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Marcos Carámbula: “Voy a acompañar a Pereira, a que acceda a presidente del FA y después”

En Las Piedras, el exsenador y exintendente de Canelones contó a Montevideo Portal su visión sobre la pandemia, el país y el Frente Amplio.

01.12.2021 16:15

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2021-12-01T16:15:00
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Por Nicolás Delgado

Marcos Carámbula es médico, tiene 73 años, vive en Las Piedras, Canelones, y estudia bioética de forma remota en la Universidad de Compostela. Fue diputado del Frente Amplio (FA) por Canelones entre 1985 y 1995; intendente entre 2005 y 2015, senador entre 2015 y 2018, año en que asumió como presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). Trabajó en ese cargo de forma interina hasta el 18 de marzo de 2020, cuando se retiró ovacionado por funcionarios.

Fue secretario y presidente del Sindicato Médico del Uruguay, y presidente del Club Atlético Juventud de Las Piedras. También fue precandidato a la presidencia de la República en 2009, y el elegido por el Movimiento de Participación Popular (MPP), el Partido Comunista del Uruguay (PCU) y otros sectores para presidir el FA este año, pero el 9 de agosto se bajó de la carrera.

“Con mucho pesar, pero con absoluta responsabilidad (‘la biología manda’, decía nuestro querido Tabaré), hemos resuelto familiarmente no aceptar la postulación”, explicó en una carta pública.

Carámbula recibió a Montevideo Portal en su casa para hablar de su presente y futuro político, y de los desafíos del Frente Amplio, el país y el mundo.

¿Cómo está?

Estoy bien, afortunadamente. Estamos jubilados con Elena [Pareja, su esposa]. Hemos pasado estos dos años de pandemia cuidándonos mucho; ya estamos inmunizados. La afección, que es la que un poco me ha condicionado, está controlada. Así que estamos bien, disfrutando esta etapa.

En la carta pública en la que anunciaba que no aceptaba la postulación a la presidencia del FA decías que la biología manda. ¿Que generó esa decisión?

Soy militante frenteamplista desde el 71 o antes. Nunca le dije que no a un planteo del FA, por lo tanto, cuando me surgen tareas desde el FA, digo que sí. En este caso tomé con mucho pesar la decisión, porque la presidencia del FA supone un enorme esfuerzo de cercanía, de trille, de sensibilidad, de mirar los interiores desde los interiores; no de mirarlo desde Montevideo hacia afuera… Hay que mirar desde los interiores.

En ese momento teníamos el mayor respaldo del espectro político del FA, pero sentía que físicamente no estaba en las mejores condiciones para asumir esta tarea. Algunos compañeros me decían: “bueno, lo hacés desde la sede del FA y hay compañeros que trillan”. ¡No! Si sos presidente del FA, la principal fuerza política, tenés que trillar, con mucha escucha, apostando a la conducción colectiva, que haya paridad de género y territorial. El FA debe ser conducido por una cabeza que piense en el país entero.

Cuando estábamos en la intendencia, mi consigna era 24 x 24: esa es tu responsabilidad.

¿Cuál es la afección que tiene?

Dentro de la reserva que cada caso clínico tiene, como es mi caso, si bien recibí cirugías y radioterapia, me ha quedado una secuela que es una polineuritis, que implica limitación para caminar, visitar barrios. Esa afección me limita en el dolor, en el cansancio. Entonces, notoriamente tengo una limitación que no me podía dejar asumir la presidencia del FA.

Fernando Pereira ha dicho que usted era el candidato ideal para el FA. ¿Considera que él es el mejor candidato?

El FA va a elegir sus autoridades y tiene tres candidatos. Creo que Fernando Pereira es el candidato que expresa el mayor consenso. Voy a acompañar a Pereira, no solo a que acceda a presidente, sino después, con una perspectiva de integración regional.

Tiene toda la experiencia del movimiento sindical, del casa a casa, la cercanía, la sensibilidad. Estas 800 mil firmas que se juntaron [contra la Ley de Urgente Consideración] es otra expresión del pueblo uruguayo; un pueblo muy maduro.

