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Lucas Sugo: "A Lucas Alberto le preocupa la seguridad, la cosa está bravísima"

El cantante estrena programa de TV y promociona su show en el Antel Arena. En esta charla distingue a Lucas Sugo de Lucas Alberto.

12.09.2019 08:36

Lectura: 18'

2019-09-12T08:36:00-03:00
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Por César Bianchi
@Chechobianchi

Fotos: Juan Manuel López


Diego Armando Maradona, a lo largo de su díscola vida, ha distinguido a Maradona, el genio del fútbol mundial, de Diego, el niño de Villa Fiorito que solo quería jugar a la pelota. Brad Pitt confesó recientemente que la fama lo llevó a su adicción al alcohol, y que nunca le gustó eso de ser sex-symbol. Y seguro que los sentimientos que Lady Gaga muestre a todos sus fans, no serán los mismos que tenga Stefani Joanne Angelina Germanotta, su alter-ego. Hasta "El Reja" advierte que no es fácil ser él (seguramente sea más sencillo vivir como Jorge Rodríguez, pero ahí no tendría los beneficios que vienen con la fama).

Desde el inicio de esta charla en un ratito libre en la Rural del Prado, Lucas Sugo quiso distinguir al artista consagrado de Lucas Alberto, el niño que nació en Tacuarembó y fue adoptado por Rivera, el muchacho simple, con valores de familia y apegado a sus seres queridos, que ama el campo, sus caballos, jugar un picado con amigos, participar de una guitarreada o correr detrás de sus perros. Así, dijo que a Lucas Alberto le preocupa la inseguridad que vive el país, y aunque tiene decidido su voto, prefirió no revelarlo para no opacar el camino artístico de Lucas Sugo, el que le ha permitido cierta tranquilidad económica a Lucas Alberto.

Sabedor de que Lucas Sugo le ha abierto muchas puertas, tanto acá como internacionalmente, sólo le pide que le dé un poco más de tiempo a Lucas Alberto, para poder acompañar más a sus hijos o comerse algún choricito con amigos, en campaña. Este abanderado de la charanga, como se proclama, promociona un mega-show en el Antel Arena para el 12 de diciembre y hace dos semanas se estrenó como conductor de TV en canal 4. Está abierto a seguir conquistando terrenos con su música, pero sin olvidarse nunca del consejo de su abuelo materno para derribar troncos que se le van presentando.

-Triplete en el Solís, cuatro Adela Reta en el Sodre, cinco Teatro de Verano, un Velódromo, seis Teatro Metro, un Atilio Paiva Olivera en Rivera, un Gran Rex en Buenos Aires, y ahora tu debut en el Antel Arena previsto para el 12 de diciembre. ¿Qué significa ese próximo show para vos?

-Tiene un simbolismo especial. Tiene un compromiso artísticamente hablando. Es relevante en mi carrera. Colocar en el curriculum que estuve y toqué en el Antel Arena es fantástico, pero en lo personal, decirle a mis nietos que estuve en el Antel Arena va a ser mucho más lindo todavía. Por eso tiene esa carga emotiva. Suena cursi lo que te hablo, pero es posta. Hay todo un simbolismo personal, que va más allá de lo profesional. Es la gran mochila que tengo este año: llegar ahí, tratar de hacer las cosas de la mejor manera posible, y que el marco de público esté, porque uno lo que quiere es que vaya mucha gente. Si ahí van 300 personas, no fue nadie. Si todo sale bien, vamos a lograr la concreción de un sueño profesional pero personal también.

-¿Te seguís sorprendiendo de tu propio éxito o ya te fuiste acostumbrando?

-Me voy sorprendiendo todavía. Sigo sin tener real dimensión de todo lo que estoy viviendo. Creo que necesitaría colocarme en tercera persona y mirarme, cruzar a la vereda de enfrente y mirarme desde lejos para tener un mejor panorama, para ver qué es lo que está pasando con el tal del Lucas Sugo. Pero soy consciente de que va creciendo. Estos lugares nuevos para ir, estos desafíos nuevos, hacen que uno se siga sorprendiendo felizmente. Y la sorpresa de llegar y de continuar en determinados lugares, de lograr la vigencia. Eso me ha sorprendido. Y la propagación de todo esto: llegar a las provincias argentinas y ver que vas a un lugar y van 1.000, volvés al otro año y hay 2.000, vas por tercera vez a un festival y hay 20.000 personas. Lograr la continuidad gradual, lenta sí -vos sabés que lo mío no fue vertiginoso, excepto por el hit (Cinco minutos, que no lo nombra), pero después todo fue gradual-... Creo que está bueno ese camino, es el más sólido, el más firme, esta carrera me ha regalado esa certeza: que es mejor transitarlo así.

