El apartamento es amplio y luminoso, y sugiere lo que uno confirma a poco de instalarse en el living: allí vive una pareja joven con hijos pequeños y no puede esperarse demasiado orden. A tal punto, que la entrevista debe aguardar unos minutos porque la dueña de casa saldrá de compras con la billetera del entrevistado y ésta no aparece. "Esto me pasa tres veces por día", asume él entre divertido y resignado. Pero el que busca encuentra, dicen; más si la búsqueda es en su propia casa.

Hay una biblioteca que cubre toda una pared, con libros que en su mayoría escapan a mi pequeño mundo literario, pero allí sobresalen varios de Stephen King, el temible autor de El resplandor, It o Cementerio de animales. El responsable inicial de que Daniel Baldi tenga hoy un lugar destacado en la literatura infantil y juvenil uruguaya. O al menos, para ser más justo con los méritos del propio Baldi, el que puso la piedra fundamental en una obra que en 10 años ya produjo 16 novelas, la mayoría éxitos de ventas.

"El primer libro de Stephen King lo leí en la escuela, fue Cujo, el de un perro rabioso. De ahí pasé a La hora del vampiro, luego a Cementerio de animales. Ya en el liceo leí It, la del payaso, después Apocalipsis, que tiene una versión más resumida que se llama La danza de la muerte y dije 'no puedo creer que sea tan espectacular este libro'. Le debo agradecimiento a Stephen King porque fue quien me hizo un devoto lector", argumenta.

Este ex futbolista de Plaza Colonia, Peñarol, Cruz Azul de México y Treviso de Italia, entre otros equipos, no siguió el camino de sobresaltos de King, sino que buscó y encontró rápidamente el vehículo del fútbol para atrapar a una potencial platea que, dicen los que saben, necesita historias que la representen. Su novela Mi mundial, escrita poco antes de Sudáfrica 2010, vendió en un año 25.000 ejemplares y sigue tan campante, con el nuevo empujón de la película del mismo nombre, otro éxito de público.

Hoy Baldi es, además, gerente de la Fundación Celeste, creada por futbolistas del "proceso Tabárez" para ayudar al encuentro entre el deporte y algunos valores que a veces parecen, en este país, incompatibles con él. Hasta el año pasado fue también entrenador de divisiones formativas, primero de Wanderers y después de Racing. Pero no puede parar de escribir: coloca una laptop sobre su falda y dispara aventuras infantiles. Su cabeza vuela, el año pasado publicó tres libros, "una locura". Solo para un poco porque tiene que darle tiempo a su familia, a la Fundación y a la búsqueda de la billetera.

Por Gerardo Tagliaferro
tagliaferro@montevideo.com.uy

1) ¿De dónde viene esa inquietud que te hizo un futbolista un tanto peculiar?

Mirá, también soy técnico, estuve dirigiendo divisiones inferiores hasta el año pasado (N de R: dirigió en Wanderers y luego en Racing), y comparando la realidad de esos chicos con lo que me pasaba a mí a los 13, 14 o 15 años, vi que a los gurises en la casa les hacen creer que tienen la posibilidad de llegar a ser jugadores de fútbol y cumplir su sueño. No estoy haciendo juicios de valor, estoy diciendo lo que veo. Y ellos se la creen. De hecho, la mayoría van a las prácticas convencidos de que van a llegar a vivir del fútbol. A mí me pasó lo opuesto: mis padres me hicieron creer que era imposible que yo llegara a jugar a nivel profesional o a vivir del fútbol. Siempre me hicieron creer que eso era como ganarse el 5 de Oro.

2) Que, en materia de probabilidades, es más o menos así.

