Seré curioso

SERÉ CURIOSO

Experta en células madre dice que “hay muchos chantas jugando con la salud de la gente”

La neurocientífica y emprendedora Cristina Bertolotto lleva 30 años dedicada a las células madre y se amarga porque quisiera saber más.

09.12.2021 09:31

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2021-12-09T09:31:00-03:00
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Por César Bianchi

Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti

Ya de niña, allá en su Salto natal, Cristina quería ser médica. Como sus hermanos mayores se recibieron y emigraron a capacitarse en el exterior, ella no quiso ser menos. Tenía claro que más pronto que tarde estaría ampliando su formación científica en Estados Unidos. Hoy Cristina Bertolotto (58) lleva tres décadas de estudios sobre las células madre y su impacto en la mejora en la calidad de vida de las personas. Es una de las principales expertas a nivel mundial sobre el tema.

“Me interesó trabajar en células madre porque yo trabajo en neurodesarrollo y neuro-envejecimiento y en enfermedades neurodegenerativas, entonces ahí me faltaba cuál era la célula que regeneraba el tejido. Ya estaban descritas en el sistema nervioso, por qué existían en el sistema nervioso, pero nadie las mostraba. Y yo, como soy microscopista electrónica, las empecé a buscar (“deben de ser chiquitas, deben estar en algún lado”) y ahí empecé a ver cómo se comportan, dónde están, qué es lo que pasa con ellas”, explicó en el coqueto bar La Farmacia de la Ciudad Vieja, un día antes de volver a Los Ángeles, California, donde vive.

Para convertirse en una referente en el tema de las células madre aprovechó las oportunidades: fue “descubierta” por Peter Narins de la UCLA, y aceptó el convite de hacer su posdoctorado en su laboratorio, se formó en genética con los doctores Julie Korenberg y David Remoin, profesionales que participaron del descifrado del genoma humano. Y en clínica y medicina del deporte trabajó al lado de quien hoy es su socio, el español Ramón Cugat, el hombre que trató a Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar y Luis Suárez.

Siendo, como es, una de las principales neurocientíficas aplicadas a las bondades de las células madre, Bertolotto se lamenta porque siente que no sabe lo suficiente, y por eso decidió no leer a pares que estén investigando lo mismo que ella, para no permitir que éstos la influencien. Reinventada como emprendedora, y con clínicas propias en Estados Unidos y Uruguay, Bertolotto asegura que sólo le importa la ciencia y sus hijas mujeres, aunque cada tanto sale con amigas. Igual extraña los atardeceres en la costanera de Salto, aunque le parece “natural” ver en su ciudad de residencia el despegue del Space X de Elon Musk.

  "Las células madre las tenemos todos, todo ser vivo las tiene en su organismo y sirve para regenerar tejidos. Primero se pensó que había solo en la médula ósea.  Yo descubrí con un colega, que estas células madre están en el tejido adiposo, en la grasa"

-¿En qué momento se decidió a dedicarse a la neurociencia? ¿Qué le sedujo de esa rama de la medicina y la ciencia?

-Yo quería ser médica y psiquiatra. Estaba interesada en cómo funcionaba la cabeza. Cuando empecé en la Facultad de Medicina tuve biofísica, se habló de cómo funcionaban las neuronas, y me pareció fascinante. Me metí en el departamento de Biofísica cuando tenía 18 años y empecé a hacer investigación sobre transporte de membranas, cambios eléctricos que tienen las células, y cuando empecé fisiología -específicamente neurofisiología-, ahí encontré lo que me subyugaba: cómo funcionaban las neuronas. Me metí en el departamento de Neurofisiología, en un seminario, y me quedé, haciendo investigación. Tenía 19 o 20 años.

-¿Uruguay le queda chico a los científicos con proyección, y por eso deben emigrar?

-Sí. Ahora estamos en otra época. Comparado con otros países, Uruguay es un placer, pero igual hay un techo porque estás lejos de los centros importantes de investigación. Las noticias acá llegan mucho más tarde. Yo lo hablaba hace unos días con una de mis hijas (mis tres hijas crecieron en Los Ángeles), que estar en California es como estar en la cuna de la innovación. Yo hace 31 años que vivo en Los Ángeles, y ahí es todo natural, escuchás que Elon Musk está mandando su nave Space X al espacio y es natural. El otro día iba en el Freeway manejando y veo un avión con una llama de fuego, y era el Space X que estaba aterrizando. No creo que haya otro lugar en el mundo como California. Uruguay tiene un tope, sí. Pero no sólo Uruguay: América del Sur, y Europa también, porque me encuentro con europeos, y ellos no tienen la posibilidad que yo puedo tener en Estados Unidos.

