Los familiares del líder criminal ecuatoriano José Adolfo Macías Villamar, conocido como Fito, líder de la banda Los Choneros, aterrizaron este viernes en Guayaquil, Ecuador, deportados desde Argentina en un avión militar al que fueron embarcados pocas horas después de ser detenidos en un barrio privado a las afueras de la ciudad de Córdoba.
El avión, un Fokker F-28 de la Fuerza Aérea Argentina, aterrizó en la base aérea militar de Guayaquil cerca de las 9:30 hora local (11:30 hora de Uruguay) resguardado por dos aeronaves que sobrevolaban esta ciudad costera de Ecuador, epicentro de la crisis de violencia que vive el país.
Aunque oficialmente no se ha informado de la identidad ni el número de los detenidos, los medios locales argentinos indicaron que son ocho y entre ellos están la esposa de Macías, Inda Mariela Peñarrieta Tuarez, y tres de sus hijos: Michelle, de 21 años; Ilse María, de 12; y Lian Sejam, de 4.
El resto de los detenidos, también según medios locales, son la empleada doméstica Denny Yadira Laines Basurto, Javier Macías Alcivar (sobrino del capo) y Ángel Zambrano Chiquito, un amigo de la familia.
El seno familiar de Macías se trasladó a Argentina presuntamente a inicios de año, después de que el líder de Los Choneros se fugase de la Cárcel Regional de Guayaquil, una prisión bajo su entero dominio, según señalaron testigos que pasaron por ese establecimiento penitenciario.
Hasta ahora se desconoce al menos públicamente el paradero de Macías, cuya fuga se descubrió cuando las autoridades ecuatorianas iban a trasladarlo a una prisión de máxima seguridad, donde quedaría aislado, como parte del plan del gobierno del presidente Daniel Noboa para recuperar el control de las cárceles.
Condenado en 2011 a 34 años de prisión por narcotráfico, delincuencia organizada y homicidio, Fito Macías, a cuya banda criminal se le atribuyen nexos con el cartel mexicano de Sinaloa, ha protagonizado varias fugas como la última descubierta públicamente el 7 de enero.
Tras conocerse la fuga, se desató una oleada de atentados y violencia que incluyó secuestro de policías, asesinatos, artefactos explosivos, incendios de vehículos, motines en cárceles con unos 200 rehenes ya liberados y la toma de un canal de televisión por parte de un grupo armado que secuestró a sus trabajadores por varias horas.
La oleada de violencia se dio en un momento en que Noboa se disponía a poner en marcha su plan de “mano dura” para recuperar el control de las cárceles, muchas de ellas dominadas por estas bandas del crimen organizado, donde desde 2020 han sido asesinados más de 450 presos en una serie de masacres carcelarias entre grupos rivales.
Esa violencia también se ha trasladado a las calles hasta hacer de Ecuador uno de los países más violentos del mundo con alrededor de 45 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2023, la cifra más alta desde que se tiene registro.
A raíz de los episodios violentos de la semana pasada, el gobierno declaró que Ecuador se encuentra en un “conflicto armado interno” contra el crimen organizado y declaró veintidós bandas como grupos terroristas y actores beligerantes no estatales para que sean neutralizados por las fuerzas estatales.
EFE
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