Contenido creado por Federico Pereira
Locales

Epístolas eternas

Las cartas de Gustavo Nicolich a su familia y a su novia desde los Andes

Conocido como Coco por sus cercanos, fue uno de los fallecidos en el alud que impactó contra el avión caído, 16 días después del accidente.

12.01.2024 12:33

Lectura: 18'

2024-01-12T12:33:00-03:00
Compartir en

La tragedia de los Andes trae consigo la historia de todo un grupo, la de la supervivencia de los que volvieron y la memoria de los que fallecieron. También abarca las vivencias de cada uno de ellos, sus vidas antes del accidente, sus días en la montaña y los objetos que retornaron a Montevideo para esos familiares que no tuvieron a quién recibir luego de la tragedia.

Gustavo Zerbino, uno de los sobrevivientes, se encargó desde el día que cesaron las búsquedas del avión —el onceavo después del accidente— de recolectar las piezas de los que fueron falleciendo, para, un día, traerlas a Uruguay.

Uno de esos objetos son dos cartas, escritas por Gustavo Coco Nicolich Arocena en la montaña y destinadas a su familia y a su novia, Rossina.

Este jueves, Montevideo Portal recordó un reportaje hecho por Canal M en 2017, en el programa Me lo dijo Adela, conducido por Adela Dubra, en el que se narraba la historia de las madres de los que no volvieron y de la Biblioteca Nuestros Hijos, que fundaron un año después del accidente.

En él, Raquel Arocena de Nicolich, madre de Gustavo, contó qué significaron para ella esas cartas y cómo la ayudaron a soportar la pérdida. “Gracias a esas cartas yo te diría que, tanto Gustavo [Nicolich padre] como yo, hemos pasado con cierto ánimo”, contó, y describió esas epístolas escritas por su hijo como maravillosas.

Por su parte, Zerbino también explicó que las cartas son muy representativas de lo que tuvieron que vivir mientras se refugiaban en el fuselaje. “Me pareció maravilloso el legado que nos dejó Gustavo, porque esa carta la escribió alguien que murió y cuenta con un lujo de detalles la lucha mental, física y emocional que tuvimos que atravesar en nuestro interior”, recalcó.

Nicolich escribió dos cartas, una el 21 de octubre de 1972 —el octavo día desde el accidente— y otra el 22 de octubre.

En la primera carta, él describe a sus padres y a su novia el “lugar divino” donde estaban, usa la ironía para referirse al “hotel” con habitaciones para “26 personas” e incluso le dice a Rossina: “Lo único que quiero ahora es llegar, casarme contigo si tú lo quieres”.

La segunda carta, escrita unos días antes de que el alud acabara con su vida, está dedicada a Rossina y narra, desde el “petit hotel”, lo que estaban padeciendo y el “desánimo general”, principalmente porque revelaba lo siguiente: “Dentro de un rato se nos acaba la comida”.

“Una cosa que te va a parecer increíble a mí también me parece; hoy empezamos a cortar a los muertos para comerlos, no tenemos otro remedio. Yo por mi parte le pedí a Dios en todo lo posible que nunca llegara este día, pero llegó y tenemos que afrontarlo con valentía y con fe”, escribió Nicolich, unas líneas después.

A continuación, las dos cartas completas:

Primera carta

21 de octubre de 1972,

Queridos viejos, Rossina y chicos,

Les estoy escribiendo a 8 días de haberse caído el avión.
Estamos en un lugar divino, todo cerrado por montañas y con un lago en el fondo que se va a deshelar apenas comience el deshielo.

Estamos todos muy bien, somos en el momento 26 los vivos. Hoy se murió la hermana de Nando Parrado.

La moral existente es increíble y hay colaboración permanente entre todos. Roy [Harley], Diego [Storm], Roberto [Canessa], Carlitos [Páez], y yo, estamos perfectamente bien, solo un poco más flacos y barbudos.

