Contenido creado por Pablo Méndez
Entrevistas

"Nadie es perfecto"

Entrevista con Mariano Arana

"Que nadie piense que tiene la verdad en un puño, porque es una ingenuidad injustificable", afirmó el ex intendente Mariano Arana, quien criticó a la izquierda por dejar de lado la belleza. Por Pablo Méndez

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2016-12-16T07:45:00-03:00
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Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd

El ex intendente y actual edil del Frente Amplio, Mariano Arana habló con Montevideo Portal sobre su gestión en la Junta, la belleza y la ciudad de Montevideo.

¿Por qué decidió ingresar a la Junta Departamental? Estaba jubilado, tenía una trayectoria. En vez de descansar decidió ir ahí y empezar a trabajar sobre Montevideo. ¿Por qué tomó esa decisión?

Porque nunca dejé de trabajar por Montevideo. Nunca busqué un cargo, jamás. Más bien acepté después de muchas presiones, sobre todo después de la apertura democrática.

Seregni lo quería como candidato a la Intendencia de Montevideo

No lo conocía personalmente, lo admiraba como lo admiro hasta el día de hoy, lo extraño todos los días. Era un docente, las cosas que hice defendiendo a la ciudad fueron por convicción como docente, por lo que me enseñaron en la Facultad de Arquitectura. Hice la campaña electoral pensando que era una clase multitudinaria, mirando la cara de la gente a ver qué preguntaban. Los docentes aprenden más que los estudiantes nada más que con los signos de interrogación que tiene la mirada de la gente cuando vos afirmás algo y de pronto ves que se quedan con una duda. Seguí haciendo lo que toda la vida pensé que había que hacer. Además de la tarea profesional en el campo de la vivienda y la vivienda popular, a través de las cooperativas que es una manera fenomenal de trabajar. Las cooperativas son una experiencia de autogestión que no puede ser liberada a la voluntad caprichosa y no preparada de las personas.

Para mí el diseño arquitectónico es muy importante. A veces la gente como uno de izquierda parece que la belleza la tiene un poco de lado, que viene después, eso es una falta de respeto a la gente común. La gente sabe y aprecia lo que es agradable y estéticamente estimulable. A veces lo aprecia más que uno.

La sociedad tiene esa imagen del arquitecto como esa persona refinada, muy preocupada por lo estético.

Hay de todo, muchos de los horrores de nuestras ciudades también las firmaron los arquitectos. Hay de todo pelo y color, yo aplaudo a aquellos que fueron consecuentes con lo que hemos aprendido y con lo que nos han enseñado y lo que nos enseña la gente común.

El parque Seregni ahora que los árboles crecieron es un estímulo para una porción de la ciudad que antes me resultaba particularmente poco atractiva. Hoy es una atracción fenomenal donde están los viejos y los nenes, los abuelos y los novios. Esas cosas que están hechas con cariño no solamente con diseño. El diseño fue lo suficientemente cuidadoso y sensible como para otorgarles a los montevideanos y a los visitantes cosas que valen la pena. Lo mejor que uno puede dar es un espacio público para quienes a veces ni siquiera tienen un patio interno en la casa. Yo saco fotografías, los días lindos de la gente que se pone a hacer un asadito en la vereda con un medio tanque o lo que tenga y se reúne en familia sin vergüenza, con la coca cola, con un vaso de vino, con lo que sea. La calle es el ámbito público, me gusta mucho más eso que los shopping que tanto le gusta ir a la gente. Adoro la calle a cielo abierto.

Lo que nos enseña la gente común, en uno de estos barrios con vistas a lo lejos a la iglesia del Cerrito, una persona que vive cerca de ahí tiene una casita súper humilde de lata, oxidada. Esa persona con una ingenuidad y un cariño hacia su casa y hacia los demás, pinta la casa de lata como si fuera de ladrillo visto, de un color rojo, demuestra un interés de la gente para dignificar a su propia vivienda y al espacio público. Porque uno desde adentro no lo ve, él se lo regala a todos nosotros. Son las grandes lecciones que uno aprende con la gente común.

Esas pequeñas maravillas, por lo general solo lo ven los intelectuales. Se les escapan a los no intelectuales.

Quizás lo racionalicen los intelectuales, pero la gente eso lo ve y se estimula con eso, aunque no haga el ensayo y el análisis de los intelectuales. Cuando la gente pone malvones, geranios, alegrías, y las pone en el balcón las pone para verlas de adentro, pero también las pone para que la gente las vea de afuera. Está contribuyendo a mejorar la ciudad, mientas que otros, y a veces algunos profesionales, actúan para empeorarla. Por eso es tan importante lo que decía Carlos Urraco, un gran arquitecto, la belleza es obra de siglos, lo deforme es obra de segundos. Destrozar es mucho más fácil, crear cosas buenas requiere inteligencia, competencia, técnica. No solo los arquitectos, sino los operarios o los capataces.

¿Pensaba que en un gobierno del Frente Amplio íbamos a tener una situación de vivienda en que se gasta en promedio el 21% de los ingresos en alquileres?

Para mucha gente es muy fuerte lo que está pasando. Lo importante es que la gente tenga trabajo y después que ese trabajo sea digno y sea dignamente retribuido. No hay derecho a que la gente mediante el esfuerzo que hace para ganar su sustento no tenga la posibilidad de tener condiciones de salud y que no tenga la mejor enseñanza posible, y hay una discusión al respecto. Ahí donde hay mucha soberbia las cosas no se hacen bien, ni en la educación, ni en la arquitectura, ni en la política. Soberbias no. Nadie es perfecto y todos podemos aprender de todos. Que nadie piense que tiene la verdad en un puño, porque es una ingenuidad injustificable. Hay que hacer un gran esfuerzo para que la gente pueda tener la vivienda digna que merece, sin lujos, por eso yo he defendido tanto el sistema cooperativo uruguayo que ha sido un ejemplo para no pocos lados de América Latina, en particular para Brasil.

La gente piensa que soy un defensor del patrimonio que lo único que me interesa es el siglo XVIII y XIX, pero yo era profesor de arquitectura contemporánea, soy un entusiasta de la arquitectura contemporánea.

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