Contenido creado por Gerardo Carrasco
Internacionales

Promesas del este

El otro Día D: el mazazo soviético en el frente oriental

Menos publicitada que el desembarco de Normandía, la Operación Bagration fue crucial en la guerra.

24.06.2019 10:20

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2019-06-24T10:20:00-03:00
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Josef Stalin se había comprometido un año antes, en la cumbre de Teherán, con Franklin Roosevelt y Winston Churchill y cumplió: tres semanas después del desembarco en Normandía, el Ejército Rojo ponía toda la carne en el asador lanzando un avance a gran escala en Bielorrusia: un segundo Día D, que involucró a 1,2 millones de soldados.

Bautizada como Operación Bagration, en homenaje a un general zarista que combatió a Napoleón, la ofensiva iniciada de la noche del 22 al 23 de junio de 1944 en el frente oriental se reveló tan o más importante que la del día 6, la Operación Overlord, tan celebrada por Hollywood, con películas como El día más largo o Salvar al soldado Ryan.

Ahora, cuando acaban de cumplirse 75 años de la Operación Bagration, es fácil comprobar que es se trata de un episodio casi desconocido en Occidente.

Semejante olvido es injusto con el significado que tuvo la ofensiva, y el esfuerzo que significó para la Unión Soviética: el ataque culminó en la destrucción de 28 de las 38 divisiones alemanas implicadas, y en su transcurso el Ejército Rojo involucró en el ataque a más de un millón de hombres, además ingentes cantidades de carros blindados, piezas de artillería y aviones.

En el año 2014, cuando se celebraron los 70 años del desembarque en Normandía, donde estuvo el presidente ruso Vladimir Putin, ya diarios como el británico Guardian habían alertado sobre la importancia del otro Día D, diciendo que era una fecha olvidada en Occidente, pese a que había obligado a la Wehrmacht alemana a retirarse 700 kilómetros, quedando Minsk liberada, Varsovia al alcance y Berlín en la mira. Las bajas alemanas superaron el medio millón, incluyendo unos 100.000 o 150.000 prisioneros de guerra. Hay historiadores que hablan de 800 mil bajas entre los combatientes de la Unión Soviética.

"La operación militar ofensiva Bagration, una de las más épicas no sólo en la Gran Guerra Patriótica de 1941-1945, sino tal vez en toda la historia de la humanidad, resultó en la derrota definitiva del mayor agrupamiento de las fuerzas hitlerianas y en la liberación de los territorios de la región de Bielorrusia, Lituania, Polonia y el Este de los invasores nazis", explica Mikhail L. Kamynin, embajador ruso en Portugal, en un artículo publicado en el periódico local Diário de Notícias.

Para el diplomático, esta operación "amplió el éxito de la defensa de Moscú (setiembre de 1941 - abril de 1942) y de Stalingrado (julio de 1942 - febrero de 1943), y puso en evidencia el inicio irreversible del final del Tercer Reich, cuyas pérdidas en la batalla fueron de inimaginable y determinante envergadura".

"Creo, sin embargo, que el factor principal del éxito fue mucho más el patriotismo de los soldados del Ejército Rojo que su fuerza militar bruta", agrega el Kamynin.

La operación fue bautizada en homenaje a Piotr Bagration (1765-1812), muerto a causa de las heridas sufridas en la batalla de Borodino, en las afueras de Moscú, en el marco de la guerra contra la invasión napoleónica.
El militar " dio su vida por una causa justa: defender la patria de los agresores extranjeros. Y fue el mismo noble sentimiento patriótico el que unió al pueblo soviético multinacional en la guerra contra la peste nazi, enemiga abominable de todo ser humano", consideró el embajador.

En Rusia, películas recientes sobre la guerra como T-34 -muy similar en argumento a la estadounidense Corazones de hierro- han sido grandes éxitos de taquilla, sirviendo también para reforzar el orgullo patriótico. Se calcula que entre 20 y 27 millones de soviéticos murieron durante la Segunda Guerra Mundial, el número más elevado entre todos los países beligerantes. Cuatro de cada cinco rusos tuvieron un familiar directamente involucrado en el conflicto. Tal es el caso del actual mandatario, Vladimir Putin, cuyo padre fue combatiente.

La combinación de las operaciones Overlord y Bagration fue decisiva para la derrota de la Alemania nazi, que capituló en mayo de 1945. El complot fracasado contra Hitler por parte de oficiales alemanes, conocido como Operación Walkiria, se produjo poco después, comandado por un grupo de generales que consideraban que las malas decisiones de Hitler estaban empujando al país a la catástrofe.

La Operación Bagration se inició tres años exactos después de la invasión de la Unión Soviética por los nazis. Hasta entonces, Hitler y Stalin habían respetado su pacto de no agresión, y con Francia ocupada y los Estados Unidos aún neutrales hubo un momento en que sólo el Reino Unido se resistía a Alemania.

Permanece entre los historiadores y la opinión pública la eterna cuestión de quien más hizo por la derrota de Hitler. En esto, los dos Días D de junio de 1944 habrían sido decisivos, pues impidieron a los nazis disponer de todos los recursos en un solo frente. También se especula si la Guerra Fría no estaba ya presente en los cálculos militares de un lado y del otro, explicando las decisiones sobre la base de la futura rivalidad entre estadounidenses y soviéticos. El Ejército Rojo, por ejemplo, no ayudó en la insurrección de Varsovia, lo que puede explicarse porque estaba demasiado desgastado como para entrar en la capital polaca, pero Stalin pudo haber ordenado más ayuda y facilitar el apoyo británico y americano si no pensaba ya en la esfera de influencia futura.

Para algunos historiadores, la Guerra Fría comenzó durante la Segunda Guerra Mundial y no después, ante la evidencia de que estadounidenses y británicos ocultaron información a los soviéticos- y estos hicieron lo mismo- en un intento de obtener ventajas para la situación geopolítica que se instalaría tras el fin de las hostilidades.

En el mismo sentido, se especula con que uno de los motivos de los ataques nucleares estadounidenses a Japón fue acelerar la rendición de los nipones, antes de que los soviéticos estuvieran listos para un desembarco y se repitiera en ese archipiélago la misma situación que en Europa: una invasión a dos puntas, con los soviéticos apoderándose de los sectores que liberaban.