Psiquiatra y antropólogo Naranjo presenta en Roma su obra sobre la ayahuasca

La ayahuasca es conocida por los indígenas asháninka como "la trepadora del río celeste", dada la creencia de que crece en dicho torrente mitológico en el que, según la cultura popular, las almas de los muertos se bañan para llegar a ser eternas.

La idea de escribir un libro a este respecto surgió cuando, en la década de 1950, Naranjo (Valparaíso, 1932) conoció la obra "Yo también fui cazador de cabezas" (1945), de Lewis V. Cummings.

Este libro, según recordó el autor en declaraciones a Efe, narra la historia de un aventurero herido y salvado por los indios venezolanos, que acaban aceptándole en su tribu.

"Le dieron un brebaje que le hizo sentir más valeroso. Cuando lo leí, quise conocer esta planta, porque yo soy muy cobarde. Fui a la selva a buscar esta planta, una idea descabellada porque no estaba catalogada. Fue un sueño juvenil que no llegó a nada", reconoció.

No obstante, volvió a toparse con esta planta durante su estancia en la prestigiosa Universidad de Harvard, a la que accedió gracias a una beca Fulbright.

En una ocasión, visitando el museo del jardín botánico, halló un artículo escrito por el director de la entidad que trataba sobre esta planta alucinógena utilizada en los ritos iniciáticos de los chamanes.

"Le pregunté sobre las posibilidades de que pudiera experimentar con ella y me indicó indígenas que le habían ayudado", recordó.

Con ese dato viajó a la frontera entre Colombia y Ecuador y allí contó con la colaboración de los nativos, que le ayudaron a estudiar y analizar las propiedades de esta planta.

Su libro, editado en España por la editorial La Llave (2012) y fruto de investigaciones durante el último medio siglo, recoge las experiencias vividas por diferentes personas tras la ingesta de esta planta alucinógena.

En un principio testó sus experimentos sobre voluntarios chilenos que, según detalló, tuvieron "curiosamente" las mismas visiones que los indios: "Jaguares y aves de rapiña".

"Imágenes que yacen en nuestra mente subconsciente y que tienen un significado colectivo", aclaró a Efe.

Consumir esta planta, conocida como "la soga de los muertos", es para Naranjo "una experiencia tranquila".

"El consumidor siente como si estuviera ebrio, con un zumbido en el oído. Después vienen unos sueños, mientras permanece despierto. Puedes incluso comunicar las imágenes del sueño a quienes te acompañan. Son sueños mitológicos, un poco locos", dijo.

La obra está dirigida al "público general" por estar escrito en "un lenguaje ordinario, no técnico".

Naranjo explicó durante la entrevista que es como "un libro de aventuras" en el que el lector se adentra en los inhóspitos viajes que las personas realizan bajo el efecto de esta planta, "principal medio de curación de los indios de la parte alta -"la montaña"- del Amazonas".

Entre las experiencias que recoge esta publicación, Naranjo destacó la primera de su índice, la que narra la vivencia de una mujer que padecía agorafobia como consecuencia de los bombardeos sobre Yugoslavia, de donde era originaria.

El doctor refirió que esta persona se curó posteriormente de forma "repentina", si bien la ayahuasca causó un "indudable" efecto en su subconsciente que le ayudó a superar el trauma.

Al mismo tiempo, este médico de 83 años advirtió que para curarse con el uso de plantas medicinales es preciso que el paciente cuente con lo que consideró "una predisposición chamánica".

"Los indígenas se ríen cuando los turistas quieren tener grandes experiencias, porque para eso hay que entrenarse", dijo.

No obstante, Naranjo se mostró convencido de las aportaciones que las plantas pueden ofrecer a la medicina en un futuro.

"Incluso personas incurables por la medicina están yendo a visitar a los chamanes y tienen éxito en enfermedades crónicas. Y también curando enfermedades psicosomáticas, fruto de un desequilibrio interno", defendió.

Con información de EFE