-Hizo un posdoctorado en la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles). ¿Cómo se dio ese "pase" al exterior, a los 24 años?

-Yo siempre tuve en mi cabeza que me iba a ir del Uruguay, porque mis hermanos se fueron a los 19 años a estudiar a Francia. o ya sabía que me iba a recibir, y que me iba a ir, por lo menos, dos años a estudiar al exterior. Yo estaba terminando la carrera de Medicina, y tenía definido que me gustaba más hacer investigación, más que ejercer la medicina.

A los 24 años me fui sola a Los Ángeles. Surge de un curso que vino Peter Narins, de la UCLA, vino a darnos un curso de audición a la Facultad de Medicina, en Neurofisiología. Éramos 15 estudiantes, y yo era una de sus alumnas. Antes que terminara el curso nos pidió a tres de nosotros que le presentáramos el proyecto de investigación que estábamos realizando. Le mostré el mío, y entonces me ofreció si quería irme a trabajar con él y hacer mi posdoctorado en Neurociencia en su laboratorio. Él es uno de los que más sabe de todo el sistema auditivo y comportamiento de las ranas en el mundo. Le interesó mi especialidad, yo hago microscopia electrónica, y combino, además, fisiología y biología molecular. En ese momento yo no estaba recibida, me faltaban unas cuatro clínicas. Me dijo: “Bueno, te espero el año que viene, pero tenés que tener tu título de médico”. Normalmente, te llevan seis meses preparar una clínica, pero yo no tenía tiempo, porque tenía que irme en menos de un año y debía cuatro clínicas. Entonces me puse a estudiar y daba un examen por período, pasé todos los exámenes y las clínicas en setiembre del 90, y en octubre de ese año 90, me fui a Los Ángeles.

-Es una neurocientífica destacada en el mundo por el uso de células madre para la recuperación de las personas. Empecemos por el inicio: ¿qué son las células madre? ¿Qué capacidades tienen estas células “pluripotenciales”?

-Las células madre las tenemos todos, todo ser vivo las tiene en su organismo y sirve para regenerar tejidos. Por ejemplo, cuando estás en etapa de crecimiento hay un proceso de muerte celular que está programado para que crezcan los nervios, para que crezcan los brazos. Esa muerte celular programada tiene que tener a su vez una regeneración celular. Para eso, nosotros (todos) tenemos células madre circulando en el cuerpo. Primero se pensó que había solo en la médula ósea, después se dijo por años que el cerebro no tenía células madre -y sí tiene-, hoy se sabe que en la base del cerebro, arriba de la nariz, es donde están concentradas.

Yo descubrí con un alumno mío, y hoy colega, que estas células madre también están en el tejido adiposo, en la grasa, y fijate que en todo rinconcito del cuerpo hay grasa. Ahí en esa grasa están estas células madre que son pluripotenciales. ¿Qué significa? Que se puede transformar en cualquier tipo de tejido, tiene la potencialidad de transformarse en cualquier tipo de tejido. Si tenés una lesión de músculo, se transforma el músculo, si precisás que se transforme en célula de destino, se transforma. Tiene esa potencialidad. Después hay otra etapa: estas células pluripotenciales pasan a ser mesenquimales, que es una maduración más de estas células pluripotenciales. Esas ya no se pueden transformar en cualquier tipo de tejidos, sino que se pueden transformar en músculo, hueso, cartílago o piel. Cuando tú trabajás en células madre, lo ideal es que sean pluripotenciales, porque son como un comodín: la usás en cualquier cosa.

-¿En qué consiste la técnica que usted utiliza con células madre?

