Seré curioso

Diatriba contra lo progre

Gerardo Sotelo en Seré Curioso: "Nunca fuimos neoliberales y nunca fuimos socialistas, o radicales"

Editó "Mondo Progre", una recopilación de sus mejores columnas de opinión. Y acá opina: del poscomunismo, de Mujica, de la "neohabla" y de los imbéciles.

17.08.2018 06:24

Lectura: 32'

2018-08-17T06:24:00-03:00
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Por César Bianchi

@Chechobianchi

Fotos: Juan Manuel López

          

            Con 60 años y el pelo ya encanecido, Gerardo Sotelo es uno de los periodistas de trayectoria más respetados del país. Trabajó muchos años en prensa, donde pulió una pluma fina, por momento mordaz o sarcástica, luego se desempeñó en radio y TV. Tanto en Debate Abierto, Caleidoscopio, Dicho y Hecho o ahora en La Tarde en Casa (todos en canal 10), siempre ejerció el periodismo de opinión. Luego editorializó durante muchos años en radio Sarandí y desde el año pasado se da el gusto de marcar postura en radio Carve. Su libro Mondo Progre (editorial Planeta), una recopilación de sus mejores columnas de opinión publicadas en Montevideo Portal y El País publicadas entre 2004 y 2017, fue la excusa para eso que tanto le gusta: opinar, analizar y argumentar sobre temas de actualidad tanto de Uruguay como internacionales.

            En un altillo del edificio de Carve, entre un mate lavado que convidó poco y un pastelito dulce que le robó a dos compañeras, discurrió esta charla de bastante más de una hora, donde repasó por qué pensaba cómo pensaba cuando todavía vivía Hugo Chávez, en Uruguay no había matrimonio igualitario, ni marihuana ni aborto legales, Raúl Sendic era la figura emergente del FA que todos querían, monseñor Cotugno escandalizaba con sus posiciones y José Mujica comenzaba a erigirse en figura cool en el mundo entero por leyes progresistas como -precisamente- impulsar que el cannabis se venda en farmacias, el matrimonio sea válido para parejas homosexuales y sirios fueras bien recibidos en estas tierras. Y cómo Sotelo piensa hoy, cuando Sendic ya cayó en desgracia, Chávez y Kirchner murieron, Maduro transformó a Venezuela en un caos, el cardenal Sturla le dio una lavada de cara a la Iglesia y Mujica volvió a los titulares de los diarios de todo el mundo, ahora por renunciar a su banca.

            De todo eso, de la intolerancia que impera en las redes sociales y la imbecilidad omnipresente habló Sotelo.

 -¿Cuál es la motivación para editar un libro con tus mejores columnas? ¿Cuál es el valor agregado de reunirlas en un libro?

 -Es habitual que se editen este tipo de libros, lo hacen periodistas de distinta jerarquía, desde cronistas o gente que escribe columnas de opinión hasta las grandes plumas del periodismo. Pero me parecía que podía valer la pena, en la medida que podía ver que podía haber un seguimiento crítico a temas de la actualidad en un período relativamente significativo (13 años) porque fue un período de muchos cambios, sobre todo políticos, pero también sociales, en el Uruguay y el mundo. Y también mucha gente me alentó a hacerlo: dirigentes políticos, lectores, jamás se me hubiera ocurrido a mí hacerlo. Pero me lo sugirieron tantas veces que al final lo hice. A veces la anécdota que dispara la columna es menor, pero la columna puede tener una reflexión interesante.

-Entre muchos temas que se repiten, le dedicás dos columnas en años distintos a La Noche de la Nostalgia, por ejemplo. ¿Por qué?

 -Sí, lo noté cuando hicimos la selección, volví a leerlas y concluí que valían las dos, porque para mí es una celebración clave para la comprensión del Uruguay y los uruguayos.

 

"Es una de las grandes paradojas del siglo XX: a fines de la década del 80, cuando cae el mundo comunista, mejora notablemente la performance de los más pobres, sin comunismo les va mucho mejor que con comunismo"

-En la primera columna del libro (2 de mayo de 2005), comentando el Día de los Trabajadores, hablás de cómo mejoraron las condiciones laborales y el bienestar económico de los trabajadores gracias a las bondades del capitalismo y la globalización, más que por la revolución del proletariado. ¿Cómo es esto?

