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Política

Contra la covid

La estrategia de Raúl Bianchi, el empresario que ideó y ejecutó el plan de vacunación

Uruguay superó este viernes las 4 millones de vacunas suministradas y el consultor privado fue clave en el armado de la logística para llegar a esa cifra.

04.07.2021 10:55

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2021-07-04T10:55:00-03:00
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Por Aníbal Falco

Teoría de las Restricciones. Esa es la temática en la que se especializa el director del Grupo Trupút, Raúl Bianchi, el empresario que llegó desde el sector privado al público en diciembre de 2020, para idear y ejecutar la logística y estrategia del plan de vacunación uruguayo.

En esta nota Montevideo Portal intentará relatar de qué se trata la teoría de las Restricciones, cómo Bianchi recaló en el Ministerio de Salud Pública (MSP) para convertirse durante los primeros meses de 2021 en un "jerarca" más del gobierno que entraba como perico por su casa a la oficina del ministro, y cómo este consultor en logística jugó un rol central en el exitoso proceso de vacunación contra la covid-19 en el país, que pasó de tener una capacidad para vacunar a 320 mil personas por mes a un millón.

Uruguay alcanzó las 4 millones de dosis aplicadas y para este lunes se espera que el 50% de la población objetivo cuente con dos dosis administradas, informó el MSP. 

- ¿Luis, cómo andás? Contá conmigo para el equipo de logística cuando lleguen las vacunas, que va a ser un tema importante. En este tema tengo más de 20 años asesorando empresas.

Una vez finalizada la conferencia del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) el 16 de diciembre de 2020, Bianchi le escribió ese mensaje de WhatsApp al presidente de la República, Luis Lacalle Pou.
Fue en 2017, a través de gestiones realizadas por el empresario Carlos Crosta, que Bianchi conoció a Lacalle Pou.

El empresario dijo a Montevideo Portal que Crosta le había comentado que al entonces senador nacionalista le gustaba "estar en contacto con profesionales de diversas áreas".

El actual presidente y el empresario tuvieron una primera reunión en 2017, después mantuvieron varias charlas y de ahí en más el vínculo se mantuvo de forma esporádica.

Al otro día del mensaje enviado por Bianchi, Lacalle Pou le pidió que se reuniera con Roberto Lafluf, el asesor de Presidencia que trabaja a unos pocos pasos del presidente. Días después, el 19 de diciembre, se concretó un encuentro directo con el presidente en la residencia de Suárez y Reyes.

Todo encaminado, solo faltaba el visto bueno del ministro de Salud Pública, Daniel Salinas. El 20 de diciembre Bianchi ya comenzó a trabajar puertas adentro del MSP como un asesor más, pero su rol y protagonismo en las políticas públicas que llevó adelante el gobierno fue mutando.

Aunque en principio el ingeniero industrial se enfocó en aumentar la capacidad de testeos, durante los primeros días de enero de 2021, tras una comparecencia en el Parlamento de parte de las jerarquías del MSP y del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, el diagnóstico era preocupante: el máximo rendimiento original del plan de vacunación estimaba una capacidad para vacunar a 80 mil personas por semana.

Eso implicaba, explicó Bianchi, "un plazo de más de un año para lograr inocular a la mayoría de la población objetivo del país".

"En ese momento paso a estar a ‘full' con el objetivo de diseñar un plan de vacunación más ambicioso. Nos planteamos como mínimo poder vacunar entre 600 mil y 700 mil personas por mes", señaló el empresario, que hasta mediados de abril trabajó como asesor y ejecutor del plan de vacunación.

Una vez designado tras firmar un contrato como adjunto de Presidencia que terminó hace pocos días, Bianchi pasó a trabajar directamente en el MSP, manteniendo reuniones con proveedores y todos los actores involucrados en el plan de vacunación, como la Comisión Honoraria para la Lucha Antituberculosa, los prestadores de salud, el Laboratorio Calmette, autoridades de la Terminal de Carga de Uruguay (TCU), entre otros.

"En principio planteé que estaba dispuesto a hacerlo de forma honoraria y el presidente me dijo: ‘No, no. Vas a trabajar un montón. No va a ser lo que ganás vos, pero al menos va a ser un contrato como adscripto de Presidencia", relató Bianchi a Montevideo Portal.

