de tres meses en dos años. Sólo en ANEP casi 11.000 funcionarios públicos exhibieron licencias médicas por más de tres meses durante dos años, la enorme mayoría de ellos (8.363) son docentes. ¿Cómo se va a lidiar con los funcionarios públicos que aducen estar enfermos para no ir a trabajar?
-La novedad es cambiar el sistema de incentivos. Hay un sistema de penalización al uso abusivo de las certificaciones médicas, un sistema similar al privado, donde está penalizado el uso abusivo. Cambiando el sistema de incentivos esperamos ya tener resultados inmediatos. O sea, cambiando los incentivos, cambian los comportamientos. Viste que el sistema dice que los primeros tres días (de enfermedad) no se pagan y luego hay un descuento del 30%, salvo que la enfermedad requiera hospitalización. Y en enfermedades prolongadas y en determinadas enfermedades no se les descuenta el 30%, a diferencia del sector privado donde sí se le descuenta igual a partir del cuarto día. Bueno, acá no se le descontaría eso, entendiendo que cuando son situaciones complejas, tampoco debemos ser duros. Pero en enfermedades comunes y habituales, los descuentos operarían a partir del cuarto día, como en el sector privado. Balanceando esto y cunado son enfermedades prolongadas y donde se justifica (la ausencia laboral) la idea es que no te descuenten nada desde el primer día. Hoy en el sector privado sí se te descuenta un 30%, aunque tengas causas oncológicas.
-¿La idea es equiparar esta situación a la del sector privado, y que no haya prebendas para el funcionario público?
-Para el mal funcionario público, diría yo, para el que hace un abuso de las certificaciones. En realidad, es a favor del buen funcionario público. Hemos recibido muchísimos comentarios de funcionarios que nos dicen: "Por fin... porque nosotros somos los que siempre venimos a trabajar". Hay personas que están años certificadas. Entonces es un acto de justicia hacia los funcionarios que no hacen un uso abusivo de las certificaciones médicas.
-¿Cuánto se hizo y cuánto se tiene pensado hacer para mejorar la carrera administrativa en el sector público, que lleguen los mejores, y para evitar que no sea nombrada gente a dedo?
-Es increíble que hayamos llegado al estado de deterioro en el que estamos hoy en día, tanto por la inequidad salarial -hemos venido hablando que hay 1.000 y pico de compensaciones-, hoy los salarios son completamente inequitativos... Hay compensaciones que están justificadas, pero muchas no tienen otra justificación que un beneficio corporativo, que no está asociado a la productividad. Eso genera mucho desánimo en quienes no gozan de ese beneficio, y hacen el mismo tipo de actividad en otro lugar. También produce que no puedas concursar de un lugar a otro. Es eso que decíamos: que gente joven y capacitada mire al sector público como un sector de oportunidades. Son varios pájaros de un tiro que queremos matar con esto de la nueva carrera administrativa.
"Buscamos que no haya prebendas para el mal funcionario público, para el que hace un abuso de las certificaciones. Es a favor del buen funcionario. Hemos recibido muchísimos comentarios de funcionarios que nos dicen: 'Por fin... nosotros somos los que siempre venimos a trabajar'".
Queremos cortar con décadas de deterioro de la carrera. Y de alguna manera comenzar a construir los pilares de una carrera que sea una plataforma o un trampolín de desarrollo profesional. Hoy no lo es.
-Usted dijo que "hay 300 ocupaciones en el Estado que hay que identificar". Y después que las identifiquen, ¿cómo se procederá?
-Es una nueva ingeniería que en la medida que identifiquemos lo que cada uno de nosotros hacemos... Fulano de Tal, magíster en tal cosa, y experto en tal cosa, bueno, serás eso. No profesional escalafón A, grado de ingreso 4. No, pará, yo tengo un máster en tal cosa... Hoy, ¿qué tengo que hacer? Inventarte algunas compensaciones. Te hago entrar a ese grado de ingresos, por eso te invento algunas compensaciones para hacer un poco más atractiva la función. O te invento un cargo jerárquico de manera de retener a una persona con el perfil de maestría o especialización que yo quería. O lo otro: le hago un contrato por afuera, asociado a organismos internacionales o a una fundación.
