"Astori debe ser el líder político del cual me siento más cerca desde el punto de vista ideológico"

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Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

Nos habíamos odiado tanto

Javier de Haedo cantó Las 40

"Astori debe ser el líder político del cual me siento más cerca desde el punto de vista ideológico"

26.08.2013

Lectura: 24'

2013-08-26T19:43:00-03:00
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Por GERARDO TAGLIAFERRO

El 12 de marzo de 1990, cuando todavía no habían pasado dos semanas desde que el presidente blanco Luis Alberto Lacalle estaba en el cargo, su ministro de Economía Enrique Braga debió comparecer ante la Comisión de Hacienda del Senado, para explicar las razones de un casi sangriento ajuste fiscal que el Ejecutivo envió como proyecto de ley: el ajuste significaba 10 puntos del Producto. Allí la oposición esperaba al ministro y su comitiva y se aguardaba una de Coliseo romano.

La bancada del entonces opositor Frente Amplio estaba capitaneada en la ocasión por el contador Danilo Astori, ex decano de Ciencias Económicas, ex candidato a la vicepresidencia por la izquierda y flamante senador. Un adversario temible. Uno de los integrantes del bando oficialista era un joven casi desconocido, economista, que había tenido su papel en el diseño del cuestionado ajuste y era asesor de Braga. Su nombre: Javier de Haedo.

El tiroteo fue terrible y tanto el ex decano como el joven debutante sintieron que las cosas no iban a ser fáciles con semejante rival enfrente. Astori debe haberse ido con una imagen poco amigable del soberbio asesor ministerial, y De Haedo con una no mucho mejor del soberbio gurú de la izquierda.

A partir de aquel momento De Haedo hizo su accidentada experiencia como gobernante, en la cual fue identificado como uno de los "halcones" neoliberales del equipo económico de Lacalle, uno de los más fieles "Chicago boys" de estas tierras: propuso, por ejemplo, pagar las jubilaciones cada 33 o 34 días para terminar en un año de 11 meses y poder financiar el ajuste de las pasividades que por enmienda constitucional se había dispuesto. También tuvo de las otras, pero fueron menos conocidas: negoció con referentes del sindicalismo -sin conocimiento de otros integrantes del equipo económico- una recuperación salarial ordenada, que no afectara los grandes números. Fue viceministro de Economía y director del BCU en los primeros años de la década del 90, pero Lacalle lo mandó a ducharse antes de tiempo cuando se metió públicamente con los industriales, con un estilo que hoy define como propio de su juventud y que la vida le enseñó a moderar. En el 93 volvió, más sosegado y con un perfil un poco más bajo, como director de la OPP.

En 1996 y ya fuera del gobierno, en un programa de televisión se reencontró con Astori y ambos concluyeron que no eran los mismos. El mundo y los años los habían acercado, aunque no tanto como para darse un abrazo.

Pero estamos en 2013, y el mundo sigue andando. Luego de volver a la vida política tres lustros después de haberla abandonado fue candidato a la Intendencia de Montevideo por Alianza Nacional en 2010, y actualmente es suplente de Larrañaga en el Senado, aunque hace casi tres años decidió alejarse nuevamente y no volver a ocupar esa banca.

Hoy se proclama independiente y está dedicado a la consultoría económica. Trabaja en su casa, atiende a sus hijos más chicos y observa el panorama. Los dogmas de hace veinte años -algunos al menos- admiten discusión y Astori no sólo no es aquel soberbio referente de la izquierda -también dogmática- sino un líder que merece la atención. A tal punto la merece que puede motivar una afirmación como la que acompaña al título.