Aunque el empresario sostiene que "no hay cosa más linda que brindar tu conocimiento profesional para algo bueno para tu país", sus jornadas fueron muy intensas durante esos meses. Según contó, iban desde las 7 de la mañana, cuando partía desde Fortín de Santa Rosa hacia el MSP hasta la hora 20 aproximadamente.

"Cuando llegaba a mi casa mi esposa me decía: ‘A ver, ¿con quién cenamos hoy? ¿Con Álvaro Delgado, con Daniel Salinas, con Henry Cohen?' Fueron tres meses y medio de 14 horas por día de lunes a domingo", recordó.

Teoría de las restricciones y la incertidumbre de las vacunas

Aunque las negociaciones del gobierno uruguayo con Pfizer y Sinovac ya existían, en enero la incertidumbre sobre cuándo y en qué cantidades iban a llegar vacunas al país todavía era grande.

En ese contexto, con una pandemia que implicaba para el mundo quizás el desafío logístico más grande de la historia, dijo el especialista, "definir la distribución de las dosis a nivel nacional implicaba también para Uruguay un desafío logístico sin precedentes".

La teoría de las restricciones consiste en una metodología de gestión que plantea que el máximo desempeño que se puede tener en un sistema de una empresa, está determinado por muy pocas cosas. En general, una única o muy pocas variables son las que más impactan en todo lo que puede lograr ese sistema.

"No se trata de agarrar la metralleta y arreglar todo. Sino de encontrar el punto o lugar que si lo encontrás y mejorás, toda la empresa va a mejorar. Está vinculado al principio de Pareto. El 80% de los resultados está causado por el 20% de las causas", explicó Bianchi.

Y agregó: "En este caso la variable determinante fue la disposición de las vacunas".

Aun así, un sistema nacional integrado de salud, experiencia, historia y adhesión a campañas de vacunación daban a Uruguay una ventaja comparativa para llevar adelante un plan de vacunación "con las velocidades y procesos habituales".

Pero de esa forma Uruguay tardaría más de un año en vacunar a toda su población objetiva (2,8 millones de personas). No era suficiente.

"Lo que sí sabíamos era que no iban a venir un millón y medio de vacunas todas juntas. Iban a venir desparramadas. En ese momento fue que decidimos cuál tenía que ser la limitante, que podía ser la capacidad de vacunación, por ejemplo. Que no se pudieran dar más de 200 mil vacunas por semana", apuntó Bianchi.

En cambio, la decisión adoptada fue que el "paso lento" o la restricción por diseño fuera la cantidad de vacunas disponibles en el depósito y para eso había que construir una logística de vacunación más amplia en relación a la llegada de las vacunas.

En esta línea, el empresario sostuvo que con esa elección de que la capacidad de distribución y vacunación fuera superior al ritmo de llegada de las vacunas, hacía recaer sobre "el Poder Ejecutivo la presión sobre el desempeño de vacunación", ya que era el encargado de negociar con los laboratorios las cantidades y frecuencias de entrega.

Bianchi incroporó a la estrategia otro concepto: "capacidad protectiva". Según él, esta definición es una de las más difíciles de comprender debido a la manera generalizada que existe de pensar que "un recurso ocioso es un desperdicio".

"Para maximizar el flujo a través del cuello de botella y lograr que la salida sea constante y predecible, la gran mayoría de los recursos debe tener suficiente capacidad para alimentar el cuello de botella y recuperarse de los imprevistos y de las variaciones del sistema. El proyecto se planteó de modo que, de cometer un error, fuera el tener exceso de capacidad y no al contrario", explicó el asesor logístico.

En este sentido, aclaró que muchas veces el temor a pasarse en la capacidad lleva a quedarse corto y eso deriva luego en un sufrimiento para el sistema que no alcanza su máximo potencial.

En resumen, el gobierno uruguayo dimensionó un sistema de vacunación preparado para funcionar en posibles "picos y valles" y no en base a una demanda promedio.

"De esta forma se le exigía al sistema tener capacidad de adaptación a la llegada irregular de vacunas, manteniendo un ritmo de vacunación sin interrupciones. El sistema debía ser lo suficientemente flexible para hacer los cambios necesarios en el suministro de vacunas", apuntó.

Aunque en la capacidad de almacenamiento con ultrafreezers no fue posible adaptarse, sí se pudo hacer con los equipos de vacunación, entre otras variables. "Lo que más desveló" al equipo fueron las jeringas (se requieren especiales y fueron obtenidas sobre mediados de febrero) y los ultrafreezers para las vacunas Pfizer.