Es así. Entonces me dijeron: "jugá a la pelota todo lo que quieras, te vamos a ir a ver los fines de semana, pero vas a tener que hacer otra cosa". Y me la creí de tal manera que me convencí de que tenía que hacer más cosas, que mi vida no terminaba ahí. Y siempre fui explorando, me gusta mucho la música, fui a clases de batería, de guitarra... Y lo mismo me pasó con leer libros. En algún momento empecé a escribir, hice algún cuento pero me di cuenta que eran lamentables (se ríe). También veía el ser músico o vivir de la escritura como algo imposible también, entonces trataba de contentarme en el día a día. ¿Y cuál era mi sueño o mi ambición? Bueno, jugar en la primera de un club de Colonia, cobrar unos pesitos como hacen varios, jugar el torneo del Sur con la selección de Colonia y tener un laburito que me diera para estar tranquilo y poder vivir con mi familia. Ese era mi sueño y mi ambición. No era ser Suárez.

3) Muchas veces, cuando aún jugabas, se te presentaba como "un futbolista que además es escritor". Parece que no es una definición muy acertada, más bien podría ser la contraria: "un tipo con inquietudes literarias que además jugaba al fútbol".

Totalmente. Pero de hecho yo estaba convencido de que iba a seguir la carrera de bibliotecario, me gustaba mucho. Mi hermano es profesor de educación física, y a mí me aburría mucho estudiar el cuerpo humano y todo eso. Ni siquiera me gusta leer historia del fútbol o teorías del fútbol. Yo creo que el fútbol tiene mucha novela, tiene un poder de narración grandísimo, porque está el malo, el bueno, el sacrificado, el ignorante, el culto, el que está para hacer dinero, la mafia... el fútbol es una cantera inagotable de novelas.

4) La primera novela que publicaste fue La Botella F.C.. ¿Fue lo primero que escribiste con intención de publicar o hubo otros intentos previos?

No. Yo tuve la suerte de que un día me transformé en jugador de fútbol profesional, siendo bastante joven. Y me ayudó mucho que Plaza Colonia iniciara el camino del profesionalismo, porque era en mi ciudad, el técnico me conocía y me llamó. Pero yo hacía tiempo que escribía, empecé a escribir cuentos como hobby cuando estaba en primero o segundo año de liceo. La primera novela la escribo cuando estaba en cuarto de liceo, se llamaba El desafío de la montaña y no tenía nada que ver con el fútbol.

5) ¿Qué fue entonces lo que te llevó a escribir historias vinculadas al fútbol?

Un día, siendo jugador profesional, vengo de vacaciones a Montevideo y mi sobrino, que tenía 9 años, me invita a ver un partido que jugaba. Hacía como diez años que no pisaba una cancha de baby fútbol, y me voy sorprendido y enojado con el espectáculo de los padres, con la presión que ejercían sobre gurises de 9 años. Un fanatismo, una agresividad, veía a seres humanos frustrados que volcaban esas frustraciones en esos niños... horrible. Y es así que se me ocurre escribir esta historia de La Botella F.C., porque siempre me motivaron a escribir las cosas que me disgustaban. Y así nació esa historia de niños de 9 años que juegan al fútbol y que no se destacan por grandes aptitudes para eso, al contrario, que los golean pero en cuyo grupo hay una unión que va más allá de eso. Entonces escribí eso, que era hasta entonces lo único que había escrito que tenía relación con el fútbol. Y un día me dije: "voy a acercar lo que escribí durante estos años a una editorial", con mucho miedo. Esperando que me dijeran: "Baldi, siga jugando a la pelota y déjese de pavadas" (se ríe). Y La Botella era de las cosas que había escrito con menos esfuerzo, había sido algo bastante espontáneo, sin ponerle mucho trabajo. A los 20 días, me llama Edmundo Canalda, de Fin de Siglo, y me dice: "Daniel, es La Botella F.C.. Ya está".

6) Habías presentado varios trabajos.

Había presentado varios, sobre otros él me dio su parecer pero hoy en día me digo que era un iluso pretendiendo que eso tuviera algún fin comercial. Pero La Botella sí lo tenía. En ese momento yo todavía creía que lo más importante eran los temas más complejos, y en realidad lo más simple termina siendo lo mejor, en la mayoría de las veces. Hoy, cuando empiezo a escribir una novela, trato de hacer lo más simple posible. El entrenamiento me ha llevado a saber que si uno quiere parecer más de lo que es, fracasa. Yo soy simple, no soy gran escritor, entonces vamos a hacerlo lo más fácil posible. Hoy tengo sin publicar cinco novelas.

