Seré curioso

SERÉ CURIOSO

Maite Cáceres, sin miedo a morir: del karting a estar a un paso de la F1 en cuatro años

La piloto uruguaya de 21 años compite hoy en la F1 Academy, donde es la única latinoamericana. Estudia Ingeniería Química en España.

22.08.2023 10:19

Lectura: 21'

2023-08-22T10:19:00-03:00
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Por César Bianchi

El grabador se apaga y Maite amplía la idea de su respuesta final. Pone cara seria, aprieta los labios y los abre para decir: “En serio. Soy consciente del peligro del deporte en el que compito. Sé que puedo morir en una carrera. Pero es mi sueño, esto es lo que quiero hacer”. Tiene 21 años recién cumplidos, pero una madurez que se nota fácilmente. De niña, en Maldonado, quería ser química porque no sabía que las mujeres podían competir en el automovilismo.

En cuanto supo que podía, ya nada la detuvo. Convenció a su padre, corredor de rally, a su hermano, también piloto, y a su madre, con los miedos de toda madre, pero sumado a que su niña de 7, 8, o 9 años, quería andar en auto a más de 200 kilómetros por hora. Recién tomó un volante y apretó embrague y acelerador cuando tenía 16. Ahí confirmó lo que intuía: quería sentir la sensación de ser “uno solo”: ella y el auto.

Una escudería, a la que pensaba llamar, le ganó de mano y le propuso que se apropiara de un asiento. Se lo ganó. Hoy compite en F1 Academy, una categoría que pretende promocionar la carrera de pilotos mujeres (Maite no dice “pilota”, no se siente feminista) para llegar a la máxima categoría, la de Verstappen, Hamilton y Alonso. Precisamente, el español fue el que le dio un consejo cuando se conocieron, hace cinco años. Le hizo caso: trabajó duro para conseguir su lugar. Tomando un capuchino en el Club Cultural Charco, la joven uruguaya, la única piloto mujer latinoamericana entre las 20 que están en la carrera hacia la F1, cuenta su historia de vida.

Foto: Galma.photo

Foto: Galma.photo

“Era un deporte tan masculino… Eran mecánico hombre, ingeniero hombre, pilotos hombres, ¿qué iba a pensar yo que una mujer podía hacer eso? Yo tenía 7 años y ya sabía que quería correr”

Cuando en tercero de escuela te preguntaban “qué querés ser cuando seas grande”, ¿qué contestabas?

No lo tenía muy decidido, pero me gustaba la química (que es lo que estoy estudiando ahora). Y en ese momento no sabía que una mujer podía competir en automovilismo. Así que mi respuesta, claramente, era: científica.

Tu padre es el piloto uruguayo de rally Fernando Cáceres. Supongo que al igual que Pato Pita, el “bichito” te empezó a picar viendo a tu viejo y a tu hermano Juan Ignacio, ¿no?

Siempre me gustaron los autos, desde que soy chica, así que claramente fui influenciado por ellos. Ojo, nunca me incentivaron a ser corredora. Pero a mí me dejaban subirme al auto, porque yo lo pedía, pedía que me dieran una vuelta en el auto. Por eso desde que tengo uso de razón quiero hacer eso, y sí, ellos me influenciaron.

¿Costó mucho convencerlo de que te dejara empezar un camino en el automovilismo?

Sí, muchísimo. Ya me costaba que me dejaran manejar por Maldonado sin libreta.

¿Cuándo manejaste un auto por primera vez?

Fue grande, creo que a los 16. Yo sola, en Punta del Este, sin libreta. Yo al principio no les pedía para competir, porque no sabía que las mujeres lo pudieran hacer. No veía representación femenina en los lugares donde competían mi hermano y mi padre, en Europa no había ninguna corredora en ese momento, y cuando acompañé a mi padre en el rally de Uruguay y en Argentina tampoco vi a una mujer. Me encantaba hacer lo que ellos hacían, pero tampoco me lo cuestionaba mucho, porque era un deporte tan masculino… Eran mecánico hombre, ingeniero hombre, pilotos hombres, ¿qué iba a pensar yo que una mujer podía hacer eso? Yo tenía 7 años…

¿Cuando qué?

