Muchos asiduos al restaurante Sorry Jacinta, ubicado en Punta del Este, se sorprendieron en el 2015 cuando salió en los medios que su dueño había sido detenido por Interpol. El actor argentino que regenteaba el local era requerido en México por una presunta estafa, lo que motivó un allanamiento policial que derivó en su detención.
Desde entonces, tras ser extraditado, no se había vuelto a saber de él. Sin embargo, luego de tres años de lo que él mismo definió como "calvario", Gustavo Bravo regresó a Punta del Este a contar su historia "en el infierno".
Ayer contó a FM Gente que fue detenido por un delito que no cometió y narró cómo fue su periplo judicial en México, hasta ser exonerado.
"Me dijeron que tenían orden de captura internacional, por un delito cometido en ciudad de México. Eso fue todo. Les dije que era un error. Pero uno pasa a ser nada desde ese momento", contó a FM Gente al respecto de su detención por la Interpol en Punta del Este.
Parecía algo "de ciencia ficción", dijo sobre aquel día de marzo de 2015. Agregó que, tras ser fichado en Maldonado, fue trasladado a Cárcel Central, en Montevideo. Intentó averiguar cuál era el motivo de la detención y supo que era acusado por una de las empresas del Grupo Televisa, para la que había trabajado en México.
Luego de meses en Cárcel Central, aceptó la extradición a México convencido de que era inocente y para terminar con la historia. "Ahí empieza el peor calvario de mi vida. Me dan ingreso al Reclusorio Norte en Ciudad de México. No importaba de qué se me acusaba, el delito, si era inocente... Nada", dijo a la emisora.
Allí se le informó que estaba declarado "en rebeldía" por no responder a las citaciones de la Justicia, debido a que no habían constatado que ya no estaba en México. "Se me acusaba de fraude genérico", lo que podía sr asimilado a un delito de "estafa, o asociación ilícita". Contó que la persona que lo había contratado en Televisa hizo una estafa millonaria con sus facturas de honorarios por la tarea de conductor, actor y animador. "Cuando eso ocurrió, yo estaba en Argentina, de vacaciones. Está la prueba en mi pasaporte", dijo Bravo.
Como en sus documentos argentino no figuraba el apellido de su madre, el juez también interpretó que se había querido cambiar el nombre.
"Estuve en la cárcel con asesinos, ladrones, violadores, con caníbales... Con gente que secuestraba niños, los violaba, los mataba y se los comía. Ese es el infierno. No se lo deseo a nadie. Fue la peor experiencia que alguien puede vivir", dijo.
Su detención en ese "infierno" fue de 18 días, hasta que pudo probar su inocencia. "Automáticamente me dan la libertad y me tiran como una bolsa de papas, en una camioneta, en la peor oscuridad de la noche", recordó.
"A mí me arrebataron la vida. Nadie vino a preguntarme. Y no pude explicar los que pasó... Pasaron tres años y no encuentro explicaciones. No fue terrible... Es terrible", dijo.
Castro asegura que aún trata de recuperarse, porque pasa por un problema delicado de salud, pero piensa tomar medidas judiciales por lo ocurrido.
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