Contenido creado por Marina Santini
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Menos es más

Mónica Bottero no lamenta separación de La Alternativa: “La confianza no era la misma”

“Restamos para seguir sumando”, dijo la periodista devenida en política a Montevideo Portal.

20.04.2019 09:34

Lectura: 24'

2019-04-20T09:34:00-03:00
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Por Ana Jerozolimski

Mónica Bottero no necesita presentación. Al menos entre quienes se han interesado en las últimas décadas en periodismo de nivel en Uruguay. De su larga carrera seguramente siempre se hablará en especial de sus años como directora de la revista "Galería" de Búsqueda, aunque ese no fue el último eslabón en el camino.

Mónica tuvo la honestidad intelectual de analizar errores en el camino ideológico que había tomado muy de jovencita, cuando pasó un tiempo en Cuba y comprendió que su senda debía ser otra. Y ahora el cambio es no menos dramático, al dejar el periodismo y comenzar a marchar por los caminos de la política nacional, en el marco del Partido Independiente.

P: Han pasado ya varios días desde la separación en La Alternativa, con el Partido Independiente siguiendo por su propio camino. ¿Cómo te sentís con eso? Es que del gran cambio de periodismo a política, casi apenas entraste se le agregó el otro, de la estructura misma en la que estarás activando...

R: En realidad, La Alternativa fue la novedad a la que el Partido iba a aprender a adaptarse. Personalmente, me integré al Partido Independiente, y siempre lo conocí funcionando como tal, por tanto, no fue un cambio; el cambio justamente iba a ser La Alternativa.

P:¿Preferís que el Partido Independiente esté solo por su lado?

R: En realidad, sí. Cuando me explicaron las razones por las cuales se intentaba buscar un acuerdo más amplio, entre grupos o movimientos con una visión similar sobre lo que es necesario hacer, lo acepté y, de hecho, también lo comprendí. No obstante, la confianza no era la misma, y algunos de los socios no me generaban especialmente un entusiasmo. Pero hice confianza en Pablo Mieres y en el PI, y no me equivoqué.

P: ¿Pero también se pierde algo al no estar en una "coalición" opositora?

R: La idea era ganar, para ampliar el espacio, pero si esa suma lo que en los hechos terminaba por hacer era restar, entonces restemos para poder seguir sumando.

P: Al dar un paso así ¿se analiza el efecto electoral que puede tener estar juntos o separarse? ¿Es ingenuo de mi parte preguntar si esa fue la consideración?

R: Lo que se analizó, más que nada, fue el factor confianza y lo que esa relación deparara en el futuro: en una campaña que ya se está poniendo particularmente compleja y hasta confusa, valoramos que no podíamos arriesgarnos a cruzar la tormenta en un mismo barco con socios con los que no nos sentíamos en confianza. El partido se dio cuenta de que había cometido un error al concretar una alianza que no había tenido tiempo siquiera de madurar. Si la pregunta es si se hicieron cálculos electorales; bueno, en una campaña se hacen siempre y acá se pensó en lo que se podía perder en el futuro si esta situación que se dio en el mismísimo principio se repetía, incluso con temas y situaciones aún más complejas. El PI, por otro lado, tiene un patrimonio electoral conquistado en 2014 que hay que mantener y, si es posible, mejorar en 2019; con eso no se puede jugar demasiado.

P: Ya sumergida en la dinámica política, en plena campaña de las internas en los partidos ¿estás viendo cosas que como periodista no podías conocer?

R: Algunas, sí, pero te mentiría si dijera que no las conocía. Hay muchas más personas de las visibles que trabajan y militan todos los días anónimamente para que las cosas salgan, para cumplir con el complejísimo sistema electoral, parea poner la estructura al servicio de la dirigencia del partido. Son muchas personas, en especial en el interior, y lo hace más meritorio aún que se trate de militantes de un partido al que no van a buscar nada a cambio, sino que hicieron una opción política y trabajan para que posicionarla cada vez mejor, pero que no tiene una intendencia, ni maneja un ministerio, ni mucho menos el gobierno y los recursos económicos y de posibilidades laborales que eso implica.

P: Eso seguro no te sorprendió...

R: No. Eso lo sabía como periodista, pero ahora lo veo todos los días. Y lo disfruto mucho, conocí a un montón de gente que está fuera de los grandes focos de la notoriedad social, y que tampoco le interesa buscarla. Lo disfruto muchísimo. Respeto, por supuesto, a la gente que dice que la política no le interesa, pero muchas veces pienso que no sabe lo que se pierde humanamente.