El domingo pasado, pasaron por arriba nuestro dos aviones, dos veces cada uno, por lo que estamos muy tranquilos y lo que es más, convencidos de que nos van a venir a buscar. Lo único que nos hace dudar un poco, es que como el avión se desvió de la ruta, quién sabe todavía si nos vieron. Nuestra fe en Dios es increíble (se podría decir que es común en ciertos casos como este), pero yo creo que está muy por encima.

¿Se preguntan cómo vivimos? Bueno, la verdad que el avión no está todavía perfectamente acondicionado y por el momento no es un gran hotel, pero ya va a quedar bastante bien.

Agua tenemos de sobra, puesto que hacemos constantemente. Comida, tuvimos la suerte de que nos quedara una lata de Costamar, cuatro de dulce, tres latas de mariscos, algunos chocolates y dos botellas de whisky chicas. Por supuesto la comida no es muy abundante que digamos, pero da para vivir.

Los días acá, cuando son lindos, se puede estar afuera hasta más o menos las seis de la tarde, ahora, si están nublados, generalmente nos quedamos en el hotel (avión) y solo sale una pequeña cuadrilla a buscar nieve.

Los cuartos no son muy cómodos, puesto que las habitaciones son para 26 personas (no pudimos conseguir para menos), pero algo es algo. El espacio es un poco reducido, puesto que lo que quedó del avión fue de la cabina (que esta deshecha) hasta la parte de las alas, que quedaron diseminadas muy atrás. Para que hubiera espacio, tuvimos que sacar todos los sillones para afuera y “cuerearlos” para que hubiera mantas para todos. Como verán, poco a poco estamos mejorando el confort.

Los extraño mucho y constantemente le pido a Dios que, por lo menos, si me quiere llevar hacia el infinito, me deje verlos un día más.

No me puedo olvidar de cuando llegaba todas las noches de tu casa, Rossina, y te veía a vos mamá tejiendo o arreglando algo, ni de vos papá, cuando me llevabas a la facultad o cuando charlábamos los sábados (puesto que la verdad, los últimos días te veía poco); culpa mía por supuesto.

Rossina, no podés imaginar lo que te extraño, no tengo manera de decírtelo; suerte que en la billetera tenía una foto tuya y todas las noches antes de acostarme le doy un beso, todo como si estuviera ahí, en tu casa, despidiéndome de ti. Lo único que quiero ahora es llegar, casarme contigo si tú lo quieres.

Pero no puedo pensar mucho en todo esto porque lloro mucho y me dijeron que tratara de no llorar, ya que me deshidrato; es increíble, ¿no?

Mónica, Ale y Raquelina [sus tres hermanos menores], tampoco se pueden imaginar lo que los extraño. Todos ustedes son lo único que tengo, por lo tanto, voy a tratar de sobrevivir de todas formas, si Dios me ayuda para volver a verlos.- Juan [García-Austt, el novio de Mónica, su hermana], tú trata de ser el hermano mayor que yo no pude lograr ser y por favor cuida a Mónica, a los viejos y a Rossina.

Vivimos haciendo chistes con la comida; todos los días a alguien se le ocurre, por supuesto, elegir el desayuno o la comida, y por supuesto ni en el “Bungalow Suizo” se come así (que no se enojen los Camou por esto). Yo los extraño mucho, Cristina, Rosario, Pinocho, Ama, Bettina, Raúl, el Gordo, Marito, Mónica [familiares y primos de su novia Rossina] a todos. Pero yo probablemente si me dieran a elegir, elegiría las comidas de Blanca y los vasos de leche de casa.

Es increíble lo que se puede llegar a valorar las cosas en estos casos. Nada hay como Montevideo, como casa, como poder verlos todo el día, como poder estar contigo Rossina todas las noches.

Ahora están aquí al lado mío: Daniel [Maspons], Diego [Storm], Arturito [Nogueira] y Álvaro [Mangino] y justo estábamos comentando que era muy raro que todavía no hayan aparecido los del rescate, pero a mí se me ocurre que estamos en un lugar bastante inaccesible, que solamente puede verse por tierra y que como hicieron unos días bastante bravos (tuvimos algunos aludes chicos), se han demorado. Esto y la fe en Dios que ahora tenemos es lo que nos conserva tranquilos.

