"Hice terapia varias veces. La segunda vez fue para aprender a decir que no"

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Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

Confesiones en puntas de pie

Julio Bocca cantó Las 40 de Montevideo Portal

"Hice terapia varias veces. La segunda vez fue para aprender a decir que no"

09.09.2013

Lectura: 20'

2013-09-09T20:43:00-03:00
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Por GERARDO TAGLIAFERRO

Ésta era, a priori, una de esas entrevistas que generan cierta ansiedad en el entrevistador. Bah... a mí al menos me la generan. Se trata de una figura de relieve mundial, que no es Guardiola porque lo que dirige es ballet y no fútbol, pero cuya estatura no cambia por el hecho de que ahora lo tengamos trabajando acá, a la vuelta de casa. La cita era con un grosso, con un pesado del espectáculo universal que, por una decisión que no deja de sorprendernos, optó por esta pequeña aldea para hacer esa transición que sobreviene a todo retiro de algo.

Cuando llegué a su oficina, en el cuarto piso del edificio del Auditorio del Sodre, me encontré con otra persona. No era aquel personaje glamoroso que aguardaba hallar, dando indicaciones en tono imperativo y tomando la distancia que debe haber entre los habitantes del Olimpo y los simples mortales, sino un señor con cara de adolescente que maldecía porque no encontraba unos papeles en los cajones de su escritorio y que se incorporó con una sonrisa y cierto nerviosismo para extender la mano al visitante.

Vestía informalmente, con vaqueros y calzado deportivo y lucía un flequillo juvenil que parece estar allí para poner en duda sus 46 años de existencia. Se trata de Julio Bocca, un hombre que a los 18 años ganó la Medalla de Oro en uno de los más importantes concursos de danza del mundo, en Moscú, y desde entonces no paró hasta su consagración como uno de los mejores bailarines del planeta. No sé nada de ballet, pero "nada" -en este caso- es suficiente como para estar al tanto de que Mikhail Baryshnikov es una figura consular, y que fue él quien lo invitó a ser el primer bailarín del American Ballet Theatre de Nueva York, en 1986, dando inicio a una carrera que culminó el 23 de diciembre de 2007 ante 300 mil personas en el Obelisco de Buenos Aires.

Nunca reconocido por su padre biológico, cuyo lugar fue ocupado por su abuelo, Bocca siguió los pasos de su madre, bailarina. A los 14 años se fue a Caracas con una pequeña compañía surgida de la Escuela del Teatro Colón, y desde entonces no abandonó el escenario hasta aquella noche de 2007. En agosto de 2001, el periodista Jorge Lanata le preguntó, en una entrevista televisiva: "¿Sos gay?" Como sorprendido, Bocca respondió: "Todavía no. Soy de los dos", abriendo una puerta que no conocía a dónde lo podría llevar. Después confesaría haberse quitado "un peso de encima", y yo agregaría que a los periodistas la "obligación" de preguntarle eso cada vez que lo fuéramos a entrevistar.

En 2010 asumió como director del Ballet del Sodre, una entelequia que -con apoyos importantes- hizo despegar y convertirse hoy en una compañía reconocida en la región, capaz de producir y realizar grandes espectáculos como el reciente "Lago de los cisnes".
Al principio tuvo dificultades con el sindicato del organismo, lo acusaron de dictador y él amenazó con irse. Felizmente, para los amantes de la danza, no se fue. Este hombre de aspecto juvenil, simpático y algo nervioso, que toma su licuado de frutas de todas las mañanas mientras responde las preguntas, no tiene pinta de dictador. Al menos ante el grabador y el lente no lo parece.
Con una corrección que no es distancia, me trata de usted. Yo entonces le pregunto si puedo tutearlo. Asiente y allá vamos.

1) ¿Qué diferencias encontrás hoy en tu trabajo con relación al día que asumiste en el Sodre?
Me siento mucho más feliz, con más posibilidades de hacer cosas. Tenemos mejor ubicación física, antes estábamos con una sola sala, con los pasillos fríos porque no había calefacción, pocos camarines... Fue todo un proceso, y encima con la gente de la obra, era polvo y ruido por todos lados. Un proceso incómodo pero lindo porque era como estar viendo construir tu propia casa.

"Creo que se puede tener un país mucho mejor, tienen las condiciones. Es un país pequeño como Dinamarca, donde te cobran impuestos como en Dinamarca también"

2) ¿Tuviste que poner mucho de tu tiempo para que todo saliera adelante?
Sí, por supuesto. Por suerte conté con Gerardo Bugarin que es el gerente de la compañía, empezamos los dos juntos y entre los dos exigimos cosas: que el piso esté bien, que esté más o menos todo limpio, poco a poco fuimos ocupando lugares como esta oficina, donde nos instalamos igual cagándonos de frío en invierno. Pero teníamos lugar.