7) No podés parar de escribir.

No. Me levanto y escribo. Y si un día no lo hago, cosa que me pasa porque tengo otras cosas que hacer, me siento horrible, me voy a acostar como que me faltó algo.

“A los 13 años a los gurises en la casa les hacen creer que tienen la posibilidad de llegar a ser jugadores de fútbol. Y ellos se la creen”

8) Aquello de que hay que esperar el momento de inspiración, contigo no funciona.

No. Hay días que estoy bloqueado, pero entonces me pongo a corregir. En este momento estoy en una meseta en que terminé un libro hace poco y no tengo una idea nueva, y ya estoy como nervioso. Tiene que venir esa idea. Pero surge, en algún momento surge. Ideas tengo permanentemente en la cabeza pero a veces siento que no están buenas. Igual a veces me pongo a escribir sobre ellas y finalmente se transforman en buenas.

9) ¿Siempre ficción?

Sí y no al mismo tiempo, porque todas las ficciones que hice tienen un alto contenido de realidad. La verdad admiro muchísimo a esos periodistas de investigación que hacen un libro después de estar años trabajando en él, investigando, pero para mí el trabajo tiene que ser recompensado. Sería muy frustrante estar cinco años trabajando en un libro y después ir a cobrar derechos de autor y que me digan "vendiste 15 libros este mes y yo me quedo con el 90%". No quiero pasar por eso, y con la ficción me siento altamente recompensado, porque lo hago en mi casa, sentado con la computadora sobre la falda, escribo lo que se me antoja y después vendo miles de ejemplares (se ríe).

10) ¿Vivís de lo que escribís?

No podría vivir de esto como estoy viviendo en este momento, pero podría vivir. Hoy soy gerente de la Fundación Celeste, que me da la posibilidad de vivir como a mí me gusta, pero podría vivir de los libros una vida mucho más austera.

11) Mi mundial, la novela, vendió 25.000 ejemplares en un año. Fue tu mayor éxito por lejos. 

Sí, despegado. Y con la película se volvió a mover, vendió como 2.000 ejemplares más. Es difícil saber cuál es el secreto, porque a mí me encantaría que todas tuvieran el mismo éxito, y sin embargo no lo logré nunca más. Creo que salió en el momento indicado, en el 2010, previo al mundial de Sudáfrica. Pero vos ves que se sostiene en el tiempo y se sigue vendiendo como loco y sigue generando fans nuevos. Creo que es por la sensibilidad que transmite la historia, por la empatía que genera el protagonista. Yo, por ejemplo, en un montón de pasajes, mientras los estaba escribiendo, lloraba frente a la computadora. No soy de llorar, y sin embargo lloraba. Eso a veces lo lográs y a veces no, es muy difícil encontrar por qué.

12) Esa historia seguramente representa la de muchos pibes, pero ¿está basada en alguna en particular?

No relata una en particular, pero sí muchas en general. La mía está, un poquito, y la de muchos otros. Lo que más intenté fue que no sea una novela para aquellos que les gusta el fútbol solamente. Son historias de vida. Y la historia de vida de Tito es la de caerse, levantarse, volver, buscar una salida, sacrificarse y a todo eso le podés encontrar similitudes, fuera del fútbol, montones.

13) ¿Tus historias siguen siendo pensadas para un público adolescente o joven?

No, cuando empiezo a cranear la historia trato de no coartarme la posibilidad de ir a cualquier lado. Y después sí, trato de traerla de alguna manera para el público que me consume. Hay veces que no puedo traerla mucho, y no la puedo forzar. Se han animado a largarme alguna novela medio crudita; de hecho hay una, Los mellis, un verdadero equipo, con la que la editorial estaba un poco reticente porque habla de adicciones, de la homosexualidad, se mete en lugares que a la editora no le gustaban mucho, hay un personaje con una discapacidad física, habla de la pobreza, del robo. Y yo insistí para que saliera así, porque "si eludimos estos temas, le estamos sacando todo". Y me hicieron caso, hoy en día como tengo buenas ventas tengo la posibilidad de incidir en eso. La largaron y fue un éxito hasta el día de hoy. Es un libro de gran recepción entre los adolescentes, voy a las UTU y a los liceos y lo trabajan.

