Seré curioso

Con (o sin) la prótesis de Dios

Matías Dutour: "Dios le da batallas a los mejores guerreros"

Nació con una malformación en un brazo, en Estados Unidos le dieron una prótesis que le cambió su vida. Pudo gatear, caminar y correr... atrás de una pelota.

26.10.2017 09:49

Lectura: 13'

2017-10-26T09:49:00-03:00
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Por César Bianchi
@Chechobianchi

Nació en Rivera hace 22 años, pero siente a Rocha como su pedacito de adopción, porque se mudó con su familia hacia allí por motivos laborales de papá Fernando, abogado. El mismo papá que se indignó cuando un médico le dijo que su hijo no podría gatear por su malformación congénita en el bracito izquierdo. Caminar, ni hablemos. "¿Cómo no se va a poder hacer nada?", dijo el padre incrédulo, y empezó a mover cielo y tierra, hasta que llegó a un hospital en Florida, Estados Unidos. Hacia allá fueron y ahí le dieron su primera prótesis, una de puño cerrado, para que el bebé pudiera gatear.

Conforme Fernando y Virginia se adaptaron a las necesidades del primogénito y en Uruguay debieron buscar repuestos para una prótesis frágil, empezaron a advertir que Matías, el niño en cuestión, tenía el berretín de correr atrás de una pelota como cualquier otro niño uruguayo, claro.

Hoy, Matías, jugador del Rocha Fútbol Club y ex juvenil de Nacional, habla con naturalidad de sus sueños de llegar a jugar en el exterior, por qué no en el Barcelona o el Real Madrid. Para eso ofrece polifuncionalidad: puede jugar de 5, de lateral izquierdo, 10 o cuarto volante. Pierde de vista, al hablar, que deberá vencer un camión de prejuicios en el ambiente del fútbol. Tal vez se los saltea, porque él ya venció sus propios temores, y no entiende cómo otros todavía no evolucionaron.

Por las dudas, el año que viene va a empezar a estudiar para ser fisioterapeuta, y así poder ayudar a otros como él. Pero sólo si su plan fracasa y por mandato paterno. Matías quiere ser futbolista profesional y jugar en la selección.

-¿A qué edad fuiste plenamente consciente de que no tenías dos brazos como todo el mundo?
-No recuerdo cuándo fue... creo yo que por la educación que tuve. Mis padres me hicieron ver que no era un impedimento para nada. Pero entrando en la adolescencia empecé a notar cositas. Pero nunca fue una cosa grave para mí.

-¿Qué "cositas" notaste?
-Mirá, cuando me traté en Estados Unidos un médico colombiano me dijo que los jóvenes de hoy apuntan a la estética para buscar agradar a una mujer. Pero que me faltara un brazo nunca fue algo extraño para mí, que ya nací así y lo asimilé desde chiquito. Sí a veces me ponía a pensar por qué me había tocado a mí, por qué no le tocó a otro. Mi familia me hizo ver que por algo pasan las cosas. Y una frase que siempre llevo a todos lados y me da mucha fuerza es: "Dios le da batallas a los mejores guerreros". Entonces, lo llevo con total normalidad.

-¿Qué explicación médica tiene tu malformación?
-Que esto fue un mal desarrollo de las extremidades dentro de la panza de mi madre. No es una enfermedad.

-Cuando eras pequeño, tus padres te llevaron a Tampa, en Estados Unidos. Fue allí que te dieron tu primera prótesis con un puño cerrado. -¿Poder gatear fue tu primera victoria?
-Totalmente. Cuando era muy chico los médicos de acá le dijeron a mi padre que yo no iba a poder gatear, mucho menos caminar, así que me fuera acostumbrando, porque no iba a poder hacerlo. Y mi padre le dijo: "¿Cómo que no?" Buscaron por otros medios, y dieron con el Shriners Hospital de Tampa, Florida, y allá me ayudaron con mi primera prótesis con un año y medio, que tenía un puño cerrado, diseñada para poder gatear y moverme solo. Por temas económicos, al llegar a Uruguay, no teníamos ni idea de los costos de mantenimiento y todo lo que conllevaba la prótesis. Con el tiempo fuimos aprendiendo y ya nos daban repuestos para poder cambiarlos, porque es muy común que se rompan las lingas que van agarrados con un arnés al hombro, es un tubito que va a agarrado a una cinta en el hombro. Cuando lo tiro para adelante y la linga se pone tensa, me permite cerrar y abrir la mano.