Rezamos todas las noches y las mañanas, y todos los días uno encabeza las oraciones comentando con sus propias palabras el sentido de la oración. Es una manera de darnos fe y ánimo mutuamente.

Todas las noches uno cuenta una anécdota suya y hay algunas muy divertidas, como de suegros y suegras, que ya se las voy a contar algún día. Espero que sea lo más pronto posible.

Lo increíble de todo esto es un amigo que me hice acá, el “Moncho” Sabella, dormimos generalmente juntos y de la mano y nos respiramos constantemente para darnos calor en las noches de frío. Si no hubiera sido por él, pienso que en la primera noche me hubiera muerto, puesto que como el avión estaba deshecho hacía muchísimo frío y esta fue la noche en que se murió el grupo más grande de gente.

Debo destacar entre ellos a Pancho Abal, que murió por tapar a la hermana del Nando, que ya les conté se murió hoy de mañana al lado mío. Carlitos [Páez] le dio masajes, pero ya no había nada que hacer.

Carlitos se fue ayer [20 de octubre], con Roberto Canessa, Numa Turcatti y Fito Strauch, a escalar la montaña por donde se cayó el avión, para ver si podían encontrar la cola y las baterías para poder hablar por radio, puesto que estamos totalmente incomunicados. No pudieron llegar puesto que el tiempo cambió mucho y se les hizo muy brava la caminata, ya que no tenían ningún tipo de aparato para la nieve; con todo, demostraron ser de los tipos más valientes de los que quedaron.

Carlitos es además el “pastillero” del grupo, se encarga de administrar todos los remedios; Roy es el cocinero, se encarga de repartir día a día la “suculenta comida”, lo que hace muy bien, aunque a veces se pasa un poco, pero como estamos entre amigos no pasa nada. Gustavo Zerbino y Roberto Canessa son los médicos, con la colaboración de Diego Storm, por el momento se están portando y hay varios heridos graves que lo están pasando mucho mejor gracias a la ayuda de ellos. Yo como veterinario coopero poco en estos casos.

Bueno, los dejo porque se está haciendo de tardecita y hay mucho trabajo que hacer.

Un beso grande para todos y los volveré a ver si Dios quiere, de no ser así, lo único que les pido es que tengan un gran valor y no se preocupen por mí porque estoy seguro que Dios me llevará con él.

A ti Rossina, ya no sé de qué manera decirte que te quiero y te adoro y que te extraño de una manera tan sobrenatural que nunca hubiera creído yo podría querer así tan intensamente.

Gustavo Diego Nicolich Arocena.

La carta continúa media página más, pero está en un estado muy deteriorado y contiene frases enteras perdidas, lo que no permite la comprensión.

Segunda carta

Queridísima Rossina: 22/10/72

Te estoy escribiendo de adentro del avión (nuestro Petit Hotel por el momento), ya es de tardecita y empezó a hacer un poco de frío y a soplar viento, muy común suceda a esta hora.- El día de hoy fue bárbaro, un sol divino y mucho calor, me hacía recordar los días en la playa contigo, pero con la diferencia de ir al medio día a comer contigo a tu casa me tengo que quedar afuera del avión sin comida alguna.- Hoy aparte de todo fue un día un poco depresivo puesto que mucha gente se entró a desanimar (hoy hace 10 días que estamos aquí) pero a mí por suerte todavía no me tocó el desánimo, puesto que con sólo pensar en que te voy a volver a ver, me vienen fuerzas increíbles.-

