Contenido creado por María Noel Dominguez
Curiosidades

A calzón quitado

Gioconda Lusa, la joven de Neuquén que vive de vender fotos de pies y ropa interior usada

La modelo de OnlyFans encontró en el fetichismo un modo de vida que combina independencia y creatividad.

03.07.2025 10:43

Lectura: 2'

2025-07-03T10:43:00-03:00
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Gioconda Lusa, una joven de 25 años oriunda de Neuquén capital, encontró en el mundo de los fetiches una forma de vida. A través de su página en OnlyFans, comercializa imágenes de sus pies, videos personalizados y hasta ropa interior usada, y genera ingresos que le permiten vivir de forma independiente.

Me divierte mucho mi trabajo”, cuenta a Infobae en una entrevista realizada por videollamada por el periodista Mariano Jasovich. Gioconda, quien comenzó subiendo fotos personales a Instagram, recibió durante la pandemia un pedido inesperado: una imagen de sus pies. Lo que empezó como un juego se transformó en una actividad rentable.

Me dicen que mis pies son especiales: calzo 40, tengo dedos finos y armónicos”, relata. Esa primera solicitud derivó en otras, y finalmente creó su perfil en OnlyFans bajo el nombre artístico de Lusafoot. Hoy tiene dos cuentas: una gratuita con 500 seguidores y otra paga con 20 suscriptores fieles, a quienes llama “admiradores”.

Fetichismo, organización y límites

Con estudios inconclusos en ingeniería industrial, afirma que sus conocimientos académicos la ayudaron a organizar su trabajo autónomo, establecer objetivos de ingresos diarios y analizar qué tipo de contenido subir.

Además del fetichismo de pies —también conocido como podofilia—, ofrece servicios de humillación fetichista, como mostrar su ropa interior, pisar objetos o exhibir su cajón íntimo. “Pagan solo por eso”, dice. Cada foto personalizada puede costar entre 50.000 pesos argentinos o 40 a 60 dólares para clientes del exterior.

También recibe pedidos por bombachas usadas, una práctica conocida como misofilia. “Uso una para ir al gimnasio y ya tengo el producto”, explica. Cada prenda puede venderse por unos 50.000 pesos. “Investigué y aprendí qué buscan los clientes: prefieren algodón, por el olor sin interferencias”.