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Curva peligrosa

Juan Salgado: “Yo no podía disculparme de algo que no había hecho; yo no canté”

El presidente de Cutcsa habló de su relación con el sindicato, cómo fue la charla que tuvo con Romano y qué hará cuando se retire.

06.05.2023 09:18

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2023-05-06T09:18:00-03:00
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Por Joaquín Symonds

Juan Salgado está hace 30 años al frente de la presidencia de Compañía Uruguaya de Transportes Colectivos S.A., Cutcsa. Empezó en la compañía, la misma en la que trabajó su padre, en 1992. Como jerarca máximo de la empresa, supo surfar varias crisis económicas como la del 2002 o, la más reciente, la que provocó la pandemia del covid-19. El factor común que tienen estos momentos es que siempre el empresario del transporte priorizó que la gente tuviera alguna forma de moverse y llegar a su trabajo. 

La otra característica que destaca es que nunca se dejó “dragonear” por la política, pese a que fue un pronóstico de varios, según recuerda. En entrevista con Montevideo Portal, Salgado explicó cómo vivió la citación a Fiscalía, luego de que se viralizara un video en donde aparece cantando una canción de muerte contra Nacional. 

Además, habló del transporte en general, qué se necesita para brindar un mejor servicio y apuntó contra aplicaciones como Uber. 

¿Qué objetivos se marcaron para este año en Cutcsa? 

En realidad, en el transporte en general, se manejan los mismos porcentajes. No ha recuperado los niveles del 2019, los niveles prepandemia. Montevideo, claramente, está en un 83%. Ese 17% es realmente significativo, en unos tiempos en donde la reestructura no pasó por dejar a nadie sin trabajo o bajar gente. Las empresas siguieron con estructuras más pesadas y con un ingreso menor. 

¿Entonces no se va a recuperar el 100% de la demanda que había antes de la pandemia? 

No, lo definimos como el nuevo 100%. Esto no es coyuntural, debido a muchas cosas. Debido a que la pandemia empujó a algunos cambios que se venían dando de forma gradual, por ejemplo, que muchos trabajos pasaron a ser virtuales. Esto se nota claramente en los días de recaudación. Lunes y viernes son dos días en la semana que tienen algo más de movimiento, por distintos motivos. Bueno, ahora no. A las 18:00 es como que se termina el movimiento, salvo los estudiantes, pero el resto como que se corta de una forma abrupta. Eso por lo menos lo notamos nosotros. 

La mayor venta de autos también influyó. 

Sí, también. Mucha gente en la pandemia se animó a comprar un auto, porque todos teníamos miedo de qué iba a pasar. Después se comprobó que el transporte era de los medios más seguros, no solo porque estaba completamente sanitizado, sino porque estaba en constante circulación el aire. Es por eso que tuvimos dos inviernos en los que los coches en circulación, sin importar la temperatura, tenían que tener dos ventanillas de cada lado abiertas. Pero la gente notaba que en un ómnibus se podía contagiar y se compró un auto. Y a la vista está lo que pasa hoy los días de hora pico en las calles.

¿Están intentando atraer de nuevo a ese cliente que compró un auto? 

Yo creo que hay que partir de la base que ese 83% es el nuevo 100%. Hay que trabajar en la calidad de servicio. Hace tiempo que el precio no es de los primeros elementos negativos, porque hoy por hoy está muy contenido y el uso de la tecnología al fin le dio ese empujón positivo al precio. Obviamente hay que contenerlo y siempre hay que tener cuidado, pero el tema es buscar que los viajes duren menos entre origen y destino. Este es un tema bastante complicado porque cuando hablamos del tránsito, estamos hablando de que faltan algunas iniciativas en el tema de la vialidad. Si pensamos en hacer inversiones razonables, porque si nos ponemos a pensar en subte o trenes de elevación... era como decía [José Pedro] Damiani, “hacer una comisión para que no salga nada”. Hay mecanismos que se deben hacer, en conjunto con las autoridades, que agilizan el tránsito para que el transporte público sea mejor. Después hay cambios tecnológicos, como por ejemplo, la posibilidad de cargar dispositivos electrónicos o los aires acondicionados de las nuevas unidades. Ni que hablar de ofrecer wifi, algo que en nuestros ómnibus funciona muy bien. 

¿Considera que las autoridades priorizan estos temas a la hora de hacer obras o cambios en el tránsito? 

