La oposición ha incurrido en "apuestas fallidas" por "mostrar fracasos del gobierno", según el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Eduardo Brenta, y una de ellas fue un intento de "desestabilizar" la política económica mediante la generación de "un fenómeno de expectativa". En entrevista con Montevideo Portal, afirmó que así ocurrió con la inflación, de la misma forma que "anuncian todo el tiempo que el desempleo va a subir, anuncian todo el tiempo que esta política salarial no se sostiene" y "no embocan una".

El ministro aseguro que el mercado de trabajo se mantendrá estable durante los próximos dos años y ponderó la tendencia a introducir indicadores por desempeño en las negociaciones salariales. Asimismo, apuntó que el gobierno introdujo un nuevo concepto con la ley de minería para gravar las actividades económicas que deberá tenerse en cuenta a la hora de pensar en cambios tributarios: las ganancias extraordinarias.

Por otra parte, sostuvo que la gestión del gobierno y la de la fuerza política contribuirán a un triunfo del Frente Amplio en la primera vuelta electoral en 2014 y subrayó que en seguridad pública "la población empieza a advertir que, si bien el problema está, se está haciendo un esfuerzo muy grande".

Respecto a la competencia municipal, desestimó que la alianza entre blancos y colorados sea un riesgo para la izquierda y dijo que confirma la tesis de que Uruguay se divide entre un bloque "que propugna los cambios y un bloque conservador". De todas formas, admitió "errores" en la gestión y en la forma en que el Frente Amplio determinó la candidatura en 2010.

¿Qué previsiones hay sobre la evolución del mercado de trabajo, que tuvo un leve deterioro en el primer trimestre de 2013?

En los tres primeros trimestres de 2012 hubo una especie de estancamiento de la generación de nuevos puestos de trabajo. Lo que advertimos es que había una situación de gran incertidumbre, que normalmente hace que el empresario tome dos decisiones. Una es la de no contratar hasta tener una expectativa más clara. Y por otro lado notamos que había una cierta correspondencia en envíos al seguro de paro de a uno, cosa que el empresario hace ante el temor de que la situación empiece a complicarse y saca al trabajador que sobra. Todo indicaba que estábamos ante medidas originadas en el temor. Basta con ver en un informativo lo que está pasando en Europa o en Estados Unidos para que esa preocupación haga que se detengan inversiones y contrataciones de trabajadores.

En el cuarto trimestre de 2012 y en el primero de 2013 los datos muestran que se empezaron a crear nuevamente puestos de trabajo. Si el período de incertidumbre terminó, estaríamos ante una situación del empleo que vuelve a acompañar el crecimiento de la economía. Con todo ello, nuestra previsión es tener en 2013 y 2014 un mercado de trabajo en los mismos niveles en que estamos actualmente, más allá de alguna variación originada por alguna cuestión zafral o dificultades externas que tengan que ver con medidas comerciales. En términos generales, esperamos un mercado de trabajo estabilizado para los próximos dos años.

¿En qué sectores ha afectado más la incertidumbre de los empresarios?

Ha sido genérico. Hay algunos sectores que están presentando dificultades. Por ejemplo, las empresas que agregan mayor valor y tienen como destino Argentina, tienen dificultades. Las que agregan valor y tienen como destino Europa, tienen dificultades por la inserción en el mercado y por el tipo de cambio.

Esos factores de incertidumbre internacional y de trabas de Argentina parece que se van a mantener.

Por un lado, parecen mejorar las economías de los países emergentes. Más allá de que la situación de Europa no muestre síntomas alentadores, sí hay expectativa de crecimientos mayores a las esperadas de los BRICS. Y particularmente para nosotros es decisivo lo de Brasil.

En el conflicto lácteo se negociaron partidas no salarizadas como pagos por desempeño. ¿Se puede extender a otros sectores?

En el conflicto lácteo no tenían problemas con los aumentos, sino que el problema para los trabajadores era no salarizar la partida extra. Los empresarios estaban dispuestos a otorgar partidas fijas a través de un indicador que mostrara que cuando el sector estaba en condiciones positivas se otorgaban. Si ganamos, ganamos todos, pero si el precio de la leche se derrumba, vamos hacia atrás.

Cada negociación tiene su historia. Este sector tuvo una recuperación salarial muy importante en el último convenio de 10% real anual y los empleadores dicen que los márgenes hoy son buenos porque el precio de la leche está muy alto por la sequía en Nueva Zelanda, pero cuando Nueva Zelanda se recupere, los precios van a descender. Entonces ellos querían establecer un indicador. Nosotros promovimos que se tomen indicadores, porque permiten evaluar en qué condiciones está el sector para otorgar incrementos.

Yo no hablo de productividad porque negociamos por rama de actividad y es imposible discutir. El convenio es el piso, y luego en cada empresa negocian otros convenios, muchos por productividad. Nosotros lo hemos promovido porque el crecimiento del salario tiene que estar asociado a algo.

Pero al no salarizarse el pago, al trabajador no le gusta.