Nosotros queremos identificar tu ocupación, entender bien qué hacés, y sustituir lo que es un genérico -hoy es escalafón A, ponele- por algo que diga: la familia ocupacional especialistas en tal cosa, y dentro de esa área, ver bien cuál es tu ocupación específica y describir bien tu puesto de trabajo, tus competencias y tu perfil. Y remunerarte de acorde a eso. Que la remuneración sea de acuerdo a tu perfil, que no esté de espaldas a lo que se paga en el mercado, tampoco tiene que ser idéntico a lo que se paga en el mercado, porque el sector público tiene sus especificidades.
De esa manera, el día de mañana si vos te sentís trancado en el lugar donde estás y sentís que tenés bastante experiencia para el puesto, en vez de presionar a tu jefe para que te invente compensaciones vas a poder mirar las páginas web del Estado y dirás: "Mirá, se necesita alguien de mi perfil en este lugar", y te presentás. Y no tendrás ningún impedimento legal para moverte en el Estado. Esto lo estudié en Canadá, lo vi en Australia, en Nueva Zelandia, en Alemania mismo. Vi que es bueno moverse en distintos ámbitos del Estado porque adquirís mucha experiencia en conocer la maquinaria del Estado.
-¿Por qué ha dicho que ahora se le devolverá el prestigio al funcionario público?
-Es un prestigio social. Hoy en día es muy variado, uno puede decir: bueno, en el sector salud respondió muy bien, pero si se hace una encuesta sobre qué piensan los uruguayos de los funcionarios públicos, por lo general se cae en el tema de la burocracia, los beneficios que tienen...
-Uno piensa en el personaje de Antonio Gasalla: "¡Se van para atrás!"
-Exactamente, se piensa en ese personaje. O se piensa en los beneficios corporativos de los funcionarios públicos, que a veces los tienen, y a veces no. Hay realidades y mitos. Segundo, que el propio funcionario recobre su orgullo y sepa que el sector público es un ámbito de desarrollo profesional. Este es un paquete integral de reformas, y está asociado con un artículo de la ley de presupuesto que dice que una vez finalizadas las reestructuras, el 50% de los cargos jerárquicos tienen que ser concursados. El tema de los concursos es un tema muy poco hablado en el sistema político, es complejo, porque yo siempre prefiero tener "los míos" y no concursar. Nosotros consideramos que tiene que haber un ámbito de confianza, para eso están los adscriptos, asesores, adjuntos, y esos cargos están en todos los países. Pero depende cómo yo los utilice: si los quiero utilizar para colocar a un amigo, o si quiero sumar a alguien de mi confianza con mucha solvencia técnica.
"Una vez finalizadas las reestructuras, el 50% de los cargos jerárquicos tienen que ser concursados. es un tema muy poco hablado en el sistema político, es complejo, porque yo siempre prefiero tener 'los míos' y no concursar".
Ahí hay un ámbito; ahora, cuando ese ámbito baja, se mete y permea las estructuras de la organización, y todas las jerarquías de la organización son designadas discrecionalmente, ahí estamos en problemas desde el punto de vista de la profesión del funcionario público. En una primera instancia estamos exhortando y trabajando con las empresas públicas y servicios descentralizados para comenzar un proceso concursal para cargos jerárquicos. Hoy está muy deprimido todo el tema concursal.
-Esto que se está planteando en el Presupuesto Quinquenal respecto al funcionariado público, ¿se asemeja a una reforma del Estado, la mentada "madre de todas las reformas" que antes pretendió desarrollar en el gobierno del FA y no lo dejaron?
-Hay que hacer una combinación entre que se conozca -son normas que van al presupuesto y la ciudadanía tiene derecho a saber que no son artículos perdidos en una ley ómnibus como la de presupuesto- y por otro lado, no hacer anuncios grandilocuentes, que luego no se logran concretar.
Reformas en el Estado se han venido haciendo. Sería faltar a la verdad decir que el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) o la reforma en el sistema tributario, las reformas que Mario Bergara ha descrito en su libro Las nuevas reglas de juego en Uruguay, no son reformas del Estado: No me podría permitir tener esa arrogancia y sería intelectualmente muy débil (negarlas). Sí en el ámbito de modernización de la gestión pública creo que implica un avance fundamental, es una piedra angular que estamos tratando de fomentar. Por eso hemos decidido llamar modernización de la gestión pública, aunque también hay temas de estructura del aparato estatal que estamos revisando para ver si podemos elevar determinadas capacidades fundamentales del Estado (diseño de políticas, control, regulación).
