Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

Leyendas en la red

Fernando Morena cantó 'Las 40'

"Puede haber un ídolo, pero después hay una persona. La persona es la que tiene que seguir viviendo"

08.04.2013

Lectura: 22'

2013-04-08T20:55:00-03:00
Compartir en

 

Por GERARDO TAGLIAFERRO

El 16 de julio de 1978, Peñarol le ganó a Huracán Buceo 7 a 0 por el Campeonato Uruguayo, con siete goles de un solo futbolista: Fernando Morena. En el minuto 90 tuvo un penal que hubiera significado el octavo gol del equipo y también el suyo, pero el arquero atajó el zurdazo. Al otro día, El Diario de la noche fue a la Biblia a buscar el título para su comentario sobre el partido: "Y al séptimo, descansó".

Esa tarde Morena batió el récord de goles de un jugador en un partido en el ámbito local y el penal errado le impidió igualar la marca mundial de ocho que -según los entendidos de la época- ostentaban el brasileño Pelé y el también uruguayo Franciso Bertochi, en su caso jugando en Ecuador. Ese mismo año superó su propio registro de goles en el Campeonato Uruguayo, que había conseguido tres temporadas antes: hizo 36 en 22 partidos que tenía el torneo, aunque él estuvo en 21. Un promedio que hoy da escalofríos, o parece cosa de Messi.

En épocas en que se disputaba la Liguilla Prelibertadores, antes de iniciarse la de enero del 76 le apostó al entonces tesorero de Peñarol, José Pedro Damiani, que haría doce goles en el mini torneo. Eran cinco partidos. Llegó a la cuarta fecha con ocho, parecía difícil, pero en la última le hizo cuatro a Wanderers. Es, para no aburrir recordando su curriculum, el máximo goleador uruguayo de la historia y el mayor anotador en el principal campeonato local, además de ostentar los récords mencionados y otros.

Pero quedarse con lo que Fernando Morena fue pateando una pelota es conformarse con una parte de la historia. El destino llevó a que lo medular de su carrera de futbolista coincidiera con la dictadura en Uruguay: debutó en Peñarol en 1973 y se retiró -aunque luego tuvo un fugaz retorno- en 1984. Recorrió, además, el 80% de su trayectoria sin moverse de Montevideo, cosa hoy impensable en un futbolista que logre pegarle tres veces correctamente a la pelota.

En un país donde el fútbol ocupa un lugar central, construyó su palmarés en una época en la que casi no podía hablarse de otra cosa. Desterrada la política de las portadas de los diarios y de los programas de radio y televisión, los goles de Morena, sus corridas a treparse del alambrado de la Amsterdam, su agitar de camiseta, también sus frustraciones -que las hubo, sobre todo con la celeste- coloreaban el gris.

Fue un ícono para una generación que creció con él. Para idolatrarlo o denostarlo, para disfrutarlo o sufrirlo, se convirtió en pausa obligada de la agenda. En la casa de mi adolescencia, la mesa de Navidad año a año esperaba la polémica entre mi padre y mi tío: ¿es Morena tan crack como parece? Además de un impresionante definidor y un -como mínimo- muy buen futbolista, el "Nando" fue un intérprete sagaz de su tiempo: sentado sobre la pelota para la foto, o con la boca llena de "o" y el puño arriba, entregó lo que unos y otros esperaban y necesitaban: pasión, pasión y más pasión.

A los 61 años y luego de una accidentada y opaca carrera como entrenador, hoy es el Director de Relaciones Institucionales y Deportivas de Peñarol. Un cargo que la directiva presidida por Damiani inventó en 2010 para darle un lugar en la estructura de un club que, en los últimos 40 años, no se reconoce sin él.
Esta entrevista aportó una perlita para demostrar quién es este señor en Peñarol: apenas comenzada, en la majestuosa sala de sesiones del Consejo Directivo del club, con los retratos de Cataldi, Damiani, Guelfi y otros de su linaje como testigos, apareció el secretario Gervasio Gedanke. Sorprendido por la presencia de Morena con dos extraños sentados a un extremo de la larga mesa, se quedó, silencioso, en la otra punta. Unos minutos después, por la misma puerta, irrumpió Juan Pedro Damiani con otros directivos y la sorpresa fue la misma. El viejo goleador ni se inmutó, les hizo una seña como pidiendo tiempo y el presidente y compañía salieron por donde vinieron, seguidos por Gedanke: "Esperamos afuera", dijo el uno.