Pero nosotros no podemos discutir la política salarial como si no hubiera habido una recuperación promedio de 36% de salario real. Nosotros vemos que la construcción de indicadores prácticamente nadie la rechaza. A veces se discute un indicador y se pone en el convenio en números fijos. Eso es un error. Al hablar de salario variable el problema es cómo el dirigente sindical explica a los trabajadores el convenio, que no puede ser una ecuación, porque en una asamblea, el dirigente cuando va por la mitad de la ecuación no explica más nada. Tiene que tener una traducción que sea comprendida. Por eso hay que ir a indicadores sencillos. En el sector lácteo el indicador es leche remitida a planta y horas trabajadas. Eso cualquiera lo entiende. Es un criterio de desempeño, no de productividad. La agenda de la negociación colectiva se ha ampliado y complejizado. Hoy no sólo se discute sólo salario, se discuten condiciones de trabajo, de seguridad y salud, generaciones de fondos.



La oposición acusó al gobierno de haber maquillado la inflación y de haber engañado a los trabajadores. ¿Qué opina de esas críticas?

Es una cosa muy grave esa de decir que el gobierno altera los números. Es una cosa extremadamente grave porque pone en riesgo la credibilidad de algo que no se discute en Uruguay, que son las cifras oficiales. El gobierno adoptó una medida que estaba prevista, que tuvo un impacto muy fuerte. Las medidas de contener tarifas o de subsidiar tarifas son medidas que deben utilizarse para contener la inflación.

En realidad la oposición apostaba a que el gobierno no pudiera controlar la inflación, en realidad apostaba a una especie de desbarranque en ese sentido. La inflación, además, es un fenómeno muy influido por las expectativas. Creo que estaban jugando a lograr desestabilizar desde ese punto de vista la política económica y generar en la población un fenómeno de expectativa. Esto es parecido al tema del abastecimiento de nafta. Basta que alguien salga y diga por ahí que puede faltar nafta para generar el desabastecimiento. En el tema de la inflación, cuando uno opera con este tipo de afirmaciones lo que logra es incrementar las expectativas.

Yo creo que es una de las tantas apuestas fallidas de la oposición en mostrar fracasos del gobierno. También dicen y anuncian todo el tiempo que el desempleo va a subir, anuncian todo el tiempo que no se sostiene esta política salarial. Han dicho de todo y la verdad que han fracasado en todo. No embocan una, digamos. Esa es la verdad.

De todas maneras, al gobierno le preocupa la inflación.

La perspectiva de la inflación es que vaya lentamente descendiendo hasta ubicarse cerca del rango meta en un período largo. No hay expectativas de crecimiento de la inflación, pero sí hay un seguimiento. Creo que está bien que haya preocupación, pero esto en donde primero impacta es en la gente.

¿Hay margen para cambios tributarios?

Hemos tenido un período muy largo, muy positivo, de crecimiento económico con distribución. Frente a países que han crecido más que Uruguay y han tenido resultados negativos. Ahora, el modelo no es nunca estático. Es un modelo que hay que reformular o ajustar para lograr mejorar. Uruguay tiene que caminar hacia una transformación profunda de su matriz productiva. Esto significa potenciar a través de la promoción de la inversión y de políticas públicas el desarrollo de ramas de actividad de alto contenido tecnológico. Si no corremos el riesgo de agotar este proceso y que se encuentre en algún momento con un techo. Lo que se viene promoviendo en el gabinete productivo es un intercambio acerca de cómo contribuimos a instalar el desarrollo.

Es clave avanzar en este aspecto para pasar del crecimiento al desarrollo, que significa la transformación profunda. Para que este proceso pueda continuar tiene que haber notorias mejoras en la productividad, notorias mejoras en inversión tecnológica y una política dirigida a seleccionar las inversiones más importantes. Desde el Ministerio de Trabajo lo que tenemos claro es que una de nuestras políticas principales es apostar a la formación de trabajadores y está el plano de la educación, donde tenemos un problema con la deserción. Nosotros hemos defendido la política de que pague más el que tiene más.

¿Y hay sectores que pueden aportar más?

Eso es lo que hay que evaluar.

¿Y su opinión cuál es?

En el Ministerio no tenemos las capacidades para evaluar eso, pero en su momento la reforma tributaria tendió a ese objetivo y nunca fue pensada como una herramienta congelada sino dinámica en el tiempo, hay que continuar analizando. El proyecto de minería de gran porte tiene un componente de gravar las ganancias extraordinarias. Si hay sectores que comienzan a generar ganancias extraordinarias y utilizan, como en este caso, recursos no renovables, el Estado tiene que participar.

¿Pero qué sector es equiparable a la minería de gran porte?

No sé, pero es un concepto que se incorpora que es el de "ganancia extraordinaria" y ese concepto hay que tenerlo.

¿Lograron emparchar el alma en el gabinete?

Creo que sí, que se ha venido trabajando en buenas condiciones y con un buen nivel de relacionamiento. Esto no significa que no haya debates fuertes. Defiendo la discusión porque esto ha sido una característica de la izquierda, si es fraternal y si es en defensa de ideas. El hecho que se discuta no debería ser la noticia. La noticia sería que no se discutiera nada.