3) Habrás escuchado mucho en estos años sobre la burocracia uruguaya. ¿La sufriste?
Uno se enfrenta porque es parte, trabaja para el Estado, pero la verdad no la sufrí mucho. Me dieron mucha libertad y me la siguen dando, en cuanto a lo que es programación y gestión. Gerardo se dedicó a la parte administrativa y todo eso, yo me informo pero no estoy en eso, por eso él quizás es el que tiene que lidiar más con la burocracia. En el 2010 el Sodre estaba como perdido, se hacían muy pocas funciones, las óperas que había se hacían en el Solís, era todo como más lento. Y de golpe, con el ballet, fue un cambio brusco y todo nuevo: lo que era gestión, programación, había que moverse a otro ritmo.

4) ¿Qué no te gusta de Montevideo?
(Piensa) Me gustaría verla más organizada, más limpia, pero no es una cuestión política sino también social, cultural. Creo que se puede tener un país mucho mejor, tienen las posibilidades, las condiciones, tienen un país muy lindo pero llegan hasta ahí ¿no? Ese cambio les cuesta. Un país pequeño como Dinamarca, donde te cobran impuestos como en Dinamarca también (se ríe)... bueno, me gustaría poder ver todo eso.

5) Al principio te sorprendieron algunas cosas del Uruguay y de trabajar en este país.
Me sorprende ver que a veces se tiene todo y cuesta arrancar. En este proceso hay gente que se incorporó al sistema y otros que no quisieron. A veces el cambio cuesta.

6) ¿Qué cambiaste?
Bueno, para empezar antes trabajaban tres horas y ahora trabajan siete, de lunes a viernes. Y cambió la forma de trabajar: las clases son obligatorias, por ejemplo. Se hace todos los años una audición (casting) internacional, ahora en octubre tenemos una. Vienen bailarines de todas partes. Por su trabajo o su conducta a lo largo del año, veo quién no me sirve en la compañía como bailarín y lo cambio. Lo lindo de esto no solo es tener buenos bailarines sino también buena gente, que luche por el arte, que disfrute lo que está haciendo, que trabaje, que tire para adelante. Y eso lo hacemos todos los años. El año pasado entraron diez y en este momento tengo creo que quince presupuestados de la compañía original. Pero de ellos ya hay gente que no está al nivel, o que tiene edad para retirarse y entonces tengo que suplantar a esa gente.

7) ¿Encontrás en el medio bailarines que estén a la altura de lo que querés?
En este momento estamos en un período en que no. Cambió un poco la administración de la Escuela y hay una gestión diferente, creo que eso va a cambiar la situación pero va a demorar dos o tres años. Salvo que venga algún uruguayo del exterior, como ha pasado, va a ser difícil que contrate a algún uruguayo.

8) ¿A los que vienen del exterior se les paga igual que a los bailarines de acá?
Sí, se les paga lo mismo, la única diferencia es entre Solista y Primero. Los que entran tienen tres meses de prueba y cobran durante un año un poco menos que el que ya hace un año que está. Pero no hay otras diferencias.

9) ¿Es cierto que dijiste: "El que esté en el sindicato no baila"?
No. Yo no dije eso. Si querés preguntar tenés a Guillermo González y Rossana Fleitas. Ella es de la compañía original y él es contratado. Y el año pasado estaban Maximiliano y Rossana. Ellos se juntan conmigo a veces pero más lo hacen con Gerardo y con Recursos Humanos para todo lo que es extra artístico. Para lo que es artístico yo prefiero reunirme con toda la compañía.

"Por su trabajo o su conducta a lo largo del año, veo quién no me sirve en la compañía como bailarín y lo cambio"


10) Acá se dijo que el que se movió para que vinieras fue el presidente Mujica. ¿Fue así?

No, no. Yo ya estaba viviendo acá y tuvimos una reunión con Gerardo Griecco y Fernando Butazzoni, en ese momento presidente del Sodre, y también con el ministro de Educación y Cultura, Ehrlich. Ahí yo propuse una forma de trabajar y el ministro fue quien llamó al presidente y le informó de esto y al día siguiente nos recibió, como para hacerlo oficial. Es muy lindo que un presidente de un país que no es el mío me reciba y encima apueste al ballet y a la cultura. Eso fue muy emocionante y un apoyo muy importante para el trabajo que yo venía a hacer. Y lo que me fascinó era la tranquilidad con la que hablaba. Se toma su tiempo, tranquilo, bajo perfil... eso me gustó mucho. Aparte uno está muy acostumbrado a un ritmo mucho más vertiginoso. Después sé que vino a ver "Giselle" y el otro día vino a ver "El lago de los cisnes", pero nada más... es eso.