1) ¿Éste que ocupas hoy en Peñarol es el cargo en el que querés estar, o te gustaría estar en otro?
En el Uruguay, sí, es éste. El fútbol tiene sus cosas y desde el 2005 que yo no dirigía a nadie.

2) ¿El Morena entrenador es parte del pasado?
Y, puede ser, uno nunca sabe. Lo único permanente que hay es el cambio, y yo estoy muy a gusto en el club y en lo que hago. Me siento partícipe de todo, cuando se gana y cuando se pierde. En Uruguay difícilmente vuelva a dirigir, ni siquiera dirigiría a Peñarol.

3) ¿No?
No, no porque tengo que respetar mi cargo. Acá no voy a dirigir a nadie.

4) ¿Por qué?
No lo puedo contar (se ríe).

"En Uruguay difícilmente vuelva a dirigir, ni siquiera a Peñarol"

 

5) ¿El asumir este cargo significó un proceso de reacercamiento a Juan Pedro Damiani?
No, no, nosotros ya habíamos tenido unas cuantas reuniones por el tema de la gerencia deportiva (para la cual se manejó su nombre en 2009 junto con Pablo Bengoechea). Peñarol estaba empezando a crecer institucionalmente y estábamos mucho en contacto. Yo iba mucho por su oficina y se estaba buscando de alguna manera, con Bengoechea también, la posibilidad de, si no salía lo de la gerencia deportiva, alguna otra cosa.

6) No sé si alguna vez lo admitiste públicamente, pero siempre se supo que Morena, de chico, era hincha de Nacional. ¿En qué momento dejaste de serlo?
Debo haber sido uno de los pocos que lo admitió (se ríe). El técnico de la quinta de River, en una reunión que hizo, nos dijo: "Ustedes juegan los sábados por River, y el domingo van a ver a Peñarol o a Nacional. Y ustedes son jugadores de River, entonces tienen que venir a ver a River". Se lo comenté a mi padre y empecé a seguir a River. Estamos hablando del año 1968, y yo tenía como compañero de clase a Washington Ariel Cataldi, el hijo del luego presidente de Peñarol. Y a veces iba con él a ver a Peñarol y bajábamos al vestuario, en un Peñarol de Mazurkiewicz, Figueroa y Varela; Forlán, Goncálvez y Caetano; Abbadie, Rocha, Spencer, Cortés y Joya. Uno los veía y era gente... enorme.

7) Entonces, cuando se concreta tu pase de River a Peñarol, en 1973, ¿ya no eras hincha de Nacional?
No. El tema es que Peñarol me quería para jugar de 9, y en Nacional iba a ser puntero izquierdo: "Cubilla, Maneiro, Mamelli, Espárrago y usted", me decían. Si yo en ese momento hubiera sido hincha de Nacional voy y juego de puntero izquierdo.

8) ¿En qué momento sentiste que te habías hecho hincha de Peñarol?
El día que pedí pase. Peñarol estaba en Brasil jugando la Copa del Atlántico. A los pocos días yo viajé y llegué al aeropuerto todo oscuro. Fuimos con Damiani y de repente se prenden las luces y aparece todo el plantel de Peñarol, que me había ido a esperar, con Roberto Matosas a la cabeza. Y realmente me sentí rápidamente integrado. Además yo tenía muchos amigos ahí: Ramón Silva, Carlitos Luthar, Romeo Corbo, Mario González, con quienes habíamos estado juntos en la selección. No solo me sentí a gusto, sino también protegido. Cumplí 21 años ahí en Brasil.

9) ¿Tu padre nunca te recriminó, antes de que fueras como futbolista lo que fuiste después, que hayas ido a jugar a Peñarol?
No, mi papá era un fenómeno. Aparte era hincha mío, y lo que yo antepuse al ir a Peñarol era lo que yo quería hacer. Mis padres habían perdido un hijo varón, entre mi hermana y yo, y fue muy complicado para ellos. Y con el tiempo surge el tema del fútbol y todo eso y la posibilidad de llegar a un equipo grande y mi padre jamás hizo absolutamente nada que pudiera ir contra lo que yo sentía y quería.

