Este miércoles 13 de agosto, se cumplen 32 años del incendio del Palacio de la Luz, un hecho “que evidenció la necesidad de generar una estructura permanente de trabajo para responder a las emergencias”, según un comunicado del Sistema Nacional de Emergencias (Sinae).

Asimismo, este episodio también impulsó el proceso que “culminó con la aprobación del decreto 103/995, germen de lo que más tarde dio origen al Sinae”.

“El 13 de agosto de 1993, en horas de la madrugada, se desató un incendio en el octavo piso del Palacio de la Luz, ubicado en la calle Paraguay, que rápidamente ascendió hasta el piso 12, comprometiendo gravemente la estructura de los niveles afectados”, afirma el texto difundido por el organismo esta jornada.

El informe de Bomberos evaluó diversas hipótesis sobre el origen del fuego y “la más probable” fue un cortocircuito.

Sinae recuerda que en el momento del incendio había alrededor de cien personas trabajando en el edificio. “La mayoría se encontraba en los pisos inferiores al octavo, por lo que pudieron evacuarse a tiempo; sin embargo, cinco trabajadoras del servicio de limpieza se encontraban en el noveno piso y, al percatarse del incendio, se refugiaron en una sala con la esperanza de ser rescatadas, lo que lamentablemente no fue posible, y fallecieron”, indica el texto.

En condiciones climáticas y operativas “extremadamente adversas”, un helicóptero Bell 212 (FAU 030) de la Fuerza Aérea Uruguaya logró evacuar a otras cinco personas que habían alcanzado la azotea para escapar de las llamas. “Esta operación aérea de rescate, inédita en el país por su complejidad y riesgo, debió sortear obstáculos como el intenso humo, las elevadas temperaturas y la presencia de antenas en la cima del edificio”, reza el comunicado.

Según relatos de crónicas de la época, los rescatistas debían descender al edificio en el helicóptero “que portaba un penetrador —algo así como un arnés colocado en una grúa de la aeronave— hasta la azotea”. Luego, tenían que sacar a las personas que allí esperaban tratando de evitar el fuego y el humo, que podía ser letal para las turbinas, además de las antenas del propio Palacio de la Luz.

Bomberos calcula que la temperatura alcanzó los 1.600 °C.