Contenido creado por Inés Nogueiras
Entrevistas

Un premio

El periodista Gerardo Sotelo ''abrumado'' por el premio Jerusalén

El destacado periodista de prensa, radio y televisión Gerardo Sotelo (El País Tv, Radio Sarandí, Montevideo Portal) no cree que la línea que siguió en sus notas sobre la guerra entre Israel y Hamas, justifique ningún premio especial.

28.09.2015 19:02

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2015-09-28T19:02:00-03:00
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Era esa, a su criterio, la ineludible forma de escribir si uno analiza a fondo, investiga y reporta más allá de la imagen del momento. La Organización Sionista del Uruguay no piensa lo mismo y por esta razón ha decidido galardonarlo con el premio Jerusalén. La ceremonia de entrega tendrá lugar el jueves 1.º de octubre a las 19.30 horas en la Kehilá (Canelones 1034). De cara al acto, conversamos con Gerardo Sotelo. Claro que no podíamos evitar plantear también algunos puntos que nada tienen que ver con el premio Jerusalén.

Por Ana Jerozolimski 


Gerardo, dentro de pocos días recibirás, de manos de la Organización Sionista del Uruguay, el Premio Jerusalén. Creo que es ineludible comenzar preguntando lo más sencillo y evidente... ¿cómo te sentís con este galardón? Has sido ya maestro de ceremonias en actos de entrega del Premio Jerusalén, lo recuerdo en el caso del vicepresidente Danilo Astori. Ahora, el centro sos vos...
Me siento abrumado. Lo tomo como una muestra de amistad de parte de la colectividad judía uruguaya pero no creo haber hecho nada como para merecer semejante trato. Sé que mi cobertura sobre el conflicto en Medio Oriente, particularmente durante las dos últimas guerras entre Israel y Hamás, llamó la atención, pero no creo haber hecho nada más que investigar, atar cabos e informar de manera lo más exhaustiva e independiente que me fue posible. Supongo que mi viaje a Israel y los territorios palestinos significó un momento de quiebre en mi consideración sobre lo que allí está pasando. Por lo pronto me dio como para ponerme a estudiar para tratar de entender, que no es lo mismo que levantar imágenes o datos sueltos y pretender que se está cubriendo una guerra.

En principio, casi por definición, el Premio Jerusalén se entrega a figuras cuyas posturas reflejan un apoyo a la causa de Israel, una actitud de amistad para con Israel y el pueblo judío, aunque como todos sabemos, hubo algunos casos en los que la elección despertó polémicas y más de uno se preguntaba qué relación tenía el elegido con ese tema. En tu caso, ¿cómo ves el que se te incluya en esa "categoría" de amigos de Israel?
Es que lo soy. Incluso sería amigo de un Estado Palestino si este actuara conforme al derecho internacional, si enseñara la tolerancia étnica, religiosa, de género y de toda especie entre los seres humanos. Ojalá no esté lejos el día en el que todos los habitantes de Medio Oriente puedan compartir sus experiencias con sus vecinos desde Estados seguros, prósperos, democráticos e igualitarios en derechos. Yo soy amigo de la libertad y del derecho a vivir en paz en la patria ancestral, cualquiera sea el pueblo al que se pretenda exterminar.

Creo que en tu caso está clarísimo que más allá de una relación de cercanía que siempre has tenido con Israel y también con la colectividad judía en general, hubo un momento clave en el que se "te marcó", para bien por cierto, al que tú mismo te has referido recién: la guerra entre Israel y Hamas en julio agosto del 2014. En tus artículos en Montevideo Portal y si mal no recuerdo también en El País, te la jugaste. Tu apoyo fue decidido, clarísimo, con el valor agregado de que en ese momento, ni en nuestro país ni en muchos otros lados era popular estar del lado de Israel. ¿Estás de acuerdo con mi apreciación?
Sí, pero como te decía, ya en la guerra anterior yo escribí desde una perspectiva que causaba irritación a los amigos de Hamás y los enemigos de Israel en general. Incluso entre los colegas que opinaban e informaban sin entender lo que estaba ocurriendo. Yo había estado allí un mes antes de que comenzara la guerra de 2008. Había recorrido ciudades como Sderot y Ashkelon, kibutzim, y en todos lados me encontré con los rastros de los cohetes Kasam que lanzaban desde Gaza los terroristas de Hamás sin que mediara provocación alguna. Cuando estuve en la alcaldía de Sderot el alcalde no pudo recibirnos porque había ido a Jerusalén a reclamarle a Ehud Olmert (por entonces Primer Ministro israelí) que hiciera algo para poner fin a una escalada que había hecho impactar unos doscientos cohetes sobre territorio israelí. Cuando comenzó Plomo Fundido no me llamó la atención la guerra sino la demora. Era evidente que aquella situación no iba a ser tolerada por mucho más tiempo. Luego vino lo de siempre, la tragedia de los más débiles y la crueldad sanguinaria de los líderes de Hamás para ponerse a salvo mientras exponían su población civil a las bombas israelíes de manera totalmente intencional. Sin embargo, no encontré nada de esto en la cobertura mediática. Sólo las bombas cayendo y los civiles tratando de huir, si es que lo conseguían. Una manera muy sesgada de referirse a un problema complejo.