-Me parece que se llama a la cautela y no hace olas, para no sentirse presionado por el nombre "reforma del Estado"...
-Es que dicho así despierta más resistencias de todo tipo: políticas, corporativas. Y además creo que no hace bien asumir esa actitud de arrogancia. Se necesita una decisión política muy fuerte. Creo que Lacalle Pou aprovecha un liderazgo muy bien consolidado, muy enérgico, con muchas ganas de absorber conocimientos. Es increíble cómo él escucha al Comité de Asesores Científicos Honorarios (GACH) y cómo toma decisiones muy ponderadas a partir de asesoramiento experto. Y lo veo como una persona que cuando le hablás, te está prestando mucha atención. Te está escuchando como si no tuviera 15 millones de temas en la cabeza.
-Dijo en 970 Universal que hay 93 gerentes en siete empresas públicas que ganan más de 300.000 pesos. ¿Cómo se puede entender esto?
-No es que sea inentendible que ganen eso; no es entendible que un presidente de una empresa pública gane la mitad. Hay sueldos de gerentes de 340.000 pesos, así que hay presidentes de empresas públicas que ganan la mitad. Lo que quiero decir con esto es: no es que un gerente de una empresa no deba ganar lo que gana, sino que es absurdo que quienes dirijan la empresa ganen mucho menos. Uno podría decir: esto debería estar asociado a competencias técnicas relevantes. Hoy la mayoría de las gerencias no son concursadas, entonces ahí tenemos un problema. Hay un exceso de niveles gerenciados no concursados con sueldos muy potentes... Tenemos que trabajar muy fuertemente en los directorios de las empresas para apoyar un gradual proceso de reprofesionalización de esas áreas gerenciales.
-Ha sido criticado por el notable aumento salarial -en un gobierno que machaca con el concepto de austeridad- a los presidentes de empresas públicas, que llegarán al 85% del salario de un ministro. ¿Cómo se explica este aumento de 280.000 dólares al año en 17 salarios?
-Es un aumento que va de los 170.000 (pesos) nominales a 235.000, que es el sueldo mío, el de subdirector o viceministro. Ponele que son 55.000 pesos más por 17 presidentes que estarían afectados. El argumento es lo que hablábamos recién: es irracional que tengas gerencias con gerentes que ganen tanto más que los propios presidentes de las empresas. Además, uno se debe cuestionar si las empresas (públicas) deberían estar regidas por el derecho público o no. En Europa, en los países de la OCDE, no hay países con empresas bajo el derecho público. Es una rareza que seguimos manteniendo en Uruguay.
-"Duplicarse el sueldo en medio de que decenas de miles de familias caen en la pobreza es inmoral. Los que toman la decisión son los mismos que le rebajan el salario a maestros, enfermeros y profesores. ¿Cómo hacen para mirarlos a la cara después? ¿Está bueno cambiar?", tuiteó hace unos días el senador comunista Oscar Andrade. ¿No le reconoce nada?
-En primer lugar, no es duplicar el sueldo. Es pasar de 170.000 a 235.000; si se fuera duplicar pasaría a ganar el sueldo de algunos gerentes. Con los aumentos a los presidentes de empresas públicas, los gerentes seguirán ganando 100.000 pesos más que ellos. Y sobre lo que dijo Andrade, son argumentos de chisporroteo político... Es arsenal político en la materia, porque son muchas las respuestas que le podría dar.
Creo que el aumento que no se le dio o no se le da a un auxiliar de enfermería en ASSE... no quiero caer en todos los excesos que hemos estado detectando: mala administración, ya sea por ineptitud o por corrupción. Si no hubiera existido, ese dinero se podría haber destinado a ese aumento que hoy en día, en un contexto de inestabilidad fiscal de ese presupuesto, que se heredó... El aumento de esos sueldos, en la medida que revierta en utilidades a las empresas públicas en una mayor eficiencia y que las empresas públicas no se aventuren en proyectos que luego son ruinosos, en fin, no voy a volver a enumerar, porque es llover sobre mojado. Pero esas serían las respuestas que le daría al senador.
-Usted ha insistido con el concepto de combinar el conocimiento técnico con la confianza partidaria. ¿No basta solo la capacidad del funcionario, sea del partido que sea?