14) En algún país de la región hay novelas tuyas que son textos escolares.

Sí, en Paraguay Mi mundial es libro de texto en cuarto o quinto año escolar. Tengo otra que se llama Estadio lleno, que para mí es de mis mejores novelas, que era un novelón largo pero a mi juicio excelente historia, que la editorial decidió recortar y le sacaron como 80 páginas. Hoy leo la historia y para mí le falta algo; le fue bien, pero le quitaron el alma.

“En un montón de pasajes (de ‘Mi Mundial’), mientras los estaba escribiendo, lloraba frente a la computadora”

15) Un día se apareció Galeano en tu casa.

Sí, fue increíble. Habíamos coincidido en un evento, nos dimos la mano, "mucho gusto", y él me dice "Daniel, valoro mucho lo que hacés". Yo le agradecí pero por dentro pensaba: "no hay necesidad", lo tomé como un cumplido, al pobre tipo lo ponen al lado mío y habrá pensado que tenía que decirle algo a ese gurí. En un momento me pide la dirección, me sorprendió pero se la di, pensé "¿será tan amable con todo el mundo?". Un día tocan timbre en casa y era él con algunos de sus libros, autografiados, y me dice: "mirá que no es chiste lo que te digo, necesitamos que hagas estas cosas por el bien del fútbol, de la educación". Yo no sabía ni qué decirle, me hizo comentarios de un par de libros, los había leído, me dio un par de consejos.

16) ¿Se puede compartir alguno?

Me dijo que tenía que andar siempre con tres lapiceras de distintos colores en la calle: uno para anotar las cosas lindas, otro para las malas... nunca le di bolilla (se ríe). Fue muy loco eso, nunca supe si realmente valoraba tanto lo que yo escribía, pero él me dijo eso. Es más, después de eso me llamó un día para decirme que había leído una nota que me hicieron en un diario y que le había encantado, y que mi representante, Pablo Bentancur, dejaba mal parado a un país tan noble como Perú. Porque Bentancur nació en Perú. Fue muy gratificante.

17) ¿Crees que sembraste algo entre los futbolistas con quienes compartiste equipos?

Sin duda. Mirá, tuve la suerte de que en Danubio un día (Damián) Malrechauffe y Matías Pérez me preguntaran qué tenían que hacer para empezar a escribir. Y yo les dije: "empezar". Y escribieron cuentos. El "Nacho" Nicolini me preguntó lo mismo y después escribió una novela. Me la mandó, le hice algunas sugerencias; nunca la publicó, pero más allá de eso, es espectacular. El respeto de mis compañeros del fútbol siempre fue el mayor. Es más, se sienten hasta honrados porque muchas veces el jugador es ninguneado por la sociedad, porque se cree que para lo único que sirve es para patear una pelota. El año pasado tuve el premio más gratificante: me dieron el puesto de gerente de la Fundación Celeste, porque vieron que combinaba un montón de factores.

18) Uno puede pensar que en un ambiente como el de fútbol, una persona con inquietudes diferentes a la media quizás sufre algún tipo de discriminación. ¿Te pasó?

Te soy totalmente sincero: nunca me pasó. Primero porque yo soy muy natural, quizás eso hubiese sucedido si yo fuera alguien que se aparta de los grupos, pero al contrario. Nunca me creí más que nadie, todo lo contrario y no es demagogia. Mis compañeros del fútbol me enseñaron muchísimo, el jugador de fútbol es muy valioso, la mayoría para jugar en una primera división tuvo que sortear un montón de obstáculos que yo nunca tuve. Muchos tienen que combatir la pobreza, la violencia, obstáculos mucho más grandes que los que yo tuve en mi vida. Y siempre sentí un cariño hacia mí. Yo no tenía trato con el Chino Recoba y un día lo llamé y le dije si me acompañaba en la presentación de un libro. "Ni hablar, estoy ahí", enseguida. Los periodistas que estaban ahí creían que éramos amigos y era la primera vez que estábamos cara a cara. Él dijo: "era mi deber venir a acompañarlo".