¿Recordás cómo era sentarse frente a tu computadora, decidir qué escribir sobre la guerra, habiendo leído, escuchado y visto seguramente el aluvión de información hostil que se transmitía?
Yo escribía lo que entendía que era el telón de fondo de la guerra. La anécdota, por trágica que sea, no alcanza para explicar lo que pasa. Algunos medios y colegas se escandalizaron con los bombardeos, lo que sería comprensible si no estuvieran obligados por su profesión a desentrañar los hechos que desencadenaron esa tragedia. Yo tenía algún tiempo de ventaja. Me refiero a mi experiencia en la región, pero también a lecturas, entrevistas, reflexiones... En fin, lo que se llama background, contexto, sin los cuales no podemos explicar nada ni lograr en el público nada más que horror y confusión.

¿Hubo momentos en los que te dijiste: "¿No seré yo el equivocado? ¿No tendrán razón los críticos?"?
No, nunca. Yo planteé una pregunta que nadie pudo responder: ¿qué harías tú si estuvieras en el lugar del Primer Ministro israelí, quien contando con una fuerza militar infinitamente superior, ve cómo caen las bombas cada día sobre su población civil? ¿Negociar con quien dice querer exterminarte? ¿Cruzar la frontera de Gaza con una delegación de boy scouts portando banderas con la paloma de la paz? No se conoce un caso en el que el desbalance de poder sea tan grande y el más poderoso haya soportado durante tanto tiempo sin reaccionar. La reacción, claro está, desata una tragedia humanitaria que sólo sirve a los criminales de Hamás, y en parte a la satrapía de la ANP instalada en Ramala y liderada por Abu Mazen.

Evidentemente tu visión venía no solo de tu análisis de las noticias sin el filtro tendencioso hostil que algunos le ponían, sino también de tu conocimiento de fondo de la situación y de los hechos que habían llevado a aquella guerra; también de tu conocimiento directo de Israel. Como bien dijiste, hace unos años participaste durante varias semanas en un seminario para periodistas en Israel. Yo lo recuerdo en especial porque tuve el gustazo entonces de tener la oportunidad de compartir contigo y otros colegas una cena de Janucá en mi casa. ¿Qué te dejó aquel viaje? ¿Fue un antes y un después?
Muchas cosas, especialmente curiosidad por entender. Paradójicamente, yo volví con el objetivo de entender al mundo árabe, al Islam, porque la cultura y los valores judíos me resultaban mucho más familiares. Me compré unos cuantos libros en Amazon y me aboqué a la tarea de leer con la voluntad de entender. También fue un gran impacto visitar los territorios palestinos y ver la pobreza, la falta de horizontes, la discriminación contra los cristianos y la humillación que sienten después de casi setenta años de guerrear y perder. Mientras no haya un liderazgo palestino que trabaje por restituir la autoestima de su pueblo en base al desarrollo de sus capacidades intelectuales, productivas y culturales, no va a poder si quiera soñarse con la paz.

¿Por qué te parece que hay a menudo tanta información tendenciosamente anti israelí? Es que es legítimo discrepar con Israel, y nadie es enemigo, o no es justo que se lo vea como tal, por no decir amén a sus políticas. Pero la sensación es que en demasiadas ocasiones se le juzga en forma tendenciosa e injusta. ¿Se debe siempre a mala voluntad o hay algo más que cabría explicar?
Porque es la manera más sencilla de informar: bombas cayendo, un contendor fuerte y otro débil, exhibición de cadáveres sólo de un lado, en fin, el ambiente ideal para los periodistas holgazanes, burocráticos y tendenciosos. Por eso y porque el Gobierno israelí también comete abusos y arrebatos.

