Seré curioso

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Luz del Alba Rubio: “Decreto de dictadura pretendía que el himno lo cantaran los hombres"

La soprano, quien denunciara a Plácido Domingo, volvió al país para cantar el himno en la asunción de Lacalle Pou.

05.03.2020 08:45

Lectura: 23'

2020-03-05T08:45:00-03:00
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Por César Bianchi
@Chechobianchi

Fotos: Juan Manuel López


Era tal el entusiasmo que tenía Luz del Alba Rubio (52) por cantar el himno nacional en la asunción de Luis Lacalle Pou en el Palacio Legislativo, que sobre el mediodía, un instante antes de entrar en escena, me envió un video de WhatsApp donde se la veía ensayar algunas estrofas del himno en mi bemol mayor, tal cual lo había concebido Francisco José Debali en 1833, mientras su maquillador, Sergio Quintana, hacía un alto en su labor y el estilista Mauro Goyeneche se encargaba de su cabello. Los tres cantaban a cappella el himno.

Rubio se metió de lleno en la polémica días antes del cambio de mando por haber solicitado cantar el himno en esa tonalidad, y el coro nacional del Sodre le señaló que sólo buscaba lucirse. Y cuando en nota con FM Gente de Maldonado, de donde es oriunda, dijo haber sufrido un "exilio cultural", producto de "amiguismos" y "círculos mafiosos". Del tono del himno, el machismo imperante en el dictador Aparicio Méndez (que decreto mediante hizo que fuera cantado por hombres, pero no por mujeres), y de la discriminación que dice haber sufrido como cantante de ópera durante los años de gobierno de la izquierda habló la soprano en un café/librería de Montevideo, horas después de haberse sentido "acompañada" por todos los legisladores que cantaron con ella el himno, aún durante su solo.

La cantante lírica que alguna vez lavó ollas, cuidó ancianos o fue mesera para pagarse sus estudios de canto en Suiza, confirmó que trabajará en el Sodre, junto a un equipo técnico, para "hacer renacer la ópera". También adelantó su apoyo al candidato blanco a intendente de Maldonado, Rodrigo Blas, pero se limitó a definirse como "liberal" y "demócrata".

Recordó con pesar el acoso del que fue víctima por parte de su admirado Plácido Domingo a principios de este siglo, y se sorprendió por la defensa que hizo de éste la también exitosa soprano uruguaya María José Siri, radicada en Italia. "Es libre de pensar lo que quiera. Seguramente no le pasó a ella, estoy segura que no le pasó a ella. Yo soy la típica mujer que le gusta a Plácido: soy una mujer linda, con una cara hermosa (lo sé), imagínate hace 20 años, y ahora tengo algunos kilos de más, pero antes no. Las que no han aceptado esta situación de acoso que denunciamos fueron las mismas mujeres. Ahora ella (Siri) se estará dando cuenta que estaba equivocada, porque él reconoció el acoso y pidió disculpas", dijo.

-¿Por qué sus padres le pusieron Luz del Alba?

-Fue mi papá, un escritor, un periodista. Él me inculcó esa fuerza de luchar, de creer en los sueños. Ángel Wilfredo Rubio se llamaba, fue diputado del Partido Colorado, y nació en 1904. Uno de sus libros se llamaba Revolución. Novela de amor y guerra. Me puso Luz del Alba cuando escribió una poesía la noche en que yo nací. Decía: "Luz del alma, por qué no, Luz del Alba" en ese hermoso poema.

-¿Qué quería ser de chica cuando fuera grande?