10) ¿Y él terminó siendo hincha de Peñarol por vos?
No, no, era hincha mío, disfrutaba todo lo que podía hacer yo y sufría cuando no podía hacer algo.

11) ¿Así que perdiste un hermano?
Falleció antes que yo naciera. Nació el 13 de setiembre y falleció el 6 de noviembre del 48. Lo que hoy se llamaría una mala praxis que le hicieron a mi mamá. Fue un daño tremendo para mis padres. Cuando yo nací ya mi hermana tenía siete u ocho años y yo era el protegido de todos.

12) ¿Cuál fue tu mayor alegría en el fútbol?
Siempre digo: el día más importante de mi carrera, sin duda, fue el 2 de diciembre de 1973, cuando hice mi primer gol clásico y gané mi primer Campeonato Uruguayo con Peñarol. Salimos campeones ese día, cortándole la posibilidad de un quinquenio a Nacional. Uno de los momentos más emocionantes realmente, yo tenía 21 años. Después hay cantidad de cosas, gracias a Dios he tenido muchísimas alegrías en el fútbol.

13) ¿Y la mayor tristeza?
El Mundial del 74, la eliminatoria del 77. Las dos fueron similares en tristeza, con distintas características. Pero lo peor de todo es lo que uno se entera después (se ríe).

14) ¿Te referís a cosas extra deportivas?
A las cosas que pasaron y por qué pasaron.

15) ¿Dentro de la cancha o afuera?
Afuera.

"El día más importante de mi carrera, sin duda, fue el 2 de diciembre de 1973, cuando hice mi primer gol clásico"

 

16) ¿El mejor partido de tu vida?
Ufff... (piensa)... Hay partidos raros. Yo estaba jugando en el Rayo (Vallecano) y me pegaron un codazo y me partieron la ceja. Sangraba, me sacan para afuera, me cosen con un hilo grueso, vuelvo a entrar, hago tres goles en pocos minutos y el entrenador me sustituye. Era un partido con el Burgos, que íbamos empatando 1 a 1, y claro, jugando en casa teníamos que ganar. Ese es uno de los partidos que más recuerdo: una mala tarde que no pintaba para nada... una mala mañana mejor dicho, porque jugábamos de mañana, e hice tres goles al hilo. Hay un partido espectacular también que fue Barcelona - Valencia. Cuando uno dice así es que Barcelona era local, y ganamos 0-3, a un Barcelona que tenía muchas figuras. Yo hice un gol, y todo el estadio del Barcelona aplaudió al Valencia cuando terminó el partido.

17) No me mencionás ningún partido de Peñarol. Pensé que me ibas a decir el de los siete goles a Huracán Buceo.
Uh, de Peñarol hay cincuenta mil. El partido de los siete goles es muy importante no solamente por los siete goles sino porque Peñarol ganó, y a lo que le tengo que dar importancia es que en ese campeonato (1978), de 22 partidos yo jugué 21 e hice 36 goles. Lógicamente que los partidos más lindos fueron todos los que ganó Peñarol y yo pude hacer goles. También jugué partidos muy buenos en los que no hice goles. Recuerdo uno con River que ganamos 4 a 0 y yo no convertí pero jugué un partidazo y la prensa ni me nombró, porque se supone que lo único que yo tenía que hacer eran goles.

18) Muchos dicen eso: Morena solo hacía goles.
Ah sí. Recuerdo un clásico por la Liguilla que íbamos ganando 5 a 1 (enero de 1975). Hay un corner en la hora contra Peñarol y yo bajo a defender, como lo hacía siempre. Viene un rebote y yo la saco, le pego larga, y el "Indio" (Walter Olivera) me dice: "¿Qué estás haciendo acá? Andá y quedate allá arriba". Creo que una de las cosas que conseguí fue un ida y vuelta con los compañeros que jugaban cerca de mí, ellos me entendían y yo sabía lo que ellos iban a hacer.