-¿Para qué te sirve la prótesis?
-Te lo contesto así: sin la prótesis no haría ni la mitad de las cosas que hacen las personas normales. Yo ando en moto, en bicicleta, en auto, me trepo a un muro, como, me pongo una camisa y me ato los cordones solo. Todo gracias a la prótesis y a la fisioterapia que se me dio en Tampa, Estados Unidos.

-¿Cuál fue tu vínculo con la Teletón?
-Yo nunca fui paciente Teletón, pero no porque yo no quisiera, sino porque mis padres pudiendo tener la posibilidad de hacerme un tratamiento afuera, optaron por dejar el cupo libre para otro niño más carenciado, para quien quizás la Teletón sea su única opción. Sí fui voluntario de Teletón. Es que en 2013 el periodista Damián Herrera me hizo una nota para Teledoce al verme en un entrenamiento de las inferiores de Nacional. A raíz de eso me conocieron en Teletón y me propusieron grabar un testimonio para el programa de recaudación de fondos, como una historia de superación personal. Y ese 2013, estando en la Tercera de Nacional, me ofrecí como voluntario de Teletón para ayudar a otros niños a rehabilitarse.

"Sin la prótesis no haría ni la mitad de las cosas que hacen las personas normales. Yo ando en moto, en bicicleta, en auto, me trepo a un muro, como, me pongo una camisa y me ato los cordones solo" Foto: Estudio Zinko.


-¿Y cómo nace tu amor por la pelota? Tu padre llegó a contar que tenías 23 pelotas...
-El amor por la pelota fue de chiquito... Yo andaba para todos lados con la pelota, mis padres me perdían y yo andaba corriendo atrás de una pelota. En cada cumpleaños que tenía, como primer nieto y primer hijo de la familia, en cada cumple pedía una pelota.

-En 2001, con apenas 6 años, empezaste el baby fútbol en Rocha Athletic Club. ¿Qué hacías si se te desataban los cordones?
-En un partido se me desataban los cordones y me los metía para adentro sin atármelos, dentro de una cancha de fútbol. Eso cuando ya no tenía la prótesis. Pero al principio tenía vergüenza, no te voy a negar.

-¿Desde niño fuiste aceptado por compañeros y rivales?
-Gracias a Dios estoy muy agradecido con todos mis compañeros y sus padres que siempre apostaron a la inclusión, nunca me cerraron las puertas. Sí a veces me preguntaban qué me había pasado, pero yo contestaba porque entendía que para el otro era algo fuera de lo común y les llamaba la atención.

-Recién decías que cuando no tenías la prótesis, no te podías atar los cordones. Pero vos al principio intentaste jugar con la prótesis. ¿Cuándo decidiste sacártela para jugar?
-Me acuerdo como si fuera hoy: tenía 7 años cuando estábamos en cancha de Palermo en el baby, yo estaba jugando para el Rocha Athletic y yo iba corriendo y la prótesis se me salía cada dos minutos, se ve que estaba floja y se me salía todo el tiempo. Entonces en un momento de calentura me la saqué, me acerqué al alambrado a buscar a mi padre y se la di. Fue un click en mi vida. Desde ahí pude mostrarme sin vergüenza tal cual soy.

-Desde entonces no la usás más para jugar al fútbol... ¿Ahí venciste tus miedos, tu pudor por no mostrar el muñón?
-No los vencí del todo. Pero ese fue el puntapié inicial para empezar a vencerlos. Fui perdiendo el miedo a mostrarme como soy y empecé a aceptar que no hay nada para cambiar, que Dios me mandó así y la vida tendrá otros desafíos para mí.