-Depende en qué puestos de trabajo. En el primer nivel, por debajo de ministro y viceministro, un director nacional de Industria, un director nacional de Energía, un director nacional de Arquitectura o de Inmujeres, ellos diseñan políticas públicas, entonces es bueno tener esa combinación de confianza política con competencias técnicas. Porque están dirigiendo ámbitos de política muy importantes. Pero eso depende del reservorio de los partidos, como para poder sacar gente capaz.
En otros niveles, quizás a nivel de empresa pública, yo tiendo a pensar que podría haber una combinación técnico-política, con técnicos muy solventes, porque son empresas. En niveles de INAU, ANEP, ASSE, podés seguir designando directorios con un criterio de confianza partidaria, pero ahí son ámbitos de provisión de servicios. Por ejemplo, la política pública sanitaria se diseña en el MSP, ASSE es un proveedor de servicios; las políticas sociales se diseñan en el Mides, INAU y otros son ámbitos de provisión de servicios. En esos ámbitos debería haber margen para construir un sistema de alta dirección profesional, por concurso. No está previsto hacerlo ahora, y es un debe del sistema político construir un sistema de alta dirección pública. Se ha hablado mucho sobre esto, pero es muy difícil porque implicaría disminuir cargos de confianza.
-Modernización, búsqueda de eficiencia, ¿pero cómo? ¿Cómo van a identificar los funcionarios públicos que sobran, los que encarnan al personaje de Gasalla, se rascan y esperan que se termine su horario para marcar tarjeta? ¿Buscando los perfiles que se necesitan y los que ya no?
-Las reestructuras apuntan a buscar perfiles que necesitamos y descartar otros que hoy en día con la robótica e inteligencia artificial, se necesitan menos. Segundo, hay que modernizar los procesos de gestión. Si yo no tengo ni idea lo que tú hacés, nunca te marqué las tareas, no te exijo resultados y no te evalúo, porque es un cargo de 30.000 o 40.000 pesos, ¿qué te voy a andar evaluando y metiéndome en un lío contigo y con el sindicato? Te pago directamente y listo. Por eso es muy difícil detectar aquellas personas o áreas donde la productividad es muy baja.
"Hay sueldos de gerentes de 340.000 pesos, y hay presidentes de empresas públicas que ganan la mitad. No es que un gerente de una empresa no deba ganar lo que gana, sino que es absurdo que quienes dirijan la empresa ganen mucho menos".
La solución a esto es: identificación de perfiles, modernizar los sistemas de gestión, profesionalizarlos, e instalar evaluaciones de desempeño. Iremos trabajando en esa línea, estamos haciendo talleres a los empleados de nuestra oficina para que entiendan la lógica, la aprendan, y una vez que hacemos la experiencia piloto aquí, empezamos a escalar. Hay otras instituciones que ya lo han hecho: el BSE, el BPS, algunas empresas públicas también... se ha trabajado en evaluación basada en desempeño, evaluación basada en competencias, y resultados de la gestión. Vamos a tener resultados en este período de gobierno, pero son políticas de largo aliento.
-¿Se piensa ir contra la inamovilidad del funcionario público? Esa famosa prebenda de la que goza el trabajador público y que no tiene el privado, que si no es productivo, lo echan.
-La mejor forma de combatir la baja productividad es (hacer) buenas evaluaciones. Las reformas legales que anteceden a las reformas de gestión y de evaluación son peligrosas. Si yo flexibilizo las formas de destitución de un funcionario público sin dar garantías de evaluaciones bien hechas, con todas las garantías para todos los involucrados puede llevar a politización de las destituciones, revanchismo... Es muy fácil pregonar desde el sector privado que la inamovilidad es el cáncer del Uruguay, pero en los países que han logrado mejorar la productividad en el sector público es en aquellos que han trabajado seriamente en modernizar la gestión, tener buenos sistemas de carrera, y muy buenos sistemas de evaluación.
Nosotros tenemos la Comisión Nacional de Servicio Civil, y ahí recibimos (y lo hemos publicado) cuántas destituciones apoyamos que vienen pedidas. Tenemos un promedio de 10, 12, 15 destituciones que analizamos semanalmente con delegados de COFE, profesores grado 5 de derecho administrativo, y se evalúan, o sea que destituciones hay y muchas. Uno podría decir: "Pero son delitos muy flagrantes, yo quisiera destituir cuando el rendimiento es muy bajo". Bueno, para avanzar en esa línea, primero hay que avanzar en todo lo que estamos haciendo ahora.