Fijate en la continuidad, cuando Lacalle padre en la década del 90, su primera ley lo dice, instala en el Parlamento la ley de empresas públicas, 50 días después de asumir. Fue consecuente con lo que había dicho, como es [Luis] Lacalle Pou con la LUC. Es explícito, por eso tengo con Luis Lacalle el mayor respeto. Siempre fue muy explícito en Canelones. Esa continuidad en el herrerismo es muy clara. Es una continuidad histórica del herrerismo de la década del 90.

¿Con la elección de la LUC está en juego la elección de 2024?

No digo que defina el 2024. Pero en el 2024 se va a definir si seguimos con el modelo liberal conservador o no. Yo respeto a quien me dice las cosas de frente.

¿Desde qué lugar pretende trabajar con Pereira?

Ahora vamos a homenajear al “Chueco” [Artigas Barrios, intendente de Rocha entre 2005 y 2015]. Nos vamos a juntar los ex intendentes. En el primer gobierno del FA había ocho intendentes; en el segundo, cinco; y ahora son tres. El “Chueco” hizo una gran administración y sin embargo perdimos. Una de las cosas claves es pensar el interior, los interiores.

Mi idea es ayudar la construcción del FA en el interior. Tenemos grandes fortalezas los frenteamplistas: la sociedad civil, los jóvenes, las mujeres, la cultura y los partidos. Pero acá hay una cosa fundamental, que es construcción frenteamplista. Ayudarlo a Fernando, o a quien salga, en esa construcción frenteamplista por encima de todo, que es lo que nos identifica: unidad en la diversidad.

El FA tiene gente muy valiosa. Aparecen visiblemente Yamandú [Orsi] y Carolina [Cosse], pero también hay gente como [Mario] Bergara, [Gonzalo] Civila, [Liliam] Kechichian, Constanza Moreira, hay gente muy valiosa y joven.

Pereira ha dicho que le gustaría una vice joven.

Sí, lo hablé con él. Me parece bárbaro.

Una de las grandes fortalezas de “Pepe” fue el trille y también de Luis Lacalle Pou, y también de Tabaré. Ya en el segundo gobierno, con más años y problemas de salud, no lo pudo hacer como en el primer gobierno. El escuchar, pueblo por pueblo, casa por casa, trabajador por trabajador, sindicatos.

Para mí la clave de un gobernante es trille, trille, trille. Eso me lo dijo [Carmelo] Vidalín [intendente de Durazno] los primeros días que asumí como intendente de Canelones. Los primeros años no teníamos maquinaria, no teníamos plata, entonces lo que hacíamos era ir y poner la cara. La cercanía de un gobernante con su gente es imprescindible, es la esencia.

¿Ha hablado con Lacalle después de la reunión que mantuvo en enero de este año en Torre Ejecutiva?

Cada tanto aparece algún mensaje que me manda o le mando, tenemos buen diálogo. Tenemos ideas diferentes, pero hay un buen diálogo; es la conducción republicana del Uruguay.

¿Hay una estrategia dentro del FA de desgastar a Lacalle Pou?

Los uruguayos tenemos todos una enorme responsabilidad por no forzar brechas, sino de lograr debates ideológicos.

Sobre la LUC no soy un experto, pero tiene muchas cosas que de una u otra manera expresan la ideología de la que venimos hablando, en los temas de la vivienda, seguridad, educación. Lo ha dicho bien [Óscar] Andrade, a quien quiero y respeto mucho.

La LUC en su espíritu es muy explícita: liberal conservador, y desarrolla el herrerismo.

