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Contenido creado por Jorge Luis Costigliolo
Locales

Una mala costumbre

Libro sobre violencia doméstica

El libro "Silencio, violencia doméstica (un caso)” del periodista Andrés Alsina, intenta “mostrar la carnadura de un mal que cruza la sociedad”. El autor explicó a Montevideo Portal los alcances de la investigación. Descargá el libro

27.02.2009 00:51

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2009-02-27T00:51:00-03:00
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Montevideo Portal

"Silencio, violencia doméstica (un caso)”, del periodista Andrés Alsina, editado por el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), es una investigación sobre un caso que el autor define como “paradigmático”.

En 2008, se realizaron en nuestro país más de 12.400 denuncias de violencia doméstica, y las muertes por esta causa superan las ocasionadas por rapiñas. El caso presentado en el libro fue elegido por Alsina por reunir características comunes con muchos otros, que ocurren en Uruguay, en todos los sectores sociales, y que tienen algo o mucho en común con éste. “Este no es un caso ocurrido en el barrio 40 Semanas”, dice Alsina; “es un caso de la clase media, el tipo es un profesional, la víctima era una ejecutiva”. La investigación demuestra las consecuencias de la violencia física y psicológica sobre la mujer agredida; “hoy ella vende pan, frutas, carne, hace changas, sobrevive en la pobreza por culpa de la violencia”.

El caso, explica Alsina, comenzó en 1993, y en 1999 la víctima realiza su primera denuncia por violencia doméstica. Pero el autor recién tomó contacto con lo que luego sería su libro bastante tiempo después. Interesado en el proyecto, eligió de 25 casos el más “universal”; “me leí los dos expedientes, el Penal y el de Familia”. Hablé con los jueces, los abogados. Finalmente fui a hablar con la mujer. ¿Cómo será?”, se preguntaba Alsina, y, a poco de conversar con la víctima, notó ciertos rasgos familiares, que descubrió luego: “tenía la actitud de los quebrados por la tortura, que ya había visto en la Cárcel argentina de Villa Devoto, en el año 72. Ahí me di cuenta”, continúa, “que la tortura se corresponde con la violencia doméstica, pero con un agravante, que es que en la tortura quien ejerce el abuso es un desconocido, y en la violencia doméstica parte desde la intimidad”.

Alsina estuvo dos años estudiando el caso y 14 meses de entrevistas con la víctima quien sufre violencia doméstica desde hace 16 años. Violencia que comenzó, nunca se detuvo y sigue hasta hoy en día, debido a una “muy cuestionable actitud del Poder Judicial”, acusación que es descrita y fundamentada en el libro. “Las causas no se hablan entre sí”, aclara el autor, “se duplican las pericias, las víctimas recuerdan el drama una y otra vez, y se produce una revictimización”. Además, el agresor es responsable de abusos contra uno de sus hijos, ya que “se lo entregaba a su propio padre, que lo sometía sexualmente; sin embargo, el caso nunca entra en la órbita judicial como abuso sexual”, relata, y cuestiona que la causa judicial sea “más larga que la Guerra de Vietnam”.

El autor dice, en el prólogo del libro, que “el objetivo de este trabajo es mostrar la carnadura de un mal que cruza la sociedad, disimulado en una diversidad de silencios cómplices por razones subalternas a los derechos humanos que viola: intereses materiales, reglas de juego para ascender en la carrera funcional, complicidad gremial, machismo también en mujeres, preservación del statu quo, el no te metás y un largo etcétera. Las lógicas razones de preservación de la identidad de las víctimas vienen actuando en verdad como un manto hipócrita que encubre esta realidad, traducida a la opinión pública en noticia de unos pocos casos, generalmente de sectores sociales menos pudientes, de mujeres sacadas de quicio que en su impotencia ante el mal que persiste acuden atropelladamente a los medios, o en el caso de muertes si es que fueron correctamente caratuladas por su causa en la violencia doméstica. La concluyente complicidad del sistema judicial, policial y de los médicos es particularmente activa en encubrir la situación, a la sombra de ese pudor”. Sin embargo, advierte que la violencia “está a la vuelta de la esquina”, y que la sociedad, pero especialmente el Poder Judicial, tiene la responsabilidad y la obligación de “capacitar y sensibilizar a sus hombres en el tema”.

 

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Documentos asociados:

silencio,%20violencia%20domestica%5B1%5D.pdf -