-Ha dicho que una vez que se identifiquen los funcionarios excedentes, éstos irán a una "nómina de redistribución". ¿Qué significa esto? ¿Pierde su empleo? ¿Lo conserva pero pasa a ganar menos?
-La nómina de redistribución es que aquellos cargos y funciones que sean declarados excedentarios -tal perfil de cargo ya no es necesario-, el funcionario que ocupa ese cargo pasa a la lista de redistribución. Es el cargo el que queda excedente, no la persona. No es: "No me gusta Fulano, lo saco"; es "este cargo ya no lo preciso, lo elimino y la persona pasa a una nómina de redistribución". En esta reestructura, nosotros vamos a supervisar -OPP, ONSC, el MEF y Agesic- que esto se cumpla bien. Una vez que pasaste la nómina de redistribución se abren distintas alternativas.
¿Tenés causal jubilatoria? Si tenés 63 años, se da una serie de incentivos con cada año que va pasando para que te acojas a los incentivos jubilatorios. En caso de que no estés con causal jubilatoria, o no quieras acogerte a los incentivos jubilatorios, podrás ser redistribuido, y como vamos a tener un sistema restrictivo de ingreso a la función pública (por un artículo de la LUC que dice primero hay que ubicar a los redistribuidos antes de ingresar a algún nuevo), eso va a hacer que los ministros, cuando pidan un perfil, nosotros se lo ofrezcamos. Aquellos que no hayamos podido ubicar, podrán optar por un curso de recapacitación. Y con un curso breve lo podemos ubicar en otro lado. Aquellos que no quieren ir al curso o lo reprueban, podrán acogerse a un retiro incentivado o podrán ser objeto de destitución.
-¿Qué piensa de la resolución del caso de Nicolás Chiesa? Estamos hablando del director de Granja del MGAP, que terminó renunciando a la actividad privada luego de que trascendiera que había firmado un contrato con la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) representando a la firma Mi Granja S.A. para comercializar su producto en el Mercado Modelo cuando ya ocupaba su cargo en el ministerio.
-Creo que tenemos que trabajar fuertemente en los temas de incompatibilidad de intereses. Yo me empecé a interesar por un manual de herramientas que tiene la OCDE de prevención de incompatibilidad de intereses, que lo tienen colgado en su web. Muchas veces las personas pueden creer de buena fe que no están en una situación de incompatibilidad de intereses, y lo están. En la organización tiene que haber referentes que estén controlando los temas de incompatibilidad de intereses...
"Identificación de perfiles, modernizar los sistemas de gestión, profesionalizarlos, e instalar evaluaciones de desempeño. Estamos haciendo talleres a los empleados de nuestra oficina para que entiendan la lógica, y hacer una experiencia piloto aquí".
Debería estar prestablecido de antemano por escrito (la incompatibilidad) y se debería tener una actitud proactiva, de estar evitando estas situaciones. Y para eso tenés que tener gente capacitada en los organismos que esté atenta a estos temas.
-Chiesa termina renunciando a su empleo privado porque salió a luz una maniobra irregular o reñida con la ética, por lo menos. ¿No se lo debió haber cesado en su cargo?
-(Piensa) Yo creo que es incompatible con la función pública... Con eso te estoy diciendo mucho.
-¿Qué cree que cambiará para los funcionarios públicos al final del quinquenio?
-Tendríamos que tener una recuperación económica potente, si se cumplen las perspectivas de macro(economía) que el gobierno tiene planteadas. Eso va a marcar un contexto donde se pueda trabajar mucho mejor. Pero cumpliéndose esas expectativas... Bueno, el tema es que esto es gradual, hay que ver a cuántos funcionarios alcanzamos en esta etapa. Acordate que esta reforma no alcanza a los estatutos a los que no tenemos alcance, que son Relaciones Exteriores, policías y militares. Y en servicios descentralizados, algunas normas las estamos abarcando, no así la carrera administrativa: ANEP está haciendo una buena reforma del estatuto docente, con ASSE venimos trabajando, estamos viendo el tema de las comisiones de apoyo, eliminar cargos de confianza que no tienen sentido, profesionalizar eso, seguir en los concursos de directores de hospitales.