19) Fue célebre aquella sociedad con el argentino Daniel Quevedo.
Claro, pero esas son cosas de la vida, no estaba armado. Ese fue un año muy raro (1973). Jugamos la Copa Libertadores en febrero y quedamos eliminados en la primera fase. Viene la eliminatoria para el mundial del 74, que arranca en marzo y termina en julio, entonces durante esos meses yo no estuve en Peñarol. Me incorporé en julio y nos fuimos de gira a España. En esa gira lo que se pensaba hacer era vender a Daniel (Quevedo), que también era 9 y no había funcionado como se esperaba. Al final no se vende, y él vuelve de la gira lesionado, pero cuando se recupera Hugo Bagnulo empieza a hablar con él y a prepararlo para jugar como puntero derecho. Y ahí Daniel desembuchó todo lo que tenía como jugador: la carrera, el dribling, el centro, y además le empezó a hacer goles a Nacional. Le hizo muchos goles a Nacional. Pero jugaba absolutamente liberado de la obligación de marcar goles. Hizo una gran campaña, en el 75 lo venden al Málaga e hizo muchos goles también, pero después se rompió la rodilla...

20) ¿Sabés qué es de la vida de Quevedo?
Sí, mantengo contacto con él. Iba a venir en el 2011 cuando Peñarol cumplió 120 años y no pudo. Está en Jujuy, tenía un restaurante y trabaja en la gobernación, donde realiza tareas vinculadas con el deporte.

"La mayor tristeza fue la del mundial del 74 y la eliminatoria del 77. Lo peor de todo es lo que uno se entera después"

 

21) Antes de que se concretara tu pase a España, al Rayo Vallecano, se habló muchas veces del interés del Real Madrid por vos...
(Interrumpe) El pase estaba hecho, en el 75. Salimos campeones uruguayos, viajamos a Europa de gira, empezamos con un partido en Francia y después fuimos a España. Un periodista del diario As siguió toda la gira de Peñarol, porque había un interés no solamente del Real Madrid sino también de (Miljan) Miljanic, que era el entrenador y me siguió durante el 74, 75 y 76. Esa gira la terminamos jugando contra el Real Madrid en el Bernabeu en el homenaje a Amancio. Cuando termina el primer tiempo de ese partido viene Pirri, el capitán del Madrid, y me dice: "Oye, ¿cuándo te vienes?" Terminó el partido y fuimos al hotel donde concentraba el Madrid, a una cena. En un momento se levanta (José Pedro) Damiani y viene a la mesa donde yo estaba y me dice que vaya con él para hablar con don Santiago Bernabeu (presidente del Real Madrid). Y me dice: "El pase está hecho, 650 mil dólares contado. Falta la aprobación de Montevideo". Porque el pase correspondía un 75% a River y 25% a Peñarol. Mucho tiempo después, Cataldi me dijo que por la plata que le quedaba a Peñarol no podía sustituirme con nadie.

22) Además, esa cifra hoy suena ridícula.
Ah claro, los números cambiaron enormemente. Ellos se enteraron de lo que yo ganaba y era lo que ganaba el portero del Bernabeu. Los números eran tremendamente distanciados.

23) Estuviste solo dos temporadas en España. ¿Cuál fue la razón última para tu vuelta tan rápida?
Yo no pensaba volver. Cuando firmé con el Rayo por cuatro años y luego voy al Valencia y firmo por tres, pensaba cumplirlos y después renovar. Tanto es así que pensaba comprarme un chalé, como le dicen ellos, y un restaurante para llevarme a mis padres y que lo atendiera mi papá. Porque él sabía mucho de eso: había estado en el Club de Golf durante casi 30 años, donde había empezado barriendo y terminado con la concesión del restaurante.

24) ¿Pero por qué volviste en definitiva?
Porque volví a mi casa y económicamente era lo mismo. Además Valencia entró en una crisis, bajó a segunda a los dos años creo.

25) ¿Y no tenías chance de hacer un pase a un club grande? ¿Qué había pasado con el interés del Real Madrid?
Y... capaz que Peñarol se adelantó a todos. Realmente en Madrid viví muy bien, en Valencia mucho mejor porque vivía en un chalé con piscina, cancha de tenis, en una pequeña urbanización donde eran todos extranjeros, con una tranquilidad y una paz... aparte siento un cariño muy grande por la gente de Valencia que siempre me trató muy bien, igual que la gente del Rayo. Pero la verdad es de esas cosas que a nadie se le puede pasar por la cabeza. Nadie podía pensar que Peñarol iba a hacer lo que hizo dándole la posibilidad al hincha de que pusiera dinero para que yo pudiera volver. Realmente me sorprendió muchísimo, teniendo en cuenta que era traer a un jugador de Europa. Cataldi me decía: "¿Por qué River (argentino) trae a Mario Kempes por ese dinero, vendiendo butacas en el estadio y haciendo una campaña, cuando Kempes no tenía ninguna relación con River? ¿Y yo no puedo traerte a vos que sos un referente de una etapa de Peñarol?"