-¿Y qué ejercicio interno, personal, hacés para mantener los pies sobre la tierra y no creértela?

-El buen vínculo con el hombre de arriba. Tengo un sentimiento muy lindo con él, él es el gran GPS que tengo, y el buen vínculo que tengo con Lucas Alberto, que soy yo. Hay un vínculo lindo y fluido con el espejo. Con ese vínculo hay una fluidez del uso de la escoba interna. Cuando uno ve que hay una suciedad, una manchita, en algún rincón, al tener diálogo conmigo mismo y con el de arriba, eso se barre. Cuando no tenés un buen diálogo con el de arriba y contigo mismo, ahí existe la posibilidad de caerse, de los problemas existenciales, y creérsela. Me aferro a eso: al hombre de arriba y a la armonía que tengo conmigo mismo. Y también los vínculos afectivos, que siguen siendo los mismos. Y el amor por el lugar donde vivo, que sigue siendo el mismo. Todas esas cosas siguen iguales, y son las cosas en las que me aferro. Si me aferro a todo eso estoy muy cerca de no perderme y no descarrillarme.

-Has trascendido fronteras. Es muy común para vos viajar a tocar a Argentina, pero también has conquistado parte de Bolivia. ¿Por qué crees que todavía tu música no ha entrado en países como Chile, Perú, Paraguay y Colombia, por ejemplo? ¿No lo has intentado o hay una cuestión de idiosincrasia y gustos musicales?

-Necesito abordarlos. No tengo un equipo (todavía) tan grande. Tengo un representante que felizmente está haciendo las cosas muy bien, y estamos conquistando lugares pero de forma gradual. Es como una especie de "colonización" artística, pero es gradual. A Bolivia vamos seguido, ahora empezamos a ir a Paraguay (ya van dos veces que voy, y en octubre vuelvo), pero me está faltando Chile. Primero tenemos que hacer un trabajo de plantar semillitas, hacer giras de prensa, a fines de este año. Cantar en el Festival de Viña del Mar es uno de los grandes sueños de mi vida. Y voy por él. Me va a llevar tiempo, me va llevar trabajo y no lo puedo hacer solo, tengo que unirme a un equipo de gente internacional, pero con mi representante, con el sello discográfico, estoy conquistando lugares de a poco. Pasa que es difícil... Mirá que llegar a cada provincia argentina es todo un laburo, hay provincias que son más grandes que Uruguay. O llegar a Bolivia, Paraguay, son como lugares estratégicos que uno va conquistando.

"El de arriba es el gran GPS que tengo, y tengo buen vínculo con Lucas Alberto, que soy yo. Hay una fluidez del uso de la escoba interna. Cuando uno ve que hay una suciedad, una manchita, en algún rincón, al tener diálogo conmigo mismo y con el de arriba, eso se barre"

-Has viajado a tocar en España para colectivades rioplatenses, oportunidad en la que estuviste con Suárez, Godín y Josema, y conociste a Messi y Griezmann, o hace poco fuiste a París para cantar en el cumpleaños de Cavani y Ángel Di María... Di María, Messi, Griezmann, ¿conocían tus canciones?

-Sí, sí, sí... Griezmann estaba enganchado con Cinco minutos, Messi conocía más canciones, pero lo más importante es que te reconozcan. Mirá lo coloquial que te voy a comentar: en el casamiento de Godín yo toqué, estaba Griezmann ahí y nos sacamos una foto (no me gusta cholulear, pero ahí fluyó, se dio natural). Y subí la foto, porque realmente lo admiro. Y el hombre comenta la foto. ¡Es un campeón del mundo (con Francia)! Uno se acerca porque tiene idolatría, pero ver que se sacan una foto, que te conocen, que te reconoce, eso es impagable.

-¿Qué hay en el artista consagrado de aquel gurí nacido en Tacuarembó y criado en Rivera?