1) ¿Política nunca más?
En la vida nunca se dice "nunca más". Pero desde la perspectiva que tengo hoy, y sintiéndome como me siento con lo que estoy haciendo lo veo muy difícil. Cada uno tiene que encontrar dónde puede contribuir de mejor modo y evidentemente por mi profesión la cosa pública es de mi interés. Pero creo que soy mucho más útil a la sociedad desde donde estoy ahora. Estuve en un gobierno demasiado temprano, ya sé lo que es eso, las cosas lindas y las feas de estar en el candelero. Creo que mi opinión es valorada en distintos ámbitos, tengo una relación muy cordial con gente importantísima de todos los partidos y sé que se valora mucho mi opinión. Puedo ayudar más a las cosas públicas desde donde estoy que desde la función pública, donde te etiquetan, te catalogan.


"Quería darme la oportunidad de demostrarme si la política era para mí y yo para la política, y la respuesta fue que no"

2) ¿Qué fue lo que te sedujo de ser candidato a la Intendencia de Montevideo, en 2010?
Más que seducir, en ese momento de mi vida quería darme la oportunidad de demostrarme si la política era para mí y yo para la política. Tenía la expectativa de que podía ser. Me acuerdo que se lo dije a mi mujer y primero me lo dije a mí mismo: no quisiera llegar a los 60 o 70 años y quedarme con la duda de que podía haber hecho algo más, o algo distinto. Fue un desafío y responderme una pregunta a mí mismo.

3) ¿Y la respuesta que obtuviste fue que no?
Fue que no, y fue fuerte. A principios de 2009 le dije a Larrañaga que lo iba a apoyar, participé activamente en la campaña hacia la interna, era el vocero económico del precandidato. Perdimos la interna, seguí participando en el equipo técnico de la fórmula pero claro, no era lo mismo, no había ganado mi candidato. Larrañaga ya me había dicho que yo iba a ser su suplente al Senado y si ganábamos yo entraba porque él iba a ser el vicepresidente, de manera que estaba jugando el partido. Pero ahí ya el propio candidato del partido decía cosas que yo no compartía.

4) ¿Cómo cuáles?
Por ejemplo sobre el IASS, el impuesto a los jubilados que lo querían derogar, como ahora en esta campaña van a surgir unos cuantos que quieran hacerlo. Yo no estaba de acuerdo con eso, hay un tema de coherencia en el sistema tributario: el IASS tiene que existir porque existe el IRPF. Yo en esas cosas soy bastante drástico, soy de tener ciertas líneas muy claras. Y bueno, perdimos las elecciones y ahí Larrañaga, en el fin del año 2009 me plantea ser el candidato a la Intendencia de Montevideo. Era evidente que no íbamos a ganar, hubiera sido una ilusión creer eso, Montevideo es frenteamplista y a lo sumo se puede competir por ganarle con una fórmula como la que va a venir ahora, de los dos partidos juntos, pero había desafíos. En la interna no se movió mucho la aguja: la gente votó muy parecido a la relación que de sectores que había habido en la competencia entre Larrañaga y Lacalle, pero logramos con las dos candidaturas -la de Ana Lía (Piñeyrúa) y la mía- poner segundo al Partido Nacional en Montevideo por primera vez en muchas décadas.

5) Mirando ahora la política desde afuera, pero como blanco que sos, ¿participás de la idea de que hay que unirse con los colorados para ganarle al Frente?
Y, yo qué sé... miro las cosas con mucha independencia, más allá de ser blanco, de Peñarol o pelado. Creo que es un tema electoral y práctico: para limpiar la ciudad, prender las luces y ordenar el tránsito no hay temas de ideología. Entonces ahí es más factible un acuerdo electoral y ahí está bueno el esfuerzo, jugar con todo el marco que permite la Constitución y la ley. Ir con tres candidatos lo más pesados posible y el Frente debería hacer lo mismo, la competencia interna enriquece la competencia externa. Pero no veo esa alianza a nivel país, ahí pesa la camiseta y la filosofía detrás de un partido.