Las viejas nuevas revelaciones de Gavazzo

P: El tema más candente de las últimas semanas, o uno de los más fuertes, fue todo lo de Gavazzo, las revelaciones de nuestro colega Leonardo Haberkorn, las explicaciones del Presidente, todo lo derivado de ello. ¿Cómo lo ves? Te pregunto aunque Pablo Mieres se ha pronunciado sobre algunos puntos.

R: Ha sido un logro espectacular de Haberkorn y en él de los periodistas uruguayos que, a pesar de las grandes dificultades económicas que hoy enfrentan los medios (en el país y en el mundo), se preocupan todos los días por hacer lo mejor posible, esto es, garantizar el derecho del público a estar informado, más allá de a favor o en contra de quién resulta la información que se considere de interés divulgar. Hacer periodismo profesionalmente cada vez es más caro y demanda mayor sacrificio de los profesionales, que a veces tienen que responder a dos o tres o incluso más empleos para redondear un ingreso digno y eso atenta contra la capacidad y el tiempo para investigar.

Lo que Gavazzo dijo, por más que ahora lo tenemos en toda su crudeza, no me ha sorprendido. Hay decenas de testimonios de ex presos políticos que lo han contado (incluso lo hace Haberkorn en su libro sobre él, que apareció hace un par de años). Lo que sí debería horrorizarnos es la actitud (y el dictamen) de los miembros del tribunal de honor, de quienes lo refrendaron en instancias posteriores, y del propio ministerio y la presidencia de la República.

Y más allá de la actitud, por lo menos prescindente de la presidencia, las decisiones posteriores, una vez conocida la información periodística, salteándose la responsabilidad propia en todo esto y echándosela al comandante, y luego a la cúpula del ministerio y a los generales implicados, como al barrer, no se entienden.

En un principio solo correspondía (como lo hizo el PI) apoyar la destitución del comandante en jefe (él, además, es notorio que hace tiempo que buscaba su destitución, entre otras cosas para poder hacer política, cosa que hizo inmediatamente y al borde de los plazos); pero todo lo que vino luego resulta, por decir lo menos, muy desprolijo; y por decir lo más, un tanto mamarrachesco. Porque no se entiende cómo el presidente pudo haber refrendado esos fallos, cómo pudo no haberlos leído, cómo quien debió habérselos comentado no lo hizo, cómo pudo hacer caer una responsabilidad que, en definitiva, era de él, en un ministro que estaba enfermo y al borde de la muerte, y en unos generales que actuaron por lo menos en forma omisa, sin reconocer la propia y la del secretario de la presidencia.

P: ¿Cómo te parece que incidió toda esta situación en la campaña electoral del FA y en su imagen ante la ciudadanía?

R: Creo que al FA le salió baratísimo e, incluso, logró inclinarla parcialmente a su favor. Enseguida hicieron todo el hincapié en lo que Gavazzo dijo en el tribunal (algo ampliamente conocido desde hace años) y reflotaron los viejos dolores de las violaciones a los derechos humanos cometidos hace más de treinta años (lo cual no le quita legitimidad al reclamo de verdad y justicia que, personalmente y como partido acompañamos, yo voté verde y lo volvería hacer), incluso desde el PITCNT (una central que ha venido cogobernando con el Frente al menos desde 2010) convocaron a un acto notoriamente partidario utilizando, una vez más, el drama de los desaparecidos para tapar el desastre de la actuación de presidencia en este tema, y les salió bien.

Lograron tapar la bronca que generó en el partido socialista lo que le hicieron a su ministro a pocos días de morir, la falta de humanidad y de sensibilidad personal, que además ponía en un aprieto complicado al candidato favorito del FA, socialista él. Pero además lograron tapar el horrible manejo del presidente de todo el tema antes y de la publicación del informe de Haberkorn.

El mismo día en que se convoca a la marcha un hombre que nunca había estado preso murió en su celda del penal de Libertad sin ningún tipo de asistencia médica, en el suelo. Y esa situación es parte de un statu quo carcelario que varios organismos internacionales denunciaron como violatoria de los derechos humanos. Pero estos presos no pagan electoralmente, es más, resta votos hoy ocuparse de quienes muchos llaman "pichis" (la mayoría, en realidad, hombres jóvenes, pobres y muchos víctimas de adicciones).