El FA tiene patas impresionantes. Yo nací en el FA, y vengo de familia colorada. Cuando se juntaron [Zelmar] Michelini, [Juan Pablo] Terra, [Rodney] Arismendi, [Vivian] Trías, [Francisco] Rodríguez Camusso, Alba Roballo, eran todas grandes personalidades. No armaron el FA pensando en cómo iban ellos, sino como una estrategia de país. Cuando matan a Líber Arce, nos juntamos todos, en el plebiscito del dolor. Y luego es el plebiscito de la alegría, cuando nace el FA. Lo que sucede entre octubre y noviembre de 2019 es el frenteamplista de a pie. Parecía irremontable [el balotaje] y en un mes quedamos a 30 mil votos. Es impresionante. La principal fortaleza que tiene el FA. La segunda fortaleza que tiene el Uruguay es una clase madura responsable, seria, donde Fernando Pereira es sin duda el mejor ejemplo de eso.

Yo he visto el compromiso de los científicos del [Institut] Pasteur y la Facultad de Ciencias, de todos ellos. Gonzalo Moratorio es el más conocido. Reciben permanentemente ofertas del exterior, pero se quieren quedar en el Uruguay, porque apuestan a una ciencia que sea palanca de desarrollo para el país.

Nicolás Delgado

Nicolás Delgado

¿La LUC privatiza la educación como dice el spot publicitario firmado por la comisión pro referéndum, que integra el FA?

El gobierno tiene claramente una inteligencia comunicacional. Nosotros tenemos que apostar a una inteligencia comunicacional seria.

¿Le hace ruido la participación de un publicista kirchnerista en la campaña contra la LUC?

No sé cómo fue. Creo que tenemos en el país extraordinarios comunicadores. Un ejemplo es Claudio Invernizzi; para mí es referencia absoluta, un creativo impresionante, y hay otros. Pude conocer por la campaña de la Fosalba [agrupación del Sindicato Médico] a un muchacho sumamente capaz, que es Julián Kanarek.

¿Cuáles son los temas que el FA debe poner sobre la mesa en los próximos años?

Entre los temas centrales del FA debemos apuntar a profundizar los derechos, soberanía alimentaria, definición de un modo productivo respetuoso del ambiente, que Uruguay aporta desde esta pequeña parcelita que somos nosotros. La revolución energética tiene que ser parte de eso, seguirla profundizando.

Si volvemos a hacer gobierno tenemos que poner como un capítulo central la verdad y la justicia, así como el rol de las fuerzas armadas, que el Uruguay entero tiene que definir. Tengo una postura muy nítida: las fuerzas armadas son fuerzas armadas de paz, no de represión, como se le quiere dar a veces ese rol. ¿El Uruguay precisa un rol como el que fue concebido en época de la doctrina de la seguridad nacional o el Uruguay precisa lo que fue el ejército de Artigas, el ejército del pueblo? Cuando el ejército se reivindica el 18 de mayo, ahí el ejército era unos gauchos. ¿Para qué están armadas las Fuerzas Armadas? ¿Para una guerra con Brasil o Argentina?

¿Percibe una crisis de discurso?

Notoriamente. Nos ganó el discurso de los profetas del desengaño. Se nos vino abajo en su momento el mundo socialista real, tuvimos unos primeros años de gobierno de izquierda, pero se nos ha instalado que no es posible la utopía.

Tuvimos grandes conquistas, pero también grandes debilidades. Hay un tema que me angustia mucho que es la vulnerabilidad en la vivienda. En 15 años, a pesar de que se invirtieron muchos recursos, de que hubo distintas experiencias con apoyo del BID, el Plan Juntos, no logramos mover la aguja de la gente que vive en los asentamientos en condiciones precarias. Es un enorme debe como país. No se puede resolver en dos años, pero por lo menos debe haber una continuidad para mover la aguja. Es un tema central para el próximo gobierno del FA.

Fíjate que en Uruguay somos 3.3 millones, hay un 5% o 6 % de personas que viven en la marginalidad; tres o cuatro generaciones. Te voy a poner un ejemplo: en un asentamiento a 10 cuadras de casa pusimos en marcha la primera orquesta juvenil del Sodre en ese barrio. Pocos días antes salía un titular de barrio rojo. Es un orgullo para la inclusión. No es solo programas sociales genéricos; es con nombre y apellido, caso a caso y en el territorio. No puede ser que el Uruguay tenga ese porcentaje y no logremos revertirlo. Es una autocrítica franca y dolorosa, de militancia y participación en el gobierno.