Cuando quería correr, cuando dije que yo quería probar un karting, que vi que los nenitos de mi edad hacían. Pero no me preguntaba por qué no había una mujer, porque lo establecido era que fueran hombres, era lo que se hablaba. Era así, chau. En esa época, el rol de la mujer era el de promotora, con la banderita y los vestidos justitos. Y escuchaba a los pilotos hablar de lo lindas que eran las mujeres vestidas apretaditas, ¿entendés? Y yo no quería eso. Yo solo quería manejar los autos rápido, como ellos, y que hicieran mucho ruido.

Y después empecé a decir que quería empezar en karting, porque sabía que se empezaba por ahí. Empecé a estudiar el tema. Y mis padres me decían: “Maite, no; Maite, no”, y me mantuvieron ocupada haciendo tenis (a ver si les salía tenista), hockey, hándbol, canto, piano… Y yo hice otras cosas, porque me gustaba el deporte, pero quería seguir siendo automovilista. Hasta que a los 16 años conocí a [el piloto español de Fórmula 1] Fernando Alonso, porque él iba a correr en las Mil Millas de Sebring, en Miami —un amigo me había invitado a la carrera—, y ahí le dije: “Yo quiero correr, ¿cómo puedo hacer? Yo quiero ser como vos”. Y él me dijo: “Bueno, si de veras lo quieres, tienes que trabajar muy duro”.

Y ahí le plantaste a tu padre: “¿Por qué mi hermano sí y yo no?”. Tu viejo te puso una condición: si hacías tal tiempo de referencia en un kart, te dejaba correr. Contámelo vos. 

Exacto. Me dijo que hiciera una prueba, y ese día yo hice una prueba, di unas vueltas de reconocimiento a la pista en el karting, era un karting viejo en la categoría Junior Max, y me enteré por la vuelta que en el kartódromo de San José había una carrera en dos semanas. Me bajé después de haber hecho solo una prueba y le dije: “Che, papá, hay una carrera”, y lo miré como diciendo “¡vamos!”. Di una primera vuelta de reconocimiento al mediodía como parte de un entrenamiento, y papá me dice: “Bueno, si llegás a tal tiempo de referencia, te dejo correr”. Ponele que yo tenía que hacer un tiempo de referencia de 54 segundos por vuelta, y yo andaba por los 58 segundos o un minuto. Papá creía que yo no iba a llegar: “Hoy no llega”, dice. Di tres vueltas y llegué a ese tiempo. Entonces me dijo: “Bueno, está bien”.

Y ahí me hizo la pregunta importante: “¿Querés dedicarte a esto profesionalmente?”. Yo le dije que sí. “Te lo voy a volver a preguntar después de tu primera carrera”. Y tras esa carrera, me lo volvió a preguntar, y de nuevo le dije que sí. Y ahí comenzó todo.

¿Y a tu mamá te costó convencerla?

A mamá no, siempre cuando yo fuera feliz. Si era lo que yo quisiera hacer, estaba bien. Pero le cuesta mucho irme a ver. Una vez me fue a ver correr en San José y no se bajó del auto. Se puso a hablar por teléfono con una amiga mientras yo corría, porque se pone muy nerviosa. Lo sufre muchísimo.

Te escuché decir que arrancaste “tarde” en busca del profesionalismo. ¿Por qué fue tarde?

Porque los pilotos, por lo general, arrancan a los 6 o 7 años. Imaginate que esos niños se van empapando del deporte, van haciendo experiencias, adelantamientos, todo esto. Y a los 15 años ya están probando un auto de Fórmula, eso le pasó a muchas de las chicas contra las que estoy compitiendo este año. Yo agarré mi primer karting en Uruguay a los 16 años. Por eso es empezar tarde. Estoy dando ventaja. Empecé todo hace cuatro años y hoy estoy compitiendo en Europa, en una de las academias donde está metida la Fórmula 1, ya en la escalera para la F1. Es un orgullo increíble. Cuando mi padre me hizo esa pregunta, me dijo: “Si lo querés, vas a tener que trabajar muy duro, porque te llevan años de ventaja”. Él no quería que yo fuera automovilista, pero después que lo aceptó, pasó a ser el número uno que me apoya.