-Creo que las condiciones de trabajo mejoraron de una manera extraordinaria en estos 200 años por las dos cosas, primero por la evolución política y económica del Uruguay, es decir del capitalismo moderno y de la democracia moderna, una sociedad donde se favorece la generación de riqueza, la distribución de la riqueza, y la igualdad ante la ley. Esa es la gran trama del desarrollo humano fantástico de estos 200 años. Lo que pasa que ese desarrollo, tanto en extensión de la disponibilidad de bienes, como de la distribución de los bienes, mejora considerablemente cuando se termina el comunismo. Es una de las grandes paradojas del siglo XX: si vos mirás la curva de caída de la pobreza o de aumento del bienestar, a fines de la década del 80, cuando cae el mundo comunista, mejora notablemente la performance de los más pobres, sin comunismo les va mucho mejor que con comunismo. Lo cual no quiere decir que, en parte, no sea por la lucha de los sindicatos, por cierto. En parte por la composición de lo que hoy conocemos como sociedad civil, es decir, los trabajadores organizados, los empresarios, los estudiantes, las amas de casa, los comerciantes, o sea, la gente tomando decisiones de acuerdo a sus intereses, protegidos por la ley.

 -En julio de 2005 te preguntabas cómo seremos los uruguayos del 2030 cuando celebremos el bicentenario de la jura de la Constitución. ¿Cómo te imaginás a nuestros gobernantes de 2030? Faltan 12 años nomás.

"El gobierno de Mujica fue una catástrofe para el país, salvo por la agenda social, que fue audaz y aprovechó tener los votos necesarios para promover una serie de transformaciones progresistas. Algunas todavía están en entredicho"

-Me imagino a Mujica viendo si puede ser candidato a la Presidencia... No, hablando en serio, soy extremadamente optimista, en general. Respecto a la sociedad uruguaya, yo me la imagino procesando las mismas tensiones que ahora, pero me parece que contrariamente a lo que opinan muchos críticos que ven una sociedad en decadencia, con pérdida de valores, yo creo que la sociedad uruguaya es muy rica en valores, y muchos de esos están vigentes. Justamente por eso a tanta gente le escandaliza la falta de seguridad, la falta de un sistema educativo bueno, sobre todo para los más pobres, y las denuncias de corrupción generan un impacto muy grande, cuando comparativamente con lo que pasa en los países vecinos, serían hechos insignificantes. Creo que en 120 años siempre ha gobernado la clase media. Los gobiernos de Uruguay son variantes de centro, casi te diría que hasta la dictadura fue de centro comparada con otras dictaduras del continente. Es un país de moderación, donde buena parte de la población tiene mucho para perder como para prestarse a aventuras de cualquier tipo. Nunca fuimos neoliberales y nunca fuimos socialistas, o radicales. Pero claro, te impide moverte más rápido, el que está apurado o es ansioso, tendrá que esperar.

 -¿Ves gobernando a la izquierda?

-Podría estar la izquierda en 2030 sí. O bien otro gobierno de izquierda, o bien una izquierda que esté retomando el poder en ese momento. Porque, a ver, cualquier elenco en el gobierno, en un período muy prolongado, y teniendo tanto poder como tiene el Frente Amplio, lo menos que le pasa es que se desgasta su propuesta, se degrada la calidad de lo que hace y que tiene mayores niveles de corrupción, y todo eso está pasando ahora. ¿Qué te va a prometer el próximo candidato del Frente que no hayan hecho ya?  Se vuelve más difícil, pero esto le pasaría a cualquier partido con tres períodos consecutivos en el gobierno.

"La UTU está muy bien, hay cosas de Primaria muy buenas, la educación media muestra el fracaso enorme, y el gran invento de Mujica, la Utec, languidece porque el poder real lo tiene la Udelar y los sindicatos, y no les interesa"

 -En tus columnas de 2006 el Partido Socialista promovía un debate sobre la legalización de la marihuana -algo que parecía muy lejano-, abortar seguía siendo ilegal  y todavía no se había aprobado el matrimonio igualitario (recién se discutían que parejas de homosexuales pudieran adoptar). ¿Mejoró el país con estas leyes progres, para usar el término del nombre del libro?

 -Es que estas leyes no son progres, son leyes progresistas.

-Ah... vos decís "progres" peyorativamente.

 -Claro, es la trampa del título. Progre es la expresión berreta o degradada del progresismo. Vos citás una serie de proyectos, que se convirtieron en ley, que yo acompañé. En el caso de la marihuana, no sólo acompañé, cuando empecé a leer y a opinar sobre la despenalización de las drogas, buena parte de la izquierda sometía a comités de disciplina a los jóvenes que encontraba fumando marihuana. En el caso del Partido Socialista no, había un grupo de jóvenes que sacaban un periódico independiente ("El Quijote"), la brigada Luca Prodan se llamaba, que eran tolerados por fumar marihuana. No eran perseguidos, ni alentados, eran tolerados. Se los respetaba dentro del PS, pero era como tener un pariente con una disfunción grave. Creo que esas fueron transformaciones progresistas que le hicieron mucho bien al país. Además se dieron todas en el gobierno de Mujica. El gobierno de Mujica fue una catástrofe para el país, salvo por la agenda social, que fue audaz y aprovechó una coyuntura política -tener los votos necesarios- para promover una serie de transformaciones progresistas. Algunas todavía están en entredicho porque la regulación del cannabis ni siquiera tiene un consenso en su propio partido.

