Entre el viernes y el sábado de la pasada semana se produjo en nuestro país una extraña coincidencia que desafía a la estadística.
En menos de 24 horas, dos personas encontraron sendas municiones explosivas. Y por si eso no fuera suficientemente curioso, ambos protagonistas eran pescadores y encontraron los explosivos mientras llevaban a cabo su actividad. Y, para mayor sincronía, los dos artefactos eran de la misma clase: municiones de maniobras.
El primer caso ocurrió el viernes, en un pequeño arroyo situado a las afueras de la ciudad de Salto, sobre la avenida Pascual Harriague.
Según informara el medio local Laguardia Digital, el inesperado hallazgo ocurrió cuando Ángel Aguirre, vecino del lugar y asiduo pescador, recogía lombrices cerca del arroyo para usarlas como carnada.
Mientras hurgaba en la tierra, un objeto desconocido llamó su atención, y lo levantó. Intrigado, lo llevó a su casa y luego buscó en internet información al respecto. Tras comprobar que se trataba de un explosivo, lo envolvió en una campera y se lo entregó a su madre. “Encontré esto, para mí es un artefacto de los que usa el Ejército”, le dijo a su progenitora, y luego se fue a pescar.
La mujer y otro de sus hijos llamaron al Ejército Nacional, que envió a efectivos del Batallón de Infantería 7 para hacerse cargo de la situación.
De acuerdo con el citado medio, se establece que se trataba de un proyectil MK-23, un equipo utilizado para entrenamiento militar, que reproduce las condiciones de disparo y puntería, pero no posee carga explosiva. De momento, no se estableció cómo el artefacto llegó al lugar donde fue encontrado.
El segundo hallazgo ocurrió el sábado en el kilómetro 72 de la ruta 28, a la altura del arroyo Mangueras, departamento de Rivera.
Allí, según informara el comunicador local Pedro Olivera, un hombre que se encontraba pescando vio en el agua un objeto que parecía un cohete y llamó de inmediato al 911.
Personal policial acudió a la zona y estableció un perímetro de seguridad de cien metros. Luego, artificieros del Ejército Nacional acudieron al sitio y determinaron que, al igual que en el caso anterior, se trataba de un artefacto de maniobra, y que tenía más de veinte años de antigüedad.
A diferencia del artefacto encontrado en Salto, este sí poseía carga explosiva. Por ello, y tras adoptar las medidas de seguridad pertinentes, los técnicos del Ejército lo hicieron estallar en el mismo lugar del hallazgo.
El caso fue notificado a la Fiscalía.