6) ¿Qué aprendiste en esos meses en los que fuiste candidato?
Aunque son sinónimos, más que aprender conocí. Diría que conocí una parte de mi ciudad y una parte de mis conciudadanos que no conocía como lo hice entonces. Y eso me hizo ver la vida desde otro lugar también. Yo siempre viví en los barrios más acomodados de Montevideo, con una situación económica cómoda desde que nací, por herencia, por familia. Entonces, conocer un asentamiento por dentro, ver cómo vive una familia allí, ver cómo tienen que subir la heladera sobre un par de sillas cuando crece el arroyo sobre el cual está esa casita, ver a esos niños que tienen las edades de los míos y comparar los juguetes -entre comillas- que tienen con los que tienen los míos, y la escuelita a la que van -si van- comparada con el colegio al que van los míos, son cosas que me movieron de adentro y me hicieron darme cuenta que las dimensiones relevantes en la vida no son solamente las que uno maneja por su oficio o profesión. Si me preguntás hoy cuáles son los problemas más importantes del Uruguay, estamos en días en que dólar está subiendo mucho -Brasil 2,45, el blue en Argentina arriba de 9- subiendo las tasas internacionales... te canto las 40 en economía si querés, pero toda la preocupación sobre la economía es nada comparada con la que tengo sobre lo social y lo cultural: ¿para dónde va el país?

7) ¿Y qué respondés a esa pregunta?
Veo que estamos con dos países simultáneos pero que no se tocan. Hace un par de meses Ignacio Munyo hizo una presentación sobre la distribución de los resultados de las Pruebas Pisa en los liceos de contexto socioeconómico más favorable y más desfavorable. Las primeras eran un calco de Suecia y las segundas de Perú. Según el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas hay diez o doce barrios de Montevideo que tienen índices de desarrollo humano igual o menor a Níger y Congo, mientras que hay otros que tienen índices similares a los del norte europeo más desarrollado.

"No veo una alianza opositora a nivel país, ahí pesa la camiseta y la filosofía detrás de un partido"


8) ¿Ese contacto directo con la pobreza, que decís que antes no habías tenido de esa forma, llegó a hacerte cuestionar determinadas bases ideológicas?

Más que pobreza es exclusión. Me hace incorporar en el análisis variables que no incorporaba. Y no solamente hablar del PBI, de la inflación y del déficit fiscal sino también de otras cosas que no están habitualmente en las exposiciones clásicas de un economista macro. Y me hacen reflexionar sobre estas cosas también y tratar de pensar en soluciones, pero es muy difícil porque tampoco es mi especialidad. Los economistas no podemos pensar que las sabemos todas, tenemos que aproximarnos con humildad a los temas.

9) ¿Estás más próximo entonces a quienes decían, generalmente desde la izquierda: no hablemos tanto de PBI y déficit fiscal porque doña María no entiende de eso cuando no le alcanza para comprar la leche o los útiles para la escuela de sus hijos?
Pero ese enfoque es una tontería y una caricatura, porque la clave está en considerar todo junto. Para que la gente pueda vivir mejor se necesita el orden en los números, lo que pasa que ese orden es condición necesaria pero no suficiente. El año pasado leí un artículo muy bueno en The Economist, que se llamaba "True progressivism", "Progresismo verdadero", que sostenía que había que tomar lo mejor de cada vereda y hacer una síntesis. Un poco caricaturizando, allí se decía: a la derecha no le importa la pobreza y a la izquierda solo le importa ponerle impuestos a los ricos para distribuir... bueno, ni una cosa ni la otra: hay que crecer y distribuir. Pero hay que hacerlo profesionalmente. Yo sigo lo que se hace desde el gobierno y las distintas tendencias que hay en él, y hay algunas que son más la caricatura y otras que representan la fusión del orden económico con lo social.

