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Economía

Por The New York Times

La guerra en Ucrania empeora el hambre en África oriental

La guerra en Ucrania está empeorando todavía más la crisis, pues ha aumentado el precio de los granos, el combustible y los fertilizantes.

03.04.2022 12:32

Lectura: 6'

2022-04-03T12:32:00-03:00
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Por The New York Times | Abdi Latif Dahir

NAIROBI, Kenia — Primero vino la sequía, la cual secó ríos y cobró la vida de dos de los hijos de Ruqiya Hussein Ahmed mientras su familia huía de los campos estériles del suroeste de Somalia.

Luego vino la guerra en Ucrania, la cual elevó tanto los precios de los alimentos que aun después de haber logrado llegar a las afueras de la capital, Mogadiscio, Ahmed batalla para mantener con vida a sus otros dos hijos.

“Incluso aquí, no tenemos nada”, dijo.

Por todo el oriente de África, una precipitación inferior al promedio ha creado algunas de las condiciones de mayor sequía en cuatro décadas, según las Naciones Unidas, por lo que más de 13 millones de personas están enfrentando hambre extrema. Las cosechas estacionales han alcanzado sus puntos más bajos en décadas, los niños desnutridos están llenando los hospitales y muchas familias están caminando largas distancias para encontrar ayuda.

La sequía devastadora ha envuelto la mayoría de Somalia y ha dejado a casi una tercera parte de la población con hambre. En el país vecino de Kenia, la sequía ha dejado a más de 3 millones de personas en escasez alimentaria y ha matado a más de 1,5 millones de cabezas de ganado.

Y en Etiopía, donde una guerra civil ha impedido la entrega de ayuda en la región norteña de Tigré, la inseguridad alimentaria es más generalizada que en cualquier otro momento de los últimos seis años. El viernes llegaron los primeros suministros de asistencia alimentarios para Tigré en tres meses.

Ahora, la guerra en Ucrania está empeorando todavía más la crisis, pues ha aumentado el precio de los granos, el combustible y los fertilizantes.

Rusia y Ucrania son algunos de los principales proveedores de productos agrícolas como trigo, soya y cebada en la región. Al menos catorce países africanos importan la mitad de su trigo de Rusia y Ucrania, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Eritrea depende por completo de ambos países para sus importaciones de trigo.

“El conflicto en Ucrania está agravando una situación de por sí complicada en el este de África”, comentó Gabriela Bucher, directora ejecutiva de la organización de beneficencia Oxfam International. “El este de África no está en la agenda mundial en este momento, pero la región necesita la solidaridad de la comunidad internacional y la necesita ahora”.

A la devastadora sequía y la guerra en Ucrania se les suma una serie de crisis que han estado en desarrollo a lo largo de los últimos dos años.

La pandemia de la COVID-19 ha interrumpido las cadenas de suministro alimentaria y ha forzado a muchas familias a pagar precios más altos por los alimentos básicos. Según organizaciones de ayuda, la infestación de langosta en Kenia, la guerra civil en Etiopía, las inundaciones extremas en Sudán del Sur, las crisis políticas y los crecientes ataques terroristas en Somalia, y la intensificación del conflicto étnico en Sudán han contribuido a la destrucción de granjas, la disminución de las cosechas y el empeoramiento de la crisis alimentaria.

Se espera que la guerra en Ucrania, ahora en su segundo mes, genere más picos en los costos de los alimentos en toda la región. Dependiendo cuánto dure, el conflicto podría reducir “la cantidad y la calidad” de los alimentos de primera necesidad como el trigo, advirtió Sean Granville-Ross, director regional de África en Mercy Corps, una organización no gubernamental.

“Satisfacer las necesidades básicas de las poblaciones vulnerables que se han visto afectadas por la sequía será más caro y complicado”, comentó.

El resultado ominoso ya es evidente en muchas partes de la región.

En Somalia, el precio de un envase de 20 litros de aceite para cocinar ha aumentado de 32 a 55 dólares, mientras que 25 kilogramos de frijol ahora cuestan 28 dólares en vez de 18, según datos recopilados por Mercy Corps.

En Sudán, el precio del pan casi se ha duplicado y algunas panaderías han cerrado porque las importaciones de trigo han caído un 60 por ciento desde el inicio de la guerra, según Elsadig Elnour, director ejecutivo en Sudán de la organización de beneficencia Islamic Relief.

Kenia también elevó el precio del combustible, citando la guerra en Ucrania, lo cual produjo manifestaciones en partes del país.

Cuando azota la hambruna, los niños son particularmente vulnerables. Un estimado de 5,5 millones de niños en la región están enfrentando altos niveles de desnutrición a causa de la sequía, según World Visión, una organización cristiana de asistencia.

“Mis hijos murieron de hambre. Sufrieron”, comentó Ahmed, cuyos hijos, de 3 y 4 años, murieron durante la caminata de días desde su casa en el pueblo de Adde Ali en la región del Bajo Shabelle hasta las afueras de Mogadiscio. “Murieron debajo de un árbol”.

En Mogadiscio, las familias ya están sintiendo la onda expansiva de la guerra en Ucrania, pues el alza a los precios de los alimentos ha exprimido los presupuestos familiares a medida que se acerca el mes santo del Ramadán. Sin empleo, un refugio apropiado ni acceso a los frijoles, el maíz y los tomates que alguna vez cultivó, Ahmed ahora depende de las donaciones de comida de gente que la apoya en la alimentación de sus dos hijos sobrevivientes, de 7 y 9 años.

Además, los programas de ayuda se están encogiendo. La guerra ha afectado las operaciones del Programa Mundial de Alimentos, que anunció el mes pasado que había reducido las raciones para los refugiados y otras personas en el este de África y el Medio Oriente debido al alza de los costos y los fondos mermados.

Hay quienes temen que la sequía constante en África oriental pueda parecerse a la de 2011, que cobró la vida de unas 260.000 personas tan solo en Somalia. Aunque la situación todavía no llega a ese nivel, el financiamiento y los recursos necesarios para evitar una crisis de ese tipo todavía no han comenzado a fluir, comentó Bucher de Oxfam.

Apenas se ha repartido el tres por ciento de los 6000 millones de dólares que necesita la ONU este año para Etiopia, Somalia y Sudán del Sur, mencionó Bucher, mientras Kenia tan solo ha garantizado el 11 por ciento de los 139 millones de dólares necesarios para la asistencia.

La semana pasada, el Banco Africano de Desarrollo señaló que iba a recaudar hasta 1000 millones de dólares para mejorar la producción agrícola y ayudar a los africanos a volverse autosuficientes a nivel alimentario a largo plazo. Sin embargo, aunque estas iniciativas son bienvenidas, para Bucher es imperativo que los donadores también donen con generosidad y de inmediato a fin de evitar una crisis mucho más generalizada.

“El mundo necesita ir al rescate de África oriental para evitar una catástrofe”, sentenció.