Por otro lado, el propio hecho de que sea el PIT CNT el convocante ya indigna: una organización que no solo mira para el otro lado con lo que sucede en Venezuela, sino que apoya a Maduro en forma explícita y a un régimen que ya cuenta con decenas de jóvenes desaparecidos solo este año, cientos de presos políticos. Incluso la segunda precandidata del FA según las encuestas dice que no cree que en Venezuela haya una dictadura.

Por eso digo que todo esto al FA le salió y le sigue saliendo muy, muy barato políticamente.

Un cambio de vida

P: Está claro que todo esto despierta en ti una fuerte pasión. Pero la podías sentir también como periodista, del otro lado. ¿Por qué llega un momento en el que decidís dejar eso y cambiar de rumbo entrando en la política? Imagino que no es por cansancio del periodismo sino por aportar desde otro lado...

R: Sí, esa es la idea. A mí me gustan los desafíos, cuando uno de alguna forma va contra la corriente, pero no por ir, sino porque ve que quizás puede aportar una experiencia cuando ve que la corriente está yendo para un lugar que no le parece bueno para la comunidad en la que vive. En estos momentos hay un descreimiento muy grande en la política y en los políticos y me parece que esa imagen que se tiene no es justa. Por un lado, por políticos que no hicieron lo que debieron, o que hicieron lo que no debieron y con ello se califica a todos los demás.

Por otro, porque hoy las sociedades en su conjunto, también en Uruguay y en América Latina, están mucho mejor que hace unas pocas décadas y eso hace que la gente tenga mayores exigencias y expectativas para su propia vida; y eso implica que pueda exigirle más a los que tienen que gestionar su comunidad, su país. Hay muchas mejores formas de comunicarse e informarse sobre lo que están haciendo con su dinero y sus intereses. Eso ha aumentado decididamente las expectativas sobre los políticos y sobre la democracia como tal. Me parece que injustamente es una profesión que ha caído en descrédito. Modestamente, los que podemos y pensamos que vale la pena, incursionamos en ella para decir que podemos sacarle la carga negativa.

Aprendizajes

P: ¿Qué te parece que te llevás contigo de tus años de periodista a la política? ¿Qué aprendiste en el periodismo que te puede servir en este nuevo mundo?

R: Yo empecé tan joven que mi vida de adulta, mi forma de ver el mundo, creció conmigo ejerciendo la profesión. Tuve todos los privilegios que se tiene, como siempre nos enseñó la escuela de Búsqueda, de Danilo Arbilla, de Claudio Paolillo , de tantos otros colegas. Uno usa el privilegio para poder informarle a los otros, no en beneficio personal. En ese privilegio de trabajar para contarles cosas a los otros tuve muchas satisfacciones, conocer a personas que hicieron historia, entrevistar a gente que admiré, o que no admiré pero pude entender, por supuesto conocer a todos los principales dirigentes políticos que construyeron la democracia que se recobró en Uruguay, poder viajar a lugares a los que nunca hubiera viajado.

P: Entre ellos Israel.

R: Ni hablar, por supuesto que a Israel, que para mí fue un viaje muy muy especial por todo lo que descubrí, tanto de la cultura judía, que me dediqué a estudiar a partir del viaje, como de mis propias raíces cristianas...

P: Recordame cuándo fue ese viaje

R: En marzo de 2010, fuimos un grupo de periodistas editoras y directoras de revistas de América Latina. Ahí conocí un montón de lugares, no tantos como hubiera querido porque no estuvimos demasiado tiempo. Estuvimos básicamente en Tel Aviv y Jerusalén, pero fuimos a otros sitios bien cercanos, aunque en Israel, la verdad, todo lo es. Conocimos aspectos de la cultura de Israel en los que uno no piensa, como el mundo del diseño, de la cultura, del teatro, la gastronomía... Por supuesto que visitamos Yad Vashem, yo misma hice un viaje a Galilea por mis propias raíces cristianas... Fue realmente maravilloso.

La política, también gente con buenas intenciones

P: Venías contando sobre las cosas que te llevaste del periodismo a este nuevo mundo de la política.