Si logramos aplicar esto a la décima parte de los 300.000 funcionarios, si logramos dar la señal que se puede modernizar temas de gestión pública, estamos obligando a concursar y que accedan a funciones jerárquicas por concurso (y lo mismo en servicios descentralizados)... Probablemente mejore la productividad en la función pública y lograremos, frente a la ciudadanía, mejorar el prestigio de la función pública.
-¿Cree que con este "presupuesto de guerra", como lo definió, se podrá reducir el déficit y no perder el grado inversor?
-Sí, es a lo que se apuesta. Creo que los técnicos tanto del MEF como de la OPP han trabajado con seriedad en las previsiones de la macro, y se ha ajustado el presupuesto como para que al menos no se aumente el gap (la brecha) entre deuda y PBI.
-La van a tener brava con los sindicatos...
-Soy consciente. El tema es el siguiente: si se logra una recuperación salarial, la panza de pérdida salarial que se produce ahora, se recuperaría al final del quinquenio. Si se logra eso, te puede llegar a dar cierta tranquilidad para trabajar. Yo creo que se puede llegar a tranquilizar a los sindicatos, por lo menos a los menos radicalizados.
-En agosto de 2014 lo entrevisté para este mismo espacio, y recordando su salida de la OPP en el primer gobierno del Frente Amplio, cuando usted todavía era frentista, me dijo: "Me mataron antes de empezar! Yo estaba rodeado de gente que me tiró para un costado y decidieron ellos. Me sacaron información, líneas de trabajo, me dejaron tirado en un rincón, en una oficina, aguanté seis meses para no hacer un escándalo político, pero sufrí demasiado. Dejé de ir en junio de 2010 y me aceptaron la renuncia en setiembre. Nadie vino a hablar conmigo... Mi aniquilación estaba decretada, el único que no se había dado cuenta era yo". ¿Qué le hace ver que ahora será diferente y podrá desarrollar su gestión con tranquilidad?
-Es un ambiente... completamente distinto. En primer lugar, me llamó el propio presidente de la República para trabajar con él. El sentido colectivo de trabajo acá es fascinante. Yo estaba muy bien como director del departamento de Ciencias Políticas (de la Udelar), había armado una maestría en Función Pública, y él me llamó. El ambiente que rodea al presidente es muy cálido. El apoyo que me ha transmitido él y las personas más cercanas al presidente es notable, se siente el respeto a nuestro trabajo. Me designaron en el directorio de la Agencia de Gobierno Electrónico, Alfie y su equipo de trabajo trabaja muy cercano a mí, lo mismo con Economía y Finanzas. Es un ambiente de trabajo colectivo, y eso genera un ambiente laboral muy bueno. Yo aprendí mucho sobre las rondas de trabajo, ahora con el presupuesto.
-El funcionario público promedio, el que ilustró Mario Benedetti en sus libros, ¿es feliz?
-Yo creo que está bastante desmotivado. Uno de los proyectos que tengo -y lo estuve trabajando con la University College de Londres- es sobre temas de motivación en el sector público. Tenemos una casuística: algunos que arrancan están entusiasmados, pero agarrás otros y están planchados, están contando los días para irse, o esperando que termine su horario para marcar tarjeta. Es muy variopinto. Por eso quiero hacer encuestas de motivación en el sector público. Ya lo tenemos avanzado. Antes hay que salir de esto del presupuesto, claro. Esta oficina no ha hecho estudios motivacionales, tampoco de competencias de los funcionarios, o de capacidades. Tenemos que averiguar qué cosas los motivan o desmotivan a los funcionarios públicos.
"Tenemos que trabajar fuertemente en los temas de incompatibilidad de intereses. Yo creo que (el caso de Chiesa) es incompatible con la función pública... Con eso te estoy diciendo mucho".
Yo tengo la hipótesis de que una de las cosas que desmotivan al funcionario público es no ser parte de la toma de decisiones. Que la toma de decisiones sea del jefe y su gente de confianza, que por lo general viene de afuera de la organización, y el funcionario no interviene en las decisiones. Entonces tiendo a pensar que uno de los problemas es ese, y lo otro es que no somos un país que destine mucho a la capacitación del funcionario público. Hay que capacitarlo permanentemente. Ahora estamos en un contexto de restricción, pero en algún momento vamos a generar un fuerte programa de dirección pública, pero no va a ser suficiente.
Por César Bianchi
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