No tocar los vacunatorios

A pesar de que Uruguay contaba con un robusto sistema de vacunación previo, el MSP tuvo que realizar mil nuevos contratos para cubrir los vacunatorios enfocados a inocular a las personas por la covid-19.

"En algunos casos se trataba de personas que ya contaban con el conocimiento y a otros hubo que capacitarlos aunque eran funcionarios vinculados a la salud", señaló Bianchi, que destacó de sobremanera el trabajo de la Comisión Honoraria para la Lucha Antiturberculosa.

El consultor contó que la directora de la Unidad de Inmunizaciones, Teresa Picón, le pidió desde un primer momento "no desmantelar el plan regular de vacunación", porque Uruguay necesitaba seguir vacunando a recién nacidos, niños y por la gripe.

"Eso implicó un desafío adicional, porque el plan de vacunación decía que contábamos con 400 vacunatorios en el país, pero no los podíamos usar", indicó.

Finalmente, Uruguay comenzó a inocular a su población con algo más de 100 vacunatorios, con dos hubs importantes como fueron el Hospital de Clínicas y el Antel Arena, de 8 a 22 horas, que "es el equivalente al funcionamiento de 300 centros de vacunación".

Bianchi además rompió con lógicas de la burocracia sanitaria, por ejemplo, al insistir en que en los vacunatorios hubiera una persona encargada de cargar la dosis y otra de administrarla.

"Después de implementado me di cuenta lo que le había costado a la gente de la Comisión hacer el cambio de cabeza. Yo en principio, debido al desconocimiento del ambiente, no lo percibí. Pero después charlando me decían: ‘Vos no tenés idea el reto que fue hacer esto'. Era impensable que la persona que cargue la jeringa sea distinta a la que da la vacuna'", contó Bianchi a Montevideo Portal sobre el cambio en la división del trabajo que introdujo.

Otra dificultad importante con la que se encontró fue en la negociación con los prestadores de salud, debido a que históricamente el manejo en las agendas de vacunación eran resorte de cada centro. Sobre este punto, indicó que el planteo de que fuera el MSP el que manejara "la agenda les chocó bastante a los prestadores".

"Hubo muchos cambios de la manera como se venían haciendo las cosas y los cambios siempre generan resistencia. Pero si queríamos respetar los criterios no podíamos dejar la agenda la manejaran los prestadores. De igual forma, siempre tuvimos un diálogo directo y frontal, sin jugarretas, con discusiones fuertes, pero siempre se tiró para adelante", señaló.

Agenda y trabajar en el Estado

Hasta la aparición en escena de Genexus, el sistema de agenda para las vacunas presentó varios inconvenientes, que le aparejó variadas críticas al gobierno.

Bianchi dijo que hubo varios pilotos en febrero y ya en ese mes "el sistema alertó que iba a fallar, que no toleraba la cantidad de gente potencial a agendarse".

Sin embargo, a pesar de las molestias que hubo, el consultor señaló que no le "calentaba tanto", porque sabía que era un problema que se iba a poder resolver.

"Al principio pecamos de optimistas, pensando que se iba a anotar todo el mundo. Teníamos 192 mil vacunas (por el primer embarque de Sinovac) y abrimos lugar para 200 mil personas. Se anotaron 120 mil y los primeros días los vacunatorios tenían lugar en pila. Después en Semana Santa nos pasamos para el otro lado", reflexionó Bianchi en referencia a cuando el gobierno abrió la agenda para mayores de 18 años y el sistema colapsó.

Con respecto a su pasaje por unos meses del sector privado al público, el consultor dijo que se encontró "con una sorpresa positiva desde todo punto de vista trabajando en el Estado", a pesar de que en lo previo pensó que se iba a encontrar con más trancas.

"Cuando se daban algunas demoras las empresas privadas brindaron mucho apoyo. Te decían ‘el país lo necesita". No me importa ya la orden de compra. El papeleo se va a arreglar", defendió.

A poco más de seis meses de que tuviera su primera reunión con el presidente de la República y a cuatro desde que Uruguay empezó a vacunar contra la covid-19, Bianchi dijo que "si quiere, Uruguay tiene hoy la capacidad para vacunar a un millón de personas por mes tranquilamente".

 

Por Aníbal Falco


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