Contenido creado por Valentina Temesio
Política

Ya lo advirtió Chayanne

Kanarek: “Provocaciones de la ultraderecha hacen descuidar capacidad política del resto”

El uruguayo, que hace ocho años fundó Ciudadana, fue distinguido como Consultor Digital del año en los Napolitan Victory Awards.

05.11.2022 14:29

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2022-11-05T14:29:00-03:00
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Julián Kanarek nació en Bélgica, pero se considera uruguayo. Entre sus trabajos destaca la campaña que llevó a la a Carlos Alvarado, el mandatario más joven de Latinoamérica, a ser presidente de Costa Rica y Ciudadana, la empresa que fundó hace ocho años. Asimismo, llevó a cabo proyectos para gobiernos, partidos políticos, organismos e instituciones como ONU Mujeres, la Organización Mundial de la Salud, Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. También creó la idea de la película sobre José Mujica, El Pepe, una vida suprema, que produjo Netflix y fue premiada por la Unesco en la Mostra de Venecia. También es columnista en Montevideo Portal.

En el marco de los Napolitan Victory Awards de la Washington Academy of Political Arts & Sciences, Ciudadana fue reconocida por la campaña #NoMeLoCallo para ONU Mujeres y la Embajada Británica en Uruguay, “fue la mejor campaña adhonorem de Iberoamérica”. En el mismo evento Kanarek se consagró como el consultor digital del año. 

Kanarek dijo a la revista Washington Compol que se define como “un consultor que trabaja mucho con sus clientes, que estudia el contexto y los países en donde va a trabajar y que deja todo en cada una de las campañas”. Además, dice ser “un buen formador de equipos” porque “el talento nunca es individual” y “el éxito siempre es colectivo”.

En la entrevista el consultor expresó que el sello particular de Ciudadana es “la dedicación, el conocimiento del contenido orgánico digital que le funciona a las campañas y el peso que la creatividad debe tener a la hora de generar cualquier tipo de mensaje, desde un tuit a una campaña audiovisual vehiculizada en la televisión del país con más habitantes del continente”. De esta manera, indicó que en Ciudadana tienen “la convicción de que la creatividad puede resolver cualquier problema u objetivo dentro de una campaña electoral, gubernamental o social. No significa que la creatividad sea exclusivamente plasmada en la pieza comunicacional, sino que una estrategia puede ser sólida y enormemente creativa. Eso es pensar de una manera diferente las formas en las que estructuramos nuestros trabajos”.

Al ser preguntado sobre su principal legado, entre risas, Kenarek respondió que es su hija Manuela. Aunque admitió que no sabe si tiene uno y que le parece “un poco grandilocuente” pensar que lo deja. Pero, si así tendría que serlo, sería “entender que la comunicación política tiene que ser un ámbito de estudio teórico y de aplicación práctica de saberes colectivos”, porque “no alcanza con esfuerzos individuales”. "Debemos aprender de los demás, entre nuestros colegas, de la experiencia y de los candidatos”, sostuvo el comunicador.

En su libro Trascender el reactivo, el estratega busca que la sociedad analice la construcción discursiva de manera profunda y novedosa sobre cómo se da el manejo de las redes sociales para formular un discurso alternativo al que domina ese espacio virtual.

En el texto el consultor digital ahonda sobre “una serie de personajes alrededor de la política mundial que se dieron cuenta que la provocación es una forma de atraer la atención de medios y el resto del sistema político”. Para él “esas provocaciones implican posturas que muchas veces son nostálgicas, autoritarias, xenófobas, pero muestran el pensamiento de gente que promete un pasado más estable que el presente”. Así, “toda esta elaboración tiene una forma de implementación discursiva que se sustenta en el funcionamiento de las redes sociales: provocar para aparecer y generar respuestas, respuestas que garantizan el centro de la atención dentro de la escena política”, explicó. De esta manera, esos comportamientos “generan para el resto de los integrantes del sistema político o de la conversación democrática un desafío que es ignorar la provocación o responder a ella y esa falsa dicotomía lo que hace es alimentar todo el tiempo las posturas provocadoras que hacen que todo lo que está hoy (desde la extrema derecha hacia la izquierda), no tenga un espacio de construcción discursiva propia”, argumentó.

“Están todo el tiempo reaccionando, defendiéndose de los ataques o denunciando la aberración que dice alguien que está provocando específicamente. Esa capacidad discursiva en las temáticas que ellos quieren hace que el resto de los integrantes de la agenda pública se vean relegados, que no tengan la capacidad como para construir agendas alternativas que implican pensar un relato comunicacional, político y ciudadano distinto. Y no uno que sólo está atendiendo el peligro que puede tener Francia si gana Le Pen, en EE.UU. si vuelve Trump, o Brasil si tiene la continuidad de Bolsonaro. Esas provocaciones que hoy en día vienen de la ultraderecha hacen descuadrar la capacidad política y discursiva del resto de los integrantes de la política en general”, aportó Kanarek. 

El autor dijo que “lo que se está haciendo todo el tiempo es hablar de medidas políticas que ayuden a la contención de lo que se entiende como una aberración discursiva que es lo que está planteando la ultraderecha, pero no necesariamente se están elaborando utopías propias que se puedan traducir en planes de gobierno específicos para ofrecerle a la gente una alternativa que no solo es política sino que es discursiva”. Porque “no vamos a llegar ahí solo porque somos la respuesta a ese peligro sino porque además de serlo, somos buenos en esto, esto y aquello”.