-Yo hago dos tipos de tratamientos. Uno, son los tratamientos osteoarticulares, cuando los pacientes tienen artritis o artrosis, y hace falta el cartílago en la articulación. Cuando hace falta el cartílago entre la articulación, el paciente tiene dolor. Tienen artrosis, le duelen las rodillas, no pueden caminar. Eso es porque hay una fricción, porque el cartílago desapareció y debajo del cartílago está el hueso. Hay una fricción del hueso, y es lo que hace que al paciente le duela. Para ese tipo de tratamiento en el 90% utilizo células madre de la médula ósea. Extraigo la médula ósea del hueso de la cadera, lo que se llama el caracú, y en esa parte hueca es donde circula y está la médula ósea, que es sangre un poco más espesa, con una gran concentración de células madre pluripotenciales. Al principio se pensaba que se podían transformar solo en tejidos de la sangre, pero hoy se sabe que se transforman en cualquier tejido.

Hace 70 años que se hacen trasplantes de médula ósea. Se descubrió que haciendo trasplantes de médula ósea los pacientes mejoraban el cáncer de sangre, linfomas. Lo que no se sabía era qué lo que los mejoraba, y con los años se descubrió que lo que los mejoraba eran las células madre. Entonces hoy en esos trasplantes de médula ósea, les sacan las células madre, y le implantan al paciente células madre, ya no la médula ósea entera. Yo hago la misma técnica: extraigo las células madre de la médula ósea y las pongo en las articulaciones. Cuando llegan las células madre a la articulación, se da un proceso inflamatorio. La célula que está inflamada secreta una proteína que se llama citoquinas. Ahora el Covid genera una tormenta de citoquinas. Son proteínas que están generadas por todas las células que están lesionadas, y si están lesionadas están inflamadas y al estar inflamadas, liberan citoquinas. Las células madre tienen receptores a las citoquinas, entonces si tú las ponés, circulan y encuentran una célula que está lesionada, se van a pegar a la célula que está enferma. La célula madre se pega a la que está lesionada y la lesionada le transfiere la información de qué tipo de célula es. Genéticamente le pasa la información -pongamos que es un cartílago- y así se estimula con la célula madre pluripotencial y se transforma en célula de cartílago.

-¿Y la otra técnica?

-Bueno, yo descubrí unas células madre en el tejido adiposo. Son células madre pluripotenciales también. No sólo hay células madre en la médula ósea, sino que descubrimos que también las hay en la grasa.

"Yo hace 30 años que estoy con las células madre y logré entender que lo mejor es que la naturaleza se encargue de hacer eso. Lo hace perfecto: me refiero a que se transforme una célula madre en una neurona, en un cartílago o en un hueso"

-La escuché decir un chiste: "No se sientan gordos, sientan que tienen un banco de células madres".

-¡Sí! Jajaja… No es aconsejable la gordura, pero cuando veo gorditos quedo contenta. ¡Pienso que tienen un montón de células madre!

Lo que yo hago es una lipoaspiración al paciente y utilizo las células del propio paciente, por eso es una autocura. Yo hace 30 años que estoy con las células madre y logré entender que lo mejor es que la naturaleza se encargue de hacer eso. Lo hace perfecto: me refiero a que se transforme una célula madre en una neurona, en un cartílago o en un hueso. No hay maniobra en el laboratorio que supere a la naturaleza. Entonces, desde que descubrí células madre en el tejido adiposo, las extraigo de ahí y las inyecto por la vía intravenosa. Estas células madre pluripotenciales circulan por la sangre, y entonces, van a los lugares donde hay inflamación, donde hay lesión. Y de esa manera podés curar muchísimas enfermedades.

Pienso en enfermedades neurodegenerativas, mejorar la calidad de vida del paciente, y también se utilizan para rejuvenecimiento. Tengo muchos pacientes del exterior que vienen una vez al año a hacerse los tratamientos. No tienen problemas, pero saben que estos tratamientos les van a hacer bien.

-¿Qué dolencias se pueden combatir con las células madre?

-En pacientes que no controlan la diabetes, el tratamiento con células madre estabiliza la diabetes. Al final, utilizan menos insulina, quedan estables. Lo primero que hace la célula madre es generar microvascularización, vasos sanguíneos chiquititos, capilares, para después poder oxigenar, traer nutrientes y regenerar tejidos. ¿Qué es lo que pasa en muchas enfermedades? Hay una lesión de los vasos sanguíneos y entonces, si tú ponés células madre, vas a mejorar la calidad del medio donde están. La diabetes es una enfermedad que lo primero que lesiona es la microvascularización. A algunos le atacan los ojos y pierden la vista, (tienen) retinopatías diabéticas, a otros les atacan la microvascularización de los miembros inferiores y hacen úlceras diabéticas. Entonces, al hacerle un tratamiento con células madre a un paciente diabético, le estás mejorando toda la microcirculación.