11) ¿En algún momento en estos tres años te preguntaste "qué estoy haciendo acá"?
No es que me lo cuestioné... a veces he tenido la sensación personal de que necesito un poco más de tranquilidad. Para mi futuro busco todavía más tranquilidad de la que uno tiene acá, pero es una cuestión personal. Hicimos mucho y si me quejo es porque puede ser mejor todavía.

12) ¿Sentiste en algún momento que esto te queda chico?
No... no, para mí también es un aprendizaje. Nunca dirigí una compañía tan grande, y menos una compañía del Estado. Es algo diferente, aunque este año ya estamos en un fideicomiso en que si bien es del Estado hay gestión privada que hace agilizar un montón de cosas. Pero para mí era una primera vez, un desafío, una prueba. A mí me gusta trabajar con los bailarines, trasmitirles, ayudarlos y generar que haya otra compañía, que fue lo que se logró. Otro lugar en la región en el que los bailarines tengan un lugar para trabajar, que no lo tenían. En la región tenías el Colón, tenés Chile (el Ballet de Santiago) y tenés el Municipal de Río. Esas son las compañías clásicas. Después son todas más nuevas o grupos privados, pero no una compañía de 65 bailarines donde se hace un repertorio con clásicos, de ahí saltás al contemporáneo, como en las grandes compañías mundiales.

13) ¿El Sodre ya está al nivel de esas otras compañías de la región que nombraste?
Sí, sí, está a ese nivel. Estoy hablando de la región. Mi trabajo es llegar al nivel del American o el Opera de París.

14) ¿Con el ballet del Sodre?
Sí... ¿por qué no?

15) Uno supone que el Sodre tiene menos recursos que esas grandes compañías.
El recurso son los bailarines.

16) Y dinero.
Nosotros hicimos una gran producción acá ahora que fue "El lago de los cisnes" y se pudo. Depende cómo usás el dinero, si lo usás para no hacer nada... el dinero es para usarlo, y hay que saber cómo para que tenga su efecto. No te olvides que ahora también hacemos producciones y tenemos que recaudar para poder pagar.


"Salvo que venga alguno del exterior, como ha pasado, va a ser difícil que contrate a algún uruguayo"


17) ¿Hay que ser un poco dictador para dirigir una compañía de ballet?

No, no le llamaría dictador, hay que ser exigente, ser un director. Como director yo tengo que exigir que el bailarín esté al máximo. Él lo que viene a hacer acá es nada más que aprender una coreografía, interpretarla y ser cada vez mejor. Y disfrutar de lo que le gusta. No te olvides de que en este trabajo nadie obliga a nadie, no es un trabajo que lo tengas que hacer por necesidad. Es un arte que lo elegís, y uno lo que hace es que la persona que desarrolla ese arte pueda superarse, que llegue. En mi familia, ya desde mi infancia, había una cuestión de respeto al trabajo y una alegría de trabajar, era un placer ir a trabajar haciendo lo que nos gustaba. En el American trabajábamos desde las 10 y cuarto de la mañana hasta las 7 u 8 de la noche. En temporada, en el Metropolitan, tenés durante dos meses ocho funciones semanales y trabajás desde las 10 y cuarto de la mañana hasta las 5 de la tarde y después tenés la función. Ese es el ritmo de las grandes compañías. Si uno quiere estar en un nivel "tranqui"... ya estamos. Pero a mí se me contrató por otra cosa, para llegar al nivel que yo llegué. Entonces bueno, yo voy a exigir también eso: lo que yo hice y lo que muchos hacemos.

18) Te escuché contar una vez que en la escuela de ballet tenías un maestro que te ponía un bastón en el pie para obligarte a adoptar la posición correcta.
Sí, en la escuela del Colón, la maestra Ethel Lynch. Había un ejercicio para la pirueta en el que si sacás el pie ya no es lo mismo, entonces ella ponía el bastón para que lo sintiera y no sacara el pie y ahí subir a los dedos. Es otra forma de trabajar... no sé si algún maestro la usa, eso ya no existe. Sí existen los límites y exigir al bailarín lo que hay que exigirle y lo que la obra necesita.