R: Te diré que una cosa que no sé si viene de familia o del periodismo es aquello de que ni los buenos ni los malos están todos en el mismo lugar. En todos lados hay debilidades, hay personas con mejores intenciones que otras, que siempre se puede conversar con el que piensa distinto en un marco democrático y de respeto hacia el que piensa diferente. La idea de que la política es una actividad noble para servir a los otros, también si uno la disfruta, porque si a uno no le gusta o no le interesa... Nadie lo debe hacer por obligación, creo que tiene más cosas ingratas que privilegios, más ahora, en unas sociedades que están muy vigilantes de que nadie se aproveche de esos privilegios, y eso me parece muy bien.

P: Antes mencionaste la injusticia de ver a todos los políticos desprestigiados. Yo siempre pensé que en distintos partidos siempre hay gente que realmente lo que quiere es cambiar las cosas para bien por el beneficio de los ciudadanos todos.¿Por qué optaste por el Partido Independiente (PI)?

R: Para explicar el primer motivo tengo que ir varios años hacia atrás. Hace muchos años, nos habíamos ido con Claudio (Paolillo) y un grupo de colegas del diario El Día a sacar un diario nuevo que fracasó al mes, y nos quedamos todos sin trabajo y justo eran las elecciones del 84, cuando se eligió el primer presidente de la democracia. Ese fue el único momento en mi vida en el que milité, y lo hice en la lista 99 del Frente Amplio (FA), porque tenía una gran admiración y un cariño personal por Hugo Batalla, a quien siempre admiré muchísimo porque era una persona del pueblo, igual que mi familia, venía de La Teja, como mi papá, un barrio humilde, fueron los dos hijos de obreros inmigrantes y lograron un título universitario, lo cual implica un Uruguay, una moral y una vocación por mejorar que traían nuestros inmigrantes que yo la admiro. Es una cultura que quizás se ha perdido un poco en Uruguay.

P: Irradiaba integridad...

R: Exacto. Fue una persona muy solidaria durante la dictadura, cuando nadie se animaba a defender a presos, incluso innombrables como Sendic o Seregni, él fue su abogado, y a pesar de que disentía -sobre todo con el movimiento Tupamaro, tuvo enormes discrepancias-, cuando había que meterse a un cuartel él lo hacía. Después con el FA, cuando tuvo que manejar sus discrepancias las planteó, y cuando se fue al Partido Colorado lo insultaron y lo trataron de traidor, un montón de cosas. En el medio él formó un partido que duró muy poco tiempo, el Nuevo Espacio, ahí estaba toda la gente que se había ido del FA con él porque no estaban de acuerdo con un montón de cosas de la izquierda, que tenía mucho de la Unión Soviética. Creo que era un tipo de izquierda, con la que los que vivimos bajo la dictadura no deberíamos coincidir. Y esa gente que se fue con él es la que hoy forma el PI.

P: Historia y presente que se juntan.

R: Exacto. Es gente con la que yo he coincidido en la forma de ver el mundo desde siempre. Además, me siento muy cómoda con la forma de ver y de hacer política que tienen Pablo Mieres, los otros tres legisladores del partido y todos los dirigentes. Es gente de clase media, profesional, que trabaja, que no está ahí por conveniencia ni por cargo ni por dinero, sino por convicción, para crear un espacio de centro izquierda, de izquierda democrática.

P: Pero esto no quita que el paso que hayas dado sea realmente dramático, cambio total de tipo de vida.

R: Yo nunca en mi vida había pensado en dedicarme a la política, fue Pablo el que me convenció, porque dije que quería hoy en día alguien que pudiera ser una figura femenina para el partido y que podía de alguna forma reforzar la democracia y ayudar con ese descrédito [de los políticos]. Pertenecemos un poco todos a esa misma generación, los que hoy dirigen el PI, a la que empezó la vida política con el fin de la dictadura, entonces tenemos una forma de ver las cosas que es muy particular, porque vivimos la dictadura y la construcción de la nueva democracia.

P: Y no te molesta que sea un partido chico... Sino sus principios.

R: No me importa que sea un partido minoritario, me importa lo que hacen con eso, con lo poco que tienen de representatividad en este momento. Un ejemplo: Pablo Mieres tiene 100% de asistencia a las sesiones del Parlamento. Eso te da la idea de cómo se toma las cosas. Tanto él como el resto de la bancada de diputados. Son esas cosas que hoy la gente le pide a la política: ética, transparencia, honestidad. Ellos son chiquititos pero son los que yo siento que me representan y cómodamente puedo defender cualquier aspecto de su actuación porque coincido con ellos.

