La crisis económica y la parálisis de la ronda de Doha, el mecanismo que pretende profundizar en la liberalización del comercio internacional, marcan la VIII Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se celebra en Ginebra a partir de este jueves.
Representantes de los 153 países miembros de la OMC tratarán hasta el sábado de insuflar oxígeno a una organización que en estos momentos refleja la incapacidad del sistema multilateral de comercio de avanzar hacia planteamientos más eficaces y justos para todos.
El propio director general de la OMC, Pascal Lamy, advirtió hace meses del peligro de "parálisis de la función negociadora" de la organización por la falta de un auténtico compromiso de los gobiernos para hacer sacrificios y concesiones con el objetivo de obtener beneficios comerciales y económicos a largo plazo.
En víspera de la reunión, que comenzará el jueves a las 13.00 horas GMT, Lamy repitió el mensaje: solo con orientación y compromiso político se podrá llegar a una solución que conjugue las necesidades y reclamaciones de los países ricos y los países pobres.
"No hay una conclusión a la vista (de la ronda de Doha)", admitió una vez más Lamy en una declaración en la que reiteró que el problema es "encontrar el equilibrio adecuado entre las potencias ricas tradicionales y las nuevas economías emergentes".
Lamy comparó esta negociación multilateral con las negociaciones para frenar el cambio climático, en las que chocan intereses de realidades encontradas, e invitó a los mandatarios políticos a romper el bloqueo para que 2012 no sea otro año perdido.
La Ronda de Doha persigue desde hace una década una profunda reforma del sistema de comercio internacional mediante medidas de reducción de los obstáculos y normas revisadas, abarcando en total una veintena de aspectos relacionados con el comercio.
Conocida también como la Agenda de Desarrollo de Doha al tener como una de sus metas centrales la mejora de las perspectivas comerciales de los países emergentes, la negociación nació en la IV cumbre ministerial que la OMC celebró en Qatar en noviembre de 2001.
Lleva años estancada por las dificultades que se plantean para cerrar acuerdos por consenso en terrenos tan espinosos como los subsidios agrícolas, la regulación de los servicios, la propiedad intelectual y los problemas técnicos de los países en desarrollo para cumplir sus compromisos en el marco de la organización.
Sin duda, el sector agrícola es el gran obstáculo, como lo pusieron de manifiesto hoy los países del G-20 en un comunicado conjunto, en el que subrayaron que la agricultura es la pieza central de la Ronda de Doha y que su tratamiento debe "determinar el nivel de ambición en el marco del conjunto de las negociaciones".
Lamy ha pedido altura de miras a los políticos que se reunirán durante tres días en Ginebra para encontrar una posición común y facilitar que el comercio contribuya a paliar la crisis económica, pero desde la propia OMC se ha rebajado el listón de expectativas.
El presidente de la Conferencia Ministerial, el ministro nigeriano de Comercio, Olusegun Aganga, se fijó como meta lograr tres cosas: unidad y consenso sobre como avanzar hacia la conclusión de la Ronda de Doha, entender que la OMC va más allá de las rondas negociadores y ofrecer resultados a los Estados miembros más pobres.
Lamy expresó su confianza en que el sábado, al término de la reunión, los ministros puedan aprobar al menos una serie de medidas concretas para estimular el comercio de los países menos desarrollados y un nuevo Acuerdo sobre Contratación Pública (ACP).
El ACP permitirá a las empresas de los Estados que participan en este acuerdo acudir en igualdad de condiciones a los concursos de licitación pública en otros Estados en bienes y servicios, infraestructuras, telecomunicaciones o servicios financieros.
Se circunscribe únicamente a los 27 países de la Unión Europea (UE) y otros 15 Estados, entre ellos Estados Unidos y Japón, pero cuenta también como observadores, y futuros eventuales miembros, con China, India, Argentina, Chile, Colombia, Turquía y Panamá
A Lamy le gustaría además que se abordaran cuestiones nuevas como la energía, la competitividad, la inversión y el cambio climático, pero insistió en que a la OMC solo le corresponde plantear las ideas y que son los políticos los que deben trazar la senda.
Esta VIII Conferencia Ministerial dará la bienvenida a cuatro nuevos miembros -Rusia, Montenegro, Samoa y Vanuatu-, en lo que para el director general del OMC es una prueba de que la organización sigue resultando atractiva para los países que quieren comerciar.
La adhesión más importante, aún pendiente de ratificación en su Parlamento, es la de Rusia, la última gran economía mundial que aún estaba fuera del sistema multilateral de la OMC.
(Fuente: EFE)
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