Nueva York declaró una guerra híbrida y multisectorial contra uno de sus enemigos más resilientes: las ratas, que junto a los taxis amarillos, los rascacielos y la basura en las aceras, forman parte del retrato urbano que reciben locales y turistas en la Gran Manzana.
La batalla combina tecnología de punta, métodos químicos innovadores y campañas de concientización ciudadana, en una ciudad de 8,5 millones de habitantes donde los restos de comida se multiplican en cada esquina y los roedores se adaptan con rapidez.
La estrategia más reciente incluye desde inyecciones letales de gases en madrigueras, uso de anticonceptivos, hasta una revolución en el manejo de residuos urbanos, con el objetivo de quitar a las ratas lo que más necesitan para sobrevivir: comida.
“Las ratas van a seguir a los humanos”, resume Caroline Bragdon, directora de Intervenciones Vecinales de la Oficina de Control de Plagas de Nueva York, que lidera el programa piloto en el norte de Manhattan.
Tecnología para rastrear y asfixiar
Los inspectores municipales utilizan una app móvil para mapear actividad, identificar madrigueras y dirigir con mayor eficacia las intervenciones. En zonas críticas como Harlem, también se aplican técnicas como el inyección de dióxido y monóxido de carbono, que asfixian directamente a los roedores en sus túneles subterráneos.
La ciudad también ha incorporado alimentos anticonceptivos, una técnica aún en evaluación, pero que podría reducir la tasa reproductiva de una especie que puede tener más de 60 crías al año por ejemplar.
La clave: eliminar el alimento
Bragdon insiste en que ninguna tecnología funcionará si no se reduce la disponibilidad de comida en la vía pública. Las ratas solo necesitan unos 28 gramos de alimento al día para sobrevivir y, cuando el suministro es constante, la reproducción se dispara.
De allí que el esfuerzo más ambicioso de la administración de Eric Adams sea cambiar el paradigma del manejo de basura: desde octubre de 2022, la ciudad busca reemplazar las tradicionales bolsas negras por contenedores cerrados que limiten el acceso de las ratas a los desechos.
En 2024, las denuncias por avistamientos cayeron un 25% respecto al año anterior, y la ciudad espera que 2025 marque “un punto de inflexión”.
Un enfoque educativo y comunitario
Los inspectores trabajan puerta a puerta, instruyendo a comerciantes y vecinos sobre limpieza, sellado de accesos y manejo adecuado de residuos. Miles de ciudadanos han recibido capacitación formal para apoyar la estrategia.
Por ahora, el barrio chino de Manhattan es el único que logró reducir significativamente la presencia de roedores de forma sostenible.
Una guerra que también se libra con ciencia (y presupuesto)
La oficina antiratas analiza incluso los patrones de alimentación de los roedores, con cajas de comida en la vía pública para estudiar qué tipo de nutrientes prefieren. Solo eliminando las fuentes no controladas, los cebos y estrategias químicas resultan efectivas.
En términos de recursos, el presupuesto dedicado al combate de roedores en 2025 será de 4,7 millones de dólares, un 34% más que el año anterior. En total, el alcalde Adams prometió más de 32 millones de dólares para limpieza urbana, parte de los cuales se destinarán al fortalecimiento de esta cruzada sanitaria.
Con información de AFP
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