19) El futbolista en general no lee nada ¿verdad?

En general no, pero es un problema que va mucho más allá del fútbol. Caemos en el error de decir "el jugador de fútbol no lee". Bueno, como el carpintero, el electricista... Pasa muchas veces con los adolescentes: "ustedes no leen, ustedes se drogan, toman alcohol...". ¿Y los adultos qué? (se ríe) Le cargamos alguna etiqueta a algunos colectivos y es mucho más general.

“La mayoría de las veces (los contratistas) no te solucionan nada y te perjudican. En mi caso siempre”

20) Las cosas que encontraste en un plantel de fútbol, ¿son las mismas en Uruguay que en México, Venezuela o Italia?

No, cada país es diferente. En México, por ejemplo, sufrí una traición. El mexicano es medio traicionero, lo sufrí junto con el Loco Abreu en Cruz Azul. Hubo un problema con el plantel y dijimos "tenemos que estar todos unidos", y después los mexicanos arreglaron su situación y dejaron a los extranjeros afuera. En Venezuela estuve cómodo, feliz; pero en Italia está un poco eso de que sos "sudaca".

21) Hay una historia con un técnico que tuviste en Italia.

Sí, en Italia me costó pila relacionarme, de hecho no hice ningún amigo futbolista. Hice sí amigos italianos pero que no tenían nada que ver con el fútbol. Hay como una indiferencia, no es que te quieran o te odien, ellos van, hacen su laburo y hasta mañana. Y ese trato también se vivía con el técnico, nunca me dirigía la palabra, era todo muy frío. Excelente entrenador, nada que decir, a pesar de que me dejaba de suplente, no jugaba nunca. Un día, después del entrenamiento, me dice: "Baldi, cuando termine de bañarse quiero hablar con usted". Salgo y me lleva a las gradas del estadio. Nos sentamos ahí y me dice: "me enteré que escribe". Pah, yo no sabía por dónde venía... "¿puede ser que haya publicado un libro en Uruguay?" "Sí, publiqué un libro". Se quedó un rato callado, no me miraba, y de repente arrancó: "Lo felicito. Usted es un ejemplo. Yo los miro... ¿cuánto están acá? ¿Dos horas? ¿Tres? ¿Qué hacen el resto del día? Usted escribe... si todos hicieran algo más. Pero no, están aburridos de cambiar de auto, de hacerse tatuajes, de hacerse cortes de pelo, de ir al shopping a comprarse ropa... todos los días con ropa distinta". El tipo valorizaba esas inquietudes.

22) Tenés una relación de muchos años con Lugano, incluso terminaron el liceo juntos en Colonia.

Sí, somos muy amigos. Él cae a Colonia a jugar en Plaza en el 2002. Plaza por primera vez iba a jugar en primera división, y él alquila una casa vecina a la mía. Un día, por febrero, hablando de todo un poco me dice que le faltaba sexto año para terminar el liceo. "A mí también" le digo. Entonces decidimos anotarnos los dos en el nocturno, un poco a ver qué pasaba... tiempo para arrepentirse había. Y lo terminamos, la verdad que fue espectacular. Lo que pasa es que el jugador de fútbol está todo el día metido en eso, en tu casa hablan de fútbol, tus amigos hablan de fútbol, vas al supermercado y te hablan de fútbol. Entonces, ir de noche a un lugar donde hablaban de historia, de filosofía, era como un alivio, salimos de la burbuja.

23) En Colonia todo el mundo los conocía, supongo, eran futbolistas del club del departamento que jugaba por primera vez un torneo de la AUF, ¿cómo era sentarse en un salón de clase todas las noches, con muchachos que los veían en la cancha?

Al principio llamó la atención, pero terminamos haciéndonos amigos. Hasta hoy en día quedó un grupete de esa clase que a veces hacemos comidas y esas cosas. Lugano más que yo incluso, porque como está fuera del país, cuando viene siempre se arma algo. Es espectacular.