 

-En el gobierno de Mujica y gracias a su postura, también se aceptó como refugiados a sirios que escapaban de la guerra de su país, y a exconvictos por espionaje en la cárcel de Guantánamo... ¿Fue a caballo de estas leyes progresistas que la figura de Mujica se puso de moda?

 

-Te agradezco que traigas a cuenta estos temas porque haber apoyado todas estas iniciativas me ponen a resguardo de cualquier sospecha. Porque también apoyé el recibir a los refugiados sirios y a los presos de Guantánamo, por un tema de humanidad, de reciprocidad por cuántos países recibieron a uruguayos en el exterior. Ahí hay dos elementos: uno es la despenalización parcial del cannabis, y el otro es su austeridad: el Fusca, la perra con tres patas, eso del "presidente más pobre del mundo", que es falso, pero no importa... Se conformó un mito, y como todo mito, tiene una parte de realidad y una parte de fantasía, de construcción.

 -¿Dónde está la fantasía?

 -Yo ni siquiera hablo del pasado, sólo me remito a lo que ha dicho en todos estos años. A una persona que pagó, como pagó Mujica, las cosas que hizo en el pasado, y cuando salió, no lo volvió a hacer, hay que respetarle que es alguien que aprendió de la vida. Ahora, es una persona que ha dicho cosas espantosas, destructivas, y aún reaccionarias, y de él se puede decir cualquier cosa, menos que es humilde. Vivirá con poco, tiene una concepción de la vida de austeridad para los bienes materiales, pero ha acumulado poder... tanto poder como ha podido, porque es un político. Ha sido presidente, ha celebrado acuerdos que aún está investigando la Justicia como los que tiene con el gobierno de Venezuela que son llamativos, porque ahí se genera un flujo de dinero que notoriamente no va para su enriquecimiento personal, pero podemos conjeturar que sí vaya para financiar su ambición política y la de su sector. No es una figura que podamos comparar en nada con Mandela, Desmond Tutu o con Gandhi.  Es disparatado. Y podríamos seguir... tiene vínculos que nunca quedaron claros -y lo poco que quedó claro no lo ponen en un buen lugar- con empresarios muy turbios. Tiene vínculos todavía con un gobierno criminal y abyecto como es el de Venezuela, uno de los regímenes más terroríficos que hay en el mundo. Y no termina de decir claramente: "Mire jefe, eso no tiene nada que ver con el socialismo, ni con el progresismo, ni con nada". Entonces, toda esa parte del mito no se ajusta al mito. Pero mirá que el mito de Mujica es de una dimensión inusitada: hace poco me escribe una amiga colombiana, de buena posición económica  y de ideología conservadora, uribista, y me dice: "Gerardo, he leído algunas cosas que escribiste sobre Mujica. Dame argumentos para explicarle a mis amigas que Mujica no es el tipo admirable que creemos". ¿Te das cuenta hasta dónde ha penetrado el mito? O sea, ni siquiera es un mito de izquierda...

 -Pero sí coincidís con Mujica en criticar las políticas prohibicionistas respecto a las drogas, en criminalizar o demonizar a las drogas. ¿Pero ha dado resultado la venta de marihuana en farmacias como forma de combate al narcotráfico?

 -Es que es al revés: lo que seguro ha causado estragos inenarrables es el prohibicionismo. Aumentó la cantidad de consumidores, aumentó la cantidad de adictos (que no es lo mismo), se corrompieron sistemas políticos y sociedades enteras, se generó un tipo de hampa de una violencia, un poder y un sadismo impresionante. Si hay una política pública que ha fracasado en todas sus líneas es el prohibicionismo. Ante lo cual, lo mucho o poco que se haya podido lograr en un par de años es anecdótico, pero suma. Combatir al narcotráfico con la venta de marihuana en farmacias es lo menos relevante, porque o terminás con el narcotráfico restituyendo a las sustancias prohibidas al mundo legal y regulás su consumo sin mandar presa a la gente por plantar, vender o consumir, o lo que vas a conseguir son resultados muy magros. Hoy tenés miles de consumidores de cannabis que van y compran sin temor a que se endeuden con un narcotraficante y terminen con un par de tiros en las piernas o la cabeza, sin temor a terminar presos o interrogados por comprar una sustancia ilegal, sin temor a comprar una sustancia adulterada y con la certeza de porcentaje de principio activo tiene esa sustancia, y en condiciones de higiene y a precios razonables...