10) ¿En quiénes ves esto último?
Claramente hay una nueva usina en el Frente Amplio, que es muy interesante, que es la Nueva Agenda Progresista, la NAP, cuya figura más visible es Álvaro García, también está Gabriel Oddone que es uno de los mejores economistas del país. Allí están balanceadas las dos cosas. Yo soy amigo de Lorenzo y he hablado con él muchas veces, tiene una posición similar, pero hay otras visiones de izquierda que son más caricaturescas.

11) ¿Te sentís hoy más cerca, desde el punto de vista del pensamiento económico, de Lorenzo a de Álvaro García, que de gente con la que trabajabas y estabas quizás completamente de acuerdo hace 15 o 20 años?
Sí, sin ninguna duda. Uno evoluciona y cambia en la vida. Me acuerdo que en el año 96 estuve en un programa de Sonia Breccia junto con Danilo Astori. Habíamos salido hacía un año y medio del gobierno de Lacalle, y los dos sentimos y lo dijimos allí, que aprendimos del otro o de sus ideas. Y la primera vez que nos cruzamos con Astori fue cuando la ley de Ajuste Fiscal del año 90, cuando yo tenía 28 años y me llevaba el mundo por delante y él era el ex decano de la Facultad, y fue un cruce muy duro. Y bueno... seis años después ambos reconocimos que no éramos los de 1990. Hoy tampoco somos los del 96, hoy estamos muy cerquita en materia de ideas. Astori debe ser el líder político del cual me siento más cerca desde el punto de vista ideológico.

12) ¿Podrías llegar a votarlo?
No lo sé, capaz que sí, capaz que no. Si llegara a ser candidato a presidente muy probablemente... Me hubiera gustado que en este gobierno hubiera hecho valer más los votos que tiene y no se hubiera dejado llevar por delante muchas veces con ideas que él discrepa claramente, en materia tributaria por ejemplo. Quizás ahora se sienta más respaldado por la candidatura de Vázquez y sienta que puede salir a dar una batalla que quizás no se sentía en condiciones de dar antes, pero lo que salió a decir sobre la cuestión del banco en zona franca y lo que dijo sobre el Fonasa revelan un Astori que está jugando más fuerte.

13) ¿Podrías llegar a votar a un Vázquez rodeado de gente como Lorenzo, como García, como el propio Astori?
No sé, no sé porque en el voto hay mucha cuestión de sentimientos también.

14) ¿Te daría cierto pudor hacerlo?
Yo voté a los colorados más de una vez, y alguna vez voté en blanco.

15) No es lo mismo.
Bueno, no sé... no gritaría nunca un gol de Nacional ni siquiera contra un equipo extranjero, pero en materia de votar me siento muy independiente. No descartaría ninguna posibilidad.

"Conocí una parte de mi ciudad y una parte de mis conciudadanos que no conocía, y eso me hizo ver la vida desde otro lugar"

16) ¿Sufriste decepciones en la política?
La política es como la vida, uno sufre alegrías, tristezas, decepciones. Lo que más me rechina de la política -quizás yo sea muy naif, lo que a los 50 años es jodido- es que hay códigos que no son los que uno habitualmente maneja en la vida. Una meritocracia distinta, y yo que soy muy independiente no me banco mucho eso de que hay que votar lo que el partido vota. De hecho, la última vez que participé en política fue el 20 de diciembre de 2010, en la sesión del Senado en la que se discutía el Fonasa para los escribanos. Allí entré como suplente de Larrañaga y fui el único senador de la oposición que votó con la unanimidad del Frente. Mi voto no cambiaba las cosas porque el Frente tenía mayoría, pero di una argumentación muy fuerte criticando argumentos de blancos y colorados y justificando lo que iba a hacer. Y me pareció lo más natural. Por supuesto se molestaron muchísimos, pero en privado un día un senador muy importante del Partido Nacional me dijo: "Tenías razón vos".

17) ¿Habrías actuado igual si tu voto hubiera definido?
Sí, habría actuado igual. Con más ganas capaz.