19) ¿De qué te tuviste que privar para hacer la carrera que hiciste?
(Piensa) En verdad de nada, porque es lo que elegí, nadie me obligó. Pensando en opciones, a veces me hubiese gustado comer tranquilamente todo lo que tenía ganas y no podía porque tenía que cuidarme. Ahora la mayoría de los bailarines miden casi 2 metros, son muy flacos, hay otra estructura física y de enseñanza mundialmente en relación a lo que era en mi época. Quizás con una compañía de acá no vamos a lograr eso pero vamos a lograr esa misma técnica con el espíritu latino que se tiene acá.

20) ¿Los uruguayos somos diferentes a los argentinos?
Ah no sé... no estoy mirando esas cosas. La verdad... no. No encuentro diferencias y no las estoy buscando. Me manejo en un mundo con amigos con los que estoy bien y todos tenemos problemas, unos estamos mejores que otros... Me decían "el americano es frío". Yo fui a Estados Unidos y al contrario, el público era muy efusivo, quizás no son tan abiertos como nosotros pero cuando conocés a la persona no hay diferencias.

21) ¿Notás un sentimiento anti argentino en Uruguay? Seguramente no en el trato contigo, pero en los medios de comunicación por ejemplo.
No. Yo llego a casa y veo muy poca televisión, veo Los Simpsons. A mí no me pasa y tampoco me lo van a decir, así que no sé.

"El ballet del Sodre está al nivel de los mejores de la región. Mi trabajo es llegar al nivel del American o el Opera de París"

22) ¿Te reconoce la gente en la calle?
Sí, he pasado por una obra y me saludan los obreros.

23) En Argentina se vive una polarización a nivel político, podríamos decir entre oficialismo y oposición. ¿Estás alineado?
De política no me gusta hablar. Yo hablo de lo que sé: danza, ballet, espectáculo y nada más.

24) ¿Qué pensaste cuando te bajaste del escenario en el Obelisco de Buenos Aires, en diciembre de 2007 en el espectáculo de tu despedida al que fueron 300 mil personas?
Pensé en terminar con una sonrisa porque fue maravillosa toda esa noche, con los artistas que había: bailarines, actores, cantantes, músicos... la verdad fue algo muy especial. Ver 300 mil personas, las cabecitas cada tres o cuatro cuadras que seguramente no veían nada, solamente estaban allí presentes como un reconocimiento digamos por lo que uno hizo durante tantos años... Y después terminó eso, me fui a casa y ahí sí: abrí la puerta y sentí un golpe porque estaba solo.

25) Solo, literalmente.
Sí, sí, solo.

26) ¿Y entonces qué pasó?
Nada, fueron dos segundos que para mí fueron como diez minutos en los que dije, "guau, mucho y nada al mismo tiempo". Me abrí una botellita 187 de Chandon, me bañé y me fui de nuevo al teatro porque ahí me iban a rapar los técnicos, y después me fui a la fiesta. Y ahí ya seguí hasta el día siguiente, al otro día me iba de vacaciones. Entonces fue como terminar el año, tomarme mis vacaciones como siempre, lo único que eran más largas. Y ahí tuve tiempo de procesar, de respirar y decir: "Bueno, vamos a disfrutar esto".

27) ¿Qué pasó después que dijiste "se terminó"?
Mirá, en este momento no extraño, no tengo necesidad de volver a bailar. Desde los 8 años estoy trabajando en esto, entonces fue como un gran corte: tener tiempo para mí, levantarme a la hora que quisiera, si quería volverme a acostar lo hacía, si quería leer leía, si quería no hacer nada no hacía nada. Fue como satisfacer una necesidad de muchos años. Y después nada, la verdad que nunca tuve ganas de volver, disfruto un buen espectáculo pero no me dan ganas de estar. Después empecé a viajar como jurado, a incorporarme al ballet de nuevo y a sentir ganas de devolver lo que aprendí. Y así se fueron dando las cosas hasta que llegó la posibilidad de dirigir acá. Estoy involucrado en algo que me gusta, que la verdad lo disfruto muchísimo y estoy feliz de haber tomado la decisión cuando la tomé.

28) ¿No se extraña el aplauso?
No. Aparte, cuando aplauden a la compañía una parte es al trabajo que uno hace. Hay un cariño de la gente que se siente todo el tiempo. Uno no hacía esto por aplausos, yo bailaba porque a mí me gustaba bailar.