"Dentro del FA hay sectores que defino como poscomunistas, que llevan 100 años justificando regímenes como el de Venezuela. Desde que se creó el marxismo-leninismo hasta hoy transcurrieron 101 años, y hubo más de 100 millones de muertos"

 -Dicen que no pega, pero ta...

 -Bueno, todo no se puede... (Risas)

 -En enero de 2009 te expresabas respecto a algo que parecía inminente: el Estado pediría perdón por las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Te preguntabas si también lo harían quienes socavaron la institución democrática apelando a la guerrilla armada. Pero te quedaste esperando...

 -Y me quedé esperando las dos cosas. No pasó una, ni la otra. No pasó ni va a pasar. Es un tema recurrente lo que se conoce como derechos humanos, que en realidad es una reducción. Se hace referencia a los temas de derechos humanos como un problema exclusivo del terrorismo de Estado y eso como consecuencia del tipo de transición que tuvo Uruguay. No sólo consagró la Ley de Caducidad sino que seguimos hasta el día de hoy sin saber cuál fue el destino de los desaparecidos, siendo que fueron hechos desaparecer por el Estado uruguayo. El Estado tiene una continuidad, y en una dictadura sigue habiendo una responsabilidad del Estado en esclarecer qué fue lo que pasó. Lo que ocurre es que falta información porque quienes la tienen, los que quedan vivos, no la dan. Es un problema práctico que se vincula a lo institucional. Ahora, si bien las responsabilidades son diferentes y que una cosa es el terrorismo de Estado y otra cosa la violencia de un grupo guerrillero, hay un proceso político que explota a comienzos de a los años sesenta que involucra a actores públicos y particulares, en una crisis política donde se empezó a justificar la violación a los derechos humanos desde mucho antes que hubiera dictadura. No se puede entender la dictadura sólo apelando al Plan Cóndor, acá hubo responsabilidades: gente que secuestró, que torturó, que mató, tanto grupos guerrilleros como el propio Estado. Pero desde el punto de vista humanitario da lo mismo quién lo hace, desde el punto de vista político no, porque claramente el Estado tiene responsabilidades mayores.

 -¿Y por qué crees que ese pedido de disculpas públicas no va a pasar, ni por parte de los militares ni por parte de los tupamaros?

 -Por dos razones. Una porque quizás no están arrepentidos. Y otra porque quizás no tienen la necesidad de hacerlo. Unos porque han sido derrotados y los responsables que sobreviven, los que no están presos tratan de pasar inadvertidos para no caer presos, y otros porque quizás entiendan que ya pagaron su deuda con la sociedad, o en el fondo quizás sigan justificando los crímenes que cometieron. Y eso con la ventaja de que muchos de ellos han reconstruido la historia de una manera francamente adulterada.

 -En enero de 2011, a propósito de una visita de Marios Vargas Llosa a Uruguay, ironizás así: "En Punta del Este lo nombraron ciudadano ilustre. En Montevideo no. El alcalde de Punta del Este es blanco y el de Montevideo frentista. Vargas Llosa almorzó con los expresidentes Sanguinetti, Lacalle y Batlle, pero no con Vázquez. Vázquez es frentista y Sanguinetti, Lacalle y Batlle no. Todos son fachos menos los que son de izquierda, que son de izquierda. Los fachos están en contra de Chávez, Cuba, Evo y Correa, que son de izquierda y defienden al pueblo. Están en contra del pueblo y le patean el bastón a los ancianos cuando andan por la calle. Eso se da pocas veces porque los fachos andan en colachatas, porque son oligarcas. Tabaré Vázquez no anda en colachatas ni le patea el bastón a las viejas porque es de izquierda". ¿Se puede entender como una crítica a la visión maniquea de: blancos y colorados = fachos = caca; izquierda = gente de bien? ¿Esa visión simplista sigue vigente en Uruguay?

 -Elegí el recurso literario de escribirlo como si fuera la redacción de un niño de segundo de escuela para significar que ese tipo de visión del mundo son infantiles, siendo generoso. Como si estuvieran todos los buenos de un lado y los malos del otro. No se puede vivir así, porque cualquier decisión que tomes va a estar un desastre, porque la vida no es así, está llena de matices... Lo más cruel de esa columna es que aquellos que creían que Vargas Llosa no merecía un premio porque es liberal -o "neoliberal", que es un mote que sólo existe en América Latina- están ocupando posiciones de poder con dineros públicos en una institución relevante como la Universidad de la República. No son niños de escuela como quien parecía hacer el razonamiento de la columna, sino que son universitarios, y estaban negándole reconocimiento a un Premio Nobel de Literatura, siendo que ha sido contrario a las dictaduras de América Latina y regímenes totalitarios. Ese pensamiento sigue vigente, sí. Se genera un problema cuando proviene de algunas élites. Eso también pasa con el razonamiento inverso: los que hablan de "fraudeamplio" o señalan a los oficialistas como "focas" es la misma estupidez, vista desde el otro lado. Y esto se alimenta mucho desde las redes sociales. Se dice: "Usted no piense. Usted primero póngase una camiseta y después, péguele a todos los que tienen puesta la otra".