Como la construcción cultural, la verdad y la justicia, el rol de las fuerzas armadas, la vivienda tiene que ser un tema central.

La cultura debe atravesar a todo, debe ser una política de Estado. Cuando tuve poco tiempo de senador, se aprobó la ley de sitios de la memoria que fue votada por unanimidad. Logramos la ley de salud mental, y habíamos logrado algo que había pasado en la década del 80, que lo había hecho Gonzalo [Carámbula, su hermano, quien falleció en 2015] con [Luis Alberto] Heber, [Luis] Hierro [López], [Héctor] Lescano. Habíamos logrado con seis senadores de todo el espectro político una ley nacional de derechos culturales. Estaban [Pedro] Bordabery, [José] Amorín [Batlle], por el Partido Colorado, Heber y [Carlos Daniel] Camy por el Partido Nacional, [Pablo] Mieres por el Partido Independiente y estaba yo. Después incorporé a Constanza. Éramos seis senadores de todos los partidos que acordamos impulsar juntos una ley de cultura.

¿Qué pasó con ese proyecto?

Dejé de ser senador, pasé a presidir Asse y se diluyó. Ahí también en el Ministerio de Cultura estaba “Marita” [María Julia Muñoz]; estaba con otros temas.

¿Cómo visualiza la salida de la pandemia?

Si salimos de la pandemia solo pensando que la nueva normalidad es sacarnos los tapabocas, poder juntarnos con los amigos, volver a la situación pre pandemia, estamos en problemas, no aprendimos, como dice Diego García, un filósofo español.

Esto fue una crisis civilizatoria de la humanidad, una crisis ambiental en primer lugar, una crisis económica, social y habitaria. Él la define como una guerra planetaria, por el número de pérdidas impresionante: una cantidad de consecuencias desde el punto de vista económico y social, caída del PBI, disminución de la producción, pérdida de fuentes de trabajo… Decisiones que se tomaron para decidir quiénes se trataban o quiénes no, como en una guerra. Vimos en hospitales de primer mundo que decidían que los viejos no entraban, que primero los jóvenes…

Tenemos que salir de la pandemia no con un concepto de nueva normalidad superficial y volver a lo anterior, sino que tenemos que salir con una construcción colectiva civilizatoria, que nos agarra en un criterio de post modernidad. En esta etapa es un mundo de profetas del desengaño, decía Pérez Aguirre, un mundo de lo efímero, de lo instantáneo, del clic, un mundo donde se ha perdido el discurso único. Cada cual está en el individualismo y el consumismo, un montón de cosas que tantas veces ha dicho Pepe.

También la post modernidad está condicionada de alguna manera por el estado del planeta, la polución de los mares, el cambio climático. Hoy el poder en el mundo es mucho más evasivo.  Las grandes empresas multinacionales son las grandes empresas de comunicación como Google y Amazon.

Acá puede ganarnos el concepto de seguir corriendo por tu vida, puede seguir ganando el concepto de relativismo moral, ya no hay ni siquiera el código moral único, hoy hay apenas mínimos los derechos humanos, mínimos máximos: los principios de los derechos humanos. Pero si no damos un paso más, que es definido por el catedrático Miguel Ángel Sánchez, de la [Universidad] Complutense, como “la ética del otro”, ponernos en el lugar del otro, sensibilidad, cercanía, y en segundo lugar, de “lo otro”, que es el planeta.

Esta crisis tiene su origen en la alteración del equilibrio ambiental a partir de zoonosis que pasan al hombre por la alteración que se produce en esos equilibrios de reservorio naturales. Puede volver a repetirse, y esto paró al mundo durante un año y medio.

Afortunadamente, hay señales muy importantes. El conocimiento, el saber hacer y la mística de la solidaridad. Uruguay es un ejemplo. Mostró en la pandemia varias cosas sumamente importantes. Primero, el rol de la ciencia, expresada en el GACH y también lo que aportó la Universidad de la República, la Facultad de Química, la Facultad de Ciencias, de Medicina, lo que aportó el Institut Pasteur, el Instituto Clemente Estable.

