Por Tomás Gebelin
El pronóstico no era para nada alentador, pero las nubes aguantaron y la caravana de traslado de la fórmula presidencial, Yamandú Orsi y Carolina Cosse, desde el Palacio Legislativo hasta la plaza Independencia pudo transcurrir con total normalidad.
En las afueras de la sede de la Asamblea General se concentró una cantidad moderada de militantes frenteamplistas, quienes esbozaron aplausos y gritos de forma esporádica y esperaban con ansias la finalización de la ceremonia de juramento.
Sobre las 16 horas, finalmente Orsi y Cosse se subieron al auto eléctrico y se dirigieron hacia Ciudad Vieja. Los instantes iniciales fueron protagonizados por las decenas de hinchas de Peñarol que reclamaron con cánticos y bombos la intervención del gobierno entrante en la situación judicial de las personas que permanecen retenidas en Río de Janeiro tras el partido frente a Botafogo.

Manifestación de hinchas de Peñarol. Foto: Montevideo Portal
Una inmensa pancarta rezaba el siguiente mensaje: “Que el nuevo gobierno no se olvide de los pibes en Río”. Los mandatarios recibieron una mezcla de reclamos y gritos de apoyo, pero luego se vieron desbordados por el júbilo de los militantes que arribaron a la avenida del Libertador.
Desde el primer momento, Cosse no pudo disimular su emoción, mientras que Orsi devolvió los saludos de forma más cauta. La vicepresidenta estuvo visiblemente conmocionada desde el comienzo del traslado y les retribuyó las muestras de cariño a los asistentes con gestos de abrazo, corazones con sus manos y golpes en su pecho.
Del lado izquierdo de la avenida se apostó un grupo de Uruguay Soberano, un movimiento que reclama la prohibición de los contratos secretos en el Estado. Cerca de ellos hubo personas que alzaron carteles en defensa del agua y en contra del Proyecto Neptuno. “Estos recursos hay que defenderlos porque son nuestros”, expresó a Montevideo Portal Mariano, un manifestante.
La caravana tuvo varios momentos en los que se reivindicó la condición de profesor del presidente entrante. Orsi se alegró cuando vio un pasacalles en la sede del Instituto de Profesores de Artigas (IPA), de donde es egresado, que decía: “¡Generación Historia IPA 86-87 te saluda, compañero profesor Yamandú Orsi!”. En otro momento, el mandatario saludó específicamente a un grupo de personas en un balcón en el que había colgada una pancarta que decía: “¡Orgullo! Mi presidente es docente”.
Más adelante se dio el momento más emocionante del recorrido. En la esquina con la calle Nicaragua, un grupo de la organización Madres y Familiares se concentró con banderas, las fotos de varios detenidos desaparecidos de la dictadura cívico-militar y sin símbolos partidarios. Cuando Orsi y Cosse pasaron por allí, decidieron detener la marcha y se bajaron del auto para saludarlos, rompiendo el protocolo.
El traslado siguió su curso con total tranquilidad, hasta que en la cuadra entre Lima y Asunción un grupo de manifestantes pro-Palestina les recriminó a los mandatarios entrantes su posición sobre el conflicto con Israel. “¡Basta de silencio!”, exclamó en reiteradas oportunidades una mujer, mientras que una de sus compañeras sostenía un cartel que pedía “romper relaciones” con dicho país asiático.
Una vez que el vehículo tomó Río Negro, Orsi reconoció entre el público a José Nunes, exsenador del Partido Socialista, quien estaba acodado en la valla de seguridad como un seguidor más. Luego, fue recibido por un griterío ensordecedor en la principal avenida de la ciudad.
La avenida 18 de Julio estaba notoriamente más colmada que Libertador. Los seguidores del Frente Amplio hicieron lo imposible para hacer contacto visual con alguno de los dos y les demostraron afecto desde el lugar que pudieron: balcones, ventanas, subidos al vallado, en un andamio, en el techo de una parada de ómnibus o incluso por videollamada.
Como si estuviera guionado, el sol finalmente se asomó entre las nubes cuando la fórmula quedó a pocas cuadras de la plaza Independencia. En ese momento, Orsi hizo contacto visual con una persona del público, señaló al cielo y se juntó las manos en forma de agradecimiento por la mejora climática.
Aparecieron más pancartas con pedidos para la fórmula; uno de ellos, la habilitación del voto en las elecciones para los uruguayos radicados en el exterior. También hubo lugar para intercambios insólitos, como el de un hombre que le pidió a Orsi que le regalara su corbata.
El punto cumbre de la ebullición frenteamplista se dio en la calle que rodea la plaza, minutos antes de que comenzara la ceremonia. El fervor de los asistentes le dio el cierre a un proceso de poco menos de un año en el que Orsi fue precandidato, luego candidato y posteriormente presidente electo, y que a partir de hoy será el que conduzca los destinos del país por los próximos cinco años.
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