-Yo creo que viene por el lado de los valores. Siguen iguales, siguen intactos. Dentro de un marco diferente, pero los valores genuinos siguen siendo los mismos. Yo necesito andar a caballo, yo necesito ensillar un caballo y sentir el olor, yo necesito jugar a la pelota con los gurises, yo necesito un choricito o una guitarreada con mis hijos, necesito jugar con mis perros, necesito despertarme de mañana en casa (yo vivo en el campo) y sentir el olor al campo. Eso fue siempre así. Siempre necesité esas cosas. Está bueno porque me retrotraigo afectivamente, sentimentalmente, eso quiere decir que no me perdí, que sigo ligado a todo esto. Pero ojo, soy consciente de lo que estoy viviendo. No voy a usar la falsa modestia y decirte: "Y bueno mijo... me va más o menos bien". No. Yo sé que las cosas que me están pasando son grandes, yo sé que me ha tocado vivir ciertos privilegios que muchos artistas añoran. Hemos logrado marcas, récords, cosas fantásticas, yo soy consciente de todo eso. Pero también necesito lo otro y me hace bien.

-¿Y qué te dio la fama?

-Estos últimos tiempos la tranquilidad de un futuro económico, te hablo de lo material. Yo siempre me crié con la incertidumbre, yo cantaba en bailes en el norte y no sabía lo que podía llegar a pasar. Capaz que me enfermaba o me pasaba algo, y bueno, era una incertidumbre constante. Me regaló eso: la posibilidad de respirar tranquilo -sin soberbia lo digo-, y después, me abrió puertas. Lo que te contaba recién, esos vínculos con futbolistas súper exitosos y que idolatro, nunca los hubiera conocido. ¡Fui al casamiento del capitán de la selección! ¡Estuve en el Parque de los Príncipes cantando en el cumple de Cavani y Di María! Está buenísimo, porque cuando el gurí de Rivera ve todo eso, vibrás mucho más...

-Un día estás cantando en Europa o en el Antel Arena, y al otro día en un baile en el interior...

-Yo mañana (viernes 6) estoy en Rio Branco tocando en un baile. Sigo tocando en bailes, mañana en Rio Branco, pasado en Treinta y Tres, yo toco en festivales gigantescos y toco en bailes, porque vengo de ahí, y no lo quiero descuidar.

-¿Y qué cosas de la fama no te gustan?


"Subí la foto con Griezmann porque lo admiro. Y el hombre comenta la foto. ¡Es un campeón del mundo (con Francia)! Uno se acerca porque tiene idolatría, pero ver que se sacan una foto, que te conocen, que te reconoce, eso es impagable"

-Creo que principalmente que tengo poco tiempo para darle a Lucas Alberto. Yo me siento bien y lo necesito, y a veces no le puedo dar atención porque Lucas Sugo requiere mucha atención y sabemos cómo es esto. Este es el momento, es como el fútbol, ahora estoy haciendo goles, en un buen cuadro y en Primera división, no puedo decir: "Bueno, voy a parar esta temporada y capaz que vuelvo la próxima". Entonces, he sentido que en los últimos tiempos he dejado de lado a Lucas Alberto. Sabés que me parecía que estaba blindado ya. El año pasado estaba inmerso en el mundo de los logros, de hacer cosas, y eso me sacaba de mí. Llegaba a mi casa y disfrutaba, pero enseguida tenía que seguir porque tenía proyectos. Y ahora tengo otros proyectos, pero tengo muchas ganas de estar en mi casa con los míos. Está bueno tener ganas de volver a casa, porque eso te fortalece lo que hablábamos de los valores. Pero necesito dedicarle un poquito más de tiempo a Lucas Alberto.

-¿Cómo definirías tu música hoy? Porque has incursionado en otros géneros, más allá de la charanga... Si ahora llegara un ruso, te escuchara y quisiera saber qué música hacés, ¿qué le dirías?