Acá tuvimos identificación del virus, se advirtió con tiempo que entraba el virus de la cepa brasilera, se advirtió con tiempo que entraba la delta, a su vez el Uruguay desarrolló todo un seguimiento genómico que permitió hacer los diagnósticos a un costo muy barato en todo el país.

A modo resumido: tipificación de cepas, adelanto de cuando venían, seguimientos de las cepas.

El aporte de los trabajadores de la salud, que estuvieron desde el primer día. Yo presidí Asse y el principal soporte son los trabajadores. Lo aprendí cuando era médico del Hospital Saint Bois y el Hospital Maciel. El principal soporte que tenemos son los trabajadores de la salud. En aquel momento trabajaban por un salario mísero; ahora mucho mejor pero igualmente comprometidos.

Hago un elogio del ministro [de Salud, Daniel] Salinas, que nos escuchó cuando nos reunimos con él, y luego a mí entender ha jugado un rol muy cierto, con aciertos y errores, recostándose en la ciencia.

Hay un tema, que cuando los científicos del Pasteur, Ciencias, y Clemente Estable, advierten, que llega la cepa P1, si hubiéramos empezado a vacunar, y esto lo hablé con el presidente, en febrero, hubiéramos logrado abatir lo que fue abril, mayo, que nos costó alrededor de 6 mil fallecimientos.

¿Reprocha la tardanza?

Acá lo más duro es la gente que falleció. Todos tenemos gente joven, gente veterana, muy cercanos, que fallecieron en esos meses. No me gustaría contraponer el sentimiento verdaderamente de sensibilidad hacia gente que inesperadamente falleció. Con el tiempo, habrá que verlo y evaluarlo. Hay que aprender: eso es fundamental. La América del Sur en general fue cada país por sí mismo a buscar las vacunas.

Lo real es que la vacuna china, la Pfizer, la Moderna, la de AstraZeneca y la rusa lograron tener respuesta en menos de un año y poder empezar a inmunizar a fines de noviembre y diciembre y empezar a ver los resultados. A nosotros en Latinoamérica nos faltó ir juntos. Cuando hablé con el presidente me dijo que estaba haciendo gestiones con Pfizer y China, y yo salí de esa reunión [en enero de 2021] viendo que había un compromiso. Ojalá hubieran estado en febrero las vacunas. Pero fueron todos los países por separado.

En junio, julio de 2020, ahí es donde nosotros como América del Sur teníamos que haber golpeado la puerta. Acá hay un mercado de 500 millones de habitantes. En el caso nuestro, y lo hablamos con el presidente, ojalá se hubiera podido contar con la vacuna en febrero.

¿Cómo recibió las críticas de algunos frenteamplistas por reunirse con el presidente en enero?

[Líber] Seregni hablaba siempre de la ética de la responsabilidad. Antes que nada, tenemos la responsabilidad como frenteamplistas de defender al país, y eso no es una frase hecha, es una responsabilidad. Generamos los diálogos por la vida con el Pasteur, la facultad, los trabajadores, y fue lo que le transmitimos al presidente: generar un ámbito de diálogo nacional, porque veíamos que la cosa se venía muy dura. Pensá que yo me reuní con el presidente en enero, que transmití estas ideas del diálogo por la vida, en febrero el GACH le plantea al presidente que había que volver a las medidas restrictivas. Entonces, la ética de la responsabilidad.

Hablé con el presidente del FA en aquel momento, Javier Miranda, y el lunes informé en la Mesa Política, el 18 de enero. Presenté un informe con detalle de la conversación con el presidente. Fui criticado porque había otros temas: estaban faltando unas firmas. Mi formación es esa formación que nos enseñó Seregni, quien fue muy cuestionado cuando trabajó en la reforma constitucional: vos tenés que tener antes que nada la convicción del diálogo.

Por Nicolás Delgado