Las protestas durante el Mundial de Brasil

Tal como hizo prever la Copa de las Confederaciones del año pasado, el inicio de la Copa del Mundo en Brasil no logró distanciarse de las manifestaciones en varias de las principales ciudades del país norteño. Las protestas dejaron, en efecto, decenas de detenidos y algunas personas heridas tras enfrentarse con la Policía.

En ese marco, Montevideo Portal conversó con el periodista brasileño de Globo Henrique Gómez Batista para recordar el surgimiento de los movimientos y cuáles son las características del fenómeno que enfrenta el gobierno, en forma paralela a la organización del Campeonato Mundial.

Gómez recordó que las protestas comenzaron a mediados del año pasado, en la víspera de la organización de la Copa de las Confederaciones. "Hubo un aumento de precios en el autobús y el metro, fue una suba muy fuerte y por eso empezaron las protestas", rememoró.

Luego, se sumaron "los altos costos que significó para el Estado brasileño la organización del Mundial, los atrasos en las obras de transporte anunciadas, las denuncias de corrupción y los problemas con la propia FIFA, que tenía exigencias cada vez más tontas sobre las cosas cotidianas que no podemos hacer".

En efecto, desde el inicio las revueltas no perdieron de vista la inminente disputa del Mundial. En ese marco nacieron los slogans "no es por veinte céntimos" y "no vai a ter copa", el mismo que la semana pasada fue pintado en la fachada de la Asociación Uruguaya de Fútbol.

El movimiento sorprendió en un Brasil que, según Gómez, "nunca tuvo tradición de protestas, a diferencia de otros países de la región como Argentina o Uruguay". El periodista consideró que "al principio apareció como una cosa muy buena pero poco a poco se fue convirtiendo en algo más violento y agresivo".

Las protestas se extendieron desde mediados del año pasado hasta ahora, cuando algunos grupos se tornaron más radicales. "Se generó un grupo muy fuerte que se llama Black Block que es de los más violentos, destruye las agencias de los bancos e interrumpe el tránsito", indicó Gómez, señalando que los reclamos derivaron en protestas contra "todo eso que está ahí: contra el orden, contra el capitalismo y contra todo".

La acción de estos grupos, que tienen a los locales bancarios "como principal objetivo", demostró, según el periodista, que "la Policía brasileña no estaba preparada para actuar".

Según Gómez, "en general estos grupos no quieren negociar" con el gobierno, sino que su objetivo se agota en "hacer las protestas".

El periodista también sostuvo que, en su génesis, el movimiento se asemejaba más al de los "indignados" de España. Sin embargo, con el transcurso del tiempo "muchos políticos y sindicatos aprovecharon el momento". Las últimas manifestaciones, de hecho, se caracterizaron por la participación de "muchos sindicatos y grupos de trabajadores independientes que utilizaron las marchas para hacer sus reclamos salariales".

Si bien en las últimas semanas las protestas recrudecieron y provocaron heridos y la detención de decenas de personas, Gómez asegura que el movimiento de protesta "tiene cada vez menos apoyo popular".

Como ejemplo del descenso en el nivel de protestas "antimundial", Gómez puso como ejemplo lo sucedido el jueves, día del debut de Brasil en el campeonato: "En ciudades como Curitiba se hizo una protesta totalmente pacífica, pero se hizo antes del partido para que la gente pudiera verlo".

En efecto, el reportero consideró que, con el paso de los días, los brasileños van dejando lugar a su tradicional fanatismo por el fútbol. "La gente dice ‘siempre nos gustó el fútbol y ahora que lo tenemos en casa no lo vamos a disfrutar'", apuntó, agregando que en los últimos días comenzaron a aparecer las banderas y pintadas en las calles, un hábito de los brasileños en cada mundial que había estado ausente hasta el momento.

Con esa perspectiva, Gómez considera que el fervor de los manifestantes se diluirá "con el Mundial empezado y con Brasil ganando".