Yo creo que sí. Siempre trato de ser optimista [se ríe]. Hay algunas medidas que llevan su tiempo. La discusión se centró en la cámara que va a tener un ómnibus para indicar si alguien entra al carril de los ómnibus o si el propio chofer sale de él. ¿Por qué un carril y no un puente? Por un tema de costos. El carril bien pintado, con “pianitos” son exclusivamente para mercados donde no se puede hacer otro tipo de inversión. La intendencia está con eso, con el contador de pasajeros online; se está anunciando que van a lanzar una serie de semáforos inteligentes y eso es necesario porque le da a la movilidad la posibilidad de eliminar trancas que son de años. 

¿No considera que ahí hay una contradicción? Porque no se pueden pintar los carriles de ómnibus, pero se habla de proyectos millonarios que irían a unir Canelones con Montevideo.

Yo creo que hay que resolver lo que nos afecta todos los días y no dejar de pensar en lo que va a venir después. Hay que pensar en una unión, en algo que impacte en la gente. Con la tecnología, no hay dudas, que esa solución ya no es el tren de la costa. El tren de la costa era hace 50 años cuando ya se anunciaba. Tenemos que trabajar todos los días, en que hoy por hoy es cada vez más difícil circular. Te vuelvo a repetir: cuando queremos una ciudad amigable con el medioambiente y queremos modificar la matriz energética, tenemos que pensar en el transporte público. No podemos tener las calles llenas de autos, si tenemos un transporte que puede dar muchas y buenas soluciones. 

En estos días hubo polémica porque Ascot [Asociación Sindical de Cooperativistas y Obreros del Transporte] decidió sancionar a trabajadores que estaban afiliados por cumplir funciones durante el paro del Pit-Cnt. ¿Cúal es la relación que tienen ustedes con su sindicato?

De los trabajadores obreros del transporte, el 98% pertenece a Cutcsa y a su sindicato. Hay otras ramas sindicales que son cooperativistas, son dueños. La relación que tenemos con ellos es, como corresponde, muy buena, de mucho respeto. Estamos juntos pero no entreverados. Cuando hay un paro, porque ellos tienen que acatar, lo hacen y lo comunican. Nosotros armamos el servicio de emergencia con los propietarios. Lo que nosotros no estamos de acuerdo, porque creemos que es un perjuicio muy grande para mucha gente, es que se dé un paro sorpresivo. O cuando a alguien se le ocurre dejar una zona sin transporte, que generalmente son aquellas donde más viajes se dan. 

¿Qué diagnóstico hace del tema seguridad en los ómnibus? 

Muy buena, porque nosotros trabajamos para anticiparnos y dar garantía a la gente en caso de que pase algo. Ahí la cámara dentro del coche es fundamental, no solo para nosotros sino también para la Policía y la Justicia. 

¿No empeoró entonces la seguridad en los ómnibus?

No, al contrario, veo que la situación está mejor. En nuestras unidades las rapiñas bajaron. Esto se da porque en algunos coches hay hasta seis cámaras y también porque es un delito que ha bajado a nivel general. Esto lo venimos trabajando con todos los gobiernos y las jefaturas de Policía. Además, hay una comisión que se llama Bus Seguro que realmente trabaja muy bien y busca evitar situaciones de violencia. Y la Justicia también está tomando medidas más firmes con este tema. Esto siempre ayuda, porque acá todos sacamos la cuenta. 

¿Cree que el hecho de que el transporte sea más seguro es un diferencial con respecto a otras aplicaciones como Uber? 

Sí, sin dudas. Hay un diferencial en el sentido de los costos. Ya no son los señores de traje y corbata con autos tipo limusina sino que son autos chinitos, con los mismos que durante unas horas del día trabajan en un taxi. Los precios, en muchos casos, son muy elevados. Uno tenía la idea que contribuían a la seguridad porque sabías quién te llevaba, pero después nos enteramos que esa información no siempre era cierta. Además, por ejemplo, a la salida de los bailes, los muchachos tenían que esperar y quedar deambulando por ahí a la espera de que los costos bajaran porque ficticiamente se hacían subir. Es otro tema los regímenes laborales que tienen. 

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal (archivo)

Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal (archivo)

¿Falta una regulación más severa entonces en ese rubro entonces?

Tiene que haber sí. Tiene que haber controles de los autos, porque si yo tomo un taxi que una vez al año va a hacer un control y eso le sale dinero al dueño, el resto de los servicios deberían tener los mismos controles. Lo mismo debería pasar con el trabajador. No puede ser que unos discutan las condiciones salariales en el Ministerio de Trabajo y otros no tienen ninguna condición parecida. 

¿A nivel personal cómo vivió el episodio donde aparece junto a otro hincha de Peñarol cantando canciones de muerte contra Nacional? 

Como una gran injusticia. Me mantuve durante la Semana Santa sin dar declaraciones, pura y exclusivamente por respeto a la Justicia. Llegué y le expliqué al fiscal. Yo, 15 días antes, le había pedido una entrevista porque me parecía que él estaba trabajando y preocupado por los temas de seguridad en el fútbol y nosotros hemos tenido a personal que ha sido golpeado, muchos ómnibus rotos. En esa entrevista quería ponerme a disposición. La gente piensa a veces que por llevar y traer gente durante eventos deportivos y de otra índole, las empresas recaudan más y no es así. Todos estos servicios se tienen que dar, porque es social, pero en la ecuación se pierde dinero en forma importante. Pero no es un tema económico, es un tema social porque el que va a ver un partido de fútbol viaja todos los días, entonces no podemos darle solo el servicio cuando es rentable. 

¿Cómo fue esa charla con Romano? 

Fui y le dije lo que era la realidad, que era muy sencilla: yo no lo canté. Yo estaba en un lugar privado, en el cual habían 15 personas y esta persona no estaba en el lugar. De los 15, había nueve que eran de otros cuadros por lo que lo que íbamos a hacer era pasar una tarde entre amigos. Y yo ni siquiera sé las estrofas de la canción. Cuando viene y me abraza, porque lo conozco, pero no tenía nada que ver con la gente que estaba ahí, empiezo a seguirle la canción y me choca cuando habla... y ahí dejé. Es más, si el video durara unos segundos más, se podría ver cómo yo me doy vuelta y sigo con la gente mía. En lo personal, me dolió muchísimo que sucediera. No sé el motivo, no sé por qué sucedió. 

¿Cree que podría llegar a ser intencional que lo hayan filmado? 

El tiempo a veces clasifica algunas cosas y algún día capaz que tengo la oportunidad de saber por qué. Yo no quise profundizar. Simplemente, no lo hice. De todas maneras, fui muy bien tratado por el fiscal y tuvimos una larga entrevista, donde yo le aporté a la gente para que viera que no era así y llegamos a la conclusión de mandar una nota a los dirigentes de Nacional.

En la carta pública que usted publicó en primera instancia, una de las críticas era que no pedía perdón. 

¿Sabés cuál fue el motivo? Que yo quise agradecer, de alguna manera, a muchos muchachos que yo tengo amistad de los medios que me decían “mirá que tenés abierto acá para decir todo lo que vos quieras”. Y yo quería agradecer eso y decirles que yo iba a decir las cosas en la Justicia. Yo no podía disculparme de algo que no había hecho; yo no canté. Muy lejos está de mi forma ser violento. 

¿En algún momento piensa averiguar si fue intencional? 

En realidad, tengo tanto que trabajar en el transporte que seguramente no me va a dar el tiempo. Pero yo pienso que esas cosas llegan solas. No me quita el sueño eso, la verdad. Sí te lo resumo en una palabra: me parecía mentira que me estuviera sucediendo eso a mí.  

Hubo algunos que salieron a decir que eso fue en un ámbito privado.

Sí, pero yo no quise dar esa discusión porque yo no lo dije, yo no canté la canción. Mis hijos lo primero que me dijeron fue “estoy seguro que no la cantaste, porque vos no sabés las canciones”. 

¿Después de que deje sus funciones en Cutcsa, qué piensa hacer? 

Estoy llegando casi a los 30 años como presidente de Cutcsa, que fue un proyecto de vida que le dio trabajo a mi padre de guarda. Yo siempre digo que para los momentos de crisis soy bueno; no sé para las épocas de bonanza [se ríe]. Las crisis que pasamos nos llevan a tener una buena relación con el sindicato, porque somos los mismos. Nos miramos y nos conocemos. Muchos apostaron durante todos estos años que yo iba a intervenir en la política, en distintos cargos y en distintos partidos. Yo represento a una empresa que tiene casi a 4.000 socios, que tiene muchos trabajadores y de todos los pensamientos políticos. Cuando entré, en el año 92, una de las cosas fundamentales es que el presidente de Cutcsa no debía intervenir ni dejarse dragonear por las cuestiones políticas. Y yo no me dejé dragonear por la política. 

Por Joaquín Symonds