26) Dame un concepto sobre Cataldi.
De lo más inteligente que conocí. Mucha gente que decía que era rápido, vivo, pero era otra cosa. Sabía todo.

 

"Eso de que Bagnulo se levantaba de noche para taparme... ¿a quién se le puede ocurrir?"


27) Alguien me contó que solía ir al vestuario de los jueces, antes de algún partido importante de Peñarol por Copa Libertadores, en su carácter de dirigente de la Confederación, y le decía al árbitro: "Que tenga un buen partido, la Confederación lo viene siguiendo porque piensa en usted para..." tal partido importante o tal campeonato. Y el juez entraba a la cancha sabiendo que quien le había dicho eso era dirigente de Peñarol.
No sé... cuando uno jugaba estaba totalmente alejado de eso, de todo lo relacionado al entorno, los jueces... no tenía acceso a nada.

 

28) Fuiste el único futbolista -al menos en Uruguay- cuyo casamiento fue televisado en directo. ¿Te pagaron por eso?
No. Cuando lo aceptamos con mi novia -mi señora hoy- se estipuló que no había nada económico. Inmediatamente, al otro día o a los dos días, me llaman de otro canal que me pagaban dos pasajes a Europa. En la época en que los pasajes a Europa costaban muy caros.

29) Tenías bruta luna de miel.
Nunca tuve luna de miel. Incluso jugué un partido el día que me casé. Bagnulo no me dejaba casar, y por reglamento interno los jugadores de Peñarol se tenían que casar fuera de temporada. La directiva se reunió para tratar el tema y lo aprobó. Yo me casaba un lunes y nosotros jugábamos el sábado anterior con Wanderers, pero el sábado se suspende por lluvia. Seguimos concentrados desde el jueves y jugamos el lunes finalmente. Ese día, a las 9 o 9 y media me levanto, desayuno y me voy al civil, me va a buscar mi padre a Los Aromos. De ahí mi padre me lleva de nuevo, almuerzo solo, salimos para el partido con Wanderers, jugamos y después del partido me voy a la casa de mis padres, me pongo la ropa para la iglesia y salgo a buscar a mi novia porque a las 9 en punto estaba prevista la trasmisión por televisión. A las 8 y media se pasaba la grabación del civil. A las 9 en punto se abrían las puertas de la iglesia de Las Carmelitas. Me acuerdo que se abre la puerta y viene una señora y pone una bandera de Peñarol. No hubo fiesta ni nada y nos fuimos a las Cabañas del Tío Tom, antes de llegar a Punta del Este, llegamos con un frío, un viento y una lluvia increíble. Baja mi señora a pedir la llave y no le creían que venía Fernando Morena. Nosotros habíamos arreglado a través de una amiga de mi señora pero no tenían nada preparado. Después nos trajeron un termo de café y una botella de champagne y algo para picar porque estábamos sin comer desde el mediodía.

30) Pero no tuviste nada de licencia, enseguida vuelta a entrenar.
El martes fuimos a almorzar a Punta del Este y de tardecita nos fuimos a nuestra casa, la inauguramos. Y el miércoles entrené en Los Aromos. Bagnulo estaba preocupado: "Fernando, quiero salir campeón invicto". "No pasa nada, Hugo". No solamente salimos campeones sino que yo bato el récord de goles de Young, con 34 goles.

31) En un partido con Liverpool en la última fecha.
Sí, nos quedaba el clásico, que empatamos 1 a 1, un partido con Fénix que ganamos 2 a 0 y yo hago los dos goles e igualo a Young, y el partido con Liverpool, que ganamos 3 a 1 con un gol monumental de Daniel (Quevedo). Se fue por toda la línea de la Olímpica con la pelota, llegó al banderín del córner a contrapierna, va hacia el arco por la raya y cuando llega cerca del palo, el arquero "Patín" Santos hace la lógica y se mueve esperando el centro atrás, y Daniel lo esquiva por la línea y se mete con pelota y todo dentro del arco. Ese gol quedó un poco en el olvido por el récord.