-¿Se puede mejorar la memoria con células madre? ¿Mejorar -no digo curar- el Alzheimer en los ancianos, por ejemplo? ¿Ceguera, Parkinson, los ACV, insuficiencias cardíacas?

-Así es: se puede mejorar la memoria, puede mejorar el Alzheimer, los problemas de visión, y la insuficiencia cardíaca. Si te ponés a pensar en lo que te dije antes: ¿por qué perdemos la memoria? Perdemos la memoria porque vamos cumpliendo años y cada vez nos cuesta más tener memoria. El envejecimiento genera la pérdida de esa vascularización chica, de esos capilares, de esos microvasos. Y cuando un microvaso se cierra, no circula sangre y las células, las neuronas, se mueren. Entonces vamos teniendo microinfartos. Con esos microinfartos vamos perdiendo la memoria. Si usás células madre se genera una revascularización a nivel del cerebro y recuperás células, entonces recuperás memoria.

-En estos ejemplos que le mencioné, ¿en qué está comprobado que las células madre dan resultados, y en cuáles todavía están en estudio?

Yo no tengo muchos pacientes con insuficiencia cardíaca, porque no hago mucha propaganda en eso, pero hace años que se usan células madres para pacientes con enfermedades coronarias, por ejemplo. Y los pacientes mejoran muchísimo. Por lo mismo: la enfermedad coronaria es porque se tapan las arterias, si ponés células madre van a mejorar los vasos sanguíneos, y va a mejorar la circulación cardíaca. La insuficiencia renal es porque se tapan las arterias, se muere el tejido renal, y hace una insuficiencia renal. Entonces, ponés células madre, y mejora la insuficiencia renal. Y con la baja visión igual. Se da porque hay muerte celular en las células sensoriales del ojo. El Parkinson es la muerte celular de neuronas a nivel de los ganglios de la base y a nivel de la sustancia nigra, un núcleo que está en la base del cerebro. No se sabe por qué existe la muerte celular, pero sí se sabe que hay desaparición de los vasos sanguíneos. Otra vez:  ponés células madre, generan vasos sanguíneos en esa zona, y hay una recuperación de la calidad de vida del paciente con Parkinson.

"Para entender cómo funcionaban las células madre tomé la decisión de que no voy a leer nada y voy a tratar de generar mi creatividad, mis conocimientos y mi experiencia, a ver si concluyo con algo nuevo y no influenciada por gente que está haciendo lo mismo"

-A pesar de la experiencia que acumula, no deja de investigar, y de publicar papers en revistas prestigiosas…

-Yo cada vez me doy cuenta que sé menos… Me da ansiedad porque no me da el tiempo para todo, para hacer investigación y trabajar. Para lograr entender cómo funcionaban las células madre y no dejarme influir por otros científicos, tomé la decisión de que no voy a leer nada y voy a tratar de generar mi creatividad, mis conocimientos y mi experiencia, a ver si concluyo con algo nuevo y no influenciada por gente que está haciendo lo mismo que yo. Tené en cuenta que yo trabajo en equipo, trabajo con la Dra. Anabel Fernández del Clemente Estable de acá, y con el Dr. Juan Carlos Rosillo. Y también trabajo con Saleh Heneidi, que fue mi estudiante y ahora es mi colega, en Estados Unidos.  A ellos les encargué que siguieran leyendo y me contaran solo las cosas interesantes.

-¿Qué piensa que puede aportarles a los profesionales uruguayos en su área?

-Todo lo que yo sé de células madre y toda mi experiencia en esta área de trabajo no hay mucha gente que la tenga. Hoy las células madre están en auge, pero hace 30 años hablabas de células madre y te miraban raro. Quisimos publicar un trabajo hace unos 20 años -que hoy lo publicarían en dos segundos- y nos lo rechazaron en todas las revistas. Y ese trabajo sigue vigente y lo que queríamos publicar está vigente. Pero nunca salió publicado, por desconocimiento de los que leyeron el trabajo en revistas como Nature o Science, y tenían la autoridad de publicarlo o no.

