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Israel en pausa: cuenta regresiva para sus quintas elecciones en cuatro años

Tras la disolución del parlamento, entra en una transición durante la cual Yair Lapid, posible candidato, será el primer ministro interino.

11.07.2022 09:58

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2022-07-11T09:58:00-03:00
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Por Federico Pereira

Al vivir en una república presidencialista, puede ser extraño pensar que en un país haya cinco elecciones nacionales en cuatro años. Acostumbrados a la rutina (casi) garantizada de que cada cinco años se van a celebrar —siempre en el mismo mes, dicho sea de paso— los comicios que cambiarán las caras y los colores de nuestro gobierno, puede que resulte ajeno un modelo en el que todo el armado de la estructura se define en base a los acuerdos que se hagan en el parlamento. Más aún si pensamos que cuando ese andamiaje político cae, se debe recurrir a la disolución del Legislativo y convocar a elecciones.

Aquí, la idea de disolver las cámaras nos retrotrae a las épocas más oscuras; en Israel, sin embargo, acaba de pasar hace días y por propia decisión de la Knéset —el parlamento—, como un elemento más de la intrincada puja de poderes que es la historia política reciente de ese país.

El pasado 30 de junio los legisladores israelíes aprobaron la disolución del parlamento y, por ende, del gobierno. A su vez, convocaron a elecciones anticipadas, que se celebrarán el 1° de noviembre de este año. La razón: crecientes desacuerdos en la coalición gobernante a raíz de la decisión del Ejecutivo de no renovar una ley de emergencia que conserva el estatus legal especial de los pobladores judíos en colonias de Cisjordania.

El primer ministro Naftalí Bennett debió dejar su cargo —de forma interina— en manos de su canciller y uno de sus socios en la coalición de gobierno, Yair Lapid, un experiodista y presentador de televisión, hoy líder del partido centrista Yesh Atid (en hebreo: “Hay un futuro”). De hecho, Bennett y Lapid enrocaron sus puestos, dado que durante la administración del primero, el segundo ocupaba el puesto de “primer ministro alterno”, un cargo con unos años de antigüedad que data de la época en la que Benjamín Netanyahu gobernaba Israel y que se explica, como este episodio, por el ritmo parlamentarista de la política israelí.

Según explicó a Montevideo Portal la periodista uruguaya radicada en Israel Ana Jerozolimski, el cargo se remonta a la alianza realizada entre Netanyahu —presidente del partido de centroderecha Likud (en hebreo: “La consolidación”)— y Benny Gantz —líder de Hosen L’Israel (“Resistencia por Israel”), ministro de Defensa actual y exjefe de las Fuerzas de Defensa de Israel. Luego de las elecciones de 2020, ambos políticos acordaron la rotación del cargo de primer ministro, en la que el primero lo ocuparía por 18 meses y luego el segundo, por igual cantidad de tiempo. “Al final Netanyahu dio algunos pasos evidentemente destinados a no cumplir ese acuerdo. Entonces claro, el más frustrado de todos es Gantz”, sostuvo Jerozolimski.

Luego, la llamada “Coalición de Cambio”, liderada por Bennett e integrada por Lapid y Gantz —cuyo objetivo fue ganarle la pulseada electoral al líder de Likud en 2021—, conservó el cargo de premier alterno, que hoy ocupa Bennett, por ahora, líder del partido Yamina (“Hacia la derecha”).

Se espera que Benjamín Netanyahu y Yair Lapid, líderes de Likud y Yesh Atid, respectivamente, sean los principales contendientes de los comicios de noviembre. - Fotos: EFE/EPA/Dan Bality (Netanyahu) y EFE/EPA/Mohammed Badra (Lapid)

Se espera que Benjamín Netanyahu y Yair Lapid, líderes de Likud y Yesh Atid, respectivamente, sean los principales contendientes de los comicios de noviembre. - Fotos: EFE/EPA/Dan Bality (Netanyahu) y EFE/EPA/Mohammed Badra (Lapid)

Los jugadores y sus juegos.

