Julia Olarte tiene 47 años. Es oriunda de Trinidad (Flores) y tiene cuatro hijos: Pilar, Belén, Marcelo y Lucía.

A comienzos de 2019, recientemente separada y desempleada, resolvió animarse a vender alfajores. Siempre, desde niña, le había gustado cocinar y probar combinaciones nuevas de ingredientes. Pero, además, sabía que sus alfajores tenían especial aceptación. En 2015 había dirigido la cantina del colegio donde estudiaban sus hijos y estos productos eran furor. Los alfajores “volaban” al punto que, Olarte ha contado, los “escondía”. Cuando tuvo que reinventarse, se acordó de aquel éxito y pensó que quería “ser grande” y llegar a mucha gente más.

Comenzó de a poco. Llamó al emprendimiento Cuatro de Julia en honor a sus hijos, sus primeros catadores. Al principio, para darles de probar repartía cada alfajor en cuatro. La primera vez que comieron un alfajor entero fue en Pascuas de 2019.

Armó su cocina, compró un horno en 20 cuotas y empezó vendiendo por encargo. Se acercó a los comercios de Flores con vergüenza, pero fue abriéndose paso en la medida que iban probando sus alfajores.

Hoy tiene a tres personas que trabajan con ella en la producción, y ha llegado a vender 3500 alfajores en 10 días, por encargo de una empresa.

Si bien la mayor parte de su venta ha sido siempre a través de redes sociales, en un momento estuvo presente en locales de Montevideo. Duró poco, porque Bromatología de la intendencia capitalina le hizo la observación de que debía abrirse una empresa en Montevideo. Olarte, que tiene la empresa y su habilitación correspondiente en Flores, averiguó y supo que los costos excedían lo que podía afrontar. Entonces anunció en Twitter que ya no vendería en la capital, y se armó un “revuelo” que la asombró.

“Esa noche, el presidente me mandó un Whatsapp: ‘Quedate tranquila que lo vamos a solucionar’. Yo pensé: “Guau, ¡hasta dónde llegó mi aviso!”, contó tiempo atrás en Desayunos informales (Canal 12).

“Capaz mi reclamo fue la gota que derramó el vaso, porque somos muchos los emprendedores que queremos venir a Montevideo”, agregó, y relató que luego la intendencia estableció que los emprendedores de otros departamentos tuvieran costo cero en la tasa bromatológica en la capital. De todas formas, el trámite de los sellos con las advertencias implicaba otro costo, y Olarte no avanzó. Siguió, sí, con las ventas por encomienda.

Sin embargo, aquel episodio le permitió entablar contacto con Lacalle y comenzar un vínculo que le daría más sorpresas.

En julio de este año, Olarte participó del Primer Campeonato Mundial de Alfajores, al que se presentó motivada por sus seguidores en redes. “Mi relación con las redes es genial. Ellos me apoyan, me alientan y merecen que le mande un saludo a toda la gente de Twitter”, dijo en Desayunos informales.

Se presentó al concurso en tres categorías: alfajor de chocolate y dulce de leche, alfajor relleno de membrillo y bañado en chocolate blanco, y uno más singular: relleno de mermelada de zanahoria con chocolate blanco.

En Basta de cháchara (Canal 5), contó que cada categoría tenía un costo de 50 dólares, por lo que hizo una promoción para financiar su participación. Con el apoyo que recibió, se lanzó: “Yo voy. Total, perdido por perdido...”.

Con gran ilusión viajó a Buenos Aires. Al mundial se habían inscripto unos 300 participantes y 150 marcas. Había alfajores de todas las provincias argentinas. De Uruguay, solo ella.

Finalmente, el ganador fue un productor de alfajor de mousse de chocolate y licor. Sin embargo, la alfajorera de Flores recibió una mención al “mejor alfajor PYME”, lo cual celebró con sus hijos a lo grande. Por ser del interior de Uruguay y por estar “recién empezando”, lo sintió como un gran respaldo. “Es una mención, pero para mí es el premio mayor”, dijo en el programa de Canal 5.

Olarte, que se levanta todos los días 5:30 para empezar el proceso de elaboración de los alfajores, suele decir que los productos le dan “mucho trabajo”, y ha contado del sacrificio que implica para ella y su familia.

“En el momento en que las cosas me salen mal, se me viene el mundo abajo. Soy así, arrebatada. Mis hijos me han visto llorar y anunciar que cerraba el emprendimiento. Para mí, ellos son todo”, dijo en una entrevista en el canal Emprende Uruguay. Ellos le han reclamado más presencia en el hogar, pero nunca dejaron de apoyarla.

Y ella, más allá de sus bajones anímicos, quiere darles el ejemplo de que “cuando uno quiere algo, lo puede hacer; no importa la edad”.

La foto con Lacalle

Olarte es muy agradecida con sus seguidores, al punto que se ha emocionado al hablar de la gente que le compra y, también, de quienes le escriben en redes para respaldarla. “Qué increíble lograr esto con un alfajor. Ellos, sin saberlo, me hacen querer levantarme cada día para seguir”, dijo hace un tiempo en diálogo con Emprende Uruguay.

Además, la alfajorera ha asegurado que el canal por el que vende más es Twitter; incluso más que en Instagram o Facebook. 

Días atrás —antes de que se disparara la polémica que la tiene por protagonista—, Olarte contó a Rurales de El País que había retomado el contacto con el presidente: “Luis me llamó un día y no contesté porque pensé que era otro pedido y estaba desbordada... cuando escuché el mensaje de voz, me quería morir. Lo agendé y le dije que si hubiera sabido que era él lo atendía, por supuesto”.

Olarte, que estuvo vendiendo en un local del Ministerio de Turismo en la Expo Prado, se enteró de que Lacalle visitaría la Rural, y resolvió escribirle. “Le mandé un mensaje [diciendo] que iba a estar por dos días en el Ministerio de Turismo, que si tenía tiempo pasara a visitarme”, contó.

Efectivamente, Lacalle se apareció en el stand y, según contó en esa nota a El País, intercambiaron un alfajor de frutilla por una foto. “Me moría si no tenía la clásica selfi con el presidente”, dijo la emprendedora, que suele compartir fotos con quienes le compran o le dan apoyo de alguna forma.

Twitter de Julia Olarte

Twitter de Julia Olarte

Lo que sigue ya es sabido: la imagen despertó muchos comentarios favorables en Twitter, pero otros agresivos, y se sumaron también insultos por WhatsApp, ya que su número de celular es público porque a través de él recibe los pedidos.

Olarte anunció entonces en Twitter que, debido a las críticas, ya no usará esa red para vender sus alfajores. La respuesta de cientos de usuarios —muchos de ellos políticos— fue de un respaldo inusitado.

Hola!
Hoy dejo de lado el emprendimiento y escribiré este hilo a modo personal.
Como sabrán hace 3 años me separé y arranqué con los alfajores. En ellos encontré un escape y creo q son mi terapia en ciertos momentos.
Vuelco ahí toda mi energía porque me hacen sentir bien y feliz

— Cuatro de Julia (@CuatrodeJulia) September 17, 2022