Puntos en común

P: ¿Dirías que hay cosas que te unen a mujeres de otros partidos, por el simple hecho de ser mujeres?

R: Yo tengo una amistad de hace 30 años con el grupo que fundó lo que se llama la bancada femenina, que son las primeras que trabajaron por este tema, cuando no estaba de moda, como dice una amiga mía, en una época en la que quedaban solas por reivindicar estos derechos... son Margarita Percovich, Beatriz Argimón, Glenda Roldán, Mónica Xavier, Marta Montaner, que falleció hace poco, su hermana Susana... Todas esas mujeres trabajaron, trabajamos mucho, un grupo de periodistas, juezas, activistas sociales, que estamos juntas.

P: Las mujeres solemos hablar de la importancia de la relación con amigas...Entiendo que también allí se puede dar.

R: Para empezar, mi mejor amiga del alma es la presidenta del directorio del Partido Nacional, Beatriz Argimón, a nosotras nos gusta hoy mostrar esa relación, porque eso significa que uno en Uruguay puede tener un amigo del alma y no necesariamente por eso votar igual o pensar igual, puede ser parecido, hay cosas básicas en las que estamos de acuerdo, pero no necesariamente, y podemos seguir siendo amigas. Esa es una primera idea que me gustaría transmitir. La otra es que, justamente, la ingeniera Carolina Cosse o la senadora Verónica Alonso son mujeres que no tienen una tradición de defensa del lugar de la mujer en la política, y sin embargo ellas...

P: No ha sido un tema en la política para ellas.

R: No, pero ellas, justamente, son un producto, están en el lugar que están porque antes vinieron otras que reivindicaron el derecho de la visibilidad de mujeres y la necesidad de que participaran, entonces no importa lo que ellas digan, nosotros sabemos, o creemos, opinamos, que están en donde están porque se generó una cultura de aceptar que haya mujeres en lugares de decisión, importantes. Estoy convencida de que sin en este movimiento previo el presidente Tabaré Vázquez nunca hubiera pensado en una mujer como ministra de Industria. Creo que la ingeniera Cosse eso lo tiene claro. Hay cosas en las que estamos de acuerdo, por ejemplo, en que no puede suceder que se siga matando a una mujer por semana en Uruguay por su sola condición de tal, sea una pareja, una ex pareja, un familiar, por el propio vínculo que se genera de poder se generan hechos de violencia que terminan en muerte. En eso creo que todas estamos de acuerdo que hay que ocuparse, que hay que hacer visible que el tema de la violencia doméstica es de toda la sociedad, no como antes, que estaba aquella cultura de que cada casa tiene sus propias reglas y no hay que meterse. Y son varios los temas relacionados a problemas sociales y económicos en los que concordamos todas.

Llegar en medio de la grieta

P: Se me ocurre que decidiste entrar a la política en un momento especialmente duro, en un Uruguay muy dividido. No solo de la situación política, de la grieta, casi dos países, por el tema socioeconómico... La sensación es que hay muchas cosas que cambiaron para mal en ese sentido.¿Qué te parece?

R: Sí, lamentablemente es así. Nosotros también en muchas cosas somos un reflejo culturalmente de la sociedad argentina, que sufre la famosa grieta, consecuencia de un gobierno populista, con un discurso muy peronista que tradicionalmente fue "ellos o nosotros", siempre necesitaron de un enemigo para crecer, para ser importantes, al que echarle la culpa. Esto pasa en la Venezuela de Chávez y Maduro, pasó en Cuba -donde yo viví, lo conocí muy bien-, en estos gobiernos populistas encabezados por personajes que necesitan todo el tiempo justificar las barbaridades que hacen, echándole la culpa al otro, al enemigo.

P: ¿Pero estás comparando eso con Uruguay?

R: Me parece que en Uruguay, a pesar de que tiene una cultura distinta y de que nunca llegamos a esos extremos, por más que la izquierda en el gobierno ha respetado la democracia y un montón de cosas que no se respetaron en otros gobiernos de signo parecido que hubo en América Latina, se ve que hay por un lado los que de alguna forma defienden al FA y por otro la oposición, con grandes diferencias, o por lo menos con tonos distintas.

P: Eso es natural.