"Cuando llegué en el 73 el capitán del equipo, Roberto Matosas, me dijo: ‘A ver si hacés un gol'".

 

32) Bagnulo era más que un entrenador.
Sí, sí. Era una persona que siempre estaba dispuesta al máximo, le importaba tres pepinos jugar con el Barcelona. Decía: "¿Cómo es que se llama este alemán amigo tuyo?" Y era Johan Cruyff, que además es holandés. Su virtud más saliente desde el punto de vista futbolístico era que tenía siempre una estructura de equipo que armaba y respetaba. Tenía siete u ocho jugadores que jugaban siempre, y después movía las piezas en función del rendimiento, pero respetando a los titulares. El que era titular firme, aunque el rendimiento no fuera bueno, sabía que al otro partido no iba a salir. Era protector de su proyecto, y trataba a todo el mundo igual.

33) Se decía que tenía predilección por vos.
El tema es que el ser humano siempre tiene tendencia a armar historias. Eso de que Bagnulo se levantaba de noche para taparme... ¿a quién se le puede ocurrir?

34) No es verdad eso entonces, podemos desmentirlo categóricamente.
Pero por favor... Una vez, previo a un clásico, me dijo: "Fernando, mañana no ibas a jugar de titular. No te veo bien". Pero como un dirigente había declarado que él sacaría a Morena en ese momento, Bagnulo me dijo: "Ahora jugás. El que manda acá soy yo". Él tenía una confianza enorme en su estructura, no era de andar buscando jugadores.

35) ¿Te provoca nostalgia recordar esos buenos tiempos?
Sí... la nostalgia está en los momentos de felicidad y en los momentos de infelicidad también. No solamente repaso mi etapa en Peñarol, sino también en River, a la cual le doy una importancia enorme. Salí goleador de la quinta división, River salió último y yo hice 14 goles en 12 partidos. El técnico de primera división me sube al plantel superior y ahí había jugadores con trayectoria, que eran figuras en el fútbol uruguayo, y a mí me decían Fernando, no me decían ni guacho, ni nene, ni pendex. Me trataban con uno más, y yo tenía 16 años y el que estaba más cerca tenía cuatro años más. Y lo mismo fue lo que encontré en Peñarol, cuando llegué en el 73 y apenas era una promesa. Roberto Matosas me dijo: "A ver si hacés un gol".

36) ¿Es difícil dejar de ser ídolo, que se terminen los aplausos, la ovación, la idolatría?
Yo dejé de jugar en el 84, después volví un rato en el 86, después dirigí en el 88 y hasta el 2005 no volví. Uno se siente como en el freezer.

37) ¿Y eso es duro?
El problema está en cada uno, para el que se lo cree... Yo no estaba trabajando en fútbol e iba a ver a Peñarol y recibía dos tipos de saludo: "Nando, hola", si Peñarol había ganado, y "Nando, si vos estabas hoy, ganábamos", si no había ganado. Es diferente si uno está ligado al club, como lo estoy ahora, que si está alejado.

38) ¿Qué cambia?
Si estás alejado no es que la gente te olvide, pero no te tiene en cuenta. Puede haber un ídolo, pero después hay una persona. La persona es la que tiene que seguir viviendo y haciendo lo que tiene que hacer.

"El estadio de Peñarol debería llamarse Juan Bautista Crosa. Fue el que fundó el barrio, el que trajo el nombre de Italia"


39) Hay gente que dice que al futuro estadio de Peñarol habría que ponerle tu nombre. ¿Qué te parece?
Que no. Más allá de que podría ser un orgullo, también sería un error. Pienso que el estadio no tendría que llevar el nombre de ningún jugador. Si se puede llamar Fernando Morena también se puede llamar Pablo Bengoechea o Miguez o Schiaffino u Obdulio Varela o Piendibene o Alberto Spencer o Néstor Goncalvez. De 1891 para acá, el nombre que quieras. El problema de los nombres es de épocas: que alguien vaya a decirle a alguien de la época de Piendibene que Hobberg era mejor.

 

40) ¿Qué nombre le pondrías vos?
Juan Bautista Crosa. Fue el que fundó el barrio Peñarol, el que trajo el nombre de Italia, de su pueblo natal: Pinerolo. El que inventó la palabra Peñarol.

Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy