Reinat Sheikov es un joven ucraniano de 15 años que debió emigrar de su país debido a la guerra con Rusia, poco después de que se desatara en 2022, y terminó en Piriápolis.

El adolescente de 15 años tiene dos canales de YouTube: uno en el que habla en su idioma natal y otro en el que habla en español.

En este último, subió un video hace un mes titulado “Por qué nos fuimos de Suiza a Uruguay. Les cuento las razones reales”; allí narra, precisamente, las peripecias que él y su familia vivieron al irse de Ucrania en marzo de 2022.

Comenzó huyendo a Hungría, dice Sheikov en el clip, de algo más de 10 minutos de duración. Después de dos semanas en ese país, sus padres decidieron que tenían que “seguir viaje”, y eligieron Suiza “pensando que era neutral y más lejos de los conflictos” de los que escaparon.

Primero se refugiaron en Berna, donde fueron alojados en “un gran gimnasio” durante una semana con otros refugiados. “Durante esos días, nos tomaron las huellas digitales, hicieron entrevistas y juntaron documentos. Al principio daba miedo, era como un centro de registro donde decidían qué hacer con cada familia”, expresa.

Así, el joven y su familia terminaron en el cantón de Friburgo, donde vivieron en una granja de caballos por dos años.

“Una de las razones por las que decidimos irnos fue porque mis padres querían empezar un pequeño negocio propio, pero como éramos de Ucrania teníamos un estatus especial y no podíamos abrir nada”, por lo que la familia comprendió que no podían “construir una vida normal” allí. En ese momento, la situación en Europa “se estaba poniendo cada vez más inestable y tensa”, señala Sheikov en el video.

Es ahí cuando menciona a Uruguay, ya que la familia ya sabía que era “un país tranquilo, seguro, con buen clima y muchas libertades”. Además, al ser originarios de Mariúpol, una ciudad cerca del mar, querían vivir otra vez cerca de la playa, cuenta el joven.

“Así que después de investigar más, decidimos dejar Suiza. Cada uno de nosotros armó una sola valija, y las cosas que no entraban, que eran muchas, las regalamos a los vecinos”, menciona el adolescente.

Sin embargo, las aerolíneas no permiten llevar algunos perros —como los pugs— en la bodega del avión, y la familia Sheikov tiene una mascota de esa misma raza, Roxy. Para trasladarla debajo del asiento tenía que pesar menos de 8 kg; “dos meses antes nos enteramos de eso, [la] pesamos y dio 9,5 kg. Nos agarró el pánico”, asegura el ucraniano de 15 años.

La familia puso a la perra en una “dieta estricta” para que en dos meses pudiera bajar casi tres kilos, y lo lograron. Se tomaron un vuelo directo a Buenos Aires, llegaron a la capital argentina y, de allí, siguieron a Uruguay.