-Yo leía mucho, y eso me llevó a soñar, aunque vivía en Maldonado. Desde chica sabía que tenía buena voz, me encantaba jugar con mi voz, y no había profesores... Desde chica sabía que quería dedicarme al canto. Era feliz cantando, siempre lo fui. Inclusive, en tercer año de escuela, yo esperaba con ansias los martes, que había clase de canto. Mientras otros lo padecían, yo deseaba que sea martes. Y cuando no me elegían como voz A, me frustraba y lloraba... Pero siempre supe que lo mío era el canto, pero no tenía las herramientas. Empecé a estudiar piano para estar en contacto con la música, pero lo que amaba era cantar. ¡Y cantaba sola, con la radio, escuchando a Ginamaría Hidalgo! Y todo lo que escuchaba, lo aprendía.

-¿En qué momento sintió que podía vivir de eso, que el canto podía ser su medio de vida?

-No es que me diera cuenta, sino que yo lo busqué. Me preparé para eso. A los 14 le puse nombre a lo que yo quería hacer: una actriz que canta, cuando en una película en el cine vi Otello, con Plácido Domingo y Katia Ricciarelli, y ahí supe que esa era mi vocación y se llamaba ópera. Fui con mi mamá al cine y dije: "¡Yo quiero esto! ¡Quiero vivir haciendo esto!".

-¿Proviene de una cuna familiar donde importaba mucho la cultura y la ópera en particular, o la inquietud artística nace con usted?

-En casa se escuchaba la radio del Sodre, en casa siempre se escuchaba música, y a los 5 o 7 años ya había leído mucho, Corazón de Edmundo D'Amicis, El Quijote de Cervantes... Fue más bien mi padre el que me inculcó el gusto por el arte, mamá era enfermera y trabajaba mucho, entonces no la veía casi nunca. Mi papá ya era jubilado.

-¿Cómo se formó como cantante de ópera aquí y en el exterior?

-Empecé a cantar por primera vez con María Teresa Montenegro, en Montevideo. Porque todo estaba en Montevideo. Imaginate años atrás y sin dinero, era muy difícil. Empecé a trabajar, con 15 años, para pagarme las clases de canto en la capital. Mi primer trabajo fue alquilar y vender apartamentos. Trabajaba en temporada, pero jornadas de 12 horas. La vida dio vueltas y la primera cosa que me pude comprar, gracias al canto, fue uno de los apartamentos que yo mostraba y tenía para vender. En otro verano trabajé vendiendo tortas como mesera. En otro verano, yo vendía ropa en una tienda, pero como no me gustaba doblar las prendas, yo cantaba y mis compañeras doblaban la ropa, mientras yo les cantaba... ¡Y con el canto atraía clientes! Yo ahorraba ese dinero y con eso me pagaba el viaje a Montevideo y las clases de canto.

"Para pagarme las clases de canto, me tocó limpiar ollas en el Hospital de Ginebra, y hacíamos la cadena de servicios ahí... Entraba a las 5 de la mañana a limpiar unas ollas enormes, me pagaban bien, y me permitía entrar a clases de canto a las 8"

Empecé con Montenegro, después tuve otra profesora, pero yo quería cantar en coros. Con Pablo Trindade fue el primer coro, y después con Cristina García Banegas. Con ella tuve la oportunidad de viajar por primera vez en mi vida en avión, a Estados Unidos y México, y después a Europa, en el 92... Ahí ya quise quedarme allá. En el 92 me fui a representar a Uruguay en Sevilla, con el coro De Profundis, música barroca. Hicimos una gira por España, Austria, Dinamarca, Suiza, y en cada lugar iba preguntando si me podía quedar a estudiar.

-Quería seguir estudiando ópera, en Europa...

-Claro. Yo ya estaba acá en la Escuela Universitaria de Música, después del liceo. Y paralelamente hacía Ciencias de la Comunicación, era la primera generación en la Udelar, pasaban de paro... Pero, te decía, fui preguntando en cada lugar al que íbamos y en todos estaban las inscripciones cerradas porque era verano, menos en Ginebra (Suiza), donde pude hacer la audición, me aceptaron y ahí me quedé. Aprendí canto y aprendí francés, pero tenía que pagar mis estudios de canto, entonces me puse a trabajar.

