Una niña de 11 años que estaba embarazada por segunda vez después de haber sido violada, fue autorizada a abortar porque la normativa brasileña contempla esa posibilidad en tales casos. Sin embargo, luego de una semana de que se emitiera la autorización, el procedimiento todavía no se llevó a cabo.

El motivo es la madre de la víctima, que se opone a la interrupción del embarazo. La postura del padre es confusa, porque se manifestó a favor del aborto y luego se desdijo, al parecer, por presiones familiares.

Según informa el periódico Folha de S. Paulo, el caso se produjo en el estado de Piauí, y la la opinión de la madre sobre el caso se basó en lineamientos médicos que señalan que el aborto podría representar un riesgo para la niña.

En Brasil, el aborto está específicamente autorizado en tres casos: cuando la persona que quedó embarazada fue víctima de violación; en caso de riesgo para la vida de la madre o del feto; o cuando este último es diagnosticado de anencefalia de manera intrauterina.

El director de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia del estado de São Paulo, André Luiz Malavasi, señaló que los riesgos de interrumpir un embarazo o continuarlo para una niña de 11 años son similares después de 20 semanas.

“Pero si ella hace una interrupción en el hospital y de forma segura, con seguimiento por profesionales, la posibilidad de que surjan complicaciones es menor”, explicó el profesional en declaraciones al citado medio.

La niña que ahora espera por el aborto había quedado embarazada anteriormente, en 2021, cuando todavía tenía 10 años y luego de ser víctima de violación. En aquel entonces se irrespetó su derecho al aborto y terminó llevando el embarazo a término.

Solo un año después, y con 11 años, la niña volvió a ser víctima de violencia sexual y quedó nuevamente embarazada. Ahora, con una gestación de 20 semanas, sigue intentando abortar.