Contenido creado por Valentina Temesio
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La población en edad de cursar Primaria cayó 15,5% de 2007 a 2017, según estudio oficial

ANEP, Udelar y el UNFPA realizaron una investigación de estimación y proyección de la población en edad escolar en Uruguay de 2000 a 2030.

15.03.2022 17:39

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2022-03-15T17:39:00-03:00
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La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), la Facultad de Ciencias Sociales (FCA) de la Universidad de la República y el Fondo de la Población de las Naciones Unidas (UNFPA) presentaron este martes los resultados de la investigación “Proyección de la Población en Edad Escolar 2022-2030”, un estudio realizado por Tania Biramontes, Andrés Peri, Ignacio Pardo y Daniel Macadar.

El objetivo de este trabajo fue “proporcionar una proyección de la población en edad de escolarización obligatoria (3 a 17 años), para el período 2022-2030, que permita contribuir a la planificación educativa del período”.

Los investigadores utilizaron una metodología que “supuso el cálculo de la cantidad de sobrevivientes a cada una de las edades a partir de la cantidad de nacimientos correspondientes a cada cohorte, tomando como fuente las estadísticas vitales (registros de nacimientos y defunciones)”. Para establecer el período de 2022 a 2030, proyectaron la cantidad de nacimientos; “con este propósito se aplicaron proyecciones probabilísticas de fecundidad, basadas en la experiencia de otros países respecto a la evolución de la tasa global de fecundidad”.

Según el informe, en la actualidad, la ANEP “constituye el principal proveedor de servicios educativos de Uruguay, dando cobertura al 85,8% de los alumnos en las edades obligatorias, mientras que sólo el 14,2% corresponde a la forma de administración privada”. Agrega también que en “los últimos 20 años la matrícula ha tenido un crecimiento moderado, pasando de 676.696 estudiantes en 2000 a 704.519 en 2020, lo que equivale a 4,1%”.

Los investigadores destacan que el método usado, a diferencia de las proyecciones anteriores de población demográfica, “reposa sobre muy pocos supuestos”. La base del estudio es la información provista por estadísticas “vitales recientes” y de la “aplicación de un modelo probabilístico de evolución de la fecundidad”, que toma como referencia la experiencia de otros países que “han experimentado una evolución similar en ese componente”. Así, el trabajo reconstruye la población en edad escolar (3 a 17 años) para el período 2000 a 2021.

El informe establece que entre 2000 y 2013 se “evidencia una caída de la población de edades correspondientes al nivel de Educación Inicial”. Siguiendo este lineamiento, señalan que para el período de 2020 a 2027 esta población descenderá un 26,7%, lo que equivale a 37.780 personas. Según la investigación, en 2030 la población será 24% menor que en 2020 y 37% menos que en el 2000.

Asimismo, determinaron que “la población en las edades correspondientes a la Educación Primaria sufrió un descenso importante entre 2007 y 2017”. Para 2030, esto implicará una reducción de más de 64.000 personas, un 23%.

La explicación de por qué descienden las poblaciones tanto en Inicial como en Primaria es la caída en los nacimientos observada desde 2016: 25.4%, asegura el informe. Mientras tanto, se espera que en 2024 la población de Educación Inicial incremente; para la Educación Primaria, en 2030.

En Educación Media Básica el alumnado se redujo un 18,3% (31.000 personas) entre 2010 y 2022. Se espera que en 2029 la población vuelva a bajar.

Para la Educación Media Superior, estiman que entre 2013 y 2025 disminuirá la población hasta 2028.

Metodología

El método empleado por los investigadores toma en cuenta los datos de nacimientos y defunciones del país, así como también incluye información sobre migraciones.

La matrícula es definida como “la cantidad de estudiantes que se inscriben en un nivel/grado educativo en un determinado período curricular”, por lo que es una de las variables “fundamentales” para “caracterizar los sistemas educativos y describir su evolución, gestionar y distribuir los recursos asignados y planificar las políticas educativas”.

De esta manera, los investigadores toman la matrícula como un indicador de la “demanda de servicios educativos o desde un enfoque de derechos, como un indicador de la cobertura de la educación para una cierta población”. Además, este indicador interviene como “el denominador de otros indicadores de flujo, como la tasa de repetición, el porcentaje de estudiantes en condición de extraedad y la tasa de egreso”, según el informe. También destacan que, “no sólo es relevante el número absoluto de inscriptos, sino su distribución por variables clave como el sexo, la región y el nivel socio cultural del hogar de origen”.

En el marco de la gestión educativa, la matrícula tiene importancia en términos de “asignación de los recursos”, por lo que “desconocer su evolución puede afectar el tamaño medio de los grupos y producir inequidades en la distribución de los recursos físicos, el personal docente, etc.”. Por eso, según los investigadores, seguir la evolución de la matrícula es “fundamental a efectos de planificar la asignación de inputs fundamentales del sistema educativo, como son los recursos físicos, humanos, financieros y organizacionales”.