"En un partido se me salía todo el tiempo, y en un momento de calentura me saqué la prótesis, me acerqué al alambrado a buscar a mi padre y se la di. Fue un click en mi vida" Foto: Estudio Zinko.


-Jugaste una final con la selección Sub 18 de Rocha...
-Ese 2013 jugamos la final del fútbol del interior con la Sub 18 de Rocha y ahí me pude mostrar.

-Hasta que Nacional se fija en vos. ¿Eras hincha de Nacional?
-Sinceramente no, era hincha de Peñarol. Pero después me hice hincha por lo bien que me hicieron sentir. Estoy muy agradecido con la familia tricolor. Llegué a Nacional porque Hernán Navascués es primo de mi abuelo y pudo conseguirme una prueba años anteriores, donde no tuve la suerte de quedar por falta de cupos. Me dijeron que al año siguiente me iban a llamar, ese año llegué a la final con la selección de Rocha y ahí fue que Nacional se interesó en mí, tuve una prueba y quedé.

-¿Qué sacrificios tuviste que hacer, qué obstáculos tuviste que vencer para llegar a un cuadro grande?
-Despegarme de mi familia. Siendo un chico del interior tenés que soportar un montón de cosas, te cambia la vida totalmente desde que yo vivía con mis padres y tenía la comida de mi madre todos los días a vivir en la residencia de Nacional, donde las cocineras me trataron como a un hijo, pero tenés que adaptarte a todos los cambios. La cocinera Adriana Bottaro es como mi segunda madre en Montevideo. Pero creeme que muchas veces me quise venir para Rocha porque extrañaba. Mis padres me apoyaron y me dieron aliento y fui sorteando los miedos.

-No mencionaste tu incapacidad como un problema...
-No, porque nunca lo fue, nunca me trataron como diferente. Ni eso influyó para querer irme.

-Álvaro Gutiérrez te llamó para entrenar con el primer equipo. ¿Fue el momento cumbre de tu carrera hasta ahora?
-Haber entrenado en un equipo grande al lado del "Chino" Recoba o Iván Alonso fue un sueño, lo tengo grabado y no me voy a olvidar nunca más. O poder tener charlas con Ruben Sosa. Esas cosas me llevan a seguir soñando y peleándola. En Nacional debuté en Cuarta división contra Liverpool.

-Llegaste a Rocha FC en octubre de 2015 para jugar en Segunda con el anhelo de subir a Primera. ¿Qué recordás del debut en el fútbol profesional?

-En Rocha Fútbol Club me abrieron las puertas y fue muy lindo. Yo en el baby fútbol jugaba para divertirme, ya en la Sub 15 la cabeza me fue cambiando y lo empecé a ver como modo de vida. Me fui dando cuenta que era lo que yo quería para mi vida: ser jugador de fútbol. Cuando el técnico me llamó para entrar a la cancha en un partido contra Torque se me cruzaron muchos momentos vividos, muchas charlas con mis padres y mucho esfuerzo en los entrenamientos.

"Haber entrenado en un equipo grande al lado del Chino Recoba o Iván Alonso fue un sueño, lo tengo grabado y no me voy a olvidar nunca más" Foto: Estudio Zinko.


-¿Qué pasó el sábado pasado en el Parque Ancap contra Platense?
-Desde el momento en que ingresé hasta que terminó el partido sentí gritos e insultos totalmente discriminatorios, repudiables y fuera de lugar.

-¿Qué te gritaron?
-Manco fue lo más chico que me dijeron... es irrepetible.