Debutaste en monoplazas en 2021 en el certamen local de Fórmula 4. ¿Recordás tu primera carrera?

Fue hace dos años, en agosto de 2021 en El Pinar. Clasifiqué quinta, y creo que terminé quinta también. Pero fue una carrera emotiva, donde hubo adelantamientos, me rebasaron y lo pude remontar. Cometí un error también en esa primera carrera, recuerdo. Pero no estaba nerviosa, eh. Sí en la previa, la noche anterior no dormí, pero una vez que me pongo el casco, todo desaparece. Y es ese momento en que me conecto con el auto y con lo que quiero hacer, que es correr.

Después te sumaste a la parrilla de USF Juniors estadounidense en 2022…

Sí, pero antes me invitaron a la prueba de pilotos de la Women Series en febrero de 2022. También fue importante porque era una carrera femenina que se corría el año pasado, y fue el primer llamado para competir en Europa y hacer esta prueba en Estados Unidos. Mis tiempos habían sido buenos, pero claramente ahí se notó que las demás chicas tenían más experiencia. Fui a competir y volví. Y a través de esta prueba, un equipo de Estados Unidos se contactó conmigo para este campeonato de Fórmula 4, en Estados Unidos, y la USF Juniors, que competí ese año y este.

¿Cómo llegás al Campos Racing?

Luego de ese año en Estados Unidos, donde hice experiencia en Fórmula 4, nos enteramos de esta categoría que armaba la Fórmula 1, que es la Fórmula 1 Academy, y de los equipos que iban a estar involucrados. Uno de ellos era Campos Racing. Y se dio algo curioso: ellos me llamaron cuando yo pensaba contactarlos a ellos. Yo quería ofrecerme para hacer una prueba con ellos, y me llamaron para eso, para hacer una prueba. Iban a hacer una prueba con varias chicas, para ver quién quedaba a ocupar el asiento de este año. Ahí hice una prueba física en la pista de Valencia, con simulador mental, de todo me hicieron hacer. Eso fue en diciembre del año pasado.

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

“Empecé todo hace cuatro años y hoy estoy compitiendo en Europa, en una de las academias donde está metida la Fórmula 1, ya en la escalera para la F1. Es un orgullo increíble”

¿Qué es la F1 Academy?

La F1 Academy es una categoría de pilotos femeninas —es la única en el momento— que está en la escalera de la Fórmula 1. La F1 Academy, con autos de F4, se hizo con el objetivo de llevar la próxima mujer a la Fórmula 1. Es una categoría para que compitan mujeres jóvenes que son promesas del automovilismo mundial. Para darles muchas horas de pista, mucha experiencia, en circuitos que son de F1, poder compartir un fin de semana en la máxima categoría. Y a la vez significa una reducción de presupuesto para las mujeres, que es algo que nos cuesta, por la falta de apoyo.

Y si llegaras a la F1, ¿competirías contra hombres, todos en la misma categoría?

Exacto. El automovilismo es uno de los pocos deportes en los que hombres y mujeres pueden competir en igualdad de condiciones. Hoy no hay ninguna en F1, pero hubo, ahora hay una chica compitiendo en F3. El problema radica en que no se le da el mismo apoyo económico a las mujeres, no les dan el mismo tiempo de pista, entonces se complica tener la mismas igualdades, cuando ellos tienen mucho más.

¿Qué auto manejás y qué características tiene?

Tiene un motor de autotécnica 2.0, unos 170 caballos de fuerza… Para alguien que no sabe nada, le diría que es como un auto de F1, pero más chico, con menos potencia. Dobla no tan rápido como en F1, no llega a la misma velocidad de punta, nuestra máxima velocidad de punta es de 240 km/h, cuando un auto de F1 anda en 320 km/h. El mío es un auto de F4, el chasis (como el esqueleto) es Tatuus. Nosotros tenemos neumáticos Pirelli. Es un auto de F4, pero con la aerodinámica de un F1.