-Ah, no sabría decirle... Yo no consigo encajar Lucas Sugo en un lugar puntual. Sí sé que soy uno de los abanderados de un género genuino del interior que se llama charanga, como lo es Chacho Ramos, como Mario Silva y otros que llevan esa bandera de la música tropical. Sé que la música tropical me permitió llegar, por eso la abordo y la seguiré llevando de la mano. Pero también me gustan otros géneros, sumar otros colores musicales, por eso no sé bien dónde encajarlo a Lucas Sugo. En su origen Lucas Sugo es romántico, él es un cantante romántico. Dentro de poco se vienen cosas para abordar la faceta romántica de Lucas Sugo, como algo paralelo. La estructura que sostiene a Lucas Sugo es la tropical, pero también hago canciones románticas, canto tangos, folclore, reggae.

-¿Le seguís haciendo un lugarcito al tango?

-Cada vez menos. Me gusta cada vez más, pero le dedico cada vez menos. Porque soy consciente de que mi música es para la gente. ¿Qué quiero decir? Que yo direcciono mi repertorio hacia el gusto popular, no direcciono hacia lo que le gusta a Lucas Sugo. Hay cosas que compartimos, otras no tanto, pero yo priorizo el gusto popular.

-¿Eso quiere decir que priorizás lo que te pide la gente por sobre tu gusto personal?

-Yo priorizo lo que la gente espera de mí y canalizo lo que soy en ese rumbo. Trato de direccionar mis gustos.

"Ahora tengo otros proyectos, pero tengo muchas ganas de estar en mi casa con los míos. Está bueno tener ganas de volver a casa, porque eso te fortalece los valores. Pero necesito dedicarle más de tiempo a Lucas Alberto"

-Más allá de "No quiero verte llorar", una canción que condenaba la violencia de género, ¿cuánto te importa ser comprometido socialmente?

-Mucho... Ya con esa canción que nombraste y con "Cinco minutos" quedó claro.

-Sí, pero con "Cinco minutos" tuviste que salir a explicar que trataba de un muchacho que no podía dejar la droga...

-Sí, es cierto. Mirá, respecto a lo de la conciencia social: sé que es una mochila que uno lleva, es una bandera que llevo, pero no quiero llevarla todos los días. Me parece que no queda tan lindo, si lo hiciera todo el tiempo, que yo fuera un hombre que reivindica la problemática social con mi música. No, no, no... Soy un hombre que busca transmitir sensaciones y de vez en cuando aborda esos temas sensibles. Que esos temas me preocupan, sí, pero no son el buque insignia de mi propuesta artística.

-¿Qué cosas te preocupan de la sociedad que vivimos hoy? A Lucas Alberto...

-(Piensa) A Lucas Alberto... la seguridad. Salir a la calle está muy complicado. Lucas Sugo capaz que te puede hablar de otra manera. Pero... es el miedo que tenemos todos, salís y no sabés qué va a pasar cuando empieza a oscurecer. Y en los pueblos también está pasando eso. En Montevideo no vivo mucho, pero uno mira la tele, ¡y vos viste lo que son los informativos ahora! Media hora o 45 minutos de cosas que están pasando, no es que están inventando tampoco, capaz que la amplifican, pero son verdades. Mi pichona tiene 16 años y sale por ahí y te da algo en el estómago cuando ves las cosas que pasan en la calle... Obvio que hay otras problemáticas sociales, todos los problemas, los económicos también, que generan inquietudes, pero lo de la seguridad dejate de joder... la cosa está bravísima.

-Una vez me dijiste que "Cinco minutos" había sido un gol de chilena. ¿Seguís buscando otro gol de chilena, o no te inquieta cuando puedas meter otro igual?

-Las dos cosas. Sigo buscando el gol de chilena como "Cinco minutos", pero no me inquieta. No me voy a hacer el superado y decir que ya llegué porque la gente ya la tengo y me apoya. No, el discurso es otro: "Sí, la gente está, me apoya, pero tengo que continuar buscando goles". Son goles que te catapultan, te abren puertas, te allanan terrenos. No me puedo quedar. Sigo buscando, pero estoy muy contento con cómo está sucediendo todo y la continuidad de la carrera que me da la gente con su apoyo.

-Hablame de tu debut en la conducción de un programa de TV, con A solas con Lucas Sugo en canal 4. ¿Ahora sos colega?


