Las autoridades argentinas intentan determinar qué nivel de participación pudo tener Luis Fernando Fernández Albín dentro de una red de narcotráfico que opera en el barrio porteño de Flores, donde fue detenido el jueves. El uruguayo había fijado residencia en un apartamento sobre la avenida Rivadavia, lugar que utilizó como base desde mediados de año.
De acuerdo con lo informado por el periodista argentino Claudio Cardoso a Subrayado, el detenido se movía en Buenos Aires con una identidad distinta, empleaba dos vehículos y mantenía hábitos diseñados para no llamar la atención. En el procedimiento, la Policía incautó dos celulares, considerados clave para reconstruir contactos, itinerarios y posibles apoyos locales.
Este sábado volvió a declarar ante la Justicia argentina, que procura establecer cómo se organizó su estadía en el país y quiénes colaboraron con él desde su llegada el 27 de junio, cuando todavía no figuraba en ninguna requisitoria. Al mismo tiempo, avanzan los preparativos para su traslado a Montevideo, un operativo que aún no tiene resuelto si se hará por tierra o por vía aérea.
La captura de Fernández Albín está vinculada a la línea principal de investigación de la Operación Nueva Era II, que esta semana derivó en allanamientos simultáneos en Montevideo y la detención de tres personas. Entre ellas se encuentra su pareja, Katherine Quilimas Gularte, conocida como “La Chula”, formalizada por lavado de activos junto a otra mujer. Ambas cumplen medidas de prisión preventiva con fechas fijadas para enero y febrero.
La operación de esta semana retoma el trabajo iniciado en agosto, cuando se incautaron dos toneladas de cocaína en un galpón de Punta Espinillo, episodio que permitió describir cómo funcionaba la estructura encargada del acopio y acondicionamiento de cargamentos destinados al exterior. En ese organigrama, Fernández Albín aparece como uno de los referentes del grupo con operaciones en Cerro Norte.
La organización también ha sido señalada por su vínculo con Sebastián Marset, prófugo desde 2021 y buscado por Paraguay y Bolivia.
El tercer detenido en Uruguay, un hombre también investigado por lavado de activos, quedó a la espera de una pericia médica que determinará si puede cumplir prisión preventiva mientras continúa el proceso.
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