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Entrevistas

Mal paso

ENTREVISTA CON DAVID CÁMPORA

Entrevistado por Montevideo Portal, el ex dirigente del Movimiento de Liberación Nacional, David Cámpora, condenó el asesinato de Roque Arteche, pero advirtió también que no hay que magnificar el hecho.

13.06.2008

Lectura: 7'

2008-06-13T21:30:00-03:00
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Montevideo Portal | Pablo Méndez
@pablomendezmvd

La Suprema Corte de Justicia recibió esta tarde una denuncia contra el juez Luis Charles, por no aceptar una denuncia realizada por el Centro de Estudios de Derechos Humanos del Uruguay, dirigido por Hugo Ferrari. En la denuncia que será presentada la semana que viene, Ferrari acusa a la dirección del Movimiento de Liberación Nacional de asesinar a Roque Arteche, un preso común, que luego de unirse a las filas de los guerrilleros trató de robarles y fue ajusticiado en 1972.

Montevideo Portal habló con David Cámpora, integrante de la dirección del MLN, que en esa época estaba preso junto a Eleuterio Fernández Huidobro y varios de los denunciados. Cámpora coincide con lo expresado por Huidobro en cuanto a su responsabilidad como miembro de la dirección, pese a que rechazó la decisión y se enteró de ella después que Arteche fue ejecutado.

¿Usted recuerda el caso de Roque Arteche? ¿Cómo se enteró de su muerte? ¿Con quién compartía la celda?

Claro que recuerdo, no me acuerdo quiénes estaban en la celda porque cambiábamos mocho antes de la fuga para quedarse unos y fugarse otros. Yo estaba en la dirección interna de Punta Carretas y vino un compañero de la dirección del C1 y me informó, pero me informó cortito. "Pasó esto con fulano" y me comentario debe de haber sido "qué cagada" y punto ahí termina. Uno estando preso no funciona hacia fuera y cuando uno sale eso ya es campo trillado. Nada de esto justifica el hecho.

¿Tiene idea qué pasó con los restos de Roque Arteche?

Ni la menor idea, en esa época después que salí de la fuga, uno no piensa en esas cosas.

¿Era costumbre este tipo de ajusticiamientos?

No, era absolutamente excepcional y la resolución del Ejecutivo fue criticada abiertamente por los compañeros en la interna. Yo hablé con varios compañeros en el Penal de Punta Carretas y a todos nos pareció mal.

¿O sea que en aquel momento rechazaron el hecho?

Hay que desdramatizar la cosa. En la militancia de esa época vos te estabas codeando con la muerte a cada rato, la tuya y la que vos podías ocasionar y cualquiera de las dos eran bastante traumáticas. Te podían matar a vos o vos podías matar a alguien, esas reglas de juego estaban escritas desde el principio.

¿Cómo se vivía eso a nivel personal?

Nosotros no éramos ni militares preparados para matar y ejercer la violencia sistemática, ni unos salvajes descorazonados. Lo que tiene la violencia es que forma determinados corrales, o embudos, que más que una lógica es una ilógica de la violencia, una especie de espiral que siempre se escapa del control racional de los seres humanos normales. Por eso a los militares los preparan en escuelas donde sistematizan la arbitrariedad, el no pensar, el obedecer sin razonar. El ejercicio de la violencia sistemática es contraria al ser humano, por eso hay que recortarle algo educacionalmente al militar para que funcione en forma irracional, nosotros los tupamaros no teníamos nada de eso, ni ninguno de los otros grupos armados, nunca tuvimos esa preparación. Eso quedaba sustituido, solventado, por las convicciones, pero siempre desde un punto de vista más civil, por decirlo de alguna manera. En el ejercicio de la violencia uno siempre se estaba planteando los problemas desde el punto de vista humano y político.

¿Y cómo era esa evaluación en uno y otro plano?

Desde el punto de vista humano es horrible, por ejemplo el caso del peón rural Pascasio Báez y desde el punto de vista político es un error tremendo. En ese momento estás razonando políticamente siempre, toda tu vida es política, pero desde ese punto de vista también es incorrecto, está mal, son soluciones que a veces parece que las imponen las circunstancias. Un preso común, como les decíamos nosotros un preso social, que tiene una formación humana, limitada y deformada, que se integra a la organización, donde hay un gran respeto por los compañeros y una disciplina cerrada que te da la confianza entre unos y otros, es un error incorporarlo sin antes conocerlo profundamente y cuando el hombre se resbala porque está acostumbrado a resbalar. Desde el punto de vista de la "Justicia revolucionaria" no lo podés aplicar, desde el punto de vista militar, se pasa por encima de una cantidad de normas éticas, sociales por el peligro, el riesgo y la imposibilidad de aplicar otras medidas.

Sí, eso se ve claramente en los diferentes procesos revolucionarios.

Estos intentos revolucionados son una actividad anormal del ser humano, fuera de la norma. Los seres humanos se encuentran en peligro y a veces tienen que tomar actitudes sin saber mucho que hacer. Igual destaco que (el ajusticiamiento) nunca fue un principio ni una conducta general, es un error. No hay que justificarlo, pero no hay que magnificarlo. Estamos en el ejercicio de la violencia, la muerte está al lado. No hay que tratarlo solo desde el punto de vista humano, también hay que tratarlo desde el punto de vista político, porque es una organización político- militar y el error se asume y está dimensionado, no hay corrección posible.

¿Usted asume su responsabilidad en los hechos?

Lo que dijo el Ñato (Eleuterio Fernández Huidobro) yo me hago cargo de todo, porque el estaba en la dirección, pese a que él también estaba preso, es un poco la conducta que tenemos todos. Nos hacemos cargo de los éxitos y de los errores, en forma colectiva, aunque no hayamos participado de la resolución ni de la ejecución. Internamente lo criticamos.

¿Le gustaría que la persona que tomó la decisión y quien lo ejecutó salga a reconocerlo públicamente o les parece innecesaria esa conducta?

Los compañeros que lo resolvieron y los que lo hicieron no lo ocultan, ni lo ocultaron internamente. Hace poco un compañero (José Luis Rodríguez) salió a hacerse cargo de la muerte de (Artigas) Álvarez. No es cuestión de revolver en una olla vieja, para agitar periodísticamente, pero hacerse cargo sí. Yo creo que entre los tupas no hay vergüenza de ser o de haber sido tupamaros. No pasa como en otras guerrillas que se los demonizó; ahora hay gente que mantiene aquel criterio de hablar lo menos posible.

Depende cómo cada uno lo haya incorporado a su propia historia y qué evaluación haya hecho.

Claro, a algunos no les gusta hablar; aunque no tenga ningún cargo para hacer. No hablan de lo que hicieron bien ni de lo que hicieron mal. El hecho de autocriticarse, siempre se aplicó y en forma muy drástica, muy dura. Esto pasó hace 36 años, yo tengo una opinión crítica sobre este tipo de cosas, en particular en el caso de Pascasio Báez, porque desde el punto de vista humano es grave y desde el punto de vista ético y político. Un hombre del pueblo que no tenía nada que ver con nada y uno tomó la decisión de eliminarlo porque se iba a descubrir una parte importante de la infraestructura que teníamos: eran cosas. Estás aplicando el mismo criterio que aplica el capitalista, el burgués, sacrifico un ser humano porque quiero ganar plata, un antagonismo con el propósito revolucionario.

Leer nota sobre la denuncia

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