El problema sería que le impidiera al gobierno tomar decisiones.

Al contrario, el debate se ha dado en un clima fraterno. Después, cada uno le pone las características personales de cada uno. Ha sido en el marco de analizar cómo avanzamos con más rapidez hacia la concreción de objetivos. Me parece que lo que hay es una sana ansiedad por aterrizar determinadas políticas y lograr determinados resultados. Se ha discutido sobre la pobreza, sobre cómo acelerar los procesos dirigidos a mejorar los niveles de caída de la pobreza.

Se ha especulado con que no funciona el gabinete. Yo soy firme partidario de los gabinetes sectoriales. Creo que son mucho más ejecutivos, más rápidos, más eficaces, en la medida de que se va con una agenda concreta y con un lenguaje bastante común. El gabinete grande tiene de bueno que uno logra un nivel de información promedio de todo lo que está pasando. Eso está bien. Si yo tuviera que tomar la decisión, haría un gabinete grande cada determinada cantidad de tiempo, por ejemplo dos meses, e intensificaría las otras reuniones. Pero una reunión del gabinete productivo no dura las dos horas que estamos juntos. Por lo general eso termina en con 62 llamadas posteriores de intercambio de datos y decisiones entre los ministros. Y eso ayuda a la conformación de equipos.

¿Vázquez es la única alternativa para ganar en primera vuelta?

Vázquez es el candidato natural del Frente Amplio. Creo que es posible ganar en primera vuelta. Depende de múltiples factores. Uno de ellos es el candidato. Tabaré contribuye mucho a la posibilidad de ganar en primera vuelta. Y creo que contribuye mucho la mejora en la gestión de gobierno y la mejora en la gestión de la fuerza política. Creo que estamos asistiendo a una notoria mejora en la gestión de la fuerza política con el dinamismo que Mónica (Xavier) está metiendo y creo que estamos asistiendo a una notoria mejora en las áreas más sensibles en la gestión de gobierno, por las encuestas que he visto. Me refiero a la seguridad, ya que las encuestas que he visto muestran que la población empieza a advertir que si bien el problema está, se está haciendo un esfuerzo muy grande.



¿Qué pasa con la educación, que es otra de las áreas sensibles?

Es un área donde todavía no se visualizan por parte de la población los esfuerzos que se están haciendo en materia de infraestructura. El ministro (Ricardo) Ehrlich informó en el gabinete que se va a terminar el mandato con un récord de inversión en infraestructura. La valoración positiva en educación tiende a bajar y en seguridad a subir.

¿Qué opina de la gestión del Frente Amplio en las dos últimas administraciones de Montevideo? ¿La izquierda corre riesgos al enfrentar a una coalición de blancos y colorados?

No creo que una coalición de blancos y colorados constituya un riesgo para el Frente Amplio. Lo que se ha visto de pérdida de electorado del Frente, no incrementa la votación de los otros, más bien incrementa los indefinidos o el voto en blanco. Creo que le va a generar un gran problema al Partido Colorado y al Partido Nacional porque va a poner fuertemente en riesgo identidades históricas de los partidos tradicionales. Va a confirmar la tesis que Uruguay se divide en dos bloques: el que propugna los cambios y el bloque conservador. Esto es lo que queda claro. Creo que es un gran riesgo para ellos.

Para el Frente Amplio el riesgo está en otra cosa, en lograr notorias mejoras en la gestión en las áreas clave de la gestión municipal, que son la limpieza de la ciudad, el alumbrado, la vialidad, el transporte. Se vienen manejando una serie de hechos y este va a ser un año donde está concentrado el esfuerzo presupuestal en obras y va a ser visualizado por la población y seguramente implique una mejora en la evaluación. Creo que esto es posible.

Seguramente hayamos cometido errores, y me incluyo, pero es claro también que hay un esfuerzo importante tratando de mejorar aspectos. Podemos decir que la limpieza no es la situación ideal que esperamos de la ciudad, pero no estamos en la situación que estábamos hace un año y medio atrás. Hay un desafío, y me declaro como uno de los que piensa todos los días en esto, que es volver a encantar a los frenteamplistas con Montevideo y lograr aquella simbiosis que se dio en los primeros gobiernos del Frente Amplio, cuando los ciudadanos se apropiaban de la ciudad. Una de las cosas más exitosas que se ha hecho es la Plaza Líber Seregni. A esas cosas la gente les da un enorme valor. Es parte del reencuentro de los ciudadanos con su ciudad.

¿El FA cometió un error electoral en 2010 que tiene que corregir?

El FA tiene que conjugar un programa electoral atractivo que muestre una visión moderna de la ciudad desde distintos enfoques, un proceso de profundización de la descentralización -aunque eso está en debate en el FA porque no todo el mundo está convencido de que hay que hacerlo- y candidaturas que surjan naturalmente de la opinión de los ciudadanos. Uno de los problemas fue que los frenteamplistas sintieron que no estaban decidiendo. Tenemos que generar una oferta donde los frenteamplistas puedan elegir con libertad.