En setiembre del año pasado te radicaste en Barcelona, pero por estudios, para estudiar Ingeniería Química. Por primera vez abandonaste el nido paterno y te fuiste a vivir sola a Europa. ¿Qué es lo que más te costó en la adaptación?

Me costó muchísimo adaptarme porque yo no era un estudiante normal. Me costó hacer amigos, porque yo no estaba todo el tiempo en la universidad, por los viajes que tenía que hacer para competir. Por más que me llevaba súper bien con mis compañeros, era: “Maite, festejamos el cumpleaños de tal”. “No puedo, tengo que entrenar, o tengo que viajar”. Y siempre así, entonces llega un punto en que la gente te deja de llamar, porque vos nunca podés. Pero no los culpo tampoco. Es súper difícil poder llevar adelante las dos cosas. Pero lo que más me costó, como deportista, era estar lejos de mi familia, tener pocos amigos, el invierno en España también, muchas incertidumbres también, porque no tenía presupuesto para seguir en otra categoría si no me aceptaban en la F1 Academy.

Supongo que en tu corta carrera no han sido todas rosas. ¿Cuál fue la frustración que más te marcó?

La frustración más grande fue el comienzo de temporada en esta categoría, en la primera carrera, en Austria. Un accidente, por un error mío, me hizo replantearme muchas cosas. No te digo que pensé en dejar todo, pero me costó mucho porque tenía que reparar el auto —y eso tiene un costo económico—, me hizo replantearme hacer las cosas distintas, porque era un circuito que yo no conocía. Me replantee un nuevo approach, cómo ver las cosas. Aprender del error.

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

“Hoy no hay ninguna en F1, pero hubo. No se le da el mismo apoyo económico a las mujeres, no les dan el mismo tiempo de pista, entonces se complica tener la mismas igualdades, cuando ellos tienen mucho más”

¿Qué es lo que más te ha costado, como persona?

(Piensa un instante) Estar conmigo, sola, mucho rato. Aprender a estar sola. Bancar mi cabeza. Y aparte, siendo deportista, teniendo que entrenarte, nutricionista, conseguir apoyo psicológico, el invierno allá, estando sola… Fue eso: bancar la cabeza, y mantenerme fuerte en mi objetivo, en lo que querés lograr.

Las mujeres compitieron en F1 desde el inicio mismo, pero la equidad de género en este deporte todavía está lejos, ¿no es verdad? Esto de la F1 Academy es un intento, en ese sentido…

Sí, pero todavía estamos lejos. No va a haber una mujer compitiendo en los próximos cuatro o cinco años. No lo sabemos eso. Lo importante es que hoy se están abriendo puertas, como es el caso de la categoría en la que estoy. El porcentaje de las mujeres en el deporte motor está creciendo, en el karting, y ahí van saliendo más chicas.

¿Cuántas mujeres están corriendo hoy en toda la escalera hacia la F1?

Hoy somos 15 en la F1 Academy, hay una en F3 y cuatro en F4. Somos 20 chicas en la escalera de F1. Y yo soy la única de Latinoamérica.

¿Viviste algún episodio de acoso, fuera de las pistas?

Acoso no sé, pero en el mundo del automovilismo alguno me habló, sí… En el momento no te enterás, no te cae la ficha, lo negás, o solo te parece raro. Pero después me quedé maquinando sobre lo que sucedió y cómo pude haberlo evitado. Te quedás pensando de dónde salió y con qué intenciones te decía las cosas, y ahí te das cuenta de que era un acoso. En realidad, me cargaron, pero llega un punto en que se pasan y no sabés en qué punto está el límite de que solo te están cargando o si eso es acoso. Y yo no lo sé medir todavía. Pero si te soy sincera, se me borran, los elimino. Hoy reaccionaría diferente, me plantaría, le diría que eso está mal.