-¿Puede ser que futbolistas de élite puedan prolongar su carrera en el exterior gracias a tratamientos con células madre?

-Sí, están prolongando sus carreras acá, no sólo en el exterior. Hace tres semanas le hice el tratamiento a dos jugadores profesionales de fútbol (no puedo decir sus nombres, uno juega en el exterior y el otro en Uruguay), pero lo que más me gusta es que son jóvenes de 20, 21 años, y ya están muy conscientes de lo que significa cuidarse. Les expliqué lo importante de la prevención -son chicos que ya tienen problemas en sus rodillas, les sacaron los meniscos hace años-, y tienen que cuidarse, porque siempre que les sacan los meniscos, al año hacen artrosis. Hay uno que viene una vez al año y se pone células madre en las rodillas.

-Ha atendido a Diego Lugano y tuvo mucho que ver en la atención a Luis Suárez, entre otros jugadores que sufrieron lesiones, y tras un tratamiento con células madre, volvieron a jugar sin dolor... 

-A Lugano le habían dicho que no podían jugar nunca más y a los cuatro meses, después del tratamiento, lo compró un equipo de Europa y siguió jugando cuatro años más. Le recomendé que se hiciera tratamiento una vez al año, porque una vez que ya tenés la lesión y seguís exigiendo la rodilla (en su caso), tenés que seguir el tratamiento, una vez al año, porque estaba exigiendo una rodilla que no estaba en buenas condiciones, porque le falta un menisco, la junta entre los dos huesos.

Atendí también al tenista Pablo Cuevas. Los otros días me escribió y me puso: “Es increíble, ya no me acordaba lo que era jugar sin dolor”. Cuando el deportista entiende lo importante de cuidarse y viene con nosotros, por lo menos una vez cada seis meses, estamos en contacto con ellos.

"A Lugano le habían dicho que no podían jugar nunca más y a los cuatro meses, después del tratamiento, lo compró un equipo de Europa y siguió jugando cuatro años más. Los otros días me escribió Pablo Cuevas y me puso: 'Ya no me acordaba lo que era jugar sin dolor'”. 

-Dirige una empresa de telemedicina y biotecnología. ¿Se considera una emprendedora, además de científica?

-Yo creo que todos los científicos somos emprendedores. Meterte a buscar cosas que no existen es importante. Y abrir una empresa, salir de la parte de negociación, fue cuando empecé a trabajar en transferencia de tecnología, todo lo relacionado con patentes. Ahí entendí que para que las cosas lleguen a la sociedad, tiene que estar estructurado en una base privada. La academia funciona perfecto, pero nunca un producto que descubras, si no lo comercializás, nunca va a ser eficiente… Si no lo hacés, estás solo, es como tener una droga para cinco pacientes.

Para exponenciar (sic) ese resultado y que se expanda en el mundo y que tu investigación sea eficiente, necesariamente te tenés que poner una empresa. Eso lo aprendí haciendo transferencia de tecnología. Yo hago transferencia de tecnología también. Yo tengo mis productos y cree las empresas. La idea de telemedicina fue antes de la pandemia, durante la pandemia se crearon millones de empresas en telemedicina. En la empresa que tengo (mi socio es Ramón Cugat) somos todos especialistas en tratamiento de medicina regenerativa y en el deporte. Somos los más importantes que hay en el mundo. La idea es que cualquier deportista en el mundo, a través de un website o una app pueda llegar a nosotros, y tenga una consulta certera. Que no vaya a cualquier médico y tome una decisión equivocada, que después le puede costar la carrera del deportista.

Físicamente yo estoy en California y Cugat en Barcelona, pero no importa donde esté, lo podemos atender a distancia y de forma personalizada. Con una resonancia magnética nos sobra la información. El paciente nos manda la resonancia por la aplicación o por nuestra plataforma, la leemos, sabemos lo que le pasa y luego tenemos una red de médicos en todo el mundo, que lo pueden tratar. En México trabajamos con tal médico, en España te podés operar con Ramón Cugat, en Brasil (Porto Alegre) con mi colega Luis Felipe Carvalho, que es excelente, en San Pablo con otro, en Estados Unidos con otro, y así. Trabajamos en equipo.

