El papa Francisco mantiene tradición del Jueves Santo pese a su convalecencia

Aún convaleciente por problemas respiratorios que lo mantuvieron hospitalizado durante 38 días, el papa Francisco cumplió este Jueves Santo con una de sus tradiciones más íntimas y simbólicas: visitar a presos en una cárcel romana. Este año, el destino fue nuevamente Regina Coeli, en el céntrico barrio de Trastevere, un lugar al que ya había acudido en 2018.

"Lo vivo como puedo", respondió el pontífice, con voz débil pero sereno, al ser consultado por periodistas sobre cómo transita esta Semana Santa marcada por su delicado estado de salud.

Aunque no presidió la misa Crismal en la basílica de San Pedro, sí quiso mantener este gesto pastoral con los privados de libertad, en línea con su estilo cercano y comprometido con los marginados. Fue recibido en silla de ruedas por autoridades penitenciarias y se reunió con 70 reclusos, con quienes compartió una oración y un mensaje de aliento.

“Me gusta hacer lo que Jesús hizo el Jueves Santo. Este año no puedo lavar los pies, pero sí puedo y quiero estar cerca de vosotros”, les dijo el papa, según informó la Santa Sede.

Francisco no utilizó en esta ocasión las cánulas nasales con las que había sido visto en actos recientes, como el Jubileo de los Enfermos, lo que indica una posible mejoría parcial en su recuperación. Sin embargo, no participará en todos los ritos de Semana Santa: delegó en otros cardenales las celebraciones principales. El Vía Crucis del Viernes Santo, por ejemplo, será presidido por el cardenal Baldassare Reina, aunque las meditaciones han sido redactadas por el papa.

El miércoles, Francisco recibió al personal del hospital Gemelli, su primera audiencia colectiva desde el alta médica. También ha aparecido brevemente en algunas misas, dejando ver una recuperación progresiva pero cautelosa.

Su compromiso con el rito del Jueves Santo, aún en estas condiciones, subraya el núcleo de su pontificado: la humildad, el servicio y la cercanía con los más vulnerables. En palabras del propio Francisco: “Cada vez que entro en un lugar como este me pregunto: ¿por qué ellos y no yo?”.