Me dijiste que el automovilismo es costoso, pero ¿cuán costoso? Dame números…

Mirá, la categoría en la que estoy, solo por competir, me sale 140.000 euros por año. Pero está subvencionada por la F1, o sea que una categoría normal en F4 está en 300.000 [euros] en un equipo mediano, 500.000 en un buen equipo. Si vas a un F3, anda por un millón de euros por año. Solo de matrícula, para poder competir. Si querés entrenar, los entrenamientos andan por los 10.000 euros el día, solo por un día de entrenamiento. Los neumáticos cuestan unos 2.000, si querés poner un neumático nuevo. Un equipo antiflama cuesta unos 800 euros. Entonces, por eso pienso que yo no puedo cometer un error y romper el auto. Pero bueno, es algo típico de los uruguayos que vamos a competir contra extranjeros en Europa y lo hacemos.

¿Las mujeres la tienen más difícil para conseguir patrocinadores?

Sí, definitivamente. A mí me costó y me sigue costando mucho. Hoy gracias a Dios tengo gran apoyo de empresas uruguayas que me acompañan —Abitab, Supermatch, Ancap y Ministerio de Turismo—, que me apoyan muchísimo, pero no es suficiente para estar en este mundo. He aprendido mucho a negociar, ofrecer este producto, mi auto, los espacios, las redes… Tengo que buscar empresas y decirles que necesito plata, busco las que han apoyado en este deporte o que puedan estar interesadas en apoyarme a mí. Me pongo creativa y les presento algo personalizado, les doy ideas, les digo que me pueden usar a mí como imagen, les doy ideas para posteos o cómo pueden estar presentes en mi auto con su logo.

Hablame de la competencia: todo comenzó en Austria, a fines de abril, en esa carrera en la que te accidentaste, cuando doblaste mal una curva.

Son siete eventos, en 21 carreras. Llegamos y tenemos dos entrenamientos de 40 minutos, luego dos clasificaciones de 20 minutos cada una, y luego tenés las carreras. Hemos pasados por todos los circuitos de F1 (Red Bull Ring, Barcelona, Zandvoort, Monza, Paul Ricard y terminamos en el circuito de Las Américas, junto a la F1). Todo esto es una categoría mundial, porque pasamos por parte de Europa y Estados Unidos. Es una categoría súper competitiva, de 15 chicas de todas partes del mundo, y soy la única de Latinoamérica.

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

“Me cargaron, pero llega un punto en que se pasan y no sabés en qué punto está el límite de que sólo te están cargando o si eso es acoso. Y yo no lo sé medir todavía. Hoy reaccionaría diferente, me plantaría”

¿A qué velocidad has llegado con un auto de carrera?

A 300 km/h, con un Fórmula Regional (el F3 de Estados Unidos) y con el F1 Academy a 240 y algo, en Monza.

¿Y qué se siente andar a esa velocidad?

No se siente. Pasás súper rápido, pero súper lento a la vez. Yo siento que la velocidad la tengo mal dimensionada… porque, para mí, pasa lento en ese momento. Pasa muy lento. La recta es mi momento de descanso: vas prendido al volante, pero ahí descanso las manos, hablo con mi ingeniera, pasan un montón de cosas en la recta. Lo que siento ahí es control: que el auto y yo somos uno. Que soy yo la que voy rápido, no el auto.

¿Cómo manejás? ¿Sos audaz, cautelosa, aguerrida?

Me considero agresiva, a la hora de hacer un adelantamiento, pero muy sensible y precisa a la hora del feedback que me da el auto. Pero más que nada, agresiva. Lo disfruto muchísimo. Cuando me viene la hora de adelantar o defender me viene como una bestia de adentro, jaja. 

¿Cómo sigue tu año y qué planes tenés para 2024?

Me invitaron a una carrera en setiembre, en Miami, será algo aparte del campeonato, más que nada para mantener la actividad en el parate. Algún entrenamiento en karting en Uruguay. Y el 19 y 20 de octubre tengo el circuito de Las Américas, en Texas [Austin, Estados Unidos] la próxima fecha del campeonato de F1 Academy.  Es una gran vidriera, porque ahí estarán todos los equipos de F1. 