18) Larrañaga te cuestionó públicamente por eso.
Sí, lo hizo privadamente por teléfono y luego públicamente salió a decir que no representaba lo que el sector había estado haciendo. Él quería cuidar el frente del lobby de los escribanos con los que seguramente había estado trabajando mucho tiempo y yo dije que como economista no podía votar otra cosa. Porque ese es el tema: como economista, yo sé que dos más dos son cuatro. No puedo ir al Senado a decir que son cinco. Entonces lo mejor es decir: hasta aquí llegué, no da para más.

19) ¿Estás enemistado con Larrañaga?
Para nada. Hace unas semanas estuvimos en la misma mesa en la cena que hizo Gandini por su candidatura en Montevideo.

20) ¿Es posible derogar el IRPF, como postula el precandidato colorado José Amorín?
Noooo, por favor, no es posible. ¿Un impuesto que recauda 1.200 millones (de dólares) es derogable, con un déficit fiscal de 1.500 millones? Primero hay que hacer las cuentas. Lo que pasa es que ese sector político tiene muy pocos votos y la gente que paga ese impuesto es una cantera donde ir a buscarlos. Lo que hay que hacer con el IRPF es hacerlo más justo.

21) El IRPF sustituyó al antiguo Impuesto a las Retribuciones Personales (IRP)...
(Interrumpe) Es tremendamente más justo que el IRP, infinitamente. El IRP era absurdo.

22) Sin embargo duró 20 años.
Y bueno... tantas cosas duran tanto tiempo... Mirá la Intendencia de Montevideo, lleva 25... Mi mujer es contadora y trabaja en relación de dependencia, yo soy economista y trabajo independiente: ella pagaba IRP y yo no. ¿Por qué? Es absurdo. El IRPF es mucho más justo, claramente, pero tiene todavía cuestiones de injusticia. Sería bueno que el mínimo no imponible fuera un poquito más alto, de hecho en los últimos años los salarios han subido más que la inflación y el mínimo no imponible se ajusta por la inflación con lo cual empezó a haber más contribuyentes. También podrían deducirse los gastos en educación de los hijos, es decir puede haber aún pequeños ajustes. Pero el IRPF llegó para quedarse sin ninguna duda, gane quien gane.

"Toda la preocupación sobre la economía es nada comparada con la que tengo sobre lo social y lo cultural"

23) ¿Esperabas del gobierno de Mujica lo que ha dado?
No, yo esperaba más. Un hombre de la edad de él, sin hijos -a veces uno es más conservador cuando tiene hijos, no puede acelerar demasiado- con toda la libertad posible, podría haber agarrado la sartén por el mango en algunos temas y haber jugado todo su capital político. La educación es uno de ellos sin ninguna duda. Lo intentó, pero se dio por vencido.

24) ¿Hay alguien en condiciones de cambiar radicalmente y en poco tiempo la situación de la educación?
Bueno, te cambio la pregunta: ¿pensás que hay algún líder político? Yo no soy muy optimista de que pueda haber un líder que diga: pongo este tema arriba de la mesa y meto para adelante. Tiene que ser alguien que entienda que lo eligen para gobernar y no para cederle el poder a las corporaciones, que tiene que elegir el mejor equipo y no darle la llave a la corporación de turno.

25) Vos fuiste gobernante y tuviste que negociar con las corporaciones.
Sí, y en un momento muy complicado en el que teníamos que bajar aranceles y había mucha gente muy enojada con el gobierno a nivel industrial. Había habido también una gran inflación al inicio del período y una gran pérdida de salario real y tuve que negociar con Juan Manuel Rodríguez un convenio salarial general para recuperar lo perdido. Y seguro, gobernar es eso, hacerse cargo de los temas. Hay que dar la batalla. Yo siento haberla dado en su momento y haber logrado eliminar determinados subsidios textiles que, por donde se vieran, no era correcto que existieran.

