Contenido creado por Sebastián Rodríguez
Entrevistas

Color esperanza

Proyecto ''Integrando con Gurvich'' desarrolla taller de cerámica en cárcel de Punta de Rieles

Proyecto ''Integrando con Gurvich'' desarrolla un taller de cerámica en la cárcel de Punta de Rieles; un mural busca transmitir mensaje de esperanza.

19.03.2016 15:00

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2016-03-19T15:00:00-03:00
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"Lo más difícil para ellos no es estar adentro, sino el momento en el que salen", afirma la creadora del proyecto, María Noel Camacho, a Montevideo Portal, en alusión a la reinserción laboral y social que deben afrontar los reclusos una vez que cumplen su condena. Y es con esa premisa que el Museo Gurvich se acercó a la cárcel de Punta de Rieles, con el objetivo de generar una instancia que a través del arte pudiese funcionar como un espacio de recreación y que a la vez les otorgase a los internos la posibilidad de desarrollar una habilidad.

El proyecto, denominado Integrando con Gurvich. Taller de cerámica en la cárcel de Punta de Rieles, fue presentando al Ministerio del Interior y al Ministerio de Economía y de inmediato tuvo una reacción favorable por parte del Gobierno. "Al Gobierno le ayuda muchísimo. Estás ocupando el tiempo de esas personas en algo recreativo, de manualidad, algo que los ocupa mentalmente. Y que le da herramientas", considera Camacho, integrante de un equipo del que también forman parte la profesora de cerámica Josefina Pezzino, Marina García, del Departamento Educativo, y Natalia Mata. La iniciativa cuenta con diversos apoyos, entre los que se destaca el financiamiento del estudio PPV (Posadas, Posadas y Vecino).

Pero ¿en qué consiste? Desde enero, se conformó un grupo de trabajo, integrado por personal del museo, voluntarios y reclusos de Punta de Rieles, que trabaja en la confección de azulejos de cerámica con el fin de armar un mural bajo la sombra del ceibo que preside el establecimiento penitenciario. Se prevé que la obra sea inaugurada en abril.

Así, el grupo, del que forman parte entre quince y veinte reclusos, se ha venido juntando todos los jueves en el horario de 9:00 a 12:00 h. Pero aunque hoy en día el trabajo marcha sobre ruedas, los comienzos fueron más desafiantes. No solo por el hecho de que los internos se enfrentaron a que debían aprender una técnica nueva para poder construir los azulejos desde cero, sino porque también debieron hacer frente a trabajar en equipo y a sus propios retos y dificultades individuales.

"Es un trabajo individual, cada uno trabaja su azulejo y su espacio, pero también es un trabajo grupal, porque sin el trabajo de todos el mural no existe. Se necesita la suma de cada una de las piezas", señala Camacho. En este sentido, la creadora del proyecto remarca que cada recluso desarrolla "la autovaloración, la autoestima y la unidad grupal".

Así, se pretende que adquieran "un nuevo recurso, ya sea como terapia, como encuentro consigo mismo o como una herramienta para el trabajo".

El proyecto del mural y las actividades artísticas entró en la parte educativa de Punta de Rieles, por lo que califica a los reclusos participantes a descontar la mitad del tiempo en pena; es decir, cada cuatro horas que hacen de taller, descuentan dos horas de pena.

El mural, que será de tres metros y medio por dos metros, reproduce la obra Tres músicos en colores puros, en la que se plantea una síntesis del cuerpo y la unidad de la pieza se quiebra con el juego y contraste de colores a los que recurre J. Gurvich. "La presencia de formas sencillas con trazos bien delineados, permite seccionar la composición y poder reproducirla exitosamente sin tener que dominar la técnica propuesta para la reproducción del mural, pudiendo obtener resultados que se aproximen en lo mayor posible a la obra original", añaden desde el museo. 

Un mensaje a la sociedad

En diálogo con Montevideo Portal, la directora del proyecto reflexionó sobre las implicancias del trabajo con los reclusos y sobre el mensaje que pretende transmitir esta actividad. En este sentido, además de señalar la importancia del trabajo individual y lo que ello conlleva, Camacho consideró que el mural busca ser un "mensaje para con la sociedad, para demostrar qué se hace en Punta de Rieles y contagiar la iniciativa para que se entienda que las personas privadas de libertad, de alguna manera, tienen que pasar a conformar la sociedad y tienen que reinsertarse".

"Lo más difícil para ellos no es estar adentro, sino el momento en el que salen. Es reinsertarse. Y no solo laboralmente, que es como la mayoría lo piensa, sino que también social y culturalmente", agrega Camacho.

El trabajo del día a día

En la línea anterior, la creadora del proyecto valoró lo "increíble" de trabajar con reclusos y de ir descubriéndolos.

"Te encontrás con un individuo al principio en un contexto donde vos tampoco tenés tanta experiencia. Y querés un trabajo despersonalizado, más rígido, con más formalidad. Pero te terminás involucrando", relata, y agrega: "Desde el primer día no nos interesó saber por qué cada uno tiene una pena, trabajamos con todos por igual. Pero te involucrás humanamente, crees en el desarrollo humano de cada uno y conocés en qué se siente más cómodo cada uno".

Del otro lado, los reclusos también forman parte de ese proceso de apego. "Vienen con una alerta y una defensa muy alta. Y hoy en día para ellos somos un apoyo. El taller es una recreación. Al principio, capaz que te rechazan un poco o te prejuzgan porque venís de afuera o tenés una suerte distinta a la de ellos, y en el proceso también entienden que hay una responsabilidad por la que ellos están allí, pero que también hay una oportunidad que cada uno tiene que elegir para poder reformularse y ver qué es lo que quiere", reflexiona Camacho.

Estas "jornadas artísticas", que surgen del respaldo de Aris, de la cárcel de Punta de Rieles, del Ministerio del Interior, contando con el apoyo de Mosca y Ciro Frutas Exóticas, también incluyen un espacio para compartir la palabra. "Hay un espacio en el que se comparte. Los docentes llevan fruta. Se comparte la palabra. Y luego cada uno se lleva a su barraca fruta, que después la comparte con sus compañeros", explica la encargada del taller, quien considera que "más allá del producto final, que va a quedar como un mensaje, interesa el proceso de cada uno".

Solo el comienzo

Según relata Camacho, de los 700 privados de libertad que hay en Punta de Rieles, casi 600 trabajan todos los días en el lugar. "Hay una panificadora, una metalúrgica, una bloquera; eso genera puestos de trabajo para ellos. Y hay un sistema por el que se le da un depósito a la familia. Está muy bien organizado. Y eso nos da la posibilidad de formar parte del sistema", explica.

Pero este mural es solo el comienzo. "La idea también es hacer murales que queden fuera de la cárcel, por distintas partes de la ciudad, para hacerle llegar el mensaje a la gente con lo que los privados de libertad están haciendo y son capaces de hacer", concluye Camacho.

Sebastián Rodríguez | Montevideo Portal
sebastian.rodriguez@montevideo.com.uy - @SebaRodriguez_