R: Cierto. Claro que dentro del FA también los hay, una cosa es lo que defienden Mario Bergara o Astori y otra el Partido Comunista, el MPP, los ex Tupamaros, hay de todo ahí. Pero sí, hay dos grandes bloques y me parece que hay que construir algunos puentes entre esos bloques, porque por lo menos lo que indican ahora las encuestas es que el que gane lo va a hacer con una diferencia muy pequeña y va a necesitar gobernar en acuerdo con los demás, o con algunos de los demás. Es necesario que se mantenga el diálogo, el tono, porque después cómo se hace si no para construir diálogo, ¿no? Va a ser una gran prueba para la democracia uruguaya la que se va a tener que dar este año.

Y en tono personal

P: Mónica, yo nunca me olvido lo que me dijiste cuando te entrevisté años atrás por primera vez, al preguntarte qué es para ti una mujer realizada y feliz. No te cito literal, pero el espíritu seguro era que eso no pasa por cargos formales y títulos sobre la pared, sino por la sensación de felicidad y satisfacción por el camino elegido con que vive una mujer. Si está plena con lo que hace y la vida que eligió, será feliz. ¿Seguís pensando así?

R: Por supuesto. Yo pertenezco a una corriente del feminismo que lo que hace es pedir oportunidades para que las mujeres puedan hacer lo que quieran, lo que está a su alcance razonablemente, pero eso incluye la opción de ser ama de casa y madre. ¿Cómo se mide el éxito? Yo creo que al final del día el éxito siempre se mide en cuán felices estamos y nos sentimos con nosotros mismos y con los que nos rodean, eso no hay dinero que lo compre, que una mujer "realizada" puede ser una mamá que está en su casa con sus hijos y también una súper ejecutiva, si eso es lo que la hace feliz y sentirse bien consigo misma. El problema es que esa es una idea que no fue posible para las mujeres hasta hace muy poco tiempo. La inmensísima mayoría de las mujeres en el mundo no podía decidir lo que quería hacer porque tenía un destino marcado o unos impedimentos, en algunos casos legales y en otros, culturales.

P: Y hablando de mujeres felices con lo que hacen... Contame un poco de tu familia y cómo has maniobrado a lo largo de los años entre tu casa, tu trabajo, que siempre fue demandante por las posiciones a las que llegaste en periodismo. Y ahora en política también lo será.

R: Si, no fue fácil, pero fue mucho menos difícil en comparación con otras mujeres. Primero porque mi pareja con quien hoy es mi marido, desde que me encontré con él, hace 19 años, respetó quién soy, a qué me dedico y qué me gusta hacer. No solo lo respetó sino que también lo apoyó incluso en situaciones difíciles, como cuando tuve que decidir dejar Búsqueda, que era una fuente de estabilidad en mi casa. Por otro lado, nunca quise ser una madre ausente para mis hijos, que tuvieron sus dificultades y demandas especiales durante su infancia, y eso me hacía estar en un malabarismo permanente. Pero siempre siendo consciente de que todo era fruto de mi elección, entonces eso te lo hace menos pesado. Yo quería ser periodista y trabajar en el lugar en el que trabajaba, me gustaba y me hacía feliz, pero nunca hubiera sido feliz del todo sin construir una familia, también elegí tener los hijos que tuve, no es que vinieron por mandato de nadie ni por rebote de nada...

P: ¿Cuántos tenés y qué edades tienen?

R: Son dos varones, Andrés tiene 17 y Juan 14. Se ve que todo el trabajo que dieron en la infancia me lo ahorraron en la adolescencia. Están pasando unas adolescencias muy buena, dentro de lo normal. Estamos todos disfrutando mucho con ellos. Son chicos inteligentes, interesados en lo que hacen sus padres. Mi marido es músico y a ellos les interesa, tienen grandes conversaciones sobre ciencia y cosas que les interesan a ellos. Eso hace también que sea un disfrute.

P: ¿Están orgullosos de su mami?

R: Creo que sí, hay uno que está acá al lado escuchando la entrevista y cada tanto me hace como que me palmea la espalda, como diciendo: "vas bien, vas bien".

P: Genial el solo imaginarme la escena. ¿Alguna otra cosa que quieras agregar?

R: No, no, me parece que tocamos todos los temas y me encantó conversar contigo. A través de ti me gustaría saludar también a toda la comunidad judía uruguaya en la que tengo tantístimos amigos, y por la que siento tanta admiración.

P: Me encanta pues ser portadora de tal mensaje. Gracias mil Mónica. Y que sigas cosechando éxitos, ahora en la política.

R: Muchas gracias Ana.