¿Cuáles han sido tus renunciamientos? ¿De qué te privaste para estar donde estás?

Uf, muchos encuentros familiares, cumpleaños de amigos, también me perdí de muchos laboratorios en la facultad, he renunciado a unas cuantas maestras, sacrifiqué notas, créditos. He tenido que enlentecer la carrera de facultad. Me perdí de ver crecer a mis sobrinos, por estar lejos. No he podido conocer gente, ir a citas, salir a bailar, todas esas cosas…

Más allá del trabajo porque el automovilismo es tu laburo, sos una chica joven. Supongo que tendrás los intereses propios de tu edad. ¿Te permitís salir a bailar y divertirte?

Alguna que otra vez sí he salido, porque considero que también hay que disfrutar de la vida, eso te ayuda a fluir después en el deporte. Si estás bien y contento, eso te ayuda muchísimo, lo he comprobado, pero también tengo una voz en mi cabeza que me dice que tengo que competir. Depende en qué momento estás. Ahora, en este parón, me lo puedo permitir. Pero cuando tenés que estudiar fuerte y tenés que competir a los dos días, si salís el fin de semana, al otro día tenés que madrugar para entrenar. Mejor no salir ahí.

Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

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“Me considero más que nada, agresiva. Lo disfruto muchísimo. Cuando me viene la hora de adelantar o defender me viene como una bestia de adentro”

¿Cuál es tu sueño? ¿Llegar a la Fórmula 1?

Sí, sí, sí, mi sueño es llegar a la F1. Sin dudas.

¿Sos piloto o pilota?

Lo que quieras. Yo digo piloto.  

¿Te considerás feminista?

No. Está bien lo de respetar los derechos de las mujeres, mismo en el automovilismo que es muy machista, pero hablando de lo que sé (que es mi deporte), es un deporte desarrollado por años, con pilotos dando su esfuerzo para llegar a donde han llegado y a donde llegó la F1. No me considero feminista. No me gustan los extremos. No te puedo decir que soy feminista, porque capaz que en otra cosa tengo una opinión distinta a la que sostiene el feminismo y me van a decir: “¿No era que eras feminista?”. 

¿Cómo es la preparación para una carrera importante? ¿En qué consiste?

Depende de lo que esté necesitando. Ahora, charlas con mi psicólogo, para hablar de los puntos fuertes y débiles para este circuito, ver qué me costó de la carrera pasada, cosas para mejorar y ver cómo me estoy sintiendo yo también, repasar cuáles son mis objetivos, cómo me quiero sentir. Además de lo físico: mucho simulador con el equipo. El entrenamiento físico es importante, aunque vayamos dentro de un auto, porque alcanzamos 180 pulsaciones por minuto, entonces pensá que vamos a mucha velocidad tomando decisiones todo el tiempo. Tenés que tener buenos reflejos para evitar un accidente. Los brazos tienen que estar fuertes porque doblamos a mucha velocidad, y ahí el volante llega a pesar 15 kilos. Son 19 curvas en 30 minutos dando vueltas, sentís el cansancio. Y vas corriendo y tomando decisiones, tenés que tener fuerza de brazos. Estás atado, y además tenés la fuerza G (la fuerza gravitatoria) en el cuello, son 15 o 20 kilos en el cuello.

¿Dónde te ves dentro de 10 años?

Corriendo en F1.

¿Y la ingeniera química?

También, pero ahí, guardadita. Veo que me gradué, pero no ejerciendo. Me quiero dedicar al automovilismo, ese es mi sueño máximo. Quiero graduarme sí, pero no es mi prioridad. Si no llego al éxito con el automovilismo, ahí vendría la química, que también me encanta.

¿Sos feliz?

Sí, muy. Estoy muy contenta con lo que estoy haciendo. Siempre digo que si llega a pasar algo —ojalá que no— me puedo ir muy tranquila, porque he hecho todo lo que he querido.

Foto: Galma.photo

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Por César Bianchi