LA ARENA NACIONAL

Aunque nos convocó a esta entrevista el tema del premio Jerusalén, no puedo dejar de preguntarte también sobre el ámbito nacional que en definitiva es el que más te ocupa en tus notas. Como periodista, ¿cómo ves hoy los desafíos principales?
Uruguay tiene un desafío enorme con la reforma de su sistema educativo, que está trancado porque los grupos de poder fáctico (los sindicatos particularmente) y sus aliados políticos son antivarelianos, esto es, no quieren recorrer el mundo e incorporar las mejores prácticas pedagógicas, no quieren darle cabida a la comunidad en los centros educativos ni mucho menos descentralizar los contenidos y la gestión. Creo que ese es el desafío de largo plazo.

¿Es muy temprano para tratar de evaluar cómo va dándose la gestión del segundo gobierno del Presidente Vázquez?
Sí, es muy temprano y los elementos de que disponemos no son positivos ni dan para alentar muchas esperanzas. Esperemos un tiempo más.

Y ALGO PERSONAL...

Aunque tampoco lo que viene tiene que ver con el premio Jerusalén, no puedo dejar de plantear algunas preguntas personales... Tenés hijos grandes, si no me equivoco hasta un nieto también, y también dos hijos chicos, con María Noel Domínguez, tu pareja. Debo decir, además, que son unos muñequitos. ¿Se disfruta de otra forma volver a empezar... o es muy difícil?
(Ríe) Sí, claro, sólo que tengo menos energía para jugar al fútbol, revolearlos por el aire, hacerles upa y esas cosas. De algún modo, ver a mi hijo mayor criar a mi nieta me ayudó a ver lo que había sembrado y también a aprender a lidiar con una bebita... Las familias tienen que incluir todas las generaciones porque de ese modo todos aprendemos de todos y cada parte aporta su riqueza, unos la energía, otros la experiencia, otros el asombro frente al mundo, etc.

Sos un tipo con mucho sentido del humor. ¿Son dos imágenes distintas, la del periodista serio y la de Algo habrán hecho y otros en la serie de standups con Gorzy, el turco Abdala y Nano Folle? ¿O todo se mezcla?
Todo se mezcla. En general soy un tipo jodón, bromista, un espíritu burlón...

Y a vos mismo, ¿cuál te gusta más?
El que se sienta a leer y reflexionar con amigos, en la reposera del fondo o frente a la computadora.

El standup, ¿fue la realización de un sueño?
No, fue la realización de una pesadilla (Ríe). Yo no habría entrado si no fuera porque María Noel me entusiasmó a hacerlo en el entendido de que, muy probablemente, ganara dinero. Tenía razón. Ganamos bastante dinero (Ríe).

¿Es una forma de sacar para afuera una veta que como periodista no podés? ¿Te sentías cómico o actor? Quizás es un poco como las tiras de Mafalda, que de chicos no entendíamos por qué no entendíamos... Si era dibujado...
Me ayudó a asumirme más íntegramente, más libremente, a reírme de mí, a dejar que los otros se rieran conmigo de mí. Es muy sanador y divertido. Y también redituable...

Gerardo, medio en broma medio en serio, Uruguay ha adquirido un renombre internacional muy fuerte en los últimos años, en gran medida por el ex presidente Mujica. Y ahora, tu amigo Abdala publicó Sabremos mentir. ¿Cómo te parece que se ve a Uruguay en el exterior... y qué parte de esa imagen es cierta y cuál no tanto?
Si compraron la versión del presidente hippie, naíf y sabio, creo que efectivamente sabemos mentir muy bien.

¿Y los sueños? ¿Qué más te está esperando?
Me están esperando un par de libros. Después que salió Las Cartas contra el Pecho (el regreso de Wilson), que va por su 5.ª edición y que ha resultado un éxito de ventas, la editorial Planeta me considera un escritor. Un honor compartido con parte del público, y por el cual ahora incluso me adelantan dinero. La cantidad es modesta pero el halago enorme...

¿Sos un hombre realizado? ¿Te sentís feliz?
Una vez le preguntaron a Joaquín Sabina si se sentía feliz y contestó: "aún no he caído tan bajo". Yo, en cambio, soy feliz porque siento que camino, que descubro, que pertenezco, que me equivoco y sigo adelante. A veces, aunque muy pocas, siento incluso que estoy creando. Por todo eso soy feliz, y también porque estoy rodeado de gente que me quiere. Es más de lo que merezco. Como el premio Jerusalén...

Gracias por esta entrevista Gerardo. Como siempre, me hiciste pensar y también reír. Felicitaciones.
Muchas gracias.