"A Lucas Alberto le preocupa la seguridad. Salir a la calle está muy complicado. Lucas Sugo capaz que te puede hablar de otra manera. Pero... es el miedo que tenemos todos, salís y no sabés qué va a pasar cuando empieza a oscurecer"

-Jaja, no, no. Habíamos charlado con (Oscar) Barreto (NdeR: productor general de TV y director de Agitando), y estaba la idea de hacer algo. Cuando me lo plantearon, me dio miedo, porque me di cuenta que no eran aguas yo había buceado, y dije: "Pucha, ¿será que esto es para mí?" Pero después, cuando me diagramaron el programa y me mostraron cómo se llevaría a cabo, entendí que es una charla entre pares. No es el conductor o el entrevistador, se fueron esos rótulos. Obvio que tuve que estudiar bastante y prepararme, de forma autodidacta, ¡nunca pensé que iba a estudiar tanto! Estudiar de verdad, tengo como 50 o 60 preguntas preparadas para estar tranquilo en la entrevista. Lo encaré de forma seria. Pero, entonces: no es Lucas Sugo el conductor o el entrevistador; es Lucas Sugo teniendo una charla con un par.

-Los entrevistados, ¿son todos músicos?

-En una primera instancia vamos a ir por el lado de la música, después vamos a ir por otros lados. Tenemos proyectos ambiciosos de hacer viajes por ahí, buscando otros artistas, que de repente no pueden llegar a Uruguay. Hay artistas muy grossos, internacionales, y también artistas nacionales.

-Este es un año electoral. ¿Cómo podrías definir tus inclinaciones políticas?

-Alevosamente le he dicho a algunas personas: me quedo arriba del muro, y no me quiero ladear. Tengo sí mis convicciones, pero prefiero no decirlas. Quiero seguir mostrando solo el artista. No quiero distraer la atención. Que alguien me esté mirando así, como artista, y después que yo haga un comentario político, me miré de otro modo. No, seguime mirando como artista, hago esta música.

-¿Pero tenés decidido el voto?

-Lo tengo decidido, sí. Pero igual no voy a poder votar, porque voy a estar de gira por Paraguay cuando las elecciones.

-Tenés dos hijos, Florencia de 16 años y Lucas Agustín de 13. ¿Qué crees que han aprendido del padre?

-Yo estoy muy contento con los valores que tienen. No se encandilaron con nada. Viven una realidad distinta. Su papá es conocido, y... no hay problema, en el sentido de ser "hijo de". No, siguen siendo los mismos. Vos te das cuenta cuando hablan que no son presumidos. Son de muy buena madera. Es muy importante también la madre en eso. La madre es una persona de bien que ha sido muy responsable en eso de inculcarles valores.

-¿Qué consejo de tu madre (y padre a la vez), Lucía, te acompaña a todos lados?

-Hay un consejo de mi abuelo materno, Angelino Cándido Rodríguez. Te cuento una anécdota: en una tarde de verano, en vacaciones yo me iba a la chacra en Tacuarembó. En la chacra había que hacer leña, porque la cocina era a leña. El abuelo una tarde se fue con su hacha al montecito, y yo -muy menudito- me fui con él. Y me acuerdo que el abuelo se plantó frente a un tronco que estaba en el piso, lo miró, lo miró un buen rato y se acercó... Para mí, ese tronco era una cosa gigantesca. Mi abuelo se puso de frente, le pegaba hachazos y decía: "Ah, ¿vos no vas a d'ir?" Decía "vos no vas a d'ir" como diciendo, en campaña, "¿vos no vas a ir?", porque costaba cortarlo. Pero hizo la leña, y la llevó para la casa.

"Me mostraron cómo se llevaría a cabo (el programa de TV) y entendí que es una charla entre pares. No es el conductor o el entrevistador. Tuve que estudiar y prepararme, de forma autodidacta, ¡nunca pensé que iba a estudiar tanto!"

Hasta el día de hoy -por eso me emociono-, cada vez que subo al escenario, me digo para mí: "¿Vos no vas a d'ir?", porque se te plantean muchos troncos en la carrera, y en la vida también. Es una frase que tengo presente cada vez que subo al escenario, y a veces cuando hay algún tronco grande en mi vida, se me plantea.

-¿Sos feliz?

-Sí, soy muy feliz. Siento plenitud. Lo único es que tengo un debe con Lucas Alberto, para darle un poquito más de tiempo, pero mismo así tampoco lo tengo del todo ausente. Me doy unos días, a veces una semana. Capaz que tendría que darle un poco más de tiempo. Pero soy feliz.