Contenido creado por Sergio Pintado
Locales

Detrás del miedo

La toma de rehenes de Pocitos analizada desde la semiología

El semiólogo Washington Silveira consideró que “pocas veces se podría hallar una mejor pieza publicitaria de la violencia contra la mujer”.

11.01.2019 17:43

Lectura: 7'

2019-01-11T17:43:00-03:00
Compartir en

Montevideo Portal

La difusión casi en tiempo real de lo que sucedía fue una de las características de la toma de rehenes que se dio el jueves en una peluquería de Pocitos, tanto a través de las redes sociales como de los medios de comunicación.

Montevideo Portal consultó sobre el tema al semiólogo Washington Silveira sobre el significado de las actitudes del propio victimario, que llegó a transmitir en vivo desde dentro de la peluquería, y el papel que la difusión masiva de las imágenes puede haber tenido.

¿Cuál pudo ser la intención del secuestrador al filmar y difundir el video dentro de la peluquería?

Es difícil discernir la intención de un sujeto con respecto a una acción determinada y a las características que le imprime a ésta última, sin tener un cabal conocimiento de los patrones y rasgos previos de su personalidad y las eventuales alteraciones psíquicas que pudiera haber. Hay componentes que interactúan ante ciertas situaciones que esa personalidad debe afrontar o asumir y -cuando ella se manifiesta, ante determinada realidad- desatan el mundo intrapsíquico de ese sujeto por un lado y por otro revelan un tipo de socialización que pudo contribuir a definirla. ¿Cuál pudo ser la intención del individuo en este caso? Impresiona como que deseara llamar la atención de un modo decidido, notorio y arriesgado. Tal vez -en su forma de ver las cosas- pretendía imprimir un "castigo" o "lección" por el abandono sufrido y lo que él considera y llama "traición". Obviamente, en estos tiempos, es un candidato modélico a ser considerado victimario de violencia de género, aunque con los agravantes propios de trasladar esa violencia de lo privado a lo público, impúdicamente, y poniendo en riesgo a terceros, fuera de la relación que da origen a la conflictividad. No hay dudas respecto a que el sujeto no quiere que el mensaje pretendido de su actitud quede en la esfera privada, hay descontrol, exhibicionismo y se puede inferir sin mayor esfuerzo que no está enmarcado por los valores de la convivencia y la tolerancia. De haber ingresado con más de un arma de fuego, ello representa un claro exceso, particularmente si su intencionalidad primaria se hubiere limitado a una venganza personal con su "ofensora".  Probablemente los psicólogos hablen de "baja tolerancia a la frustración", pero en mi opinión no se limitaría a la persona que le sirve de pretexto para su accionar. El límite entre lo que pasó y lo que pudo haber pasado es una delgada línea de locura. Sin embargo, me atrevería a sostener que su accionar tiene un ingrediente simbólico que supera el alcance de los hechos.

¿Qué imagen pretendió proyectar, qué dice la comunicación verbal y no verbal de ese video?

En cuanto a la comunicación verbal y no verbal del video, que realiza el propio agresor, se desprende una suerte de impromptu chabacano que reúne todas las características de una mala "mise en scene" para el propósito supuestamente buscado y confesado en el video (que mueran todos), lo cual lo vuelve (en tiempo real) tan poco creíble como predecible. Ahora, con el diario del lunes es otra cosa opinar. El estereotipo que allí aparece es asociable a ciertos mecanismos conductuales de irracionalidad, falta de límites e incoherencia que debo admitir me sorprende un poco. Por un lado se presenta como una improvisación y por otro parece una suerte de actuación premeditada. Esta ambivalencia me inhibe de poder discernir el destino u objetivo último del accionar exhibido. Lo cierto es que pocas veces se podría hallar, en un episodio así documentado, una mejor pieza publicitaria sobre la violencia contra la mujer. De todas formas me permito afirmar que -si solo hubiera de juzgar al sujeto por lo que muestra comunicacionalmente en el vídeo- su comunicación no verbal no ofrece un repertorio suficientemente creíble de gestos que respalden en su conjunto lo que efectivamente dice en cuanto a la amenaza, aunque el uso del arma y la desmedida de sus actos lo hacen igualmente riesgoso.

¿Qué se puede deducir del perfil del hombre en base a las imágenes difundidas?

Podríamos, por aventurar una suerte de síntesis, apelar a un viejo aforismo del coaching motivacional para alertar a los emprendedores: "Nada más riesgoso que un idiota con iniciativa". Algo a lo que, lamentablemente -y de un modo general- estamos cada vez más expuestos. Su perfil lo adscribo a esta definición.

¿La amplificación a través de los medios del video qué rol juega en ese caso?

Ello se halla inscripto en un tema mucho más amplio y preocupante. Merecería un tratamiento más extenso y dedicado. A mi modo de entender el papel de los medios y la deontología profesional implícita de los involucrados, dígase de los comunicadores sociales, periodistas, etc. deberían ser motivo de cierta revisión crítica a los fines de replantearse su modo de hacer lo que hacen. No se trata de no mostrar los acontecimientos, sino de cómo mostrarlos y contextualizarlos sin incurrir en sensacionalismos, "anzuelos pro rating", cuando no especulaciones innecesarias o desviaciones torpes y a veces pueriles hacia circunstancias que poco favor le hacen a la importancia y sustantividad de los hechos.  Los medios han perdido calidad informativa y analítica a la hora de tratar esos hechos. Además de informarlos, deben administrarlos conceptualmente para que su tratamiento sea un aporte al conocimiento ciudadano y no un desencadenante de irracionalidades o tergiversaciones en cadena. Dicho esto, la reproducción del video a través de los medios formales de noticias -en estos tiempos de redes y viralizaciones- no hace más que potenciar una difusión y expansión casi inevitable. Lo cuestionable no debería enfatizarse en la difusión del video sino en el tratamiento del acontecimiento que éste conlleva.

¿Es un desafío a la ética de los medios la disponibilidad de estas imágenes? ¿Se debió evitar mostrar lo sucedido?

Sin dudas, el periodismo y los medios son figuras protagónicas al momento de comprender el alcance ético de una sociedad. Si no la definen al menos la condicionan. A partir de la información que disponen sobre ellas mismas las sociedades se configuran y reconfiguran. La tecnología moderna permite expansiones que antes eran impensables, pero es un hecho crucial -a punto de partida de los modelos dominantes- la construcción, a través de la imagen y el discurso, de la conciencia del estado civilizatorio en el que se está. Por ello es un desafío ético del comunicador social cada hecho que se muestra en la medida que además de exhibirse debe comprenderse y contextualizarse. Es la naturaleza y alcance del hecho lo que nos explica en un marco social determinado y también lo que nos hace mejores o peores. El medio y el periodista, igual que un científico que realiza un hallazgo no están exentos de responsabilidades en el tratamiento de sus enunciados y difusiones. Haber mostrado el video solo ubica un episodio por sobre otros, tan o más relevantes y graves que no han sido registrados. En cierto modo, y curiosamente, es una forma de invisibilizar o priorizar los problemas que nos aquejan. Fue el hecho del día para los noticieros. Casi podría decirse que, aparte de la polémica asunción de Maduro en Venezuela, casi no pasó ninguna otra cosa en el planeta. 

Montevideo Portal