24) En ese equipo de Plaza tuviste a Diego Aguirre como entrenador. ¿Cómo es Aguirre técnico?

Es muy inteligente. No habla mucho, lo necesario, y más que un estratega creo que tiene el poder de lograr que el jugador se sienta cómodo. Me acuerdo que me preguntó cómo me sentía más cómodo jugando y yo le dije que me gustaba jugar por los laterales, que me costaba mucho retroceder. Y me dijo "está bien, jugá como te sientas más cómodo". Y así con todos. Triunfó en el fútbol un poco por eso, porque saca lo mejor de cada jugador. Esa es su gran virtud, porque después, en los trabajos que hace, en las estrategias que planifica, es un técnico más. Fue el único que me hizo esa pregunta, y me dijo: "podrás jugar o no, pero si jugás vas a hacer lo que sentís". Y ahí exploté.

25) Tenés una visión muy crítica del papel de los contratistas en el fútbol. Has dicho incluso "a mí siempre me robaron".

(Se ríe) A veces hablo de más. No son los malos de la película, es un rol importante y necesario. Yo creo que es mejor que el jugador de fútbol tenga una persona que se encargue de solucionarle todo. Lo que pasa es que la mayoría de las veces no te solucionan nada y te perjudican. En mi caso siempre. Entonces estaba más preocupado en ver cómo me habían cagado... Si ellos hicieran su trabajo y fuera transparente, leal y trataran de que cada uno se llevara lo que le corresponde, estaría buenísimo. Lo que pasa es que los tipos traicionan al futbolista la mayoría de las veces. Eso me molesta, porque bastante dinero ganan como para meterse además en el bolsillo de los jugadores, y la mayoría de las veces lo hacen.

“Cuando vi la diferencia que había entre las cifras que manejaron conmigo y las verdaderas, casi me da algo”

26) Se ha dicho que con frecuencia se quedan con el porcentaje que le corresponde al jugador en una transferencia. ¿Todos lo hacen?

Capaz que no. Lo que pasa es que muchas veces no hay solo un representante: hay una cadena de favores y hay que tocar a este, al otro, y muchas veces los directivos son unos corruptos. Yo pregunto algo: ¿por qué Peñarol compra diez, doce, quince jugadores campeonato tras campeonato? Es obvio que es por el negocio personal de cada uno de los directivos.

27) ¿Cuál es ese negocio? No digo en el caso concreto de Peñarol, sino en general.

Y bueno, yo representante te digo a vos: "meteme a este jugador en Peñarol y vos te llevás esto".

28) Y a nivel de la directiva un dirigente mete a un jugador y permite que otro meta a otro. ¿Es así?

Puede ser así. En Cruz Azul por contrato yo cobraba equis cantidad, pero recibía menos. El resto iba a otros lados. En la cadena de favores que hubo que hacer para que yo llegara al Cruz Azul, uno de esos favores era que bueno, "vos te llevás tanto por mes".

29) ¿Eso es lo normal en las transacciones de futbolistas?

Sí y no... no tendría que ser. Primero tenés que meter un jugador importante, y después que hacés contactos, amistades... Me acuerdo en años oscuros que se vendía un jugador y con él iban tres más. Los famosos paquetes. Yo vi hacer negocios, entre directivos de un club y representantes, por jugadores que los directivos no habían visto nunca. Y los estaban metiendo en su equipo. Yo estaba en una mesa, se estaba cerrando la negociación por mi pase y de repente entra una llamada: "che, te llevás este jugador pero aparte meteme a éste porque acordate que... ¿cerramos así?" Y el otro sin saber ni quién era ese jugador: "bueno dale, lo cerramos".

30) Da la sensación de que esa es la norma en el mercado de pases internacionales.

Sí, hoy se ha depurado un poquito porque hay más controles. Es más, antes se hacían los famosos pases fantasmas por los que Hernán Crespo venía a Racing de Montevideo y él ni sabía que existía ese equipo.

31) En Cruz Azul viviste una mala experiencia. ¿Cómo llegaste? ¿Te conocían?