26) Estás cerca de Propuesta Uruguay 2030, un grupo de estudio creado por Raúl Sendic.
No, cerca no, estoy integrado. Raúl me invitó a integrarme al área económica que lidera Gabriela Mordecki, economista del Instituto de Economía de Udelar, y yo le dije que con mucho gusto. Creo que es otra usina interesante que ha aparecido. Yo casualmente, por razones profesionales, estoy coordinando un equipo del que en los próximos meses va a saberse, con el que estamos trabajando en una propuesta para el área de infraestructura con la mira puesta en 2030, para ofrecérsela al sistema político. Ya se la hicimos llegar al vicepresidente Astori y en estos días estoy tratando de hacérsela llegar a los precandidatos. Hay una coincidencia generacional con Sendic de poner la mira en el horizonte y no estar peleándose en la chiquita del corto plazo, ¿cómo no voy a apoyar a alguien que tiene esa visión? A Lacalle Pou le sugerí algún nombre para su equipo económico, con Pedro Bordaberry nos encontramos dos por tres y charlamos de economía. Entonces, ¿cómo no voy a ayudar a la gente que tiene ganas de hacer cosas buenas por el país?

27) ¿Te ves trabajando para un futuro gobierno del Frente Amplio?
No lo sé. Estoy muy cómodo donde estoy ahora, en la actividad privada. Y tengo seis hijos: el mayor acaba de graduarse en una universidad inglesa y se quedó a vivir allá, y el menor el año que viene empieza la escuela. Así que están todos en etapas de la vida muy diferentes y requieren de una atención diferente, y para mí esa es la prioridad más importante en mi vida. Mi mujer, además, trabaja full time fuera de casa, el que está en casa soy yo, estar en un gobierno me implicaría salir a mí también, y ¿quién quedaría? No sé, son cosas que nos hemos planteado, pero habrá que ver si uno va a cruzar el puente cuando lo tenga adelante, si es que algún día aparece.

"Como economista, yo sé que dos más dos son cuatro. No puedo ir al Senado a decir que son cinco. Entonces lo mejor es decir: hasta aquí llegué, no da para más"

28) Te has pasado como veinte años cambiando pañales entonces.
Claro... además tenemos tres tandas: los tres primeros de 25, 23 y 21, después hay uno de 16, uno de 15 y después el Mati que tiene 6 recién cumplidos. Nos preguntan por separado, a mi mujer y a mí, si son todos del mismo matrimonio y nosotros decimos que sí, pero de tres etapas (se ríe).

29) Últimamente has escrito y dicho que hay que cambiar la política salarial. Hablamos de una política salarial que ha hecho crecer los salarios pero en un país en el que todavía hay mucha gente que gana 10.000 pesos.
Sí, pero cuando digo eso -yo y también muchísimos colegas- nos referimos a otra cosa. No nos referimos a "consejos de salarios sí o no", sino a las pautas salariales. Al hecho de que se venía, en un contexto de años muy buenos para la economía, con aumento del salario real que fue posible aunque el empleo siguió subiendo también. El riesgo es que el nivel de actividad económica no permita bancar y baje el empleo. Se ha mantenido una tasa de crecimiento del salario real en un contexto que ya no es el mismo y se corre el riesgo de empezar a pagar los aumentos de salarios con más desempleo.

30) ¿Crees que los gobiernos del FA han inclinado la balanza en las relaciones laborales a favor de los sindicatos, como dicen los empresarios?
Para poder contestarlo tendría que haber estado allí, asesorando a una de las partes. Creo que lo que se ha hecho es canalizar aumentos salariales dentro de ciertas pautas, y creo con el boom económico que vivimos estos años quizás los salarios habrían subido igual. Con desempleo cero -seis por ciento es cero- y la demanda al rojo vivo, la mano de obra hubiera subido igual. Creo sí que se canalizó con ciertas pautas, en particular subiendo especialmente los mínimos. Y ahí es donde desde el punto de vista estrictamente económico puede haber un problema. Lo que puede parecer -y es- muy justo desde el punto de vista social no responde a una relación de productividad desde el punto de vista económico.