 -Hay varias columnas dedicadas a la educación: al poder desmedido de los sindicatos, a iniciativas modélicas como el liceo Jubilar, al magro 6% de alumnos de sectores pobres que terminan el liceo. Unos meses después, con el cese de Juan Pedro Mir y la renuncia de Fernando Filgueira, dijiste: "La situación es desoladora. El país se encuentra hoy en el mismo punto que estaba hace una década, cuando Vázquez, en la cúspide de su poder, convocó a un debate educativo nacional". ¿Mejoró en algo la educación en estos años, o sólo ha empeorado?

 -El cuadro es el mismo, yo creo que es peor que en 2006, en realidad, porque luego hubo una ley tras un simulacro de debate, no porque el debate no haya sido real, sino porque terminó en una especie de embudo en un congreso de la educación donde los sindicatos y los partidos que controlan los sindicatos estaban sobre-representados. Eso terminó en un documento macarrónico, que Vázquez después ignoró... no podía tenerlo en cuenta porque era una cosa sectaria, dogmática. Fue todo un esfuerzo desperdiciado. Y terminó además con los representantes de los trabajadores integrando los consejos, cosa que no me parece mala, pero que surge como un emergente sindical, que no es lo ideal.

 Yo creo que la educación ha mejorado en muchas cosas. Hay cosas que se están haciendo muy bien en lo anecdótico. La UTU está muy bien, hay algunas cosas de Primaria que son muy buenas, la educación media muestra el fracaso enorme, ni te digo la universidad terciaria, y el gran invento de Mujica, la Universidad Tecnológica (Utec) languidece porque el poder real lo tiene la Udelar y los sindicatos, y no les interesa. El sistema político no está dispuesto a tomarse la molestia de enfrentarse a los grupos de poder, y ahí está la Utec que parece que tiene que cerrar carreras, quedó como una especie de esfuerzo que no ha sido promovido con el mismo entusiasmo que tenía Mujica.

 -Criticás a los "socialistas revolucionarios" que defienden la Venezuela chavista, primero con el propio Chávez, después con Maduro. ¿Le cuesta mucho al gobierno uruguayo cuestionar o criticar el régimen de Maduro? 

 

-El gobierno está formado por sectores que de buena gana lo condenarían y saldrían a hacer manifestaciones en contra de los gobiernos de Chávez primero y de Maduro ahora, pero no lo hicieron para no romper al FA. El problema es que los sectores que están a favor del chavismo y el madurismo -expresiones del poscomunismo a la latinoamericana- sí lo hicieron. Entonces es una interna desbalanceada. Los sectores moderados, democráticos, que son desde el punto de vista electoral mayoría, mantuvieron silencio. Cuando empezaron a encarcelarse compañeros, como es el caso de Leopoldo López, tímidamente algo salió a decir Rafael Michelini -algo dijo, y después no habló nunca más del tema- y cuando el gobierno tuvo que tomar posición porque rompía los ojos -mataron a 300 personas, la mayoría jóvenes y estudiantes en las calles-, ahí, con el revólver en el pecho tomaron decisiones. Hasta que un día Maduro dijo: "Si quiere el compañero Vázquez, yo voy a Montevideo a hablar con él y conversamos". Yo interpreté que estaba anunciando una especie de chantaje. Y después me enteré que hubo una reunión entre el embajador de Venezuela y el canciller de Uruguay que duró 15 minutos o menos, donde el embajador le entregó un sobre o una carpeta, y después el canciller no volvió a hablar del tema. Y como yo sé que hubo negocios, como sé que hubo acuerdos comerciales de todo el tipo, empezando por la compra de petróleo, siguiendo por Aire Fresco y en el medio el "Pato" Celeste, creo que tengo derecho a sospechar, pero no lo sé... Aún si esos negocios fueran claros y cristalinos, muchos apoyarían de buena gana a Chávez y a Maduro porque creen en ese modelo de sociedad.

 -¿Y por qué le cuesta tanto a la izquierda uruguaya cuestionar el régimen de Venezuela? ¿Por el "qué dirán" los radicales de izquierda? ¿Por solidaridad con el supuesto socialismo venezolano?

 -Esa es una frontera donde la síntesis no es posible. Vos no podés convertir una dictadura criminal en una democracia, no hay manera. O están vigentes las garantías y el Estado de derecho, o no lo están. O la muerte de 300 personas acribilladas en la calle es un crimen de lesa humanidad, o no lo es. Y como no han logrado debatir sobre el tema, bueno... de haberlo habido, se habría quebrado ese amplio consenso en el cual ha gobernado durante casi 15 años. El FA ha demostrado desde el punto de vista político que es una fuerza política sofisticada y con gente capaz de zurcir sus diferencias. Por otro lado, dentro del FA  hay sectores que yo defino como socialistas revolucionarios o poscomunistas, que llevan 100 años justificando este tipo de regímenes. ¿Por qué no iban a hacerlo hoy? Esto se inventó con Lenin. Desde que se creó el marxismo-leninismo hasta el día de hoy transcurrieron 101 años, y hasta el día de hoy y hubo más de 100 millones de muertos -no hablo de los que murieron en la guerra-, hablo de gente asesinada. Hubo quienes dijeron: "Esto es un desastre, no podemos seguir defendiendo esto", y abandonaron las filas del comunismo y se reciclaron con el pensamiento socialista o socialdemócrata. ¿Pero por qué habrían de condenar a Venezuela ahora los socialistas revolucionarios? Me refiero a comunistas, poscomunistas, Foro de San Pablo... Lo que ocurre en Uruguay es un doble fenómeno: que toda la izquierda (la democrática y la revolucionaria) está en la misma fuerza política, y segundo, que está en el gobierno. Hay una tensión en la necesidad de administrar el gobierno, que lo han hecho con una estabilidad y un grado de unidad en la discrepancia, que algún día alguien tendrá que sentarse a estudiarlo como un fenómeno sociológico o antropológico, pero claro, quedan por resolver este tipo de debates.

"A un odiador no lo sacás de su eje, esa persona te escribe para denigrarte, para agraviarte. Yo a veces les contesto con argumentos y es peor, porque se da cuenta que es un imbécil, aunque vos no se lo digas, y persiste en su imbecilidad"

 -En julio de 2016 aludís al primer concurso de humor en clave de derechos humanos organizado por el Mides y la Intendencia de Canelones que se llamaba "¿Y si nos reímos de otra cosa?", una idea que suma a esta moda del lenguaje inclusivo. ¿Qué vendría a ser lo que calificás como la "neohabla progre"?

 -Es esto del lenguaje inclusivo. La pretensión de modificar la forma de hablar de la gente es algo que no se le ocurre a un ser humano común. Es decir, un ser humano que sueñe con cambiar las palabras que usa la gente, o bien es un megalómano, una persona que atraviesa un cuadro del trastorno de la personalidad, con delirios de grandeza, o bien es una organización política que tiene la misma ambición megalómana. Nadie en su sano juicio dice: "Yo creo que la gente tiene que cambiar la desinencia o los sufijos de las palabras, porque en el sufijo se denota la discriminación de género". Yo no discuto que haya que luchar contra la discriminación de género, hay que visibilizarla. El problema es que la superación de la discriminación en el marco de cualquier contingencia de injusticia social es un proceso extremadamente largo. Uruguay ha demostrado ser progresista, que cambia, que supera escenarios injustos por otros menos injustos. Pero esto es el emergente de una naturaleza revolucionaria. Lo que pasa que los revolucionarios, además de ser megalómanos, son ansiosos, y quieren que empecemos a hablar así ya. Es una mezcla de delirio de grandeza con desprecio por la libertad, y ansiedad. Hay políticas menores en apariencia más inocua como hacer un concurso donde se señala de qué hay que reírse y de qué no hay que reírse (o sea, la desnaturalización del humor), pero ojo, que muchas de estas animaladas surgen de organismos públicos. La ponderación de las obras literarias según tengan o no referencia a temas de género en el marco de un concurso literario, por ejemplo, o la transversalización de las cuestiones de género en todo el Estado, como si no hubiera otras fuentes de discriminación iguales o peores, te habla de lo que siempre ocurre con los grupos revolucionarios: son obsesivos, monotemáticos.  Los problemas vinculados a la discriminación de género no se pueden simplificar, son complejos. Luchar para superarlos exige una fenomenal paciencia y sabiduría, dos atributos que no caracterizan a ningún grupo militante de ninguna causa radical, el feminismo entre ellos. Tratan de hacer las cosas simples y de resolución inmediata. El resultado es el fracaso.

 -"El socialismo es como el jazz: nadie sabe muy bien qué es ni qué no es", escribiste en 2015, y claramente descartaste que tengamos un gobierno socialista, cuando sigue consejos macroecómicos neoliberales. ¿Qué sectores creen que en Uruguay gobierna el socialismo?

 -Este gobierno no es socialista, es de centro-izquierda, progresista, de entonación socialdemócrata con algunas derivaciones hacia una izquierda más ideológica y otras incluso a posiciones más conservadoras. La realidad indica que el crecimiento de Uruguay empezó antes, pero se mantuvo en los gobiernos frentistas. Más allá de altibajos ha sido un crecimiento constante. Al mismo tiempo que crecía Uruguay crecieron decenas y decenas de países, algunos con gobiernos de izquierda, otros de derecha, más o menos progresistas o conservadores. Todos crecieron. ¿Quiénes son todos? Todos los que aplicaron criterios razonables, responsables en el manejo de la economía, no creció nadie que destruyera el mercado, que destruyera las garantías legales, que se endeudara de manera irresponsable o atacara la propiedad privada. Eso hace que en los gobiernos del FA haya crecido la economía, aún en el gobierno de Mujica, donde hubo dos equipos económicos en tensión.

 -Todo el affaire Sendic (con todos sus capítulos), ¿puede costarle caro al FA en las elecciones del año que viene?

 -Costarle caro, le va a costar. Pero no sabemos cuán caro. Para pagar los costos de decisiones desacertadas, tiene que haber alguien que capte esos votos de desencantados. Es como con los bancos: dejás de confiar en un banco y te llevás la plata para otro banco, si no, te llevás la plata para el colchón. Lo que dicen las encuestas es que  no hay nadie que esté generándole confianza a ese sector de desencantados. El Frente manejó muy mal el episodio de Sendic, no son episodios fáciles de manejar para ninguna fuerza política, pero pagó tributo a su realidad interna, a que se trataba de la figura emergente más importante del FA, recordemos lo que fue Sendic en las internas pasadas, fue vicepresidente de la República, era un "noble", tenía un apellido ilustre. Y era un mimado de Vázquez y Mujica.

 -En redes sociales se te atribuyó un exabrupto. Decían que tildaste tres veces de "hijo de puta" al expresidente Mujica. Vos negaste haberlo hecho, dijiste que esa invención era producto de un difamador, "seguramente pago". ¿Pudiste averiguar de dónde provino esa difamación? ¿Quién puede estar atrás de eso?

 -Nunca dije eso, por supuesto. Al día de hoy pienso si tendré que iniciar una acción penal, no sólo para castigar al difamador, sino para desentrañar si detrás de esto hubo una intencionalidad política. Quizás alguien quiso distraer a la gente de mis argumentos. Ahora, ¿cómo nace? Fue así: yo hice un comentario en la radio (Carve) sobre los dichos de Mujica de que "un delincuente era un burgués apresurado". Y dije que era un comentario banal, trivial, frívolo, porque no le daba el lugar que merecen los familiares de las víctimas de la delincuencia o a las víctimas, que somos muchos de nosotros. Y alguien me puso en el muro de Facebook: "Sotelo: no es banal, no es frívolo, es un hijo de puta". Ahora, si entrabas en mi página, podías escuchar el audio y corroborar que nunca dije eso. Pudo haberse iniciado esto como un malentendido, porque sí lo dijo un amigo de Facebook. Lo preocupante de esto es que sea verosímil, que alguien piense que yo pude haber dicho eso. No debe haber ningún periodista uruguayo que sea capaz de decir algo así al aire. Incluso, algunos me insultaron por redes sociales, y otros me felicitaban por lo que había dicho de Mujica. Yo no lo puedo creer... no puedo creer que yo podría transformar una discusión sobre cuestiones de la actualidad, que debería ser con argumentos, y sustituir los argumentos con insultos soeces, para alguien que es un expresidente de la República. Y lo crean. Eso es lo preocupante.

 -Hace pocos días una cuenta de Twitter bautizada como "Doris Choriplenera" proponía "Hagamos una lista de personas para repudiar en Uruguay" y te ponía en ella, junto a Nacho Álvarez, Petinatti, Victoria Rodríguez, Graziano Pascale, Lacalle Pou, Graciela Bianchi, entre otros. Pascale te arrobó bromeando con que "casi te alcanza", pero a vos no te gustó nada. Dijiste que había que denunciar cuentas como esa por incitar al odio. ¿Te afecta lo que piensen de vos o le quitás trascendencia? ¿Te duele, te ofende o lográs que no te afecte?

 -Un poco te afecta, no porque lo diga un bot o alguien que se no identifica, te afecta si te lo dice alguien de carne y hueso. Probablemente sea gente que tenga el mismo problema de intolerancia en su vida cotidiana. Una vez le puse a alguien: "Me da pena por sus familiares y amigos, porque si usted reacciona así contra alguien que no conoce, me imagino lo que será con su esposa o esposo, con sus hijos, con su suegra o suegro". En este caso, es una expresión de odio, lo cual está penado por ley. Yo puedo decir: "Hagamos una lista para ver quién es el periodista más socialdemócrata, neoliberal o reaccionario" y bueno, la hacemos. O "hagamos una lista de personas cuyas ideas merecen ser refutadas". Pero esta lista es de los más repudiables, es un acto de odio e incita al odio. Y las redes sociales -o las redes morales como las llama Darwin (Desbocatti)- se han convertido en un escenario tóxico en manos de quienes encuentran en las redes la forma de expresar lo peor que tienen adentro, el espíritu de linchamiento. Cuando los regímenes absolutistas o la Inquisición, quemaban a las brujas y decapitaban a los opositores, las plazas estaban llenas de gente que aplaudía. Ahora es similar, es el mismo escenario, pero virtual. Pero bueno, un poco afecta...

 -Por cierto, tenés casi 78.000 seguidores, sos uno de los comunicadores con más seguidores en Twitter. Tenés fama de bloqueador... ¿Por qué motivos bloqueás a alguien?

 -Lo que tolero son todas las ideas. Lo que no tolero son las actitudes que no están reñidas con principios elementales. No tolero la falta de respeto. Si vos me decís: "No me gustó tu libro" y yo te contesto: "Vos sos un imbécil", bueno, me podrás contestar: "Tal vez yo sea un imbécil y tu libro sea malo". Y en las redes sociales el crescendo de insultos, ya sea por gente que no está acostumbrada a argumentar o por gente francamente ruin, es inmediato el bloqueo. A la primera expresión de desprecio, lo bloqueo. A un odiador no lo sacás de su eje, esa persona te escribe para denigrarte, para agraviarte. Yo a veces les contesto con argumentos y es peor, porque se da cuenta que es un imbécil, aunque vos no se lo digas, y persiste en su imbecilidad. Pero antes te genera el veneno, y permite que se sumen otros odiadores a insultar.

 -Si aparecieran audios tuyos de tu época como presidente de Central Español con otros dirigentes de la AUF, ¿de qué nos enteraríamos? ¿Sobre qué versarían esos audios?

 -La pregunta es muy buena, pero no hablaba mucho con dirigentes de la AUF. Tuve la gran fortuna de haber coincidido brevemente con el período de Sebastián Bauzá en la AUF. Quizás alguna calentura... Mis conversaciones podían tener como objeto críticas o incluso insultos a personas que toda la gente del fútbol sabe que merecen eso, o incluso algunas merecen la cárcel...

 -¿A quién te referís?

 -No importa... Luego podrían aparecer agravios a jueces... yo tuve un problema con Líber Prudente, me terminaron haciendo un tribunal de Conducta, porque a raíz de un arbitraje polémico, le dije unas cuántas cosas. Todos somos imbéciles en algún ámbito de la vida, y en el fútbol tiene un porcentaje de imbecilización extremadamente alto, y ahí sé que fui injusto con él, y con algún otro árbitro. Eso no está bien, no es algo que me haga sentir orgulloso, más bien todo lo contrario.

 -Sos periodista full time. ¿En qué momentos te desenchufás para atender a tu familia?

 -En el momento de cocinar y comer, seguro. Se apagan todos los artefactos de comunicación y cualquier elemento que haga ruido, hasta el extractor de  aire. Después, cuando le hago los cuentos de rigor a los más chicos. En la sobremesa los fines de semana, en las salidas a hacer mandados, o los paseos los fines de semana, los viajes en la camioneta. Soy un padre presente con los más chicos, quizás no tan presente como me gustaría, pero estoy en la cotidiana. Lamentablemente no en la levantada, porque me despierto a las 5 de la  mañana, y a veces los despierto sin querer. Pero llego relativamente temprano a casa y cuando ellos llegan, yo ya estoy en casa, vamos a hacer mandados juntos y esas cosas.

 -¿Sos feliz?

 -Voy siendo, digamos... voy construyendo la felicidad. A veces tengo ráfagas, tengo momentos en la vida en que miro para los costados y me doy cuenta que soy inmensamente feliz. A veces miro para adentro y veo que lo soy, por los vínculos de amor que siempre tienen que ver con afectos, con familiares, especialmente mis hijos. Para mí no hay otra felicidad más que la familiar. Todo lo demás es importante, podrás sentirte gratificado con tu trabajo, tu profesión, con tus amigos, pero básicamente asocio la felicidad a la familia.