-Durante la administración de Barack Obama, el entonces presidente de Estados Unidos, la eligió para que lo acompañe junto a un equipo de médicos y científicos en un viaje a África. Era un viaje a sus raíces ancestrales, en Kenia, y usted lo acompañó. ¿Cómo recuerda esa experiencia? 

-Fue una experiencia increíble. ¡Primero por recibir una carta con la firma de Obama!  Me parecía que era mentira. Coincidió que viajé en un avión que llegó cinco minutos antes que llegó su avión a Nairobi. Participé toda una semana con él, con el presidente de Kenia, y con las personas que participamos del congreso ese, donde me hice muchos amigos. Yo era la única que tenía una empresa de biotecnología de células madres. Había emprendedores de todo el mundo y de varias especialidades.

-¿Se considera feminista?

-(Piensa) No sé, yo quiero que haya igualdad… Soy feminista, pero no soy anti-hombres. Todos somos iguales, y todos somos distintos. Pero sí te garantizo que para llegar a donde llegué tuve que atravesar muchos más obstáculos que los hombres. Siempre. Pero nunca renegué, siempre luché mucho contra eso. En todos lados hay machismo, es parte de la sociedad, pero he seguido adelante y logro lo que quiero.

"Soy feminista, pero no soy anti-hombres. Pero sí te garantizo que para llegar a donde llegué tuve que atravesar muchos más obstáculos que los hombres. Pero nunca renegué, siempre luché mucho contra eso"

-Hace 30 años que se dedica a las células madre. ¿Hay muchos chantas u oportunistas trabajando con tratamientos con células madre?

-Sí, hay sí. Hay muchísimos (chantas), y lo más triste es que están jugando con la salud de un ser humano. Que sean chantas trabajando con ratones a mí no me molesta, pero que sean chantas trabajando con humanos sí. Hay que ser humildes con los conocimientos. Yo te dije que todos los días me despierto y sé que me falta mucho por aprender. Y sin embargo, me encuentro con colegas a los que les tengo mucho por enseñar. Creo que si vas a un curso por una semana o un año, no vas a ser el mejor y no vas a tener el derecho de criticar a otros… Un paciente me dijo: “Mi médico me dijo que usted clona células”. Le dije que soy muy encerrada en mi laboratorio, no dejo entrar a nadie, y hay gente que no tiene conocimientos que interpreta mal lo que hago. ¿Cómo alguien puede decir que clono células, cuando ni siquiera estuvo en mi laboratorio? Hay muchos inescrupulosos, como en todas las actividades, pero lo que me molesta es que jueguen con la salud de la gente.

-¿Cuáles son sus principales logros en la medicina regenerativa? Sin falsa modestia, por favor...

-Lo más importante que logré, junto con mis colegas, fue descubrir estas células madre pluripotenciales en el tejido adiposo. Porque eso, definitivamente, abrió un área nueva en el mundo para trabajar, desde el punto de vista de investigación y como tratamiento.

-Tiene un consultorio acá en Montevideo. ¿Qué patologías suelen presentarles los uruguayos?

-La mayoría viene por problemas de artritis, artrosis, pero también ahora tengo muchos pacientes con enfermedades neurodegenerativas, y es mi pasión, porque yo soy neurocientífica y terminé en esto gracias a ponerme a buscar estas células chiquititas, a ver dónde estaban y cómo hacían en la parte de neurodesarrollo. Haciendo el tratamiento es dónde entiendo más cómo funcionan las células madre, pero también tengo pacientes con insuficiencias respiratorias, EPOC (enfermedades pulmonar obstructiva crónica). ¡Es increíble cómo mejoran con las células madre!

-¿Cómo es su vida cotidiana en Los Ángeles?

-Me encanta Los Ángeles… Mi vida no cambia mucho en ningún lado: mi cabeza siempre está en lo que son las células, y en mis hijas. Trabajo muchísimo. Estoy divorciada, pero tengo amigas con las que me hago el tiempo para salir y verlas. De Uruguay extraño los atardeceres de Salto, en la costanera, y las termas. Pero estoy muy adaptada de vivir allá.

-¿Es feliz?

-Soy muy feliz.

Por César Bianchi