31) ¿Cómo resolverías tú, ministro de Economía, ese problema?
Habría que buscar alguna fórmula más creativa, se tenía que haber hecho más hincapié en darle enseñanza de capacidades a las personas. De hecho vemos por la calle a personas de 50 años o menos que podrían estar trabajando en un empleo formal y no lo están haciendo.

32) Eso no cambia que el salario mínimo nacional es hoy de 7.900 pesos, lo que es muy bajo.
Sí, pero ¿cuánta gente gana ese salario mínimo? Pero el problema de subir los salarios mínimos es que pueden llegar a ser demasiado altos para la productividad que aportan, y eso no se le puede hacer cargar a una empresa. Si esa es una política social tiene que ser de cargo de la comunidad.

33) A través del gasto público.
Sí, a través de los impuestos. Porque en definitiva si no le estás haciendo pagar ese impuesto a la empresa. Hay que buscar la forma.

"El IRPF llegó para quedarse sin ninguna duda, gane quien gane"

34) Pero alguien lo termina pagando.
Sí, todas las cosas que se han hecho salen mucha plata, pero hacer política es tomar decisiones entre alternativas, y privilegiar una cosa u otra. Me decís: el sueldo mínimo es bajo. Sí, es bajo, no da para vivir, pero ¿cuánta gente lo gana y qué capacidad tienen las personas que lo ganan?

35) Quizás muy poca gente gane 7.900 pesos, pero 10 o 12 mil también es un sueldo que no da para vivir y ahí sí hay mucha gente.
Sí, por eso cuando se habla del IRPF y algunos hablan de la clase media y todo eso, bueno, el IRPF lo paga aproximadamente el 25% de las personas que trabajan. Entonces, puede haber clase media que paga IRPF, pero hay mucha clase media que no lo paga. Estamos en un país de sueldos bajos, esa es la realidad.

36) ¿Cómo ves a Luis Lacalle Pou?
El día que anunció que iba a ser candidato yo tuiteé: "Tarde o temprano vas a ser presidente, preparate para ese día". Creo que va a ser presidente algún día, por muchas cosas.

37) No en esta elección, ¿o sí?
Creo que sería una gran sorpresa si fuera en ésta. El setenta y pico por ciento de los electores cree que el presidente va a ser Vázquez, lo voten o no. Lo más probable es eso. En un país donde a mí, que tengo 51 años, hay gente que me dice que soy joven, no vamos a tener un presidente de 40. Sería realmente una sorpresa.

38) La movilización que hubo hace algunos meses por la seguridad, que encabezó Roberto Canessa, fue en el barrio donde vivís. ¿Te pareció bien?
Fue a dos cuadras de mi casa el acto, llenaron toda la calle de autos, un embole (se ríe). Me parece bien que la gente se movilice por sus derechos, me pareció muy pobre el discurso de Canessa.


"Creo que Luis Lacalle Pou va a ser presidente algún día, por muchas cosas"

39) Canessa dijo en esta sección, poco después de esa movilización, que la DGI debería ir a Casavalle a inspeccionar si existe boleta de compra por ejemplo por los televisores que hay allí. ¿Qué opinás?
Se responde solo... evitame contestar eso.

40) Hace siete años te entrevisté y reconociste que cuando asumiste cargos políticos, a principios de los 90 y con 28 años, eras una persona soberbia. ¿Seguís reconociéndote de esa forma, hoy a más distancia?
En términos generales sí. Quizás por algo propio de la juventud y de los roles que tuve que desempeñar en esa juventud. Si a un pibe de la quinta división, que tiene 16 años, lo ponés a jugar un clásico y hace un gol y al día siguiente sale en todos los diarios, quizás se maree un poquito.


Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios tagliaferro@montevideo.com.uy