-¿A qué tuvo que renunciar para ser quien hoy es? ¿Qué esfuerzos recuerda hoy con nostalgia y -cree usted- la llevaron a forjar a la artista reconocida que es hoy?

-Bueno, para pagarme las clases de canto, me tocó limpiar ollas en el Hospital de Ginebra, y hacíamos la cadena de servicios para los médicos y los que trabajaban en el hospital... Entraba a las 5 de la mañana a limpiar unas ollas enormes, me pagaban bien, y me permitía entrar a clases de canto a las 8 de la mañana. Después de limpiar las ollas, servía el desayuno para los pacientes, ahí quedaba libre y me iba a estudiar canto. Pero no fue mi único trabajo. También era mesera, y también cuidaba niños. Todo para pagarme los estudios de canto.

Y respecto a las renuncias: dejar de estar en cumpleaños de mis amigos, de mi ahijada, de mi madre, no estar cuando las muertes en mi familia, no estar en mi casa. Y los esfuerzos, los volvería a hacer. Es un proceso de aprendizaje, si las cosas te las regalan, no las valorás.

En Ginebra canté con (Luciano) Pavarotti, y ahí conocí a mi gran referente, Carmen González, una española que cantó con los más grande, quien me vio y me dijo: "Tú terminás acá y te vas a cantar a Italia a cantar conmigo". Me ofreció cada día clases sin cobrarme un peso. Yo trabajaba en una pizzería como mesera, y después me iba a cantar, ella me vio y me llevó con ella para Italia. Y por cuatro años, estudié cada día en las colinas de Perugia.

-En 1992 se radica en Europa, vivió en Italia e incluso tiene la ciudadanía italiana. ¿Por qué irse a Europa? ¿Uruguay le quedó chico?

-No toqué ningún techo. Yo seguí mi instinto, y sabía que las personas que estaban en Uruguay no me podían enseñar y tuve la oportunidad de irme con el coro... Si te abren una puerta, la tienes que aprovechar. Yo sabía que como estudiante, aprender a cantar en Europa era el summum. Sabía que ahí iba a aprender de los mejores.

-¿Por qué la mudanza a Estados Unidos?

-Desde el 2005 estoy radicada en Estados Unidos, soy ciudadana americana. Y antes ya tenía la ciudadanía italiana y tengo mi casa en Milán. Trabajaba mucho con la New York City Opera, y Nueva York era un punto estratégico, entre Milán (Italia) y Uruguay.

Yo llevaba una vida de 12 años sin parar, y ya venía con ganas de bajar la pelota al piso. Y quería tener un hijo. En ese momento estaba saliendo con el papá de mi hijo, quedé embarazada de él, en Canadá y me vine por 22 horas a Nueva York, ahí, en el vuelo se me cayó una valija encima (y yo embarazada). De ahí seguí a Berlín, porque tenía que estar en los festejos de los 20 años de la caída del Muro, en un gran evento, y me vino una fiebre bárbara, pero fui igual. Ni bien terminé me fueron a buscar para ir a cenar con el embajador uruguayo y yo les dije: "No, necesito un doctor, me siento mal". Y cuando me vio el doctor, me dijo que estaba a punto de tener una hemorragia interna, porque el bebé que tenía dentro mío se había golpeado con la valija que había caído, se me había dado vuelta un ovario, y se estaba estrangulando. Pero Dios me acompañó...

"Ya había cantado por todos lados... ¿Qué estaba dejando? Un apartamento allá, otro acá, los aplausos que son efímeros... Cuando me atendió el doctor, pensé: 'Si salgo de esta, voy a dedicarme a lo que me gusta: que alguien más se acuerde de mí por lo que yo pueda dejar'"

¿Por qué te cuento esto? Yo me di cuenta que estaba escribiendo un testamento, y había cantado por todos lados: en China, en Estados Unidos, en Europa, en América Latina... ¿Qué estaba dejando? Un apartamento allá, otro acá, los aplausos que son efímeros... Entonces, cuando me atendió el doctor, pensé: "Si salgo de esta, voy a parar la pelota, voy a tener a mi hijo y dedicarme a lo que me gusta: que alguien más se acuerde de mí por lo que yo pueda dejar".

-Supongo que ahí nace la Fundación Punta Classic...

-Exacto. Es una fundación, que este año cumple 10 años, en Maldonado, y con la que he ayudado a muchos talentos, como Andrés Presno, de Maldonado, que empezó conmigo. Con mis amigos de la ópera de Nueva York, que me trajeron las escenografías, e hicimos una Traviata. Formé un coro, formé una orquesta... Yo quería dejar un legado. Y así hicimos óperas en Carmelo, en Paysandú (que Butazzoni pensó que era del Sodre y no, fue Punta Classic).

Esta fundación es un gran semillero de formación de artistas, sobre todo de Maldonado, que ahora hay dos en Londres, en Estados Unidos, en Italia, acá cantando en el Sodre, ha formado mucha gente.

-Cuando en el fútbol las entradas son muy caras, se dice que son "precios de ópera". Esto ha cambiado aquí, y hoy hay precios populares para ver alta cultura. ¿Cuán accesible y popular es la ópera en Estados Unidos y Europa?

-Es muy accesible... Tú podés ir al Metropolitan y por 30 dólares conseguís una entrada.

-¿Qué significó para usted cantar el himno nacional en la asunción de un presidente uruguayo y que te hayan convocado la vicepresidenta para la ocasión?

-¡Fue un orgullo increíble! Primero no te lo crees, que te están pidiendo a ti que cantes el himno en el Palacio Legislativo. Yo todavía pregunté si era verdad, porque sabía que la memoria colectiva indicaba que el himno lo canta un hombre. Se te sale el corazón por la boca de orgullo, de gratitud, de felicidad, y con mi madre mirándome. Fue la primera vez que una mujer entró al Palacio Legislativo para cantar el himno.

-Usted no cantó sola el himno, ni siquiera en el solo... La acompañaron todos los legisladores e invitados presentes. ¿Eso estaba previsto?

-No se acostumbra. El coro sí, que representa al pueblo, y se llama "solo" porque, precisamente, es un solo mío. Pero la cantaron todos conmigo, y fue para mí una cosa impresionante, como un abrazo. Canté frente al Rey de España, ante quien ya había cantado en Tenerife, cuando él era Príncipe. Yo estaba nerviosa, porque cuando más me pongo nerviosa es cuando estoy con mi gente. Ver todos esos legisladores que cantaban conmigo, sentí que el pueblo estuvo conmigo. Fue un abrazo al alma, no me dejaron sola...

-Usted dijo que este regreso al país, para cantar el himno en la asunción de Lacalle Pou, era una vuelta al país tras un "exilio cultural" debido a un "círculo mafioso" y "amiguismos" que durante 15 años no la dejaron trabajar en el país. Fueron varios los que le marcaron que eso no es así y le señalaron fechas y eventos en los que usted vino a cantar a Uruguay. El escritor Fernando Butazzoni dijo en la tertulia de En Perspectiva que "al exilio cultural no lo veía por ningún lado". Y el fotógrafo Armando Sartorotti enumeró algunos eventos culturales en los que usted participó en Uruguay: "En 2005 hizo La Bohéme en el Teatro Solís, en 2009 Mozart con la Ossodre...

-...De eso no tengo conocimiento...

-...También ese mismo año, una Gala Lirica, festival inaugural del Auditorio Nacional del Sodre...

-...eso no es una ópera...

-...en Las bodas de Fígaro de Mozart en 2011 en el Teatro Solís...

-...nunca canté en el Solís en 2011... Nunca.

-...y en 2017 con la Ossodre en el Festival de Música Sacra de la Intendencia de Montevideo y presentó Simplemente Luz en el Florencio Sánchez de Paysandú en el año 2018.

-Eso es Punta Classic, una producción absolutamente mía, con mi bolsillo. Si vamos a hablar de mis propias producciones, hay un montón de eventos entre 2010 y 2020 que le faltaron enumerar. Simplemente Luz es todo mío, a pulmón y hecho por mí. Nada que ver con el Sodre, ni el Espíritu Santo.

-¿Cómo se sostiene, entonces, lo del exilio cultural al que te llevaron los gobiernos del FA?

-Hay un error de concepto increíble, y amerita una aclaración. Yo dije: "Me siento una exiliada cultural porque en las temporadas líricas no me invitan, por amiguismos, desde 2010 en el Teatro Solís que hice mis últimas dos actuaciones". Hay un error de concepto y de fechas. Yo me referí a las óperas o temporadas líricas en las que yo participé. A eso me referí. Encima agregué: "hice conciertos en el Sodre", que yo misma publicité. El concierto es una gala lírica con uno o dos ensayos como máximo y la misma noche; y una temporada lírica, una ópera, tenés mínimo tres semanas de trabajo, y tenés que actuar, cantar y a veces bailar.

-Si la interpreto bien, usted dice que no la han convocado para cantar ópera en el Solís o el Sodre, pero sí para conciertos, que no es su especialidad, no es su metiér. ¿Es así?

-Exacto. Lo último que hice fue La Traviata en el Sodre, en 2002. Del 2002 a la fecha nunca más me invitaron a una función de ópera. Y es el meollo de la cuestión, porque tanto el Solís como el Sodre, lo específico a lo que se dedican son óperas.

"Va a haber una reestructura (en el Sodre), y voy a estar en el equipo técnico para hacer renacer la ópera. Y acepté. Ahora estoy dejando de lado un contrato que tengo con la Universidad de Leshan, una ciudad universitaria en China".

-¿A qué atribuye que no la hayan convocado antes para cantar ópera en su país? ¿Cree que es por una cuestión de afinidades políticas?

-Nadie me preguntó nunca qué votaba. Lo atribuyo a amiguismos, como dije. No sé por qué, ni idea... capaz que no les gusta mi cara. Hablo de la gente que decide cómo armar los elencos. Pienso en el Sodre, porque la última vez fue hace 18 años, y creo que han tenido otras funciones de ópera...En el Solís canté en el 2005, cuando la reapertura, y en 2010 yo estaba cantando en el Colón de Buenos Aires, al máximo de mi carrera, y ahí vine a hacer Las bodas de Figaro (de Mozart) y Lucía De Lammermoor (de Donizetti). Y nunca más. Y no es que no haya querido: yo quiero estar presente en mi país. Entonces, me las ingenié porque yo quería cantar en mi país. Aparte de cantar, me gusta la gestión y quiero dejar un legado.

-Si le hubieran ofrecido un contrato estable, como el que se le ofreció a María Noel Riccetto, para trabajar (y vivir) en Uruguay, ¿hubiera dejado su vida en Estados Unidos para radicarse aquí?

-Sí. Sí, lo hubiera hecho, me hubiera venido.

-¿Qué cargo le ofreció el nuevo director del Sodre, Martín Inthamoussou? ¿Le ofreció hacerse cargo de la dirección lírica del Sodre?

-Me ofreció participar en el equipo. Va a haber una reestructura, y voy a estar en el equipo técnico para hacer renacer la ópera. Y acepté. Ahora estoy dejando de lado un contrato que tengo con la Universidad de Leshan, una ciudad universitaria en el centro de China. Me llevaron para que sea la puerta que acerque contactos que tengo en Europa y Estados Unidos.

-¿Cómo se define usted política e ideológicamente?

-Soy liberal, soy demócrata, soy republicana... No me quiero encasillar. Soy de ideas liberales.

-Pero hace un par de días se supo que se había integrado a la lista de Juan Sartori y había declarado su apoyo a la candidatura del nacionalista Rodrigo Blas en Maldonado...

-No es cierto eso que salió publicado. El lunes 2 visité el plenario de Rodrigo Blas en Maldonado, sí. Pero no voy a integrar ninguna lista. Manifesté públicamente mi apoyo a Rodrigo como fernandina y del Partido Nacional. A nivel nacional le debo un agradecimiento a nuestra vicepresidenta Beatriz Argimón, y por su intermedio al presidente Luis Lacalle Pou, quienes supieron honrarme con el premio Manuel Oribe a la cultura en 2016 y ahora cantar el himno en la jura solemne del 1° de marzo. El equipo de Sartori me solicitó una asesoría cultural, pero en absoluto voy a integrar ninguna lista. Sí voy a ser asesora cultural de Rodrigo (Blas, candidato a intendente por el Partido Nacional en Maldonado).

-¿Cree que no cuenta con la simpatía del elenco estable del Sodre?

-No lo sé... Lo que vi el domingo 1° fue un buen recibimiento, cantaron fantástico, cantaron divino.

-Respecto a la interpretación del himno el 1° de marzo, usted había pedido cantar el himno en mi bemol mayor, tal cual lo compuso Francisco José Debali, y le contestaron que usted pidió cantarlo en ese tono para lucirse usted y sobresalir. El Coro Nacional del Sodre emitió un comunicado recordando un decreto de Aparicio Méndez, en la dictadura, que lo llevaba a Si bemol mayor, para que lo pudieran cantar hombres. Se entiende, dice el coro, que el cambio permite que sea más adecuado para que lo canten "audiencias populares" e incluso niños. ¿Qué hay de cierto en eso de que usted buscó un lucimiento personal con el cambio de tonalidad?

-El imaginario colectivo asociaba el himno nacional cantado por un hombre. Hace 41 años que el himno está cantado por un hombre, voces de barítonos, y encima está grabado en una tonalidad que no es la que está en el decreto. El himno fue grabado en do mayor, no en sí bemol como decía el decreto... y no está escrito en ningún lado. La grabaron en do mayor... será un error, no sé.

"El decreto decía que había que cantarlo en sí bemol para que pudiera cantarlo cualquiera, sin embargo se grabó en do mayor. Aparicio Méndez, en la dictadura, quería favorecer a los barítonos y bajos. Yo o cualquier otra mujer no podría cantarlo".

Creo que ni si dieron cuenta... Mucha gente no tenía idea que defendían un decretazo de Aparicio Méndez de la época de la dictadura. Y lo hizo para que fueran los hombres los que cantaran, excluyendo a las mujeres y los tenores. Y hoy (el domingo) se comprobó que todo el mundo lo puede cantar sin problemas... Me refiero al coro, a quienes se les paga por cantar, por su registro vocal. Y el decreto decía que había que cantarlo en sí bemol para que pudiera cantarlo cualquiera, sin embargo se grabó en do mayor. Aparicio Méndez, en la dictadura, quería favorecer a los barítonos y bajos. Yo o cualquier otra mujer no podría cantarlo.

La voz de un hombre es más pesada, entonces se enlentece, y la velocidad se va para atrás. ¿Qué se pierde? El espíritu guerrero, de garra, que pretendía Debali. Ahí le quitan fuerza al "¡Tiranos temblad!". Esa una cosa estudiada para que todo el canto fuera una cosa menos brillante. El brillo en la voz exalta las multitudes. ¿Cómo Hitler exaltaba las grandes multitudes? Con grandes himnos, con marchas, con exaltación, el pueblo se levanta... Tú no quieres eso en una dictadura. Quieres al pueblo chato, tranquilo, quieto. Entonces: yo quise cantarlo el himno en el tono en que me correspondía como mujer, y encima el compositor lo quiso así.

-¿Cómo se lleva con María José Siri, otra soprano uruguaya exitosa en el exterior?

-Ojalá haya muchas María José, muchas Luz del Alba, está Erwin Schrott, está Darío Solari (ambos barítonos uruguayos), Cristina Santi, Diego Rivero... Con María José no somos amigas. Hicimos juntas La Bohéme (Teatro Solís, 2005), y desde ahí no nos vimos más. Ella tiene un repertorio, y yo tengo otro. No hacemos las mismas óperas.

-Usted fue una de las que acusó de acoso al tenor español Plácido Domingo, quien recientemente reconoció sus abusos y pidió disculpas. Usted ya lo había perdonado. ¿Me puede recordar en qué consistió ese acoso del que fue víctima?

-(Suspira, se toma un minuto). Plácido Domingo es un maestro, es el rey de la ópera, es una persona en quien todos los jóvenes cantantes se quieren ver reflejados. Buscan su apoyo, su protección, sugerencias, y personalmente, lo veía como un ídolo. Ese ídolo te invita a cantar con él en muchas producciones, y después esperó de mí... situaciones o algo con las que yo no estaba de acuerdo. Y me hirió en mi orgullo. Entonces le dije: "Maestro, yo no necesito tener una contraprestación con usted".

-"No preciso acceder a favores sexuales para poder cantar a su lado", digamos...

-(Asiente) Aunque perdí algunos trabajos. Y pasó con muchas personas. Un gran orgullo mío es que soy una de las pocas que se atrevieron a hablar e igual hizo carrera después de eso. Esto fue en 2000, 2001, 2002, después pasaron años, invité a su hijo a venir a Punta Classic.

-¿Fue una invitación sola o fue una conducta repetida?

-Cuando él quiere algo y es terco, insiste para conseguirlo. Pero yo fui más terca.

-Precisamente, la soprano María José Siri, oriunda de Tala, salió en defensa de Domingo. Incluso, en entrevista conmigo para 970 Universal dijo que no le creía a las siete mujeres que, en su mayoría de forma anónima, denunciaron el acoso. Ella entendía que se les dio voz por el auge del feminismo, pero defendía la inocencia de Plácido Domingo y decía que esas mujeres buscaron fama a costas de él... ¿Cómo toma esto una uruguaya, también del interior, también soprano exitosa en el exterior, que denunció haber sido acosada por él?

-No sabía que había dicho eso... Estoy en shock. Pero es libre de pensar lo que quiera. Seguramente no le pasó a ella, estoy segura que no le pasó a ella. Entonces uno cree lo que quiere creer. He recibido mensajes divinos de mujeres grandes, de más de 70 años, que me escribió y me dijo: "Yo sé separar al hombre del artista". Y hay gente que no puede, y prefiere creer en los cuentos de hadas. Yo también creía, por eso me llevé con él una gran decepción. Ahora ella (Siri) se estará dando cuenta que estaba equivocada, porque él reconoció el acoso y pidió disculpas.

"(María José Siri) es libre de pensar lo que quiera. Seguramente no le pasó a ella, estoy segura que no le pasó a ella. Uno cree lo que quiere creer. Ahora se estará dando cuenta que estaba equivocada, porque él (Plácido Domingo) reconoció el acoso y pidió disculpas"

Yo soy la típica mujer que le gusta a Plácido: soy una mujer linda, con una cara hermosa (lo sé), imagínate hace 20 años, y ahora tengo algunos kilos de más, pero antes no. Las que no han aceptado esta situación de acoso que denunciamos fueron las mismas mujeres.

-¿Qué es lo que más extraña de Uruguay?

-El mar y mi gente. Yo extraño mi casa en Maldonado, mi familia.

-¿Es feliz?

-Sí. Aprendí desde muy chica que no se puede hacer nada si uno no es feliz con lo que hace. Trato de dar todo cuando canto. Yo puedo morir ahí arriba en el escenario, cantando. Soy feliz porque cada cosa que he imaginado, la he logrado, con mucho trabajo. ¡Cuántos hay que quisieran vivir de lo que aman!