En un giro que podría allanar el camino hacia un alto al fuego en Gaza tras más de diez meses de guerra, el movimiento terrorista Hamás anunció este lunes su aceptación de una nueva propuesta de cese al fuego mediada por Egipto y Catar. El plan incluye una tregua de 60 días y la liberación escalonada de rehenes israelíes a cambio de garantías internacionales para avanzar hacia un acuerdo permanente.

La respuesta oficial de Israel aún no ha sido anunciada. Sin embargo, el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu mantiene una postura pública que exige la liberación de todos los rehenes “bajo [sus] condiciones” como requisito para el fin del conflicto. La presión sobre su gabinete es creciente, tanto desde la sociedad civil como desde sectores de la comunidad internacional.

Una propuesta respaldada por todas las facciones

Según fuentes cercanas a las negociaciones, la propuesta contempla la liberación inicial de diez rehenes vivos, junto con los cuerpos de otros cautivos fallecidos, en una primera fase. La segunda etapa implicaría la liberación del resto, en paralelo con negociaciones para un alto al fuego definitivo. Todas las facciones palestinas armadas —incluida la Yihad Islámica— habrían dado su respaldo a la propuesta.

Este consenso interno en Gaza se produce una semana después de que el gabinete de guerra israelí aprobara planes para intensificar su ofensiva terrestre en la ciudad de Gaza y los campos de refugiados cercanos, una estrategia que ha generado rechazo dentro y fuera de Israel. Organizaciones de derechos humanos y gobiernos aliados advierten acerca de una catástrofe humanitaria de escala histórica.

Escenario humanitario crítico

Las imágenes provenientes de Jan Yunis, donde civiles lloran sobre los cadáveres de familiares mientras buscan ayuda, son el reflejo de una situación insostenible. La ONU y organizaciones humanitarias alertan que Gaza está al borde de una hambruna masiva. Egipto, en una postura activa, ha ofrecido participar en una eventual fuerza internacional bajo mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, subrayando la necesidad de un horizonte político para evitar una ocupación indefinida.

En paralelo, Amnistía Internacional acusó a Israel de conducir una “campaña deliberada de hambruna”, señalando ataques sistemáticos contra infraestructura civil. Aunque Tel Aviv niega estas acusaciones, persisten las restricciones al ingreso de ayuda humanitaria.

Reacciones divergentes: Estados Unidos y Trump

Mientras el gobierno de Joe Biden ha dado señales ambiguas, combinando apoyo militar a Israel con llamados a reducir el sufrimiento civil, el expresidente Donald Trump —en plena campaña electoral— instó públicamente a “confrontar y destruir a Hamás” como única vía para recuperar a los rehenes. Su declaración coincide con la línea dura promovida por Netanyahu, pero contrasta con la creciente presión diplomática por un alto el fuego.

Con información de agencias