-Un hincha de Platense que estaba en la cancha me dijo que fue uno solo el que te gritó y me agregó: "Él jugó en Nacional, ¿me vas a decir que la hinchada de Peñarol nunca le dijo nada?"
-Yo vi a uno solo, pero algunos amigos que estaban en la tribuna me dijeron que fue más de uno. Si fue uno solo, mejor. Y no, jugué clásicos y la hinchada de Peñarol nunca me faltó el respeto. Es más, no me pasó en ninguna cancha. Fue la primera vez que me pasó y espero que no vuelva a pasar.

-¿Por qué decidiste denunciarlo por Twitter? (NdeR: el sábado21 a las 19 horas tuiteó: "No puedo creer cómo existe gente tan mierda como ese hincha de @ca_platenseuy que en vez de alentar a su equipo se dedicó a discriminarme" y "Desde que entré hasta que salí fueron solo gritos discriminativos! Uno no es una piedra, solo quiero jugar al fútbol").
-Lo decidí porque el juez nunca paró el partido, y si no tomó medidas cuando debió hacerlo, no tenía sentido ir a encararlo después del partido. Éramos 50 personas en la cancha de Platense y se escuchaba de todos lados. Nunca pensé en abandonar la cancha. Yo entré para jugar al fútbol, él logró sacarme un poco de la concentración del partido, pero no va a lograr sacarme del fútbol.

-Seguro que no esperabas un tuit de Luis Suárez solidarizándose contigo...
-No, la verdad que no lo esperaba, pero leerlo fue una satisfacción, que un futbolista tan reconocido mundialmente se tome unos minutos para solidarizarse conmigo fue gratificante.

-¿Creés que sirvió para algo tu denuncia pública de esa conducta discriminatoria?
-Sin dudas que sirvió denunciarlo, y a eso se suman los tuits de Suárez, de Diego Riolfo, de Bruno Fornaroli y Yefferson Quintana de Peñarol también, me envió un mensaje personal, o instituciones del fútbol y sumado a periodistas que lo divulgaron, todo sumó. No pasó a mayores porque tengo la educación de mis padres, que me educaron advirtiendo que esto me podía llegar a pasar en algún momento y tenía que estar preparado. Cualquier otro pudo reaccionar de forma violenta o quizás decida dejar el fútbol.

"Ojalá pueda dar el salto (económico en el fútbol), pero si no se puede, no voy a dejar de estudiar porque mis padres siempre me dijeron que el estudio es la base de todo" Foto: Cortesía Matías Dutour.


-¿Vas a retomar los estudios para fisioterapeuta?
-Lamentablemente este año perdí los exámenes eliminatorios que hay a mitad de año, pero el año que viene voy a arrancar la carrera. Yo quiero dedicarme al fútbol y vivir de esto. Ojalá pueda dar el salto, pero si no se puede, no voy a dejar de estudiar porque mis padres siempre me dijeron que el estudio es la base de todo y la carrera del futbolista es corta.

-¿Crees que vas a poder cumplir tu sueño de vivir de una carrera profesional en el fútbol?
-Todavía tengo la esperanza de que me pueda salir un pase a un cuadro importante. Ojalá pueda llegar a jugar en el exterior, para poder vivir de esto a otro nivel y pegar el salto económico. Tengo la expectativa de ser profesional y llegar a un cuadro grande de acá o emigrar.

-Vas a tener que vencer muchos prejuicios instalados y más discriminación, quizás...
-Tengo claro que tengo que dar el 130% para dar ese salto. Jugadores como yo, en mi puesto, capaz que hay 500 y de los 500, quedan solo 20 en Primera.

-Perdón, pero no hay 500: como vos hay uno solo. Por eso te hablaba de prejuicios.
-Ah sí, los prejuicios están. Por eso se va a hacer más difícil que al resto, pero no es imposible.

-¿Cuál es tu sueño?
-Como todo futbolista uruguayo, mi sueño es llegar a jugar en la selección. Por más que pueda llegar al Real Madrid o el Barcelona.

-¿Sos feliz?

-Sin dudas que sí. Para ser feliz no hay que tener una economía saneada, sólo basta con el apoyo de tus padres, familias, amigos, y gente que te aprecia.