Otra de las causas del desánimo general es que dentro de un rato se nos acaba la comida, nos quedan nada más que 2 latas de mariscos (chicas), 1 botella de vino blanco y un poco de granadina que indudablemente para 26 hombres (bueno también chicos que quieren ser hombres) no es nada.- Una cosa que te va a parecer increíble a mí también me parece; hoy empezamos a cortar a los muertos para comerlos, no tenemos otro remedio.- Yo por mi parte le pedí a Dios en todo lo posible que nunca llegara este día, pero llegó y tenemos que afrontarlo con valentía y con fé.- Fé porque llegué a la conclusión de que los cuerpos están ahí porque los puso Dios, y como lo único que interesa es el alma, no tengo por qué tener un gran remordimiento y si llegara el día y yo con mi cuerpo pudiera salvar a alguien, gustoso lo haría.-

No sé cómo estarán tú, ni papá ni mamá ni los chicos por ahí, pensar en que están sufriendo no saben cuánto me entristece, vivo pidiéndole a Dios que los tranquilice y les dé valor porque es esta la única manera de salir de esto que creo pronto tendrá un final feliz para todos.-

Cuando me veas te vas a asustar, estoy mugriento, barbudo, un poco flaco, con un tajo grande en la cabeza, otro en la frente que ya se me curó y uno chiquito que me hice hoy trabajando en la cabina del avión, además de pequeños tajos en las piernas y en el hombro, pero con todo estoy muy bien.-

Hoy pudimos recomponer una radio transistor que encontramos el otro día en el avión, Roy la arregló y mañana esperamos tener noticias por algún noticiario chileno o argentino del rescate.- Si lo hubieran suspendido, cosa que yo no creo y a esta altura me parecería increíble, dentro de tres o cuatro días cuando recobremos algo de fuerzas, un grupo creo que nos largamos a atravesar la parte de la Cordillera que nos queda que espero sea poca.-

Por lo que ves no tenemos la menor idea dónde estamos puesto que cuando volamos hacia Chile el piloto creyó haber pasado Curico y en Chile le informaron que descendiera, inmediatamente aminoró la marcha y en unos pocos segundos agarramos unos pozos de aire que nos hacían bajar 1000 a 2000 pies y cuando el mecánico (que está vivo con nosotros, le dio toda la potencia posible, ya era tarde).- El choque fue increíble, yo venía adelante con Diego al lado que venía contra la ventana y no me dió ni tiempo a asustarme porque en el momento que Diego me dijo que mirara por la ventana, la cola se enganchó en la montaña y volaron la alas en el momento.- El Avión enseguida se entró a deslizar por la montaña hacia al mismo tiempo que entraba nieve por los boquetes y nos iba congelando de a poco hasta que de pronto se detuvo.- Diego y Yo quedamos amarrados por los asientos boca abajo (puesto que en el ínterin el avión se inclinó).- Lo que nos pareció a la mayoría luego increíble fue que lo primero que hicimos fue preguntar por todos nosotros Carlitos, Gordo, Diego, Roy, Moncho, Gordo Echavarren es decir todos nosotros más 2 que ya habíamos salido juntos en Mendoza.- Tuvimos la suerte que Dios quiso que estuviéramos todos.- En seguida Roberto Canesa-Gustavo Zerbino-Daniel Maspons y Marcelo Perez,que fueron los que quedaron libres, enseguida empezaron a ayudar a todos.- Yo pude salir al rato y enseguida saqué a Diego y con Diego al Gordo Echavarren; al poco tiempo estábamos casi todos liberados.-

En seguida oscureció y fue la noche más larga fría y triste de mi vida, parecía las descripciones del infierno del Dante, eran unos gritos tras otros, un frío infernal que entraba por todos lados puesto que no pudimos tapar nada y algunos pasajeros que no los habíamos podido sacar totalmente de sus lugares, y tuvieron que dormir enganchados en sus lugares y lamentablemente a la mañana siguiente varios murieron.- Indudablemente nunca ninguno podrá volver a sufrir lo que sufrimos esa noche, pero por suerte ya pasó.- Yo probablemente la aguanté porque viví toda la noche pensando en ti y en los viejos y gracias a Moncho Sabella, un gran amigo que me hice en este viaje y que pronto lo vas a conocer, de no haber sido en parte por él me hubiera muerto de frío y de ataque de histerismo porque fue horrible.- Moncho es un gran tipo y tiene en común conmigo en que le gusta el Tambo y tiene uno y él y Coche Inciarte me envalaron para que me dedicara a eso y yo la idea que tengo ahora es volver a verte, casarme contigo lo más pronto posible e irnos a vivir a alguna chacrita apartada que estoy seguro voy a conseguir.-