Fue brava sí. Yo venía directamente de Plaza Colonia y el técnico me conocía, él dio el aval. Ahí todos contentos porque dijeron: "el técnico dijo que sí a un jugador de Plaza Colonia; lo conformamos con un pancho y una Coca". Cuando entré a ver la diferencia que había entre las cifras que manejaron conmigo y las verdaderas, casi me da algo. Me habían mentido desde un inicio, había toda una red de mentiras y de conspiración que hasta el presidente del Cruz Azul me dijo "esto es espantoso". Como el equipo no estaba obteniendo buenos resultados y había salarios por encima de 100.000 dólares, un día la directiva decide que iba a recortar sueldos entre los que estaban jugando de titulares y nosotros dijimos que era ilegal. Entonces deciden apartar del plantel a los que en ese momento éramos titulares. Entre ellos había cuatro extranjeros. Quedamos entre todos que volvíamos todos o no volvía nadie. Me llama el presidente y me dice: "mirá, Daniel, lo que vos ganás no es problema, mañana reintegrate que tu sueldo no lo vamos a tocar". "Todo bien presidente, pero vuelvo si vuelven los demás". A los dos días me llama para citarme a una reunión con todos. Llamo al Loco Abreu y a los demás extranjeros y todos habían dicho lo mismo: "o todos o ninguno". Voy a la reunión y nos dicen que la directiva había llamado a todos y que los mexicanos habían arreglado. "Entonces -nos dicen- la directiva resolvió reincorporar a los mexicanos y dejar afuera a los extranjeros" (se ríe).

“Que el fútbol sea un momento lindo, que vayan a disfrutar, que sepan que hay responsabilidades pero sobre todo inculcar valores, ser buena gente”

32) ¿Hay algún contratista o representante que puedas destacar porque hace bien las cosas?

Lo que pasa es que hay algunos que no sé. Yo laburé en la empresa de (Pablo) Boselli y estaba convencido de que hacía las cosas bien. Pero hoy en día está en juicio con los jugadores de la selección, aunque no por temas de fútbol. Entonces, no pongo las manos en el fuego por ninguno.

33) ¿Por qué te retiraste tan joven, con 29 años?

Estaba quemado de la cabeza ya por todas esas cosas. Estaba jugando en Uruguay, siempre en cuadros chicos porque al haberme peleado y salido del circuito, manejándome solo, estaba difícil. El último equipo que estuve fue Bella Vista y me debían sueldos, no cobrábamos y estaba sin ganas. Y dejé y para mi cabeza fue una salvación.

34) Como entrenador de chiquilines, que fuiste hasta el año pasado, ¿qué diferencial intentaste aportarles de acuerdo a tu experiencia?

Intenté sacar ciertos clichés que yo viví y padecí: "el tren pasa una vez" o "no seas blandito", "no seas maricón". Somos seres humanos con problemas y con sensibilidad, si tenés problemas con las drogas o con el acohol, los hablamos. Podrás llegar a ser jugador profesional o no, pero no vas a llegar por ser más rudo... Trataba de generar el respeto desde el lado de la contención. La única diferencia conmigo es que soy más grande que vos. Esa famosa frase de que "el tren pasa una vez"... no, si pasó el tren capaz que no era el momento pero después vuelve. Porque si no, creás un sentimiento que seguramente va a terminar frustrándolo. Que el fútbol sea un momento lindo, que vayan a disfrutar, que sepan que hay responsabilidades pero sobre todo inculcar valores, ser buena gente.

35) Muy en sintonía con lo que se predica desde el llamado proceso de selección, con Tabárez.

Totalmente, yo soy un defensor a ultranza de ese proceso.

36) En una entrevista el año pasado, hablando específicamente de fútbol, de lo que se ve en la cancha, decías: "hay un montón de cosas mucho más importantes que meter; si metés pero no jugás..." Más allá de todo lo que hay que reconocer a Tabárez, mi impresión es que la selección cada vez juega menos.

Totalmente. Cuando defiendo el proceso de Tabárez es siempre desde lo que inculcó más allá de la cancha. Es más, ni siquiera me meto en la cancha porque discreparía bastante. Pero el tipo logró una coherencia desde la primera división hasta la última de las formativas, una identidad, un clima, un amor, un respeto, una dedicación que no lo había logrado ningún otro. Entonces me subo a ese barco y estoy a muerte. Después, en la cancha, ahí totalmente de acuerdo en que a veces hay que apostar a otra cosa.

“Cuando hay que votar entre 25 millones y 5 millones y la votación sale 10 a 9. ¿Qué te lleva a votar seguir con el que te ofrece 5? Que está todo podrido”

37) Los uruguayos tendemos a polarizar todo: parece que fuera contradictorio mantener determinadas cosas con jugar mejor.

Ahí está, y no lo es. Aquel que más mete es aquel que termina con los once jugadores, que intentó hacer triangulaciones, que intentó tener la pelota más que el rival.

38) ¿Qué hace actualmente la Fundación Celeste?

Hay una red de 50 escuelas en todo el país, las "escuelas celestes". La Fundación tiene la licencia de FIFA en un programa que se llama Grassroots, por el cual se firma un convenio con la escuela para integrar a sus actividades ese programa, que implica cinco horas semanales de educación física. La Fundación capacita a los profesores de educación física o a los maestros en el caso de escuelas rurales y les da las herramientas: arcos, redes, pelotas, conos. También hemos armado canchas polideportivas que vienen embaladas de Francia, una en Colonia, otra en Paysandú y otra en Treinta y Tres. Es para uso social, gratuito. La Fundación se estaba desintegrando, lo primero que hice fue armar un plan estratégico, decir a dónde vamos, a quiénes vamos a ayudar y por qué. También estamos con el Árbol Celeste, que tiene varios proyectos: Raíces, que es ayudar a exfutbolistas; Ramas, que es apoyo a las delegaciones de otros deportes que salen del país; Frutos, que es premiar en el baby fútbol a aquellos equipos cuyos padres se comportaron mejor, cuyos técnicos hicieron jugar a todos y a los chiquilines con mejor conducta.

39) ¿Cómo se financia todo eso?

Lo primero que me dije fue: "a los jugadores no les pido un peso más", porque ya estaban hastiados, veían un mail de la Fundación y lo borraban. Los jugadores no financian, en lo que tienen que ayudar es en prestar su imagen algún día, ir a algún evento, y ahí yo recaudo. Ahora va a salir una revista con el diario El País, una vez por mes con un tiraje de 10.000 ejemplares, se sumaron más sponsors. Yo asumí en octubre y hoy tenemos superávit.

40) El presidente de la Mutual, Enrique Saravia, dijo en este espacio que los futbolistas vinculados al proceso de la selección quieren hacerse con el poder en el fútbol uruguayo. ¿Es así?

Creo que de lo que se trata es de denunciar las cosas que se están haciendo mal y tienen que cambiar. Antes el jugador de fútbol no tenía quien lo ayudara, hoy los mejores abogados del mundo están detrás de Suárez, Lugano, Godín, Cavani, y les dicen "es por acá". Les dijeron "bo, loco, tu imagen vale millones de dólares, ¿dónde está esa plata? ¿Quién la gana? No, es tuya". Es tan básico como eso. No es que quieran el poder, quieren que las cosas se hagan bien. Ganaron el primer juicio, una plata que siempre iba a otros bolsillos, y se la dieron a los jugadores de la B, cobraron 1.500 dólares cada uno y pudieron ir al supermercado. Entonces, es defender lo de uno, si eso implica ganar el poder, vamos a tratar de ganarlo. Hablo en primera persona porque me siento parte. Esperemos que no sea necesario, pero si tenemos que salir a luchar contra todos estos locos que lo único que han hecho durante toda su vida es engordar sus bolsillos a costillas nuestra... al final te cansás. Esa plata es mía, no es tuya. Repartila. No es mucho más que eso. Y queda patente cuando hay que votar entre 25 millones y 5 millones y la votación sale 10 a 9. Y había 20 millones de diferencia. ¿Qué te lleva a votar seguir con el que te ofrece 5? Que está todo podrido, que hay una rosca asquerosa. 

Montevideo Portal | Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López