Desde los tiempos de la administración Netanyahu (2009-2021), las fuerzas políticas del país se dividieron en dos grupos: los afines a su gobierno y los “anti-Bibi” (por el apodo del mandatario). Hoy, dentro de este segundo grupo —y en un proceso de barajar y dar de nuevo las cartas para ver si su alianza funciona—, están Bennett, Lapid y Gantz como principales nombres.

Bennett, hasta hace días jefe de gobierno de Israel, ya confirmó que no se presentará como candidato para las próximas elecciones. El liderazgo de su partido pasaría a manos de la actual ministra del Interior, Ayelet Shaked. Eso deja a dos jugadores para hacerle frente al intento de “Bibi” de llegar nuevamente al cargo que ocupó durante 12 años.

Para Jerozolimski, es claro que va a ser Lapid, el flamante primer ministro, la figura que lidere la postulación. “Creo que él no quiere entrar de lleno a la campaña política. Su discusión con Netanyahu va a ser muy dura, pero ante todo va a mostrar que es y que asumió como primer ministro, y que se dedica a los temas de Estado. Lo dijo en su primer discurso a la nación. Justamente habló en esos términos, destacando la posibilidad y la necesidad de unidad interna, y los desafíos que enfrentan los israelíes, más allá de posiciones políticas”, sostuvo la periodista.

Sobre Gantz, dijo que no se puede descartar que se “tire por su cuenta”, pero que no le parece claro. Y que es uno más en esa “lotería de nombres” que se manejan para encabezar los bandos que lidiarán el 1° de noviembre.

“Yo creo que las dos figuras son Netanyahu y Lapid. Este último con la ventaja de que va a las elecciones como primer ministro en funciones. Netanyahu no se va a olvidar nunca de decir primer ministro del gobierno de transición para minimizarlo. Por un lado, el cargo le permite destacarse y, por el otro, le impone una dificultad de cómo maniobrar entre la gestión del Estado y la chiquita de la política”, apuntó.

Otro de los nombres que se mencionan, según Jerozolimski, no para una eventual candidatura a premier sino como posible integrante del futuro gobierno, es Gadi Eizenkot, excomandante en jefe de las Fuerzas de Defensa. “Acá, por la percepción clara que hay de la importancia de la seguridad nacional, el tema de las figuras que tienen un trasfondo de ese mundo es muy importante. También (Isaac) Rabin (quinto primer ministro de Israel) fue jefe del Estado Mayor”, explicó.

“La pregunta es a qué partido se sumaría. Un tipo sumamente íntegro, derecho, muy respetado y de valores morales muy claros. Un principista. No se va a largar a primer ministro, pero la pregunta es si realmente entra a la vida política, porque seguramente el partido al que él vaya se va a ver fortalecido con una presencia como la suya”, opinó Jerozolimski.

Todo apunta a que los bandos electorales van a ser similares a las pasadas elecciones, con dos posturas marcadas: por un lado, los que ven a Netanyahu como el único premier posible, bando integrado por Likud, Shas (partido ultraortodoxo sefardí), Yahadut HaTorah (coalición de las fuerzas políticas de la ultraortodoxia asquenazi) y el Partido Sionista Religioso; y, por el otro lado, los que de cualquier modo van a intentar evitar que vuelva al poder.

Lo que se espera es que la relación entre el líder de la fuerza política más grande del país y el actual primer ministro sea tensa, dado que el primero ya rechazó que Lapid le reporte de forma regular, en su calidad de jefe de la oposición, sobre los asuntos de Estado —algunos de ellos secretos— , algo pautado por norma. De la misma manera que durante el tiempo que Bennett ocupó el puesto esto no se cumplió, ahora, el propio Netanyahu dijo a Lapid que prefiere recibir esa información del edecán militar.

Hasta que pasen las elecciones legislativas del 1° de noviembre y se forme la nueva Knéset, el parlamento permanece bajo el receso de verano, que ahora llaman “receso por elecciones”. Mientras eso suceda, las riendas del país las llevará Lapid, entrenándose por si le toca la oportunidad de seguir en el puesto, ya sin el epíteto de “interino” o “de transición” al lado de su cargo.

Por Federico Pereira


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