Contenido creado por Agustín Escudero
Locales

Una mano

La carta abierta de un centro de primera infancia “urgido de respuestas” de autoridades

"(La actividad) se hace insostenible, trabajamos hace muchos meses sin lograr cubrir los gastos, generando deuda y más deuda", relatan.

01.10.2020 20:03

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2020-10-01T20:03:00-03:00
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Un centro de primera infancia integrante de la Asociación de Centros de Educación para la Primera Infancia Privados del Uruguay (CEPIP) emitió una carta abierta criticando el "poco apoyo" de las autoridades nacionales durante los meses de emergencia sanitaria y pidiendo que se los "escuche y entienda" para hacer viable su actividad.

A continuación, la carta abierta que le acercaron a Montevideo Portal, titulada "Crónicas de mi jardín: navegando con incertidumbre a través de la pandemia".

Este marzo comenzaron las clases en nuestro centro de primera infancia con la misma fuerza vibrante que traen los niños cada año. Dos semanas más tarde aparecieron en nuestro país los primeros infectados por coronavirus. Llegué a casa el viernes 13 de marzo, aun sin saber que pasaría, pero ya con el teléfono celular del jardín y varias carpetas porque en el aire se sentía que algo podía pasar. Esa misma noche anunciaron el cierre de las instituciones educativas de todos los niveles en prensa. En principio estábamos tranquilos porque se habló de dos semanas, luego nos tocó vivir un largo período de incertidumbre.

Fue para nuestro centro quedar en sala de espera. Sentimos muchas presiones de nuestra comunidad, muchas responsabilidades y poco apoyo de las autoridades. Ante el desamparo comenzamos a tender redes entre centros para sentir compañía y ayudarnos, intentar tener una voz que se escuche. Desde mi perspectiva, entiendo que los jardines somos empresas y una crisis sanitaria y económica nos afecta como a casi todos los rubros del país, pero no puedo entender que se omita que tenemos entre manos un servicio de suma importancia para la sociedad: el cuidado y la educación de los más pequeños.

Estuvimos en esta espera durante semanas, intentando hacer una planificación empresarial sin ningún pronóstico de reapertura. Sin contar con una administración profesional, ya que al igual que muchos jardines al no tributar en DGI y no necesitar presentar balance anual, nos defendemos como podemos con un amigo contador. Pasó marzo, abril, mayo y comenzó junio cuando nos enteramos que podíamos volver a abrir el 15 de junio con condiciones especiales que recién llegaron a nuestras manos el 10 de junio. Tuvimos tan solo 2 días hábiles y medio para poner a funcionar un jardín que recibe a más de 70 niños, para organizar horarios y turnos de más de 20 personas que trabajan en el proyecto, para comprar productos de limpieza, alfombras sanitarias, etcétera. La gestión educativa está muy acostumbrada a trabajar ‘apagando incendios', resolviendo uno a uno los problemas que aparecen, pero estas situaciones están desafiando nuestros límites. Es un derroche de nuestra energía, nos resultan muy desgastantes.

Recibimos protocolos sanitarios que parecen muy coherentes con la situación que vivimos: uso de tapabocas, higiene de manos, etcétera. Compartimos el hecho de que haya que ser responsables de cuidar nuestra salud. Tenemos un protocolo interno con muchísimas consideraciones. Pero hay un punto entre las diferentes medidas que nos frustra, el MEC presenta ratios especiales ‘en consonancia con las recomendaciones del MSP en relación al respeto de la distancia física' y es desde que abrimos hasta hoy en día un punto que nos está costando mucho sostener y hoy precisamos que se nos escuche y entienda. Aumentar el número de adultos por niño tiene un costo muy elevado para nosotros, por ejemplo, un 33% más en sala de bebes. Al principio pensamos que era temporal, consultamos y nos organizamos para cumplir. Pero pasados 4 meses, nuestros centros no pueden sostenerlo. Más aún porque no entendemos el fundamento de esta imposición, cuando centros públicos que atienden niños de las mismas edades no tienen este punto en su protocolo de reapertura. ¿Por qué un grupo de un centro CAIF de 13 niños de 3 años puede estar con 1 adulto y en nuestro centro la reglamentación actual exige 3 adultos? ¿Hay realmente una diferencia sanitaria? Se nos hace insostenible, estamos trabajando hace muchos meses sin lograr cubrir nuestros gastos, generando deuda y más deuda.

Los jardines de nuestro país están vibrando, riendo y jugando. Hacemos nuestro trabajo con todo nuestro corazón, le ponemos ganas, ánimo y amor. Pero nos urge que nos escuchen, que nos apoyen y nos acerquen respuestas.