El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) llevó a cabo una operación naval especial única en el puerto de Novorossiysk. Los drones submarinos Sub Sea Baby atacaron un submarino ruso de clase Kilo, causándole graves daños y dejándolo fuera de servicio.
El submarino transportaba cuatro lanzadores de misiles Kalibr, que Rusia utilizaba para lanzar ataques contra Ucrania. La operación fue un esfuerzo conjunto entre el servicio de contrainteligencia militar del SBU y la Armada ucraniana.
El valor de un submarino de este tipo es aproximadamente de US$ 400 millones y, teniendo en cuenta las sanciones, la construcción de uno nuevo podría costar hasta 500 millones de dólares. El submarino hundido se encontraba en Novorossiysk tras la retirada de la flota rusa de Sebastopol, provocada por los drones navales del SBU.