Todo esto es muy lindo, pero tengo un poco de miedo de que si esto se prolonga mucho, cómo quedaré mentalmente, espero no me pase nada, pero si no me vas a tener que ayudar mucho.-

Rossi andá pidiéndole permiso ya a Bettina para venir este verano a La Paloma conmigo, pero no por una semana sino por todo el verano, porque después de esto yo no puedo ni tengo valor para estar ni un segundo lejos de ti.- En todo caso decile a Bettina que se venga con nosotros y si querés a Ana.- Yo también los extraño mucho. - Hoy de mañana me acordaba de los días en La Paloma en lo de Cecilia de Luisa, Patricia, René y de todos tus amigos, y pensando son la cosa más divina que conocí; también pensaba en cuando me enojaba contigo por “4B” y otras cosas y me parecía tan increíble poderme enojar contigo que desde aquí en los Andes te pido me lo perdones y nunca te acuerdes de cosas malas de mí.-Me acordaba de cuando fuimos al cine a ver “Amigos”, qué lindo si pudiéramos ser así.- Me acuerdo cuando me ayudaste a hacer la valija y cuando me ordenabas la ropa.- Hablando de esto decile a mamá que el botón del saco que me cosió se me salió pero que por suerte lo encontré, me acuerdo también de la ida de Juan y Mónica y Ale a Tom Tom.-

Pobre Ale decile que le perdí las camisas pero que le prometo le voy a llevar todas las que pueda.- También extraño las llamadas por teléfono que atendía para Raque y cuando me servía la comida cuando yo llegaba tarde, pensar todo lo que tengo y nunca lo llegué a valorar, es increíble tengo todo lo que quiero y con todo estoy inconforme.-

Por suerte el otro día me encontré una medalla en el avión, son 1000 pesos uruguayos y no tiene nada que ver con Dios ni con religión pero a mi me recuerda la que te regalé a ti y me hace sentir muy cerca tuyo y de Dios. —Hoy es domingo y ahora tenemos que resar una oración personal en voz alta c/u en vez de ir a misa.- Esto también me hace acordar a mamá cuando me dijo: “qué lástima que yo no iba a misa contigo todos los domingos”, pensar que yo no le hice caso y no sabés cuánto me arrepiento ahora.-

Recién se les ocurrió jugar a las películas, me parece increíble, como si estuviera contigo en lo de Brynard con Amalita y Pepe riéndonos y jorobando todos juntos; qué divino me acuerdo de Amalita cuando chillaba porque le robaba la comida; cuánto también no daría ahora por vasos de leche y los turrones.-

Todo todo es increíble cómo lo valoro, por ejemplo me acuerdo cuando Marito se reía porque yo comía cualquier cosa, no sabés lo que pagaríamos ahora por cualquier cosa de esas y no la comería como cualquier cosa sino como un manjar especial.-

Ahora estamos acostados, Roy –Carlitos y Diego enfrente el Gordo y Moncho a los costados, acabamos de comer un poco de marisco, una porción más chica que lo que podría caber en una tapa de whisky un poco de vino blanco mendocino, que lo servimos en las tapitas de los cargadores de gas que te había comprado para el yesquero.-Ah no sabés, estoy repleto, no doy más, quisiera saber quién se pueda dar estos placeres en el medio de la Cordillera!

Ahora dentro de un ratito va a oscurecer y yo Rossi voy a tratar de dormirme pensando en que estoy en tu casa contigo bien al lado tomando un cafecito con un puchito, no Rossi, qué lindo dentro de unos días podrá ser, bueno chau Rossi un beso grandote, mil besos hasta mañana.-

Gustavo.


Te puede interesar La resiliencia y la historia de las madres de los que no volvieron de los Andes