El sacerdote Uberfil monzón, director del Instituto Nacional de Alimentación, había entrado en el medio de la polémica luego que declarara públicamente que "en determinadas realidades es legítimo que una persona pueda robar, por ejemplo, para comer".

La Iglesia, según reporta radio El Espectador, salió al cruce de estas declaraciones al emitir un comunicado al respecto que fue respaldado por el propio Arzobispo Nicolás Cotugno.

La misiva aclara: "La iglesia no autoriza el hurto por una simple necesidad como se ha dicho recientemente en la prensa, sino como excepción y ante un estado de necesidad realmente apremiante con amenaza de peligro para la subsistencia real de la persona".

Finalmente, concluye: "No se justifica por tanto el hurto o la rapiña sino que se afirma el derecho de la persona a procurar su subsistencia de modo en que le es posible en una situación excepcional o estado de necesidad realmente acuciante".