29) "No estudié mañana, tarde y noche para recibir aplausos", dijiste alguna vez. ¿Y por qué tanto sacrificio?
Para ser mejor, para disfrutar más arriba del escenario. Esta es una carrera antinatural, por eso empezás joven: tenés que adaptar toda tu estructura física a algo que no es natural: abrir las caderas, los pies, levantar las posiciones, tener una chica bailando sobre tu cabeza... no es algo natural de la vida. Y tenés una cosa estética que tenés que cuidar, entonces uno tiene que aprender todo eso y cuando estás sobre el escenario no estar preocupado en cómo mover cada parte de tu cuerpo, sino que ya sea algo incorporado. Tu cuerpo se tiene que mover solo. Hay un ballet, "Don Quijote", que lo hice millones de veces, y siempre decía: "Me sacan la cabeza y el cuerpo lo hace solo. No necesita el cerebro".

30) ¿A los 14 años te fuiste a vivir solo a Caracas?
Solo no. Fuimos por un mes con otros siete bailarines de la escuela del Colón, los mejores puntuados. Después de ese mes me ofrecieron si quería volver con un contrato por un año, y dije que sí y me fui. Ahí éramos cuatro varones y tres mujeres, compartíamos un departamento. Algunos eran un poco mayores.

"Eleonora (Cassano) fue como una hermana mayor. Ese tipo de amor. Quizás hubo más amor con (la italiana) Alessandra Ferri"

31) Y fuiste sin nadie de tu familia. ¿Fue muy difícil?
Hubo épocas que fueron difíciles, pero estábamos todo el tiempo trabajando en el teatro, entonces volvías a tu casa cansadísimo y lo que hacías era descansar. Y los fines de semana íbamos a la playa que era cerca, así que mal no la pasábamos. Cuando a veces no tenía con quien hablar llamaba por teléfono a mi madre, lo que en esa época no era tan sencillo. Pero es me ayudó a prepararme para lo que vendría, tenía la vida de un chico de 22 o 23 años: había que pagar las cuentas, cocinar, limpiar.

32) ¿Cómo creés que influyó en el desarrollo de tu vida el no haber tenido a tu padre presente?
La verdad, creo que en nada. Estaba mi abuelo, o sea que lo masculino estaba presente. Quizás hubo una época en que estaba intrigado de si existía, si estaba o no estaba, hasta que mi madre me lo dijo.

33) Hiciste terapia.
Hice varias veces con cosas muy puntuales. La primera vez fue cuando apenas había ganado el concurso en Moscú, que de golpe estaba en televisión, en periódicos, empecé a recibir llamados de todos lados y la cabeza empieza entonces a agrandarse, y ahí fue que hice terapia como para poner los pies en la tierra. La segunda vez fue después de muchos años de no tener vacaciones, y fue para aprender a decir que no. Estuve como seis años sin vacaciones y era porque aceptaba todo, no quería quedar mal, y cumplía contratos por cumplir y no porque tuviera ganas de bailar. Y después, la otra vez, fue más que nada por el tema del retiro, para prepararme. Lo que me ayudó mucho en eso fue ir cerrando ballets de a uno: mi última función del Quijote, mi última del Lago, mi última de Romeo y Julieta, así no era todo de golpe.

34) ¿Cambió en algo tu vida después de aquella entrevista de Lanata?
Creo que eso me sirvió para sacarme un peso de encima y fue el único periodista que fue directo. Pero bueno... es historia, eso fue en el 2000, por ahí.

35) Contame un fracaso.
No haber podido hacer Onegin, un ballet de John Cranko. Siempre tuve ganas de hacerlo y nunca me dieron la autorización. Fue algo que me quedó en el camino. Ese fue un fracaso.

36) ¿Te has enamorado de mujeres que han estado cerca de vos?
Me he enamorado, sí.

37) ¿De Eleonora (Cassano)?
De Eleonora como una hermana mayor. Ese tipo de amor. Quizás hubo más amor con (la italiana) Alessandra Ferri. Con Eleonora fuimos juntos a Venezuela, ella estaba uno o dos años por encima mío en la escuela. Era otra relación. Era como una hermana.

"El peor momento de mi vida fue cuando vi a mi abuelo muerto. Y también el no haber podido despedirme de mi hermano, que falleció estando yo en Dinamarca"

38) ¿Cuál fue tu peor momento?
Creo que fue ver a mi abuelo muerto, yo tendría 12 o 13 años, y también el no haber podido despedirme de mi hermano, que falleció estando yo en Dinamarca. Yo tenía 20 años y él 28. Fue una peritonitis no detectada en el hospital público. Yo me enteré que estaba internado pero no que estaba tan mal y cuando llamé me dijeron que... ta.

39) ¿Ya tenés fecha de finalización de esta etapa acá en Uruguay?
No. Tengo contrato hasta el 2015, pero ahora ya no me pongo fechas.

40) ¿Qué cambiarías de tu vida si pudieras?
Nada. Quizás, si pudiera... no operarme tanto, tengo nueve operaciones.


Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy