París dictó este jueves una condena sin precedentes para un exjefe de Estado francés: Nicolas Sarkozy, presidente entre 2007 y 2012, fue sentenciado a cinco años de prisión —dos de ellos exentos de cumplimiento— por su implicación en una presunta red de financiación ilegal procedente del régimen libio de Muamar Gadafi durante su exitosa campaña presidencial de 2007.
El fallo incluye la aplicación provisional de la pena, lo que significa que, aunque recurra, no quedará automáticamente en libertad. La Justicia debe notificarle en las próximas semanas la fecha exacta de su ingreso en prisión, aunque se espera que su defensa apele.
La presidenta del tribunal, Nathalie Gavarino, sostuvo que Sarkozy permitió a sus colaboradores más cercanos gestionar apoyos financieros de origen ilícito, aunque subrayó que no se pudo probar fehacientemente que el dinero efectivamente libio terminara financiando la campaña.
Una cadena de condenas
Esta nueva sentencia se suma a dos condenas previas: una por corrupción y tráfico de influencias —por la que ya cumplió arresto domiciliario con tobillera electrónica— y otra por la financiación irregular de su campaña de 2012, aún pendiente de revisión.
El caso actual lo vincula directamente con el régimen de Gadafi, que presuntamente buscaba mejorar su imagen internacional tras ser acusado de terrorismo. En contraprestación, habría financiado la campaña del entonces candidato conservador.
Entre los condenados también figuran Claude Guéant, exsecretario general del Elíseo, sentenciado a seis años, y Brice Hortefeux, exministro del Interior, a dos años por asociación ilícita.
Implicaciones para Francia y la región
Esta condena golpea no solo la imagen de Sarkozy, aún influyente en la derecha francesa y cercano al presidente Emmanuel Macron, sino también la credibilidad institucional del país frente a casos de corrupción de alto nivel.
En América Latina, el caso resuena por las similitudes con procesos judiciales contra expresidentes por financiamiento irregular y corrupción, como en Brasil, Perú o Argentina. Además, resalta la dificultad de establecer responsabilidades penales por aportes ilícitos transnacionales, especialmente cuando se trata de fondos provenientes de regímenes autoritarios o en conflicto.
Por otra parte, la caída del régimen de Gadafi en 2011 —en la que Francia jugó un rol clave— se lee ahora con nuevos matices, dada la posibilidad de que su apoyo previo haya estado motivado por un acuerdo político-financiero.
Un testigo clave muere antes de la sentencia
El empresario franco-libanés Ziad Takieddine, principal acusador de Sarkozy en el caso, falleció este martes en Líbano por un paro cardíaco. Takieddine había declarado haber entregado personalmente hasta cinco millones de euros al entorno de Sarkozy, aunque luego se desdijo, en medio de una trama compleja de contradicciones y presuntas presiones.
La Justicia francesa aún investiga un posible intento de manipulación de testigos en este caso, en el que también está implicada la esposa del expresidente, la cantante y actriz Carla Bruni.
¿Un final político?
Con 70 años y un historial judicial cada vez más pesado, Sarkozy parece alejarse definitivamente de una posible vuelta a la política activa, aunque su influencia en los círculos del poder en París sigue siendo significativa.
El 8 de octubre, la Corte de Casación revisará su apelación por el caso "Bygmalion", lo que podría marcar un nuevo capítulo en su extenso prontuario judicial.
Con información de EFE.
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